jueves, 29 de enero de 2009

El segundo principio. El poder personal es necesario para la salud


Un día Norm me llamó para que hiciera la evaluación de una mujer que sufría de depresión y de dolores en el cuello y la parte inferior de la espalda. También quería saber si la beneficiarían diversos tratamientos electromagnéticos- “De ninguna manera –contesté yo-. No tiene el poder suficiente en su organismo para que esos aparatos le resulten beneficiosos.”
Esa era la primera vez que yo hacía un comentario sobre el poder de una persona para sanar. Norm me pidió que se lo explicara más, y sólo entonces caí en la cuenta de lo que acababa de decir. De pronto tuve una percepción totalmente distinta del sistema energético humano como expresión del poder personal.
Le expliqué que las actitudes de esa mujer habían sido la causa de que perdiera poder en su vida. Se sentía incapaz, siempre buscaba aprobación, y tenía un enorme miedo a estar sola. Su estima propia se basaba solamente en su capacidad para dominar a los demás, principalmente a sus hijos. Sus temores y su incapacidad eran como un agujero negro, hacia el cual atraía a todas las personas, sobre todo a sus hijos, para finalmente aplastarlos. Continuamente los criticaba con el fin de que continuaran dependiendo de ella, ya que a los hijos débiles les resulta difícil abandonar el nido. Encontraba defectos en todo lo que hacían, ya fueran cosas relacionadas con los estudios o con los deportes, porque no podía arriesgarse a capacitarlos con apoyo emocional. Dado que dominar a los demás le consumía una enorme cantidad de energía y que jamás se sentía al mando, vivía agotada. Su dolor crónico también era consecuencia de su incapacidad para dominar a otros. Cuando llegó a la consulta de Norm parecía derrotada.
Esa mujer no podía aceptar el hecho inevitable de que sus hijos se fueran del hogar, pero afirmaba que actuaba así por el bien de ellos. Según ella, era una madre sustentadora porque les proporcionaba una casa limpia, alimentos sanos y ropa buena. Sin embargo, se esforzaba sistemáticamente en minarles el desarrollo emocional, hecho que ella se negaba a admitir.
Puesto que los tratamientos médicos usuales no le habían servido de nada, Norm estaba pensando en un médico alternativo, que combinara psicoterapia, estimulación craneal mediante un aparato eléctrico y terapia de color y luz. Me di cuenta de que con esas técnicas ella podría mejorar durante una semana o tal vez un mes, pero que no sanaría totalmente mientras no renunciara a su lucha patológica por dominar.
Esa tarde comprendí que para que una terapia tenga alternativa tenga éxito es necesario que el paciente tenga un concepto “interno” del poder, una capacidad para generar energía interna y recursos emocionales, como por ejemplo creer en su autosuficiencia. Esa mujer sólo tenía un concepto “externo” del poder, el que extraía de una fuente externa, sus hijos. Lógicamente, esa paciente podría ir a sesiones de psicoterapia, pero mientras no afrontara la verdad acerca de si misma, lo único que haría sería hablar de sus quejas durante una hora a la semana. No habría ninguna curación real. Como observa M. Scout Peck en sus libros People of The Lie y Y The Road Less Traveled, para sanar es esencial ver y reconocer la verdad acerca de nosotros mismos, acerca de nuestra participación en la creación de nuestros problemas y acerca de cómo nos relacionamos con los demás.
La evaluación de esa mujer me hizo ver con más profundidad el papel que desempeña el poder en nuestra vida y nuestro sistema energético. El poder está en la raíz de la experiencia humana. Nuestras actitudes y creencias, sean positivas o negativas, son prolongaciones de la forma en que definimos, utilizamos o no utilizamos el poder. Nadie está libre de problemas con el poder. Por ejemplo, es posible que tratemos de superar sentimientos de incapacidad o impotencia, o de mantener el dominio sobre otras personas o situaciones que creemos que nos dan poder, o de conservar la sensación de seguridad (sinónimo de poder) en nuestras relaciones personales. Muchas personas desarrollan una enfermedad cuando pierden algo que para ellas representa poder, como dinero, un trabajo o un partido de fútbol, o cuando pierden a alguien a quien han investido de poder o de su identidad, como el cónyuge, un amante, un progenitor o un hijo. Nuestra relación con el poder está en el núcleo de nuestra salud.
