lunes, 30 de abril de 2012

Silueta

haideé iglesias

Difuminada en las rectas que te sustentan... armonía en conjunción... Luz y forma evanescentes que arroban el corazón... 

viernes, 27 de abril de 2012

Zen y depresión. Geología emocional



Juro que la tierra será para el hombre o la mujer cabales.
La tierra está mellada y rota únicamente para el hombre o la mujer mellados y rotos.

Walt Whitman, Canto de la tierra rodante

En plena depresión traté de escribir sobre cómo me sentía. Escribí acerca de un profundo pozo oscuro, de un abismo que me atenazaba y fascinaba a la vez.
Al principio resultaba terrorífico e inhóspito, el último lugar que hubiera querido explorar. Pero aunque seguí conservando esa imagen más tarde me di cuenta de que podía penetrarlo y explorarlo para ver lo que contenía. Ya no sentía miedo de caer en su interior para descubrir que carecía de fondo, de que sólo se trataba de una negrura interminable. En lugar de ello, descubrí que podía realizar excursiones al interior del pozo y que en su interior había muchas cosas interesantes que observar.
La imagen cambió. Pude ver las plantas, flores y árboles que crecían a los costados del agujero. También había algunos animales pequeños que aprovechaban la escasa luz que pudiera existir. Y en lugar de una oscuridad sin fondo, hallé un fresco arroyo que burbujeaba en el fondo.
Hay un tipo de "minería" espiritual que puede llevarse a cabo durante la depresión. El agujero es sólo el principio, como la entrada al inframundo del que habla la mitología. Hay en su interior mucho mas que un mundo de descomposición y muerte. Las profundidades a las que se puede llegar durante la depresión pueden ser como el mundo subterráneo que encontró Alicia al explorar la madriguera del conejo aterrador pero extremadamente hermoso.
Ya no pienso que explorar la depresión implique un descenso al inframundo. Por el contrario, considero la depresión como geología espiritual y emocional. Explorar esa geología revela oro y gemas.
Pero incluso esos tesoros son cosas sin importancia. Lo que buscamos debe ser hallado a mucha más profundidad. Cuando atravesamos la superficie de nuestros mundos externo e interno, dejamos atrás el suelo increíblemente rico donde se turnan de manera infinita el nacimiento y la descomposición, y llegamos a un lecho de roca, a aquello que es sólido en nuestra vida.
Si perforamos la roca, bajo ella hallaremos agua. Aquí es donde encontramos los arroyos frescos, los lagos y ríos subterráneos. Ellos son los que nos proporcionan el sustento, la calma oculta. Aquí es donde tiene lugar el movimiento constante, donde se manifiesta la naturaleza fluida y cambiante de nuestra vida, que se halla bajo la aparentemente sólida base que imaginamos que existe.
También allí abajo se da la transformación alquímica de animales y plantas muertos y descompuestos. Transformados mediante el calor y la presión en combustibles fósiles, se convierten en la luz y energía de nuestra vida. Nos proporcionan calor, iluminan nuestro camino y nos ayudan a lo largo de nuestro viaje.
Finalmente, bajo todo eso hay pura energía. Autosuficiente, no dependiente de la luz del sol, ni del viento o del agua, se trata del centro derretido. Aquí hallamos el lugar donde son transformados pasión y deseo, al igual que una roca es transformada en lava. Una lava que fluye finalmente hacia la superficie, para volver a convertirse en piedra, para crear islas, continentes y nuevas tierras. Es el núcleo que también puede transformar nuestra vida. Aquí también encontramos la fuente de la gravedad, la fuerza que emana desde el centro para mantener todas las cosas unidas, al igual que nuestra vida está entrelazada con las vidas de todos los seres.

