jueves, 31 de marzo de 2011

Los manipuladores (I) ¿Cómo es el manipulador?


¿Cómo es el manipulador?

Si bien es posible enumerar una serie de características generales que los identifican, existen particularidades que desarrollaremos a continuación:

Algunas características generales de los manipuladores

1. Utilizan múltiples camuflajes para confundir a sus víctimas.

2. Algunos son fácilmente irritables, reaccionan desmesuradamente ante cualquier circunstancia que les moleste. Pueden llegar incluso a ser violentos.

3. Algunos se muestran amables y seductores socialmente y en la intimidad con su víctima se comportan de manera opuesta.

4. Son generalmente impredecibles. Nunca se sabe qué es lo que los enoja y cómo actuarán en consecuencia.

5. Se desentienden de sus propias responsabilidades, logran transferirlas a los demás y los cuestionan cuando los resultados no son los que ellos esperaban.

6. Son muy eficaces para lograr sus fines a costa de otras personas.

7. Inducen a los otros a hacer cosas que no harían a partir de sus propias convicciones.

8. Sus demandas son imperativas, incluso pueden recurrir a "forzar" razones lógicas para lograr sus propósitos.

9. Utilizan seudoverdades universales aprovechando los principios morales de los demás para satisfacer sus necesidades. Como por ejemplo, la caridad, la tolerancia o el perdón.

10. Pueden llegar a la amenaza o al chantaje de forma abierta o encubierta.

11. Carecen de empatía. No tienen en cuenta las necesidades, demandas y deseo de los otros aunque proclamen lo contrario.

12. Desprecian los sentimientos y puntos de vista de los demás.

13. No expresan claramente sus demandas, necesidades, sentimientos u opiniones; pretenden que los demás adivinen lo que ellos quieren o necesitan.

14. Responden generalmente de forma confusa.

15. Se enojan cuando se les solicita que aclaren o amplíen la información.

16. Comunican sus mensajes de manera indirecta, especialmente cuando deciden no enfrentar una situación que les resulta incómoda. Utilizan a otras personas para que transmitan sus mensajes o lo hacen a través del teléfono o de una nota escrita.
(Nota de mi autoría: Es difícil que usen algo que les pueda comprometer, así que una nota escrita no es factible que la dejen; pueden decir que la han dejado y que el otro no la ha encontrado, esto si, retorcidos ellos. haideé).

17. Tienen gran versatilidad para cambiar de tema de acuerdo con sus necesidades. Utilizan ardides para focalizar la conversación en un punto que resulte más conveniente para ellos.

18. Piensan que los demás deben saberlo todo y responder inmediatamente a sus preguntas sin otorgar el tiempo necesario para que las otras personas piensen la respuesta.
(Nota de mi autoría: Si llega el caso en el que a él se le piden explicaciones, alargará el tiempo o se hará el loco para no dar ninguna. haideé)

19. Sus opiniones, sus comportamientos y sus sentimientos pueden variar según las personas o las situaciones de las que se trate.

20. A pesar de ser ellos mismos muy cambiantes, no admiten que los otros lo sean. Hacen creer a los demás que no deben cambiar nunca de opinión.

21. Son muy permisivos consigo mismos y muy intolerantes con los demás. Las reglas están para que las cumplan otros.

22. Disimulan sus errores y jamás los reconocen, aunque exista evidencia en su contra. No admiten críticas de ningún tipo.

23. No toleran los errores de los otros. Hacen creer a los demás que deben ser perfectos.

24. Son proclives a acusar a la persona vulnerable de sus defectos o errores.

25. Critican constantemente a todos y a todo. Ponen en duda las cualidades, la competencia y la personalidad de los demás. Critican enmascarada y abiertamente.

26. Lo distinto los asusta, porque los desplaza de los patrones conocidos donde se sienten seguros de poder ejercer eficazmente el control.

17. Para atenuar sus propias inseguridades, desvalorizan y juzgan. Se creen poseedores de un don especial que los hace infalibles y sabios.

28. Suponen que los demás son ignorantes e intentan hacer notar la superioridad que ellos creen tener.

29. Son egocéntricos, consideran que el mundo gira a su alrededor.

30. Culpabilizan constantemente a los demás aprovechando y explotando el vínculo familiar, la amistad, el amor, la ética profesional, etc. Son expertos en la estrategia de "echar la culpa a los demás".