Consideremos juntos el primer principio (que la biología se convierte en biología) y este segundo principio (que el poder personal es necesario para la salud). El poder media entre nuestros mundos interno y externo, y al hacerlo se comunica en un lenguaje de mito y símbolos. Piense, por ejemplo, en el símbolo más común del poder, el dinero. Cuando una persona interioriza el dinero como símbolo de poder, su adquisición y control se convierten en símbolo de su salud: cuando adquiere dinero, su sistema biológico recibe el mensaje de que está entrando poder en su cuerpo. Su mente transmite el mensaje inconsciente: “Tengo dinero, por lo tanto estoy a salvo, estoy segura. Tengo poder y todo está bien.” Este mensaje positivo transmitido al sistema biológico genera salud.
Ciertamente, ganar mucho dinero no garantiza la salud, pero es innegable que la pobreza, la impotencia y la enfermedad están ligadas. Ganar dinero con dificultad o perderlo repentinamente puede debilitar el sistema biológico. Recuerdo a un hombre que a mediados de los años ochenta se hallaba en al cima del éxito. Su empresa era cada vez más próspera y él tenía la energía de diez personas. Trabajaba hasta muy tarde, hacia vida social hasta altas horas de la madrugada, y a la mañana siguiente era el primero en llegar al trabajo, siempre alerta, alegre, pendiente de todo. En octubre de 1987 se produjo una crisis en el mercado bursátil y su empresa fue una de las que cayeron. La salud de este hombre se deterioró en meses. Empezó a sufrir de migrañas, después de dolor de espalda y finalmente de un trastorno intestinal bastante grave. Ya no podía soportar trabajar hasta tarde ni su vida social, y se retiró de todas las actividades que no consistieran en hacer sobrevivir su imperio financiero.
Ese hombre no sabía que había “calibrado” su salud para hacer dinero. Pero cuando cayó enfermo vio de inmediato la conexión. Comprendió que para él el dinero representaba la libertad y la capacidad para llevar el estilo de vida con el que siempre había soñado. Cuando perdió su fortuna, perdió su poder y en cuestión de semanas también se arruinó su biología. ciertamente, el estrés de reactivar una empresa puede debilitar a cualquiera. Este hombre había soportado mucho estrés cuando su empresa estaba en la cumbre, pero aquel tipo de estrés le daba poder.
Cada uno tenemos numerosos símbolos de poder, y cada uno de esos símbolos tiene su equivalente biológico. El dentista que desarrolló un cáncer de páncreas tenía un símbolo de poder: su trabajo; pero como había llegado a despreciarlo, iba perdiendo poder día a día. La falta de poder desencadenó una reacción biológica que acabó generando una enfermedad terminal.
Nuestra vida está estructurada en torno a símbolos de poder: dinero, autoridad,, títulos, belleza, seguridad. Las personas que llenan nuestra vida y las decisiones que tomamos en cada momento son expresiones y símbolos de nuestro poder personal. Solemos vacilar a la hora de desafiar a una persona a la que creemos más poderosa que nosotros, y con frecuencia accedemos a hacer cosas porque creemos que no tenemos el poder para negarnos. En incontables situaciones y relaciones, la dínámica que funciona por debajo es la negociación del poder: quien lo tiene y cómo podemos mantener nuestra participación en él.
Aprender el lenguaje simbólico de la energía significa aprender a evaluar la dinámica del poder en nosotros mismos y los demás. La información energética es siempre veraz. Aunque una persona acepte verbalmente algo en público, su energía dirá cómo se siente en realidad, y sus verdaderos sentimientos encontrarán la manera de expresarse mediante una declaración simbólica. Nuestros sistemas biológico y espiritual siempre intentan expresar la verdad, y siempre encuentran la manera de hacerlo.
Es necesario tomar conciencia de lo que nos da poder. La curación de cualquier enfermedad se facilita identificando nuestros símbolos de poder y nuestra relación simbólica y física con estos símbolos, y escuchando los mensajes que el cuerpo y las intuiciones nos envían acerca de ellos.

martes, 27 de enero de 2009

Empezar por lo pequeño



(Fotografía de autor desconocido para mi)