Exploración complementaria

Puede que antes se haya imaginado la depresión como un lugar. Puede que lo imaginase como un árido desierto, un denso bosque, un desfiladero brumoso, o tal vez como el fondo del océano. Realice una visita de regreso al lugar. Prepare las provisiones y el equipo que pudiera necesitar. A continuación, realice una cuantas excursiones a ese territorio; al principio serán viajes cortos y lentos.
¿Puede imaginar su depresión de manera distinta? En lugar de considerarla como un lugar feo, espantoso y de mal augurio, ¿puede imaginarlo como un lugar que puede ser explorado, un lugar con posibilidades? Realice su exploración con sentido de la curiosidad, de asombro. ¿Hay algún tipo de belleza que pasó por alto la primera vez? ¿Hay algún tipo de vida que no percibió? Al igual que si fuese un explorador en un país nuevo, trate de no ver éste con los filtros de su viejo mundo. ¿Qué es lo que ve que le interesa? ¿Qué le asusta? ¿Qué le sorprende o sobrecoge? ¿Hay algo que haya visto que quisiera traerse consigo y que pueda ayudarle en su viaje cotidiano? ¿Puede regresar con historias de maravillas y aventuras?
En un viaje de ese tipo, las personas suelen hacer algo más que regresar con nuevas experiencias:suelen regresar totalmente cambiado. Han aprendido lecciones nuevas, o hallado una fuerza o sabiduría que no sabían que poseían. Cuando realiza este viaje hacia la depresión con una mente y un corazón abiertos, ¿cuáles son esos dones internos con los que regresa?

Realizar la exploración sólo si te sientes cómodo haciéndola. Recomendación del propio autor.

(Extraído del libro "El camino del Zen para vencer la depresión". Autor Philip Martin)

