martes, 31 de enero de 2012

Dejarse mecer


haideé iglesias

Por la suave ondulación del agua
que lo mece, se adentra en un sueño
deliciosamente dulce.
Nada pide
Nada quiere
Dejarse mecer
en total y entregada confianza.
Todo cuanto necesita
ahí lo tiene.

Joven cisne negro,
el plumaje que te cubre
aún no se atreve a ser tan oscuro
y de gris plateado,
en el que casi se adivina el color del cielo
por el que navegarás,
teje suaves plumas.
Redondeados contornos
y cortas alas.
Crecerás,
y el cielo recortará tu silueta
así como esta ahora se refleja en el agua.

Dejarse mecer
en el aire
o en el agua.
Sólo eso,
dejarse mecer...

lunes, 30 de enero de 2012

Perfecta armonía

haideé iglesias

"La más blanda de todas las cosas del mundo domina las más duras. Sin forma definida, penetra incluso en lo que no tiene hendiduras.
Por ello advierto el valor de la No-Acción.
Sin embargo, en el mundo, pocos son los que entienden la enseñanza Sin Palabras y el efecto de la No-Acción. "

Laozi (Lao-tse)

viernes, 27 de enero de 2012

Simplicidad

haideé iglesias

miércoles, 25 de enero de 2012

Zen y depresión. Sentarse


¿Por qué no te sientas y cierras la boca?
Dainin Katagiri Roshi

En la depresión parece que existe una barrera entre nosotros y nuestra vida. La meditación se ocupa de atravesar esa barrera, de manera que puede ser una práctica muy apropiada para nosotros. La meditación es una de las pocas cosas que pueden realizarse en medio de la depresión, porque todo lo que nos pide es que nos sentemos, permanezcamos quietos y pongamos atención.

Cuando tenemos la sensación de que no hacemos nada a derechas, y de que hacer cualquier cosa requiere de un esfuerzo extremado, la meditación puede convertirse en una práctica maravillosa, porque es, a la vez, rigurosa y suave. El vasto cielo abierto que es la meditación es lo suficiente grande para incluir nuestra depresión. No tenemos que sentir que hay que dejar la depresión fuera; podemos llevarla con nosotros a la meditación.

En la meditación sentada enseñada por Dogen no hay pensamiento de ganancia o pérdida, ni de progreso que deba ser realizado, o de iluminación que deba ser alcanzada. Se lleva a cabo simplemente para explorar el momento de forma tan completa como sea posible.

Realizamos un esfuerzo total, pero se trata de meditación, no de un campo de entrenamiento de comandos. Llega el dolor y podemos esforzarnos al máximo para que no nos sobrepase ni sea la causa de que abandonemos. Por otra parte, tampoco buscamos el dolor al sentarnos, y si es muy intenso podemos descansar.

No es necesario sentarse en meditación durante un tiempo determinado, sólo mientras pueda. No hay una manera adecuada ni equivocada de practicarla. Si puede mantener la atención en la respiración aunque sólo sea durante dos segundos, eso es precisamente lo que hay que hacer. Regañarse o juzgarse no forma parte de la meditación, (puede ser parte de la depresión, pero la meditación puede ayudar a suavizar esa voz crítica).

Sólo necesita parar, sentarse, respirar y poner atención con todas sus fuerzas. No comparar este momento con la meditación de ayer, o de la semana pasada, o de hace dos minutos. Ahora, en este preciso momento, hágalo lo mejor que pueda.

La meditación no es nada especial o exótico. Simplemente es disminuir la velocidad para escuchar lo que hay en nuestro interior y lo que nos rodea. ES poner atención en cuerpo y mente a cada momento tal como éste ser presenta.

La meditación se realiza con mente y corazón, pero también con el cuerpo. Ponga atención a cómo se halla sentado. Mantenga la espalda estirada, en lugar de doblada o ladeada. Y si permanecer sentado le provoca un dolor insoportable, cambie de posición o pare.

Cuando fue por primera vez a ver a mi maestro zen después de empezar a meditar, tenía todo tipo de preguntas filosóficas, sobre todo de las cosas fantásticas que había leído. Pero a Katagiri Roshi no pareció interesarle mucho. Quería saber cómo iba mi respiración, si mi postura era sólida y equilibrada. Mencioné el dolor que sentía en las piernas y él me sugirió que empezase a probar sentándome en la postura de medio loto, aunque sólo fuera un poco. Sugirió que empezase a probar en la bañera.