31. Suelen no escuchar respetuosamente ni con el tiempo suficiente lo que los demás exponen salvo cuando ellos tienen algo para ganar.

32. Suelen sembrar cizaña y levantar sospechas para desestabilizar a los que consideran sus oponentes.

33. Suelen eludir las entrevistas o las reuniones que no les resulten ventajosas, aún habiendo comprometido su asistencia con anterioridad.

34. La mentira es uno de sus principales recursos.

35. Hacen interpretaciones deformantes de la realidad.

36. Pueden ser muy celosos y controladores.

37. Juegan con el tiempo de los demás, esperan hasta el último momento para hacer el pedido o para dar una orden.

38. Pueden ser muy seductores. Dotados de gran intuición, suelen descubrir rápidamente qué tipo de seducción es más efectiva en la conquista de cada víctima. Algunos utilizan la seducción en forma de halagos o regalos, otros seducen "vendiendo" una imagen de seguridad o protección, etc.

39. Entrampan a sus víctimas produciéndoles una sensación de malestar y de asfixia por falta de libertad.

40. Logran convertirse en el tema central de conversación de las personas que los conocen, se encuentren o no presentes.

41. Si lo consideran necesario, se victimizan, utilizando para ello una imagen de soledad, de enfermedad o de pobreza exageradas para que se los compadezca.

42. Tienen la habilidad para detectar a las posibles "víctimas" y les lleva muy poco tiempo descubrir su "talón de Aquiles".

43. Un manipulador sólo es anulado o superado por otro manipulador. Esta característica es fácilmente observable para el ojo entrenado cuando se presenta la oportunidad de ver a dos manipuladores juntos. (Nota de mi autoría: difiero en la primera frase. Se le desarma rápidamente en cuanto se le hacen preguntas o no se entra en el juego que pretende saber jugar muy bien. Y cuanto menos manipulador sea aquella persona que se encuentre con él –digo él, pero también puede ser ella– más rápido se hará con la conversación o cesación de la misma. Claro que para llegar a saber esto, primero uno ha de tener un gran conocimiento de sí mismo y por ello libre de una identidad a la que herir y/o manipular. haideé)

Algo importante a tener en cuenta es que todos podemos tener algunas de estas características y no por ello seremos el tipo de manipuladores a los que hacemos referencia en este libro.
Queremos marcar la diferencia entre una estructura de personalidad manipuladora y las manipulaciones realizadas ocasionalmente de la misma manera que existe una gran diferencia entre un mentiroso patológico y una persona que miente ocasionalmente.

(Texto extraído del libro "Cómo hacer frente a los manipuladores". Autoras Gloria Hussmann y Graciela Chiale)

martes, 29 de marzo de 2011

Y sus manos unidas

Creada originalmente por haideé iglesias

Y sus manos unidas
anidan en la corteza.
Corteza que nunca
recibió, esa afilada hoja
que no busca el amor
sino la posesión.

Ingenuos pensamientos
confundidos por el dolor.
Desposados en su entrega
las palabras no se enredan
por fin
en el tumulto de un corazón.

Dejarlos unidos,
sin dolor,
sin temor.

Pulsando el viento
en la herida que nunca se abrió.
El espíritu es libre
como la luz
en ese verde y dorado
armazón.

Y sus manos unidas
todo amor,
me regalan su visión.

lunes, 28 de marzo de 2011

Zen y depresión. Dolor


¿Cuál es pues la noble Verdad del sufrimiento? Nacer es sufrimiento; en envejecer es sufrimiento; la angustia, el dolo, la aflicción y la desesperación son sufrimiento; no obtener lo que uno desea es sufrimiento; la existencia con apego es sufrimiento.


Buda


Percibir es sufrir.


Aristóteles


En ocasiones, los estudiantes de meditación tienen dificultades con el dolor cuando permanecen sentados en la misma postura durante largos periodos. El consejo que dan muchos maestros es convertir el dolor en el objeto de su meditación.

En la depresión también podemos vernos sobrepasados por el dolor. Grita para llamar nuestra atención. Nos sentimos tan cansados de sentir dolor que estamos dispuestos a cualquier cosa con tal de evitarlo. A veces nos hallamos enmarañados en nuestro dolor que toda nuestra energía se va en tratar de luchar contra él.