miércoles, 25 de abril de 2012

Tersura

haideé iglesias

Hojas vivas
Color de vida
Savia viviendo
Tersura creciendo


lunes, 23 de abril de 2012

Trastornos de aprendizaje



Una de las satisfacciones que se reciben luego de escribir suficientes libros, es que la sociedad permite cosas que uno quería realizar, pero no podría. Típicamente, a esas alturas uno ya no recuerda bien cuáles eran, pero yo había anotada algunas. Cuando se me pidió que trabajara en un distrito escolar, había ciertas ideas que me motivaban. Una de ellas es la noción total de "trastornos de aprendizaje", "disfunción cerebral mínima", "dislexia" o "handicap educacionales". Son palabras llenas de prestigio, y lo que todas describen es que la enseñanza no está funcionando. 
Cada vez que un niño no aprende, los expertos rápidamente diagnostican un "trastorno de aprendizaje", aunque nunca aclaran "quién lo padece". Quizás se hayan fijado en que nunca lo llaman "problema de enseñanza". Siempre se supone que la explicación del fracaso es que el cerebro del niño es débil o está dañado, a menudo por presuntas causas genéticas. Cuando la gente ignora cómo cambiar algo busca una manera de justificar el fracaso, en vez de pensar cómo podrían patentar algo diferente que funcionara bien. Si parten del dogma que el chico tiene el lóbulo del aprendizaje cojo, entonces no hay remedio hasta que se perfeccionen las operaciones de transplantes de cerebro. 
Yo prefiero no explicar el fracaso de esta forma. Prefiero catalogarlo como una "disfunción de la enseñanza", y al menos dejo abierta la posibilidad de que podamos aprender a cambiarla. Si postulamos que se puede enseñar cualquier cosa a cualquier persona, averiguaremos donde esto no es verdad (aún). Pero si creemos que cuando alguien no aprende significa que no se le puede enseñar, entonces nadie ni siquiera lo intentará.
En el siglo pasado, todos sabían que el hombre podría volar. Y cuando los aviones llegaron a formar parte de la rutina diaria, la mayoría consideraba imposible enviar  a un hombre a la luna. Si uno adopta la actitud de que todo es factible, encontrarán que miles de cosas que antes se rotulaban como imposibles devienen en posibles. 
La totalidad de la idea de los "transtornos de aprendizaje" se basa principalmente en viejos estudios neurológicos de "estirpación", que obedecen a un esquema bastante primitivo del funcionamiento del cerebro: que puedes imaginar lo que algo aporta, observando qué sucede cuando se ha roto. Encontraban una lesión enuna parte del cerebro de alguien privado del lenguaje, y afirmaban "Ahí es donde reside el lenguaje". Esa e la misma lógica implícita en cortar un cable del televisor. Para algunas de las áreas más primitivas del cerebro hay un cierto grado de localización de funciones. Sin embargo, también se constato hace años que un niño puede perder un hemisferio cerebral completo y aprender todo lo nuevo, perfectamente, con el otro. 
Evidencias recientes tienden a sepultar una enorme cantidad de dogmas neurológicos. En un reciente estudio de tomografía con rayos X descubrieron a un graduado universitario, muy inteligente, con ventrículos cerebrales tan agrandado ¡que su corteza sólo tenía un espesor de un centímetro! La mayor parte de su cabeza estaba llena de líquido, y de acuerdo al dogma no debería haber sido capaz ni de levantarse en las mañanas, menos de soñar siquiera con matricularse en la universidad. 
Otro viejo dogma es que en los vertebrados no se forman nuevas neuronas después del nacimiento. El año pasado se comprobó que el número de neuronas en la parte del cerebro que usa el canario macho para cantar, se duplica en la parte del cerebro que usa el canario macho para cantar, se duplica cada primavera y en seguida muere la mitad de ellas durante el resto del año.
En otro estudio encontramos que si se le corta un dedo a un mono, la parte del cerebro encargada de activar el dedo faltante es usada por los dedos próximos dentro de unas pocas semanas, y esto determina que los restantes dedos sean más sensibles que antes. Toda la información última apunta a que el cerebro es mucho más flexible y adaptable de lo que presumíamos. 
Nunca compartí la idea de que los niños exhiban "déficits educacionales", porque nunca supuse que el leer fuera primariamente genético. Un niño puede aprender a hablar en tres años, ¡incluso en la selva, sin padres doctorados! ¿Por qué debería demorar diez o más años el enseñarle a leer lo mismo que ya sabía hacer? Los niños en los ghettos comprenden tres idiomas a la vez, y pueden escribir toda clase de cosas en códigos secretos. Pero el método de enseñanza en los colegios produce una situación en la que algunos niños no aprenden a leer. Más de alguno de ustedes recordará clases en las que no aprendían mucho a raíz de la forma atroz en que se presentaba la materia. 
Aprender a leer no es realmente tan complicado. Todo lo que se requiere es conectar la imagen de la palabra con el sonido de la palabra que ya conocen. Si saben la palabra hablada, ya han conectado el sonido con una experiencia de lo que la palabra significa. Cuando niños, probablemente aprendieron bien temprano que el sonido "gato", significaba una cosita suave, peludita, que se movía, que tenía garras y maullaba. El cómo logran eso en su cerebro es oír la palabra "gato", al mismo tiempo que evocan su experiencia de la vista, sonido y sensaciones de un gato. Entonces, si alguien pronuncia la palabra, esa experiencia está ahí en su mente, y si oyen, ven o tocan un gato ahí está el sonido adecuado. La lectura, pues, agrega una imagen de la palabra a lo que ya conocen. Cuando ven la palabra "perro". obtienen en su mente un sonido y una imagen diferente que cuando ven la palabra "gato".
Esto parece bastante elemental, y lo es. Sin embargo, hay una enorme cantidad de artificios escritos sobre problemas de lectura, y una impresionante cantidad de esfuerzos se dedican a procurar resolver problemas de lectura. Por el contrario, hay un grupo entrenado en PNL, en Denver que trabaja con toda clase de problemas educacionales. Garantizan la superación del nivel de lectura de un niño, medido por test standard, en un mínimo de un grado en 8 sesiones de una hora. Generalmente pueden progresar más en un tiempo más corto. 
En los últimos tres años sólo han pagado la garantía en una ocasión. El único prerrequisito es que el niño posea estabilidad muscular para usar sus ojos, de modo que pueda ver lo que está leyendo. 