Así fue. Nada de elevadas discusiones filosóficas, sólo preguntas acerca de mis rodillas y mi respiración.

La manera ideal de practicar meditación es hacerlo cada día. Algo tiene lugar con la práctica regular de la meditación, con el compromiso de meditar tanto en los días buenos como en los malos.

En primer lugar, la práctica diaria nos permite empezar a ver que de hecho no hay meditación buena ni mala. Simplemente lo hacemos lo mejor que podemos. Algunos días nuestra mente está tranquilla, nuestro cuerpo se siente a gusto, y nos encontramos en un periodo de silencio y alegría renovadores. En otras ocasiones no resulta tan fácil. Pero seguimos sentándonos y viendo lo que hay en nuestro interior y a nuestro alrededor, en este momento.

Podemos tratar con nuestra depresión de la misma forma. Cada día, sea bueno o malo, lo hacemos lo mejor que podemos. Ponemos atención en cómo nos sentimos. Nos reunimos con la depresión y la vemos tal como es, en éste y en cada momento.

Exploración complementaria

Sentado cómodamente y sintiendo la respiración en el vientre, practique el asentarse en la meditación.
Imagine que es un canto asentándose en un arroyo que corre deprisa, que cae con la corriente hasta que se asienta con todo su peso en el fondo arenoso. Sienta el peso de su cuerpo presionando en el asiento, así como las piernas y rodillas. Concéntrese en la respiración mientras ésta se asienta en su cuerpo y le sujeta al terreno sobre el que se halla sentado.
Si siente necesidad de levantarse o siente una corriente de energía que le levanta, piense en ella como en la corriente, que le levanta temporalmente del fondo del arroyo. A continuación asiéntese de nuevo en el fondo.
Al llenarse con la inspiración fíjese en cómo la energía le empuja hacia abajo, asentándole donde está. Al vaciarse con la respiración, sienta cómo se hace más pesado y vuelve a asentarse.
Mantenga la atención en el vientre y en el asiento. Si sus pensamientos le arrancan del asiento, piense: "Asentarse", y regrese al vientre y a su asiento. Fíjese cómo su intención de mantenerse asentado le ancla al fondo.
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Practique andar muy lentamente con atención, concentrándose en el pensamiento y la sensación de asentarse. Al inspirar y levantar el pie, sienta de nuevo la energía descendente que le empuja de nuevo hacia la tierra. Al espirar y posar el píe en el suelo, sienta todo el peso sobre ese píe.
Muévase igual que un canto se ve empujado por el fondo de un arroyo, demasiado pesado para elevarse, pero empujado por el fondo. Fíjese en ello cuando se olvide de poner atención. Si sus pensamientos vuelan y le alejan del fondo, vuelva a sentir la ener´gia descendente que existe en su andar, y suavemente vuelva a sentarse.
..........
Al menos una vez cada pocas horas, a lo largo del día, piense: "Asentado". Fíjese en cuándo se eleva, saliendo de sí mismo. Déjese asentarse en su vida y en quien es, y observe cómo la respiración fluye hacia el vientre, atándole y asentándole.

Realizar la exploración sólo si te sientes cómodo haciéndola. Recomendación del propio autor.

(Extraído del libro "El camino del Zen para vencer la depresión". Autor Philip Martin)

lunes, 23 de enero de 2012

Tontería

haideé iglesias

"Bendito", "feliz", "Iluso" y "alegre" son significados equivalentes y en ocasiones, suedosinónimos del término "tonto". La tontería irracional, extraña, singular y estrafalaria tiende a satisfacer plenamente el ´tipo oc niño tarambana. A los niños les gusta ser verdaderamente tontos, y eso es algo que los adultos casi nunca comprenden. La tontería proporciona una fuente simple y natural de felicidad y de júbilo a los pequeños. Ser tonto también desempeña algunas funciones muy serias en las etapas tempranas de la vida. El niño necesita la tontería para que su crecimiento mental u emocional sea sano y creativo. ¡Exactamente igual que los adultos!.