A menudo no somos ni siquiera conscientes de que eso es lo que sucede. Y cuando respondemos de esa manera, ni siquiera llegamos a experimentar el dolor realmente, de tan rápido que corremos para alejarnos de él. A veces nos acostumbramos de tal manera a tratar de ignorarlo que podemos seguir corriendo aunque el dolor haya desaparecido.

Y no obstante, podemos convertir el dolor en el objeto de nuestra atención, en lugar de un monstruo del que tratar de huir. Podemos empezar por ir más allá de verlo simplemente como "dolor".

A continuación podemos mirar de manera más amplia la forma en que respondemos mentalmente al dolor. Puede que tratemos de pensar en otra cosa. O bien que nos tensemos en la zona alrededor del dolor, aunque eso sólo sierva para bloquearlo, controlarlo y aumentarlo.


Después de que el Buda descubriese el camino de la libertad, empezó a enseñar a los demás una forma de encontrar el mismo camino. Describió cuatro verdades fundamentales acerca de la vida y la muerte humanas. El punto de partida de cada una de esas verdades es el dolor.

La primera verdad de la que habló el Buda es la de que todo en la vida está caracterizado por duhkha. Esta palabra sánscrita suele traducirse como "sufrimiento". Pero puede traducirse más acertadamente como insatisfacción, como el hecho de que vivimos en un mundo en que todos debemos lidiar con el dolor físico y emocional. Además, cuando experimentamos placer, debemos hacer frente al dolor que nos causa la preocupación de que ese placer desaparezca, de que nos sea arrebatado.

El Buda hizo una distinción entre dolor y sufrimiento. Se trata de una distinción que nosotros apenar hacemos. El dolor simple y carente de complicación es algo que no podemos evitar. La palabra duhkha hace referencia a todas las maneras en las que complicamos nuestro dolor mediante nuestra prisa por evitarlo, y a todas las maneras en que nos hacemos sufrir como resultado de ello.

En la depresión experimentamos un intenso dolor que es tanto físico como mental. También solemos complicar ese dolor mediante nuestros intentos por alejarnos de él. Y a menudo no somos conscientes de cuánto sufrimos porque estamos totalmente inmersos en tratar de superarlo, o de ignorarlo o de recubrirlo de ira.

Al principio de mi propia depresión traté de negar lo que me sucedía. La gente intentaba decirme lo que resultaba obvio para todos. Finalmente, fue mi hijo de tres años quien me despertó a lo que me sucedía. Me miró con sus ojos llenos de cariño, y preguntó: "Papá, ¿no eses feliz?". Esa sencilla pregunta hizo que toda mi existencia comenzase a desvanecerse, y así puede empezar a darme cuenta de cuánta razón tenía.

Cuando dejamos de resistirnos a nuestra depresión, podemos empezar a examinar nuestro dolor y a poner una atención llena de cariño sobre nosotros y sobre la dolencia. Nos convertimos en científicos de nuestro propio dolor, y nos damos cuenta de donde reside. Casi siempre es físico Puede tratarse de falta de entusiasmo, o de una tirantez en el pecho, o de un dolor lacerante en el corazón.

Aunque examinar nuestro dolor puede resultar aterrador al principio, una vez que lo hemos hecho podemos empezar a suavizarlo, y a sentir realmente nuestro sufrimiento. Podemos preocuparnos de que la sensación sea demasiado intensa, de que no seamos capaces de soportarlo. Pero en definitiva nos damos cuanta de que el dolor que sentimos al tratar de evitar lo que sucede es tan malo como el dolor que sentimos por debajo del primero, si no peor. Y podemos llegar a percatarnos, para nuestra sorpresa, de que el dolor subyacente se hace más llevadero.

Al hacernos conscientes de nuestro dolor también empezamos a ver cómo respondemos a él. Podemos cerrarnos a su alrededor o bien acorazarnos contra él, hasta que esa coraza se convierta en una forma de vida en sí misma. De esa manera, la depresión crea una barrera entre nosotros y nuestra propia vida.