Un asceta meditaba profundamente en su cueva cuando se sintió molestado por un ratoncillo que se puso a roer sus ropas.
-Márchate estúpido –dijo el ermitaño-. ¿No ves que has interrumpido mi meditación?
-Es que tengo hambre –contestó el ratón.
-Llevaba más de treinta días de meditación buscando la unidad con Dios y me has hecho fracasar –se lamentó el ermitaño.
-¿Cómo buscas la unidad con Dios si no puedes siquiera sentirte unido a mí que sólo soy un simple ratón? –respondió el roedor.

domingo, 25 de enero de 2009

Libertango-Astor Piazzola


De nuevo Astor Piazzola y este arranque musical. Para qué más palabras...

viernes, 23 de enero de 2009

Lo fundamental y lo accesorio



Un hombre se perdió en el desierto. Al cabo de unos días y a punto de morir de sed, vio que una caravana se acercaba. Como pudo, llamó la atención de los viajeros, que presurosos se dirigieron hacia el necesitado. Este, con un hilo de voz apenas pudo decir:
-Aaaguaaa.
-Pobre hombre, parece que quiere agua, rápido, traigan un pellejo- reclamó uno que parecía el jefe.
-Un pellejo no, por Dios –interpeló otro-, no tiene fuerzas para beber en un pellejo, ¿no se dan cuenta? Traigamos una botella y un vaso para que pueda hacerlo cómodamente.
-¿Un vaso de cristal? ¿Estas loco o qué te pasa?- protestó otro de los presentes-. ¿No ves que lo cogerá con tanta ansia que puede romperlo y dañarse? ¡Traigamos un cuenco de madera!
-Aaaguaaa… susurró el moribundo.
-Creo que ustedes se han vuelto locos –agregó un cuarto hombre-. ¿Es que acaso no recuerdan que tenemos un vino excelente? Siempre lo reanimará más un buen vaso de vino que el agua. ¡Traigamos vino!
-Beeebeeer –imploró el sediento con sus últimas fuerzas.
-Seguro que el desierto los ha hecho perder el juicio. ¿Cómo vamos a darle vino sin saber si este hombre es musulmán? ¡Estaríamos obligándolo a cometer un gran pecado! Preguntémosle antes si es religioso –solicitó otro hombre de aspecto bondadoso.
-Pero ¿es que de verdad piensan darle de beber aquí a pleno sol? Antes tenemos que ponerlo a la sombra; yo tengo ciertos conocimientos de medicina y les digo que este hombre está ardiendo de fiebre y agotado. Llevémoslo a la caravana y pongámoslo en una cama –intervino otro de los presentes.
A los mercaderes no les dio tiempo a discutir más, aquel hombre acababa de fallecer en sus brazos.