Los niños son comediantes por naturaleza. Les encanta investigar, identificarse y jugar con el inagotable baremo de posibilidades que les ofrece la tontería, lo absurdo. lo bobo. Una de las funciones más importantes de la tontería es que la acción de ser tonto ayuda a mantener la mente joven, fresca, viva y relativamente incondicionada. Cuanto menos tonta es una persona más condicionada está. La tontería permite a la mente respirar a pleno pulmón y liberarse de las telarañas y las coacciones del conformismo y la seriedad, así como de los insultos condicionantes y limitaciones adultos. "Una pequeña rebelión siempre es útil", escribió Thomas Jefferson.

Muchas veces, la tontería inspira creatividad, pensamiento original, invención o innovación. ¿Cuántas veces le han contado una idea realmente buena introducida por :"Sé que puede parecer una tontería, pero..." En efecto, en una ocasión el matemático y filósofo inglés Alfred North Whitehead escribió : "La pregunta "tonta" es el primer indicio de un desarrollo totalmente nuevo"; por su parte, Copérnico, el astrónomo polaco, fue considerado un verdadero tonto por haber afirmado que el sol, y no la tierra, era el centro del sistema solar; al principio, la idea del teléfono de Alexander Graham Bell fue catalogada de tontería; ¡y lo mismo ocurrió con la posibilidad de viajar a la luna!

A menudo, ser tonto equivale a tener razón. La tontería puede ser una excelente fuente de inspiración para la filosofía y la sabiduría en general. El tonto, el payaso o el bufón medieval era apreciado no sólo por su destreza en los juegos malabares, sino también por su juicio, percepción y capacidad de inventiva. Ingenio y sabiduría iban cogidos de la mano. La tontería puede sugerir un nuevo enfoque, una nueva perspectiva, un pensamiento lateral e ideas innovadoras. Los grandes pensadores siempre dedican algún tiempo a considerar el "factor tonto" ya que de este modo siempre se puede descubrir algún tesoro enterrado.

La tontería también sirve para sosegar, pacificar y controlar el ego. "Empezamos a crecer el día en que nos reímos de verdad, por primera vez..., de nosotros mismos", escribió Ethel Barrymore. La capacidad para reírse de uno mismo es una de las funciones básicas más importantes de la tontería. Para un adulto, el hecho de ignorar la relevancia de la tontería puede resultar muy triste, muy peligroso y por encima de todo, ¡francamente tonto!


Robet Holden


Mañana pongo el autor del escrito.

Se me olvidó... :)

Hoy es mañana :)))

miércoles, 18 de enero de 2012

Todo depende de cómo se dicen las cosas

haideé iglesias

En cierta ocasión, a Nasrudín le tocó juzgar un caso en el que el demandante expuso tan locuazmente sus razones que Nasrudín le dijo que tenía la razón.

Cuando le llegó el turno al demandado, logró convencer a Nasrudín de que también tenía la razón.

Los miembros del tribunal le dijeron que no podían aceptar que diera la razón a ambas partes, a lo cual Nasrudín les dijo:

–Creo que ustedes también tienen razón. Todo depende de cómo se dicen las cosas.

lunes, 16 de enero de 2012

Crepúsculo

haideé iglesias

Pared difusa,
en la luz enredada
creando una nueva concepción
del crepúsculo.
Sentado, una persona
recoge la luz
sin apenas gozarla.

Crepúsculo
para algunos una idea vaga.
Para otros,
tanta magia...

viernes, 13 de enero de 2012

Más allá del sujeto y el objeto

haideé iglesias


Quienes alcanzan la iluminación trascienden el sujeto y el objeto. Ésta es la única verdad fundamental.

Si trasciendes la diferenciación entre sujeto y objeto, cualquier momento del día se convierte en una ocasión única, y cualquier actividad cotidiana, como mirar, escuchar, comer o beber, se transforma en una oportunidad para alcanzar la iluminación.

No es cuestión de una práctica prolongada ni de efectuar grandes esfuerzos. Lo reconozcas o no, así son las cosas.

Por eso se dice: "Sólo la experiencia de la iluminación te permitirá comprender lo incomprensible".