Pero cuando podemos aliviar nuestro dolor, y temerlo menos, descubrimos que tenemos la oportunidad de empezar a dejar que el mundo vuelva a entrar en nosotros.


Exploración complementaria


Una vez que se haya sentado cómodamente, concéntrese en la respiración, lleve la atención a cualquier dolor o malestar que pueda sentir. Puede elegir entre el dolor físico o el mental (ambos no existen separados).

Cuando del dolor empiece a aumentar, recuérdese a sí mismo su intención de no echar a correr, sino de explorarlo en profundidad. Cuando se haga consciente de él. identifíquelo simplemente como "dolor". A continuación siga adelante para observar sus características de cerca. ¿En qué parte del cuerpo se halla localizado? ¿Es constante o bien aumenta y luego disminuye? ¿Es una sensación de frialdad o de calor; de tirantez o de entumecimiento, de estar sobre ascuas? ¿Se trata de un dolor o de una quemazón?

¿Qué le sucede al dolor cuando concentra su atención sobre él de esta manera? ¿Disminuye? ¿Aumenta? ¿Da la impresión de ser más un malestar que un dolor?

A continuación observe los pensamientos que aparecen junto al dolor. ¿Cree que el dolor no debería suceder? ¿Se siente asustado o contrariado? ¿Trata de moverse para aliviar el dolor? ¿Le ayuda hacerlo, o bien el dolor vuelve a aparecer al cabo de poco tiempo? ¿Se tensa en la zona que rodea al dolor? ¿Su respiración se hace más superficial o más rápida?

Trate de relajarse en el dolor. Si está tenso en la zona adyacente, o si su respiraci´pon se ha modificado, permita que los músculos se relajen y que la respiración regrese a un ritmo más lento. Si le resulta posible, deje que los pensamientos se hagan menos agobiantes.


Realizar la exploración sólo si te sientes cómodo haciéndola. Recomendación del propio autor.


(Extraído del libro "El camino del Zen para vencer la depresión". Autor Philip Martin)

viernes, 25 de marzo de 2011

Entrechocando

Creada originalmente por haideé iglesias

Cuánta diferencia al retomar esta imagen que formó parte de una secuencia fotográfica hace unos años. Nunca es lo mismo. Por esto hablo de vivir en tiempo presente cada imagen, porque así es. Está el recuerdo en la memoria de como me sentía por entonces. Y está lo que ahora vivo.
Lo único que no ha cambiado es la esencia: que yo soy agua, que amo el agua, que el agua me libera y me escucha... Esto es lo que somos: una conjunción de recuerdos y esencia.

Disfrutando de la vida con corazón.

miércoles, 23 de marzo de 2011

El arte del liderazgo

Creada originalmente por haideé iglesias

"El arte del liderazgo humano es dirigir los asuntos sin estratagemas o instruir sin hablar; ser puro y sereno, inamovible, impertérrito, delegar los asuntos en los subordinados de acuerdo a las costumbres, de forma que los deberes se cumplan sin que se produzcan tensiones."

"La gente codiciosa, con múltiples deseos, se duerme en los laureles del poder y del beneficio, seducida por el anhelo de fama y posición. Desea destacar en el mundo a través de su excepcional astucia, por lo que su vitalidad y espíritu se agotan poco a poco, alejándose cada vez más."

"Los deseos de fortuna pueden producir el desastre, mientras que los deseos de triunfo pueden dar pie a lo dañino. Por tanto quienes están en paz sin estratagemas, estarán en peligro si pierden aquello por lo cual están en paz y aquellos que gobiernan sin esfuerzo, caerán en el caso si pierden aquello por lo cual gobiernan."

"Si quieres conocer el camino del cielo, observa el ciclo de las estaciones. Si quieres conocer el camino de la tierra, descubre que árboles crecen en ella. Si quieres conocer el camino del pueblo, déjale tener lo que desea."

"Si extiendes una red en un lugar en donde vuelan los pájaros, es sólo un ojo de la red el que atrapa al pájaro, pero si confeccionas una red de un sólo ojo nunca atraparás un pájaro."

"Cuando vas al mercado por la mañana, corres, pero cuando acudes al mercado por la tarde, caminas; puesto que la necesidad ya no te empuja."