miércoles, 21 de enero de 2009

Profecia de los indios Cree

Para mi todos los días son el día del medio ambiente. Ser naturaleza y no "disfrutar de la naturaleza". Compramos cada vez más productos elaborados en vez de hacerlos nosotros mismos, pretendiendo de este modo tener más tiempo. En una ocasión dialogando sobre el horno microondas al poco de salir al mercado, una persona joven me argumentaba que ese aparato era fenomenal ya que así tendríamos más tiempo puesto que con el trabajo sino no podrías sentarte a la mesa tranquilamente. A lo que respondí: de lo que se trata es de tener más tiempo para dejar de trabajar tantas horas y no ser un esclavo del trabajo. Nos quieren convencer que es comprando no se que aparatos, no se que productos envasados, no se que productos precocinados, supuestamente sin conservantes, etc., para que disfrutemos del tiempo libre. ¿Qué tiempo libre? Si el día tiene 24 horas y ocho de ellas deberían dedicarse a dormir para tener una buena salud, nos quedan otras ocho de trabajo, que la mayoría del tiempo se convierten en diez u once, o sea, que de las ocho que deberían quedar para disfrutar de nuestro tiempo libre, se reducen a seis o cinco horas. ¿Y alguien se cree que esto es tener tiempo libre? ¿Dónde está nuestro tiempo libre? ¿Y después de tanto trabajar, de tantas horas extras -que no siempre se cobran, todo lo hay que decir- hay crisis?. Esta claro que yo soy una pésima economista, pero más bien lo soy para el estado tal como está concebido. Ya que yo procuro disfrutar de más horas de tiempo libre, trabajar para no aquilosarme y el resto disfrutando de un benefactor sueño. Y no me considero una privilegiada, no. Solamente soy un ser normal, eso si, que vive de acuerdo al ritmo natural que le marca la naturaleza y dejando de lado todo aquello que es superfluo en la vida. He dejado de ver la tv, algo que en menos de un mes y medio de dejar de hacerlo mi estado de salud mejoró sorprendentemente. No leo la prensa ni escucho la radio, no porque no me interese lo que ocurre en el resto del mundo, sino por la manipulación constante a la que nos someten los medios de comunicación, y por cierto esto me ayuda a tener conversaciones con otras personas, que comparten conmigo la información que tienen y cambiamos impresiones desde puntos de vista distintos, algo muy enriquecedor por cierto, pues el otro accede a una visión no mitificada por lo medios de comunicación, y para mi quedan las impresiones que pueden generar en algunas personas estos mismos medios. Cada vez que salgo a la calle, y veo que alguna persona necesita o solicita ayuda se la presto -si puedo y entiendo como hacerlo- y no hago preguntas, lo mismo con los animales o cualquier otro ser vivo y para mi esto es hacer de mi vida y mi tiempo algo satisfactorio, y por supuesto no me importa en absoluto quedarme sin tiempo para otras cosas no tan necesarias en la escala de valores que yo manejo. Procuro que la sonrisa forme parte de mi estado de ánimo y el mundo lo agradece a mi alrededor, por ello no necesito tener aparatos inútiles en mi casa, ni comprarme comida precocinada, ni nada de todo eso que supuestamente es para que yo viva mejor y con más tiempo. ¿De verdad alguien se cree aún las mentiras que nos cuentan? Mucho me temo que no, pero ya se dice, una mentira mil veces contada, acaba pareciendo una verdad, y si esa mentira son muchos a repetirla ( y por supuesto para ello les pagan) más aún. Simplificar la vida, con esto si se gana en salud y bienestar mental... pero como siempre, esta es sólo mi opinión... quizá así la profecía de los indios Cree no se cumpla del todo... como se suele decir "un garbanzo no hace puchero, pero ayuda al compañero". Llevo tanto tiempo demostrando y demostrandome que es posible un cambio y un modo de vivir tan distinto, y que no soy la única que así lo está consiguiendo... tanto... tanto como dieciocho años...

