viernes, 23 de octubre de 2015

Tao Te Ching IV

haideé iglesias

El Tao es una vasija vacía.
Pero su contenido nunca se agota.
Insondable, parece ser el origen de todas las cosas.
El Tao suaviza los filos, 
desenreda lo enmarañado,
atenúa lo brillante, 
se une con el polvo.
Está profundamente oculto, pero nunca ausente. 
No se de quién es hijo. 
Parece anterior a Dios.


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