Richard Bandler


*** *** ***

Si, difícilmente se reconoce que puede ser uno el que no encuentra el modo de comunicarse con el otro. Viví esa experiencia en la facultad. Pienso que es una nefasta forma de comportarse ante las dificultades que surgen en un mundo tan cambiante, y más, si hablamos de la enseñanza en niños, y no sólo. (Pienso en acontecimientos que han ido surgiendo según vivo la experiencia de escribir en un blog.) Un mundo tan cambiante en unos aspectos, mas... que poco en otros... La fragmentación y el miedo. O miedo y fragmentación. El uno antecede a la otra.

viernes, 20 de abril de 2012

Zen y depresión. Trabajo


Hyakujo solía trabajar en su templo incluso a la edad de ochenta años, recortando los jardines, limpiando la maleza y podando los árboles. Los monjes sentían pesar al ver al anciano maestro trabajando tan duramente, pero sabían que no haría caso de su recomendación de dejar de trabajar, así que le escondieron las herramientas. Ese día el maestro no comió, ni tampoco al día siguiente. Los monjes acabaron devolviéndole las herramientas. Ese día Hyakujo trabajó y comió, como hacía antes. En su charla vespertina les dijo: "Sin trabajo no hay comida".
Historia Zen

Un monje de le dijo a Joshu:
–Acabo de entrar en este monasterio. Por favor, maestro, instrúyeme.
Joshu le preguntó:
–¿Te has tomado tus gachas de arroz?
El monje contestó:
–S, lo he hecho.
Joshu replicó:
–Entonces, ve a lavar tu cuenco.
El monje alcanzó una cierta iluminación.
Mumonkan, Caso 7

La depresión se caracteriza por la lentitud, por la inactividad y por una incapacidad para tomar decisiones y llevar a cabo acciones. Hay mucho que aprender de esta faceta de la depresión, pero hay ocasiones en las que a pesar de ello debemos pasar a la acción.
Porque la actividad es importante a la hora de curar la depresión. Se ha demostrado que hacer ejercicio es eficaz como atenuante de la depresión. Además, llevar a cabo algo, lograr algo, ser útil, puede ayudarnos enormemente a superar nuestra sensación de inutilidad. Y el hecho es que, aunque hay mucho que aprender y obtener del silencio, la calma y la introspección, hay ciertos trabajos que debemos realizar para mantener nuestras vidas. Debemos cocinar los alimentos, limpiar la casa, cuidar de los niños y lavar la ropa.
Solemos considerar la meditación y la práctica zen como algo inmóvil, pasivo, inactivo: muchas de las mismas características que aplicamos a nuestra depresión. Pero en la meditación llega un momento en que debemos levantarnos del cojín y hacer algo. Incluso en un intensivo de meditación zen, la meditación está entretejida con la actividad; la tarea de preparar las comidas,lavar los platos y el mantenimiento del edificio y sus terrenos.
En los monasterios zen tradicionales, el trabajo del cocinero jefe se le encargaba a un monje veterano como parte de su práctica espiritual. Tampoco dejaba mucho tiempo para meditar. En esta situación podemos ver el énfasis dual del zen: sobre la actividad y el trabajo por una parte, y en el silencio y la quietud por otra.
Al igual que los monjes de un monasterio zen, en lugar de considerar el trabajo como una desagradable necesidad, podemos considerarlo como parte de nuestro camino y práctica espiritual. Podemos permanecer conscientes y atentos mientras llevamos a cabo nuestras actividades.
También podemos considerar el trabajo como parte de nuestro proceso de curación, y concederle la misma importancia que le damos a cualquier otra cosa que hacemos con ese fin. Lavar los platos, limpiar el coche, acudir a nuestro trabajo puede sernos de tanta ayuda como cualquier otra cosa que hagamos. No tiene por qué ser un gran logro,; sólo tenemos que hacer un esfuerzo para levantarnos y hacer algo cada día, eso marcará una diferencia y nos hará avanzar por el sendero de la curación.
En nuestra vida podemos hallar el equilibrio entre quietud y actividad. Al hacerlo podemos empezar a vivir de manera que todas las cosas se conviertan en oportunidades de aprender y curar. Podemos participar de manera total en el mundo con atención plena y compasión, no sólo en la relativamente cómoda esfera del silencio y la calma, sino en el ruidoso y desordenado mundo de la vida humana.