Del libro "El Tao de la política"

Mientras que a los que gobiernan no les anime la virtud y la verdad, estarán encarcelando al pueblo.

lunes, 21 de marzo de 2011

A través

Creada originalmente por haideé iglesias

Dejar que la luz pase a través de mi
como lo hace el sol a través de un cristal
de una hoja
de un ala de mariposa
como lo hace a través de un corazón
abierto,
lleno de coraje
y vacío de cualquier identidad...

Viviendo a través
de lo único importante:
El amor

viernes, 18 de marzo de 2011

Mar poderoso

Creada originalmente por haideé iglesias

En cualquiera de sus expresiones...
Mar,
una inmensidad en mi...
y en ti...

miércoles, 16 de marzo de 2011

Vuelo retenido

Creada originalmente por haideé iglesias

Como un suspiro en la mirada.

martes, 15 de marzo de 2011

La mirada del alma

Creada originalmente por haideé iglesias

Antaño había personas que vivían en lo esencial desconocido, su espiritu y su energía no fluían al exterior. Para ellos todo era paz, porque, eran felices y permanecían serenos. Las energías negativas no podían dañarlos.

En aquel entonces la mayoría de la gente eran salvajes. No distinguían el Este del Oeste. Erraban en busca de comida, luego tamborileaban en sus estómagos y jugaban después de hacer comida. Sus relaciones estaban preñadas de armonía natural y se alimentaban de las bendiciones de la tierra.

La cultura es una forma de unir a las gentes. Los sentimientos son comunicaciones internas con un impulso para la acción externa. Elimina los sentimientos mediante la cultura y perderás los sentimientos. Destruye la cultura por medio de los sentimientos y perderás la cultura.
Cuando la cultura es ordenada y los sentimientos se comunican, nos encontramos entonces en la cumbre del desarrollo humano.
Lo cual significa que tener una visión general es una virtud.

El Tao de la política.

*** *** ***
Esta fotografía tiene mucho simbolismo para mi porque en su momento, de la misma secuencia fotográfica, mencioné que leer el periódico provoca stress. Alguien al ver aquella imagen dijo que no parecía estresado quien aparecía en ella leyendo. Pues bien, he tenido la oportunidad de hablar con esta persona y lo que mencioné era acertado. Si, "elimina los sentimientos mediante la cultura y perderás la cultura"... lo esencial de ti mismo nunca te lo podrá dar la cultura... pero cultívate acercándote a los sabios, que no a los parlanchines (aunque también de ellos se aprende). No hay blanco sin negro.

lunes, 14 de marzo de 2011

Zen y depresión. La ira

Un estudiante zen se dirigió a Bakei y se quejó:

–Maestro, tengo un temperamento indomable.¿Cómo podría curarlo?

–Tienes algo muy extraño. Déjame verlo –replicó Bakei.

–Justo ahora no puedo enseñárselo –contestó el estudiante.

–¿Cuándo podrás? –preguntó Bakei.

–Surge de improviso –explicó el estudiante.

–Entonces –concluyó Bamkei–, no debe ser tu auténtica naturaleza. Si lo fuese, podrías enseñármela en cualquier momento. Cuando naciste no lo tenías, y tus padres no te lo dieron. Piénsalo otra vez.

Historia Zen


En la depresión podemos sentirnos enfermos de ira: ira contra nosotros mismos por estar atrapados en la depresión, ira hacia la depresión misma, ira contra aquellos que no nos ayudan o que parecen no comprender. O bien podemos sentirnos rebosantes de una ira que parece existir por sí misma, sin estar relacionada con ninguna cosa o pensamiento en particular.

En ocasiones, la ira puede ser la emoción predominante durante la depresión. A veces es sencillamente la naturaleza de nuestra depresión particular. Pero puede ser que no consideremos la tristeza o la aflicción como emociones aceptables, y en lugar de ellas nos permitamos únicamente sentir ira.

En las enseñanzas budistas, la ira está considerada como uno de los "tres venenos", junto con la codicia y los pensamientos ilusorios sobre quiénes somos en realidad. Durante la depresión, la ira parece envenenar nuestro cuerpo y nuestra mente; no obstante, da la impresión de que somos incapaces de controlarla.

