(Obra de autoría desconocida para mi)
Un hombre llegó con su saco de trigo a un molino y, viendo allí otros sacos de harina, vació el suyo y empezó a llenarlo con la harina de los otros sacos.
El molinero, al verlo le dijo:
–¿Se puede saber qué haces?
–Soy un hombre imbécil –replicó–, así que actúo según mi pobre juicio.
–Si eres un imbécil, ¿por qué no coges trigo de tu saco y lo pones en los sacos de los demás? –preguntó el molinero.
–Porque soy un imbécil común, para hacer eso debería ser un gran imbécil.
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