Exploración complementaria

Ponga su atención el alguna tarea que deba realizarse. En lugar de hacerlo corriendo para poder acabar, trate de prestar la misma atención a su trabajo que la que prestaría a su respiración durante la meditación.
Realice el trabajo sin prisas, de manera que pueda llevarlo a cabo con total atención. Concéntrese en las sensaciones y experiencias del trabajo, no en su finalización. Su objetivo es la atención que pone, no el trabajo que hay que hacer.
Si barre el suelo, fíjese en la sensación de la escoba en su mano, en el sonido que hace al pasar por el suelo, en los remolinos de polvo que levanta a su paso.Si está lavando los platos, sienta el agua jabonosa en el plato, el agua caliente, la respiración en el vientre, el peso de su cuerpo en las plantas de los pies.
Cuando haya finalizado la labor, no se apresure a hacer la siguiente. Fíjese en su respiración. Tómese un momento para sentir el espacio existente entre ambas tareas, como un silencio entre notas musicales.

Realizar la exploración sólo si te sientes cómodo haciéndola. Recomendación del propio autor.

(Extraído del libro "El camino del Zen para vencer la depresión". Autor Philip Martin)

miércoles, 18 de abril de 2012

El Sol y la Luna

(Imagen de autor desconocido para mi)

Un día un amigo le preguntó a Nasrudín qué era más importante, el Sol o la Luna, a lo que sin titubear respondió:
–La Luna.
Estupefacto, el amigo le preguntó por qué.
–Porque la luz es más necesaria de noche que de día –contestó Nasrudín.

lunes, 16 de abril de 2012

Dulzura

haideé iglesias

Fluye el movimiento del agua,
como la mente fluye. 
Ondas en vaivén, 
sonidos dulces,
arropan la vida en el agua. 
Minúsculos peces
moviéndose al ritmo de las ondas. 
Se dejan llevar... 

viernes, 13 de abril de 2012

El arte de la paz XIII

haideé iglesias

"Los antiguos guerreros utilizaron pilares y árboles como escudos, pero no sirven. Tampoco puedes confiar en otros para protegerte. Tu espíritu es el verdadero escudo".

Morihei Uesiba 

miércoles, 11 de abril de 2012

Convertir las Dificultades en el Camino

haideé iglesias

"La tradición budista tibetana instruye a los principiantes en una práctica conocida como Convertir las Dificultades en el Camino. Lo cual implica aceptar conscientemente los sufrimientos no deseados, las penas de nuestra vida, las luchas con nosotros mismos y el mundo exterior, y utilizarlas como base para alimentar nuestra paciencia y compasión, la herramienta para desarrollar una mayor libertad y nuestra verdadera naturaleza de Buda. Las dificultades se consideran de tanto valor, que la oración tibetana que se recita antes de cada pasa de la práctica realmente pide:

Concédeme en este viaje las dificultades y sufrimientos apropiados para que mi corazón pueda despertar realmente, y mi práctica de liberación y compasión universal pueda ser realmente satisfecha.

En el mismo espíritu, el poeta persa Rumi escribió sobre un sacerdote que rezaba por los ladrones y los pillastres de la calle. ¿Por qué?

Porque me han hecho favores tan generosos
Cada vez que doy la espalda a lo que quieren
Acudo a ellos. Me golpean y me dejan 
en el camino, y vuelvo a comprender, que lo que quieren
no es lo que quiero.
Aquellos que te hacen volver, por cualquier razón,
al espíritu, agradéceselo.
Preocúpate por aquellos que te dan 
deliciosas comodidades que te alejan de la oración.

La mayoría de las veces, lo que alimenta nuestro espíritu es lo que nos pone cara a cara con nuestras mayores limitaciones y dificultades. Millarepa fue un famoso yogui tibetano que, de joven, hizo daño a mucha gente usando sus poderes psíquicos. Pero después, cuando encontró a un maestro auténtico, éste le hizo trabajar durante años sin utilizar sus poderes, construyendo y derribando a mano, piedra a piedra, tres grandes casas de piedra. Mediante este esfuerzo aprendió a ser paciente, humilde y agradecido. Estas dificultades lo prepararon para recibir, y comprender, las enseñanzas más elevadas. 
Mi maestro Achaan Chah lo denominaba: "práctica contra el hilo" o "afrontar las propias dificultades"- Cuando consideraba que estaban preparados, enviaba a mojes miedosos a meditar al cementerio durante toda la noche, y los perezosos eran inevitablemente destinados a tocar la campana para despertar a las 8:00 A.M., por todo el monasterio."

