Creada originalmente por Haideé Iglesias
Se ha escrito ya muchas veces y en muchos otros lugares. No importa, es bueno tenerla presente una y/o las veces que sean necesarias.
Camina plácidamente entre el ruido y la prisa,
y recuerda que la paz puede encontrarse en el silencio.
Vive con todas las personas en tan buenos términos
como te sea posible sin rendirte.
Di tu verdad tranquila y claramente;
escucha a los demás incluso al torpe e ignorante,
ellos también tienen su historia.
Evita a las personas ruidosas y agresivas,
son vejaciones para el espíritu.
Si te comparas con los demás puedes volverte vanidoso y amargado,
porque siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú.
Disfruta de tus logros así como de tus planes.
Mantén el interés en tu propia carrera,
aunque sea humilde;
es un verdadero tesoro en los cambiantes fortunas del tiempo.
Sé precavido en tus negocios,
porque el mundo está lleno de trampas.
Pero no por esto te ciegues a la virtud que puede existir;
mucha gente lucha por altos ideales y en todas partes la vida está llena de heroísmo.
Sé tú mismo.
Especialmente,
no finjas afectos.
Tampoco seas cínico respecto al amor,
porque frente a toda aridez y desencanto el amor es perenne como la hierba.
Recoge mansamente el consejo de los años,
renunciando graciosamente a las cosas de la juventud.
Nutre tu fuerza espiritual para que te proteja en la desgracia repentina.
Pero no te angusties con fantasmas.
Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.
Junto con una sana disciplina,
sé amable contigo mismo.
Tú eres una criatura del universo,
no menos que los árboles y las estrellas;
tú tienes derecho a estar aquí.
Y tanto si te resulta evidente como si no,
el universo se desenvuelve como debe.
Por tanto,
manténte en paz con Dios,
de cualquier modo que lo concibas
y cualesquiera que sean tus trabajos y aspiraciones,
en la ruidosa confusión mantén paz en tu alma.
Con todas sus farsas,
trabajos y sueños rotos,
este sigue siendo un mundo hermoso.
Sé alegre. ¡Esfuérzate en ser feliz...!