haideé iglesias
Un hombre se presentó a un maestro y le dijo:
–Mi anterior maestro ha muerto. Él era un hombre santo capaz de hacer muchos milagros. ¿Qué milagros eres tú capaz de realizar?
–Yo cuando como, como; cuando duermo, duermo –contestó el maestro.
–Pero eso no es ningún milagro, yo también como y duermo.
–No. Cuando tú comes, piensas en mil cosas; cuando duermes, fantaseas y sueñas. Yo sólo como y duermo. Ese es el milagro.
Escuchar, escuchar, escuchar.
Atención, atención, atención.
Humildad, humildad, humildad.
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