lunes, 19 de enero de 2009

Primer principio: La biografía se convierte en biología


Según la medicina energética, todos somos libros vivos de la historia. Nuestro cuerpo contiene nuestra historia, todos los capítulos, párrafos, estrofas y versos, línea a línea, de todos los acontecimientos y relaciones de nuestra vida. A medida que avanza la vida, nuestra salud biológica se va convirtiendo en un relato biográfico vivo que expresa nuestras fuerzas, debilidades, esperanzas y temores.
Todos los pensamientos que ha tenido una persona han viajado por su organismo biológico y activado una reacción fisiológica. Algunos pensamientos son como descargas intensas que causan una reacción en todo el cuerpo. Un miedo, por ejemplo. Activa todos los sistemas corporales; el estomago se tensa, el ritmo cardiaco se acelera y tal vez el cuerpo comienza a sudar. Un pensamiento amoroso puede relajar todo el cuerpo. Algunos pensamientos son más sutiles, y otros son incluso inconscientes. Muchos no tienen ningún sentido y pasan por el cuerpo como el aire a través de un visillo; no precisan atención consciente y su influencia es la salud es mínima. Sin embargo, cada pensamiento consciente, y muchos inconscientes, si generan una reacción fisiológica.
Todos los pensamientos, al margen de su contenido, entran primero en los sistemas corporales en forma de energía. Aquella que llevan energía emocional, mental, psíquica o espiritual producen reacciones biológicas que luego se almacenan en la memoria celular. Así, nuestra biografía se teje en la memoria celular. Así, nuestra biografía se teje en nuestro sistema biológico, poco a poco, lentamente, día a día.
La historia de un joven paciente de Norm es un buen ejemplo de cómo funciona este proceso. Norm me telefoneó para consultarme sobre este paciente, dentista, que no se encontraba bien en general y se sentía cada vez más cansado. Tenia dolor agudo en el lado derecho del abdomen y padecía una fuerte depresión.
El agotamiento permanente y progresivo, que embota la claridad mental y emocional, es un síntoma energético que indica que algo va mal en el cuerpo. La mayoría de las personas no lo consideran un síntoma porque no duele. Pero el agotamiento continúa, aun cuando la persona duerma más horas, el cuerpo trata de comunicarle que está “enfermo energéticamente”. Responder a ese mensaje en la fase de energía a menudo puede prevenir el desarrollo de una enfermedad.
La depresión es otro síntoma de que no todo funciona bien. Generalmente en el mundo clínico la depresión se considera un trastorno emocional y mental. Pero la depresión prolongada suele preceder al desarrollo de una enfermedad física. Desde el punto de vista energético, la depresión es literalmente una liberación inconsciente de energía o, si se quiere, de fuerza vital. Si la energía fuera dinero, la depresión sería como abrir el billetero y declarar: “No me importa que coja mi dinero ni cómo se lo gaste.” La depresión prolongada genera inevitablemente un cansancio crónico. Si a uno no le importa quien le coge dinero ni cuánto, es inevitable que acabe arruinado. De forma similar, sin energía no se puede sostener la salud.
Cuando Norm examinó a este dentista tuvo la impresión de que estaba desarrollando una enfermedad. Debido al dolor abdominal, le hizo pruebas y análisis por si tenía cáncer de páncreas, pero los resultados fueron negativos. Entonces me llamó a mí. Como es nuestra costumbre, sólo me dijo el nombre y la edad del paciente. Y nada sobre el dolor ni sobre sus sospechas. En mi evaluación ví que el costado derecho de este hombre, alrededor del páncreas, estaba generando energía tóxica. Le dije a Norm que ese hombre estaba cargado de un enorme sentimiento de responsabilidad y que eso se había convertido para él en una fuente constante de angustia. Tenía la sensación de que era incapaz de vivir como deseaba, y esa sensación lo dominaba hasta tal punto de excluir cualquier otra emoción. (Evidentemente todos tenemos sentimientos negativos, pero no toda la negatividad produce una grave enfermedad física. Para crear enfermedad, la negatividad tiene que convertirse en la emoción dominante, como le ocurría a este dentista.)
Después de explicarle mi evaluación, le dije a Norm que ese paciente tenía cáncer de páncreas. El reconoció que ya había sospechado esa enfermedad, pero que los análisis habían resultado negativos. Se despidió y volvió con su paciente. Le recomendó que evaluara hasta qué punto le beneficiaba su trabajo. Lo más probable, le dijo, era que tuviera que hacer algunos cambios para obtener lo que deseaba. El paciente reconoció que deseaba dejar esa ocupación, pero consideraba que no podía dedicarse a otra cosa por el efecto que tendría su decisión en las personas que dependían de él. Norm no le dijo que tenía la frecuencia energética de cáncer de páncreas, pero habló con él sobre sus frustraciones profesionales y trató de ayudarlo a cambiar su actitud negativa. Por desgracia, el dentista no fue capaz de seguir el consejo. El definía la responsabilidad como una obligación de preocuparse por los demás excluyéndose a sí mismo, y fue incapaz de concebir una vida que incluyera el cuidado y la realización de sí mismo.
Pasadas dos semanas, su médico habitual repitió las pruebas para detectar el cáncer de páncreas esta vez resultaron positivas. Lo operaron inmediatamente, pero murió a los cuatro meses de la operación.
A veces es necesario un esfuerzo concentrado para realizar un cambio mental que permita sanar. Si bien el dentista no logró aceptar que su frustración profesional y la sensación de estar atrapado le estaban cambiando la química y la salud del cuerpo, a otras personas les resulta fácil hacerlo. Sin embargo, aceptar la idea de que todas las partes de nuestra vida, desde el historial físico y las relaciones hasta cada actitud, opinión y creencia que llevamos dentro, afectan a nuestra composición biológica es sólo una parte del proceso de curación. También hay que hacer que esa aceptación del plano mental pase al físico, introducirla en el cuerpo, sentir visceral y celularmente la verdad y creerla en su totalidad.
Es muy fácil aprender algo nuevo y limitarse a aplicar ese conocimiento despreocupadamente. La idea de que la biografía se convierte en biología supone que hasta cierto punto nosotros participamos en la creación de la enfermedad. Pero, y éste es un punto importantísimo, no debemos abusar de esta verdad culpándonos o culpando a los pacientes por contraer una enfermedad. La enfermedad se desarrolla a consecuencia de comportamientos o actitudes que sólo entendemos que son biológicamente tóxicos cuando ya se han convertido en tóxicos. Solamente cuando la enfermedad nos obliga a revisar nuestras actitudes cotidianas de temor o amargura son, de hecho, sustancias biológicamente tóxicas.
Repito todos tenemos sentimientos negativos, pero no toda actitud negativa produce enfermedad. Para crear la enfermedad, las emociones negativas tienen que ser dominantes, y lo que acelera el proceso es saber que el pensamiento negativo es tóxico y, aun así, darle permiso para que medre en nuestra conciencia. Por ejemplo, una persona puede saber que necesita perdonar a alguien, pero decide que continuar enfadada le da más poder. Continuar obsesivamente enfadada la hace más propensa a desarrollar una enfermedad, porque la consecuencia energética de esa obsesión negativa es la impotencia. La energía es poder, y transmitir energía al pasado pensando insistentemente en acontecimientos penosos resta poder al cuerpo actual y puede conducir a la enfermedad.
El poder es esencial para sanar y para conservar la salud. Las actitudes que generan sensación de impotencia no sólo conducen a una falta de estima propia, sino que también agotan la energía del cuerpo físico y debilitan la salud general. Así pues, el siguiente principio que hay que explorar es la importancia primordial del poder para la salud.

