miércoles, 2 de abril de 2014

Súplica del árbol

haideé iglesias

HOMBRE,

Yo soy el calor de tu hogar durante las frías noches de invierno.
Y la sombra amiga cuando te quema el sol de verano.
Soy el armazón de tu casa y la tabla de tu mesa. 
Soy la cama en al que duermes, la madera con la que construiste tus barcos.
Soy el mango de tu azada y la puerta de tu vallas.
Soy la madera de tu cuna y también la de tu ataúd. 
Escucha mi plegaria, ¿quieres?


HOMBRE,

Déjame vivir para nivelar los climas y favorecer el nacimiento de las flores.
Déjame vivir para detener los tifones y evitar las tempestades de arena.
Déjame vivir para calmar a los vientos y a las nubes y atraer la lluvia, que es la que proporciona


LA VIDA EN LA TIERRA.

Déjame vivir para que pueda evitar las inundaciones que matan a la gente.
Soy la fuente de todos los ríos, la fuente de todos los arroyos.
Soy la VERDADERA RIQUEZA del Estado y también ayudo a prosperar al más pequeño de los pueblos.
Y mi verde manto embellece tu país.


HOMBRE,

¡Escucha mi plegaria!
¡NO ME DESTRUYAS!

(Antiguo texto de un sabio indo-chino)

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