Maestro Foyan

miércoles, 11 de enero de 2012

Zen y depresión. Sin expectativas


Eso no significa que no debamos crear cosas de cara al futuro. Significa que haríamos bien en no apegarnos a ningún resultado. Haríamos bien en concentrar nuestro esfuerzo en estar presentes en lugar de insistir en lo que el futuro debe ser.
Steve Hagen

No esperes nada.
Peter Natthiessen

Durante la depresión podemos pasarnos gran parte del tiempo albergando grandes expectativas. Queremos aferrarnos a algo, a cualquier cosa que nos prometa un final para nuestro sufrimiento, y colocar nuestras esperanzas en ello. O bien nos damos por vencidos y abandonamos al oscuro futuro que la depresión nos hace temer, abandonando toda esperanza.
No obstante, elegir cualquiera de esas alternativas sigue siendo vivir de expectativas. Cuando esperamos alivio –o más sufrimiento– nos olvidamos de dónde estamos en el momento presente, y por ello renunciamos a él. Y pese a todo, sólo en el momento presente, y en ningún otro lugar, podemos los seres humanos experimentar alegría, conexión y sanación.
Las expectativas nos mantienen alejados del momento presente. Podemos contar con la terapia, los cambios en la dite, o la medicación, acabarán con la depresión. Esperamos resultados positivos –puede que incluso la iluminación– de nuestra meditación. No obstante, todo ello trata del futuro. Nos hallamos atrapados en el futuro y dejamos de estar presentes en lo que somos y hacemos en el ahora, en busca de resultados.
La meditación es algo que podemos practicar sin tener en cuenta que nos reportará. Lo hacemos y eso es todo. Si utilizamos la meditación o alguna otra práctica espiritual para obtener algo, para mejorar o avanzar en algún camino, entonces la estamos utilizando de igual manera que lo utilizamos todo en la vida. Es como el coche caro, la ropa apropiada, la relación adecuada y todas esas cosas que esperamos que nos reporten felicidad en un futuro.
En lugar de ello, podemos recordar que este momento presente, tal cual es, tiene todo lo que necesitamos. Tenemos todo lo que necesitamos en nosotros en el momento presente. Lo único que hay que hacer es ocuparnos de nuestras vidas en este preciso momento.
Hay un dicho que afirma: "Cada día soy más y mejor". Sin embargo. lo que eso implica es que en este preciso momento no somos lo bastante buenos en lo que somos. En la meditación contamos con la oportunidad de empezar a ver que las cosas ya son perfectas tal como son. Eso no implica que no necesitemos autoayuda. En lugar de ello podemos practicar no-auto, no-ayuda.
No tener expectativas también quiere decir tener una mente abierta, una mente de principiante. Es estar presente en la valiosísima duda de la curiosidad y el cuestionar. Es soltar nuestras esperanzas de controlar un resultado. Es ofrecer nuestra compasiva y cálida atención a nosotros mismos y a todos los seres con los que nos relacionamos en este momento, y dejar que el futuro se encargue del futuro.
No tener expectativas es comprometernos de manera total con la vida humana.
Cuando carecemos de expectativas, nos entregamos al misterio. Nos preparamos para la maravilla que puede estar esperándonos en cada instante.

Exploración complementaria

Siéntese tranquilamente y ponga atención en cómo espera y anticipa el final de un período de permanecer sentado tranquilamente. Tal vez esté utilizando un reloj con alarma, o tal vez se esté sentando con alguien más, que tocará la campana cuando haya llegado el fin del período.
¿Se concentra en acabar? ¿Espera que el reloj suene ahora, que se haya acabado el tiempo, que pase el tiempo sin darse cuenta?
¿Puede apartarse de todo eso y concentrarse en cada momento tal como viene?
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Antes de empezar a sentarse, examine sus expectativas en cuanto a cómo se desarrollarán los minutos siguientes. ¿Se siente tranquilo de manera que será capaz de mantenerse quieto y sosegado? ¿O tal vez le duele la espalda, y está seguro de que lo pasará mal?
¿Qué ocurre con esas expectativas? ¿Permanecen en su mente? ¿Qué cariz toma todo de acuerdo con esas expectativas?
¿Puede reconocer sus expectativas y a continuación dejar que las cosas ocurran por si mismas, sin preocuparse de lo que espera? ¿Qué le parece sentarse con esa actitud?


Realizar la exploración sólo si te sientes cómodo haciéndola. Recomendación del propio autor.

(Extraído del libro "El camino del Zen para vencer la depresión". Autor Philip Martin)
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