domingo, 18 de enero de 2009

Quedarse con la primera impresión

Cuando reciba una impresión intuitiva acerca de sí mismo o de la persona a la que está evaluando, preste atención a cualquier imagen que surja. Muchas personas buscan las intuiciones y las percepciones sin riesgo, no las sanas, porque desean un tránsito sin riesgo hacia el futuro, hacia lo desconocido. Así, es posible tener la tentación de descartar una imagen perturbadora o que no coincide con los propios deseos o los de la persona a la que se está evaluando. La mayoría de las personas que acuden a mí para que les haga una evaluación ya han intuido que algo va mal, pero vienen con la esperanza de que yo dé otro sentido a sus sensaciones, que les diga, por ejemplo: “Simplemente se está produciendo en usted un cambio corporal natural, pero no le pasa nada físicamente.” Sin embargo, es importante decir a las personas la verdad, no lo que quieren oír. En multitud de ocasiones he confirmado las impresiones intuitivas negativas de personas que han acudido a mí. Sus capacidades son tan exactas como las mías. Estas personas saben que están enfermas; pero, como yo no comparto su miedo, mis intuiciones pueden interpretar la información mejor que ellas.
Las personas han de hacer frente a lo que temen. En el caso de hombre de los “disparos en el corazón”, superficialmente le parecía menos arriesgado evitar enfrentar a su esposa adúltera con sus sospechas de que lo estaba engañando. En lugar de actuar según sus intuiciones, echo tierra sobre el dolor y su rabia, los enterró en su cuerpo, pero esos sentimientos se manifestaron finalmente en forma de dolor y opresión en el pecho. Su cuerpo y su espíritu trataron de despertar a la necesidad de hacer frente a los engaños de su mujer; pero, como hacen muchas personas, él esperaba que no afrontando el problema éste desapareciera. Su cuerpo, no obstante, le reveló que el verdadero precio de ese método “sin riesgo” era un peligro para su salud. La historia de este hombre ilustra lo poderosas que son realmente las intuiciones y cómo son capaces de romper y atravesar la actitud más decidida para levarnos hacia la curación.
La vida es dolorosa a veces, y espiritualmente estamos hechos para hacer frente a los dolores que nos presenta la vida. En el mundo occidental, sin embargo, solemos desfigurar el plan de Dios y esperar que la vida sea cómoda y sin problemas. Medimos la presencia de Dios en nuestra vida por el grado de comodidad personal; creemos que Dios existe si se escuchan nuestras oraciones. Pero ni Dios, ni Buda, ni ningún otro líder o tradición espiritual garantiza o favorece una vida sin dolor. Las enseñanzas espirituales nos animan a crecer, pasando por y dejando atrás las experiencias dolorosas, cada una de las cuales es una lección espiritual. Desarrollar la capacidad intuitiva nos servirá para aprender las lecciones inherentes a nuestras experiencias.