La depresión nos permite ver la condición de la ira al desnudo, y observar cómo sentimos rechazo y atracción a la vez. Podemos ser arrastrados hacia ella como un sustituto de la tristeza que sentimos, y como un antídoto contra nuestra sensación de desesperanza e impotencia.

La ira refuerza nuestra sensación de un yo; de un yo que sentimos que es importante y que debemos proteger. La mayoría de nuestra ira fluye de esto yo, sobre todo cuando sentimos que está siendo amenazado o ignorado. Examinar los pensamientos y emociones que subyacen a nuestra ira puede mostrarnos donde comienza. Ello puede ayudarnos a disminuir su poder sobre nosotros.

Pero antes de que nos fijemos en lo que subyace a la ira, resulta muy útil observar la ira al desnudo. Cuando la observamos desapasionadamente, vemos que en ella existe una cualidad energetizante. Cuando sentimos ira, aunque nos sentimos incómodos, también nos sentimos autorizados. Ahí es donde radica su atractivo, sobre todo cuando, en nuestro estado de depresión, nos sentimos impotentes e insignificantes. La ira puede doblegar nuestra sensación de miedo y tristeza y crear calor donde parecía no haber vida.

Así que existen dos problemas con la ira: podemos sentirnos incómodos con ella y tratar de apartarla y, no obstante, también podemos sentirnos atraídos y tratar de mantenerla ardiendo.

De la ira no sale nada bueno. Envenena todos nuestras pensamientos y emociones y perpetúa pautas de respuesta que nos resultan dolorosas. La ira también puede hacer que nos propasemos con alguien y provoquemos dolor.

No obstante, si tratamos de erradicar la ira nos daremos cuenta de que sólo provocaremos más ira. Nuestra ira aumentará en lugar de disiparse.

Sin embargo, contamos con otra elección. Podemos enfrentar nuestra ira con atención compasiva., como lo haríamos con la ira de un niño, observándola a distancia y descubriendo qué subyace en ella. En lugar de tratar de liquidar la ira, podemos aproximarnos a ella mediante la no-ciolencia y el amor.

Podemos empezar por hacernos conscientes de cuándo se halla presente, y de cómo afecta a nuestros pensamientos y acciones. Cuando observamos tranquilamente y directamente la ira, le quitamos sus apoyos, de manera que no puede permanecer durante mucho tiempo, sino que en lugar de ello emerge y desaparece sin que nos apeguemos a ella. Permitimos que nuestra ira aparezca y desaparezca, en lugar de tratar de agarrarla, de volverla del revés, y de aumentarla al ira añadiendo combustible.

La dificultad surge al apegarnos a la ira. Shunruy Suzuki Roshi dijo en una ocasión sobre la meditación: "Podéis dejar que vuestros pensamientos aparezcan en la mente, pero no les invitéis a tomar té". Podemos hacer lo mismo con la ira. Podemos dejar que surja y que se marche, pero sin crear un entorno que la anime a quedarse. Podemos tratar de manera compasiva con el miedo subyacente que sentimos. También podemos aprovechar la energía de la ira, que es algo que probablemente necesitamos de manera desesperada durante la depresión, y dirigirla hacia una acción positiva de sanación.

La ira puede ser como una varilla de zahorí que nos conduce hasta nuestros miedos, pero también a situaciones que pueden requerir de nuestra acción. No siempre carece de fundamento. Más bien, nos proporciona la energía, la resolución y la claridad para responder de manera apropiada a cualquier situación en la que podamos encontrarnos.


Exploración suplementaria

Siéntese tranquilamente y observe la respiración.

Empiece a observar sus pensamientos. Si hay pensamientos coléricos, identifíquelos como tales y obsérvelos sin interferir en ellos.

¿Qué pasa con sus pensamientos cuando la ira está presente? ¿Van más deprisa o siente la mente agitada?

¿Cuáles son las sensaciones de su cuerpo cuando la ira está presente? ¿Se acelera la respiración, o se hace más superficial? ¿Siente calor o frío en alguna zona del cuerpo? ¿Se le acelera el ritmo cardiaco o lo siente irregular? ¿Nota alguna tirantez en algún lugar del cuerpo?

¿Cómo se siente con esa ira presente? ¿Qué pensamientos y sensaciones la acompañan? ¿Se siente incómodo? ¿Energizado? ¿Siente el impulso de implicarse en la ira y de dejarla continuar? ¿O bien quiere deshacerse de ella? Observe sus reacciones, sin dejarse llevar por ellas.

