martes, 11 de junio de 2013

La alquimia de la voz (XV) La máscara de la voz


El alma se revela a sí misma a través de la voz
Longfellow

Nuestra voz es la fuerza inspiradora y vital de nuestro ser, y por ello uno de los espejos más fieles de nuestra vida interior, de nuestra salud, estabilidad, alegría, dolor o desinterés. Cuando escuchamos la voz de otra persona, al instante sabemos si se siente relajada o tensa, alegre o enfadada, abierta a la comunicación o cerrada. La voz es el proyecto de la naturaleza psicofísica de una persona, además del canal para su integridad. 
En el antiguo mundo grecorromano existía la creencia de que si el individuo hablaba con integristas, o integridad, estaba indicando lo "firme" o completo que era. Para aquellas gentes era importante que el individuo estuviera plenamente integrado, tanto física como mental y emocionalmente, para poder seguir el sendero "sincero y honesto". Es interesante observar que el término sincero quiere decir "carente de cera". Durante el Renacimiento italiano, cuando las obras maestras como el David de Miguel ´mangle se creaban en mármol, si la piedra tenía algún defecto se empleaba cera para rellenar las grietas y esconder los errores, dando a la obra una aparente perfección. Por eso, una cosa que no tiene imperfecciones es "sin cera".

A menudo, el tono de nuestra voz dice más acerca de nosotros mismos que las palabras que elegimos. Por ejemplo, el orador sano y equilibrado tiene una riqueza vocal bien modulada y clara, como si al hablar estuviera contando lleno de alegría. Sin embargo, la voz de una persona que se siente tensa, mal o deprimida puede aparecer forzada, llena de tensión o volcada hacía dentro. Cuando manifestamos introversión, nuestra mandíbula se tensa y el tono de voz se vuelve "cascado", puesto que está encerrado en la garganta, como si estuviéramos reteniendo nuestra voz para evitar que descubriera nuestras verdadera naturaleza. Piensa, por ejemplo, en cómo suena un adolescente cuando se siente culpable o incómodo por haberse comportado mal. 
La voz que desarrollamos al madurar no es sólo algo que nos venga "dado" de nacimiento. Más bien podemos afirmar que se ha visto afectada, en su desarrollo hacia la madurez, por factores procedentes de las experiencias vividas, sociales, del entorno y culturales. Es decir, la voz adulta ha estado sometida a muchas influencias externas y se vio afectada por las elecciones interiores que realizamos al desarrollar la conciencia; elecciones que pudieron ser conscientes o inconscientes. 
Yo creo que muchas personas de los países occidentales esconden su verdadera riqueza vocal tras una "máscara"; han adoptado una voz que transmita una imagen que sea aceptada por la sociedad. La "máscara de voz" es como una capa protectora exterior que esconde la cualidad más interna de nuestra persona con todos los sentimientos que la acompañan. La "máscara de voz" puede hacer que el individuo se sienta más aceptable para la sociedad o con más capacidad de ascender en el trabajo. Sin embargo, y por el contrario, pues es un nivel instintivo sabe que su verdadera integridad, su auténtico poder, están siendo restringidos. Con la "máscara de voz" puesta, la persona no puede hablar claro ni permitir que se muestre su verdadero ser, puesto que el "sentimiento" está preso en su interior. 
Muchos de nosotros comenzamos a adoptar una voz que hemos elegido desde una edad muy temprana, cuando las influencias y expectativas sociales nos hacen saber lo que debemos hacer y ser para "encajar". En consecuencia, no somos conscientes del hecho de que tenemos una voz más auténtica que no se ha expresado. Tomemos, por ejemplo, al rígido jefe que se siente inseguro, lo que le hace producir siempre una impresión reservada, rígida e inflexible. Una persona así puede emitir un sonido excesivamente "nasal", corriente en aquellos que miran por encima del hombro a las demás personas; probablemente su mandíbula esté tensa y los tonos vocálicos sean cortantes. O pensemos en la mujer que se queda en casa, aparentemente atrapada por su vida doméstica, que se siente encerrada o asfixiada y que añora la oportunidad de realizarse más allá del limitado mundo del hogar. Puede que tenga una voz forzada que refleje cómo se siente: pequeña, y carente de apoyo.  Hablar significa proclamarnos a nosotros mismos en el mundo; una vez que nos hemos mostrado ya no nos podemos esconder.
En el presente capítulo vamos a esbozar el desarrollo de la voz y las condiciones, influencias y elecciones que afectan desde la niñez hasta la edad adulta. También te pediré que escuches tu propia  voz y contestes a la siguiente pregunta: "¿Qué es lo que cuenta de mí voz?", para que puedas lograr un entendimiento del modo en el que hablar y suenas con una voz que sientes como auténtica. En los dinteles de la puertas del mundo antiguo estaba inscrita la frase "SE AUTÉNTICO CONTIGO MISMO O CONÓCETE A TI MISMO"; ésta es la energía que recrearemos a lo largo de este capítulo. 

(Texto extraído del libro "La alquimia de la voz". Autor Stewart Pearce)

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