Jack Kornfield 

Cómo me recuerda Millarepa, de joven, al que fue mi maestro... Espero que también logre iluminarse.

lunes, 9 de abril de 2012

Los que saben no almacenan

haideé iglesias

Un erudito de la antigüedad, que cargaba con un montón de libros, se encontró con un eremita en el camino. El eremita dijo: "Los servidores públicos actúan en respuesta a los cambios y los cambios se producen en el tiempo; por lo que , aquellos que conocen el tiempo, no actúan de forma predeterminada. Los libros son producto de las palabras, y las palabras provienen de aquellos que saben; así que los que saben no almacenan".

El Tao de la política

miércoles, 4 de abril de 2012

No sigas al rebaño


(Imagen de autor desconocido para mi)

Al atacar a un rebaño, una tigresa dio a luz y poco después murió. El cachorro creció entre las ovejas y llegó él mismo a tomarse por una de ellas. Se esforzaba por comer hierba, lo cual no le gustaba nada, y por balar, lo cual le era muy difícil. Cuando un chacal se acercaba al rebaño, el joven tigre, imitando a los corderos, huía aterrado. Era sumamente apacible, pacía y balaba, ignorando por completo su verdadera naturaleza. Así transcurrieron algunos años.
Un día, un tigre adulto surgió en lo alto de un peñasco que dominaba una llanura. Todos los corderos huyeron, y el tigrecito con ellos.
El tigre persiguió al rebaño y agarró al tigrecito por la piel del cuello. Le preguntó, intrigado:
–Oye, ¿por qué te comportas como una oveja, si tu eres un tigre?
Pero el tigre-oveja baló asustado.
Se lo llevó. El pequeño tigre temblaba de miedo y ya se veía devorado. Llegaron a la orilla de un río. El tigre, dejó al tigrecito en el suelo, y lo empujó hasta el borde del río. Entonces se sentó a su lado e inclinó su cabeza sobre el agua. De esa forma, el tigre y el tigrecito se vieron reflejados, el uno al lado del otro. El tigrecito vio que se parecía al tigre adulto, pero no se convenció totalmente.
El tigre-oveja seguía creyéndose una oveja, hasta tal punto que cuando el tigre recién llegado le dio un trozo de carne ni siquiera quiso probarlo. "Pruébala", le ordenó el tigre. Asustado, sin dejar de balar, el tigre-oveja probó la carne. En ese momento la carne cruda desató sus instintos de tigre y reconoció su verdadera y propia naturaleza. El tigrecito comprendió cuál rea su verdadera condición, y los dos animales se alejaron juntos.

(Cuento recogido por Yosano Sim y Pedro Palao Pons)

Cuántos de nosotros vivimos convencidos de ser aquello que los demás dicen que somos. Representamos personaje tras personaje para sentir que no desentonamos con lo que dice el grupo en el que vivimos y... nos olvidamos de esas vocecitas que nos están recordando constantemente: "Esto a mi no me gusta, ¿por qué lo hago?" o "Me callo, porque van a pensar que estoy loco si digo lo que estoy pensando" o "Si yo quiero hacer esto, ¿por qué siempre acabo haciendo lo que otros quieren?"... Y... últimamente hay tanto experto diciéndonos lo que hay que hacer... que seguimos sus directrices sin pararnos a pensar si realmente es aquello que necesitamos, si eso que me dicen que haga es mi verdadera naturaleza. Personaje y persona no son lo mismo. Así como no es lo mismo el ego que el Yo Superior. Uno nace de la confusión y el otro de la comprensión última, estar despierto reconociendo la esencia en vez de dejarse llevar por las muchas representaciones que adoptamos para sobrevivir, tal y como hacía el tigrecito. La adaptación, esa gran potencialidad del cualquier ser vivo mas, a los humanos, y no sólo, nos esclaviza más que nos libera. Depende de nosotros descubrir como nos puede ayudar a ser libres. Porque lo mismo que uno se adapta a sobrevivir, esa capacidad, o potencialidad, también le ayuda a adaptarse a todo lo nuevo que surja en el continuo vivir para conseguir reconocer que es la libertad. Entonces uno ya no necesita adaptarse. Aparece así la aceptación, aceptación que nace de la libertad del corazón y no de la necesidad del ego.
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