¿Qué sucede con la ira una vez que puede observarla sin dejarse llevar por ella? ¿Permanece? ¿Aumenta? ¿O bien va desapareciendo?

Concéntrese de nuevo en la respiración. Al observar la respiración, qué le sucede a la ira? ¿Qué ocurre con las sensaciones corporales? Continúe tanto tiempo como le resulte cómodo.

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Deténgase para reposar en medio de la ira, y descanse en la respiración durante unos momentos. Observe en especial sus pensamientos. ¿Qué pensamientos son los que hacen surgir la ira?


Realizar la exploración sólo si te sientes cómodo haciéndola. Recomendación del propio autor.


(Extraído del libro "El camino del Zen para vencer la depresión". Autor Philip Martin)

viernes, 11 de marzo de 2011

Brotando

Creada originalmente por haideé iglesias

Como brotan las palabras que nacen en el corazón

Diezmados por la imposición visual, nos esclavizan sin apercibirnos de ello. Despegados pues de las emociones porque todo se reduce a lo visual, vivimos ciegos a lo que sentimos porque no sabemos como ponerle nombre. Tan sólo son etiquetas, miles de etiquetas que otros muchos ya han dicho. Y el corazón pugnando por salir, se desboca en latidos para hacerse oír... pero sólo son latidos sin sentido... pobre analfabeto emocional (todos lo fuimos en algún momento) que compite por hacerse valer en lo visual siendo ciego de corazón.

Triste me siento de ver como el amor se confunde con el dolor.
Así como brota esta retoño, así ruego porque todos despierten a la experiencia de la vida, sintiéndola en y desde el corazón.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Danza

Creada originalmente por haideé iglesias

Expresión perpetua de movimiento
en contradictoria quietud.
Cada uno de los instantes que movilizan la vida son danzas cambiantes y genuinas, dejémonos llevar por ellas abandonado el control.
Maya te engaña
¡Despierta!
Danza,
y sabrás lo que es vivir

viernes, 4 de marzo de 2011

Zen y depresión. El camino intermedio


"El camino intermedio abre los ojos, produce conocimiento y conduce a la paz, le visión profunda y la iluminación."


Buda

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En la depresión da la impresión de que el color ha desparecido del mundo. Todo parece mostrarse en blanco y negro .

La depresión aumenta nuestra tendencia habitual a pensar en extremos de blanco y negro. Los matices evaden nuestro entendimiento. Las cosas o son o no son. Aunque pueda llevarnos algo de tiempo tomar una decisión, cuando hemos elegido, suele tratarse de una decisión tipo ni sí ni no (de hecho, parte de nuestra dificultad al tomar decisiones deriva del hecho de que pensamos en términos estrictos y experimentamos dificultades a la hora de lidiar con las sutilezas de las múltiples posibilidades que tienen lugar en nuestras mentes).

Pero aunque los extremos pueden resultar reconfortantes, rara vez describen la manera en que son las cosas. No tenemos más que echar un vistzo a las guerras por motivos étnicos, políticos o religiosos para ver dónde nos aprietan las opiniones extremas. Aunque resulte reconfortante descansar en los extremos, ya que nos ofrecen una cierta certidumbre, dicha certidumbre es, en último extremo, una dolorosa ilusión.

El Buda habló de sus enseñanzas como de un camino intermedio entre los extremos que él percibió en el mundo de su tiempo. Eran los extremos de buscar la paz en los placeres sensuales o en las prácticas ascéticas. El camino intermedio discurre entre el egoísmo y la entrega entre considerar la existencia como real y el hecho de verla como una ilusión.

Este camino intermedio es difícil, porque es dinámico en esencia. A menudo requiera que sostengamos al mismo tiempo dos ideas contradictorias en nuestra mente. Significa tratar de mantener el equilibrio en el filo de la navaja, evitando la tentación de las repuestas fáciles.

Hace poco asistí al funeral de un hombre bondadoso con el que había trabajado. Durante el servicio, el pastor pidió a los asistentes que hablasen de sus recuerdos sobre Michael. Muchas personas hablaron de lo bondadoso y desinteresado que era, de cómo solía animar a la gente: "Deberías poder tener lo que quieres", afirmaba.