miércoles, 14 de enero de 2009

Los campos morfogenéticos


En su libro “Una nueva ciencia de la vida”, Rupert Sheldrake afirma que todos los sistemas están regulados no sólo por los factores energéticos y materiales conocidos, sino también por campos invisibles de organización. Estos campos generan elementos causativos, toda vez que sirven de patrones para la forma y el comportamiento. Carecen de energía, en el sentido normal del término, porque su efecto va más allá de las barreras de tiempo y espacio que normalmente se aplican a la energía. Es decir, su efecto tiene una misma fuerza a larga y a corta distancia.
Según esta hipótesis, cuando un miembro de una determinada especie aprende algún comportamiento nuevo se cambia el campo causativo de dicha especie, siquiera sea ligeramente. Si se repite el comportamiento durante el tiempo suficiente, su “resonancia mórfica” afecta a toda la especie. Sheldrake denominó a esta matriz invisible “campo morfogenético”, de morphos, “forma” y génesis, “creación”. La acción de este campo implica “acción a distancia”, tanto en espacio como en tiempo. Más que una forma que es determinada por las leyes físicas al margen del tiempo, depende de la resonancia mórfica que atraviesa el tiempo. Quiere ello decir que los campos mórficos se pueden propagar a través del espacio y el tiempo y que los acontecimientos pasados pueden influir sobre otros sucesos en cualquier otro lugar. Lyall Watson muestra un ejemplo de ello en el libro “Lifetide: The Biology of Consciousness”, en el que describe lo que ahora se conoce genéricamente como el Principio del centésimo mono. Watson comprobó que, después de que un grupo de monos aprendiera un nuevo comportamiento, sus congéneres de otras islas próximas sin medios “normales” de comunicación también aprendieron repentinamente dicho comportamiento sin que en ningún momento se produjeran contactos directos.
El doctor David Bohm afirma en la revista Revisions que ese mismo efecto es aplicable a la física cuántica. Según Bohm, el experimento de Einstein-Podolsky-Rosen demostró la posibilidad de conexiones no locales, es decir, sutiles conexiones de partículas distantes. En consecuencia, la integración del sistema sería tal que no se podría atribuir el campo formativo exclusivamente a una partícula, sino al total. Así algo que les suceda a partículas distantes puede afectar al campo formativo de otras. Bohm continua afirmando que “la noción de las leyes intemporales que regulan el universo no parece sostenerse, porque el tiempo, en sí mismo, es parte de la necesidad que desarrolló”
Rupert Sheldrake llega, en el mismo artículo, a la siguiente conclusión: “Por tanto, el proceso creativo que provoca el nuevo pensamiento, a través del cual se realizan nuevas entidades globales, es similar en ese sentido a la realidad creativa que da lugar a los nuevos entes totales en el proceso evolucionista. Se podría considerar que el proceso creativo es un desarrollo sucesivo de totalidades más complejas y de mayor nivel, a través de cosas previamente separadas que se conectan entre si”

domingo, 11 de enero de 2009

Fluir

Dang Ngo-Zuma Press

La mente humana tiende a crear tensiones y conflictos, a resistirse inútilmente y a multiplicar sin necesidad las desdichas. Es su característica… y desde luego lo era aún más en aquel aspirante a la Sabiduría que, precisamente por serlo, estaba muy insatisfecho, inquieto y descontento. Con el tiempo, su carácter se agrió cada vez más, no podía resistir el mal humor y comenzó a caer antipático a todo el mundo. Muy abatido por estos motivos, fue a visitar a su mentor y le confesó:
-La vida es para mí como la losa que pesa demasiado y me sume en penumbras. Nada me satisface. Siempre quiero escapar y, como no puedo, mi propia resistencia me hace daño.
-Pero podemos siempre fluir y, así, escapar sin necesidad de hacerlo.
-Si, maestro, mas ¿cómo escapar del invierno o del verano?
El maestro soltó una gran carcajada.
-Esto es muy fácil –repuso-. No hay nada más simple: cuando llega el verano, sudas; cuando llega el invierno, tiritas. Ya has escapado a ambos sin resistirte a ellos. ¿Dónde está el problema? Yo te daré la respuesta: en tu mente, porque no sabes fluir.