Durante unos momentos no hubo nadie que hablase y dio la impresión de que no había nada más que decir. Entonces, mi amiga Elaine, una mujer muy afectuosa y cariñosa, se levantó lentamente y se puso en pie. En medio de ambiente reverencial imperante, su voz retumbó: "Por otra parte...", empezó diciendo, y continuó explicando una historia sobre cómo Michael la había animado a comprarse un abrigo que no podía permitirse, diciéndole: "Deberías poder tener lo que quieres". Adoraba a Michael, dijo, pero quería que supiese que todavía estaba pagando el abrigo.

Al recordarnos a todos el otro lado de las cosas, Elaine nos devolvió sabiamente al medio, donde se encuentra el camino hacía la verdad.

Seguir el camino es aceptar la tensión entre perspectivas y posibilidades diferentes. Es saber que ambas pueden ser correctas. Practicar el camino intermedio requiere que nos tomemos todas las creencias e ideas con cierta holgura, y que permanezcamos abiertos a las posibilidad de cambios en lo que creemos o pensamos.

En nuestra lucha con la depresión, eso puede significar mantenernos firmes en medio de la incertidumbre. La incertidumbre entre solucionar todos los problemas con medicación, y rechazar el considerar la medicación como una opción.

La incertidumbre entre considerar la depresión como una mera dolencia física, o bien verla como una condición provocada por factores psicológicos y unas escasas aptitudes para hacer frente a la vida. La incertidumbre entre trabajar duro para sanar, o abandonar y dejar de intentar el forzar una solución.

El camino intermedio requiera que consideremos todas nuestras acciones y elecciones a la luz de su uso práctico. También exige que no perdamos de vista la espiritualidad que debe reforzar nuestra decisión. En última instancia, debemos evitar tanto el fanatismo como la indecisión, y tener en cuenta lo que es necesario hacer en ese momento.


Exploración suplementaria


Identifique una situación con la que ha tenido ciertas dificultades. No tiene por qué estar relacionada con su depresión; puede ser un problema laboral, una dificultad en una relación o en casa.

A continuación, permita que el problema se asiente en su mente durante unos instantes. Deje que se asiente a través de las capas de pensamiento, que flote hacia abajo, hundiéndose por su propio peso hasta que se asiente en el vientre. Perciba los pensamientos que surgen sobre qué hacer.

Imagine el problema como algo duro y difícil de abrir, sin rendijas. Deje que se convierta en el objeto de su atención.

A continuación, mientras examina el problema, deje que se parta en dos como si fuera una naranja. Obsérvelo. Separe esas dos mitades entre sí tanto como pueda, al mismo tiempo que polariza sus dos enfoques de la situación. Si se sorprende a sí mismo pensando acerca de ello de una manera, lleve esa opinión hasta un extremo casi absurdo, y luego considere lo que sería lo opuesto.

Continúe reflexionando de la misma manera, hasta que haya empujado ambas mitades tan lejos de usted como crea posible. Imagine que sostiene una en cada manos, equilibrando su verdad y realidad en sus manos. ¿Puede ver la verdad

que encierra cada una de las mitades?

Tome una semilla de verdad de cada una y colóquelas frente a usted. Permita que signa ahí durante unos minutos.

¿Puede hallar una manera de avanzar que evite ambos extremos y que no obstante contenga la semilla de verdad que existe en cada una de ellas? Continúe sosteniéndolas por separado mientras avanza por el sendero que serpentea en equilibrio entre ellas.

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Observe su reacción o respuestas frente a situaciones difíciles durante unos cuantos días. Antes de responder o de actuar en una de esas situaciones, deténgase a considerar su opuesto como otra forma válida de respuesta. ¿Puede utilizar el opuesto para templar su enfoque habitual? ¿Existe un camino intermedio que pueda utilizar para considerar el problema?


Realizar la exploración sólo si te sientes cómodo haciéndola. Recomendación del propio autor.


(Extraído del libro "El camino del Zen para vencer la depresión". Autor Philip Martin)

miércoles, 2 de marzo de 2011

Dialogo perlado

Creada originalmente por Haideé Iglesias

Sin interferencias
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