La mente a través del pensamiento nos hace estar siempre apegados a aquello que va ocurriéndonos en la vida. Ayer fue ayer, hoy es hoy. Si por alguna razón lo que ocurrió ayer necesita de reflexión, hagámoslo, pues en ocasiones es bueno saber por qué ocurren o se hacen las cosas, más una vez encontrado el sentido de lo acontecido, dejarlo ir, y quedarse con la sabiduría de lo comprendido. Generamos demasiadas querencias, buenas o malas. Nos apegamos a muchos de los conceptos y también a las emociones que hemos ido aprendiendo tal como si fueran el aire que respiramos, sin apercibirnos que el aire que respiramos entra y sale sin nuestra voluntad, simplemente está y es. Pues así han de ser los pensamientos, como el aire, entrando y saliendo…y quedarse con la esencia, como hace el organismo con lo que recoge del aire al entrar a través de los pulmones en nuestro cuerpo. Nos damos demasiada importancia, por esto nuestra mente que conoce bien nuestro ego, nos está siempre poniendo trampas; pero es su juego, el nuestro es darnos cuenta de que sólo son recuerdos de algo que ya pasó y que ya no es. No hay realidad. O ¿hay realidad? Palabras…

viernes, 9 de enero de 2009

Conectabilidad superluminar


En la actualidad los científicos están encontrando, mediante procedimientos matemáticos y experimentales, signos evidentes de una conectabilidad inmediata y universal.
En 1964, el físico J. S. Bell dio a conocer una prueba matemática denominada teorema de Bell. El teorema apoya matemáticamente el concepto de que las “partículas” están conectadas según principios que trascienden el tiempo y el espacio, de manera que cualquier cosa que le suceda a una partícula afecta a las demás. Este efecto es inmediato y no necesita “tiempo” para trasmitirse. La teoría de la relatividad de Einstein decía que es imposible que una partícula viaje a una velocidad mayor que la de la luz. Según el teorema de Bell, los efectos pueden ser “superluminares”, es decir, más rápidos que la velocidad de la luz. El teorema de Bell ha sido respaldado por la experimentación. Nos estamos refiriendo a un fenómeno que se mantiene al margen de la teoría de la relatividad de Einstein. Estamos tratando de dar un paso hacia delante respecto de la dualidad onda/partícula.
Por tanto, vemos una vez más que a medida que avance la técnica de los equipos científicos permitiéndonos profundizar en la materia con una sensibilidad más elevada, encontraremos fenómenos que no se pueden explicar por medio de las teorías actuales. Cuando se produjo este tipo de profundización, a finales del siglo XIX, el descubrimiento de la electricidad revolucionó el mundo y no hizo pensar con mayor profundidad todavía en quienes somos. Cuando volvió a suceder, en los años cuarenta, la energía atómica revolucionó el mundo. Parece que en la actualidad nos encaminamos a otro período de tremendo cambio. Si los físicos aprenden la forma en que actúa esta conectabilidad instantánea, cabe pensar que aprenderíamos a captar conscientemente nuestras conexiones instantáneas con el mundo y entre nosotros. Esto, evidentemente, revolucionaría la comunicación, además de cambiar radicalmente nuestra forma de interactuar. La conexión instantánea podría aportarnos la capacidad de leer el pensamiento de los demás cada vez que lo deseáramos. Podríamos saber que nos pasa a cada uno y tratar de entendernos más profundamente. Además, podremos ver con mayor claridad cómo y en que medida afectan al mundo, mucho más de lo que habíamos pensado antes, nuestros pensamientos, sentimientos (campos energéticos) y acciones.


Polarizador

jueves, 8 de enero de 2009

Más allá del dualismo: el holograma


Los físicos han descubierto que las partículas pueden ser simultáneamente ondas, ya que no son ondas físicas reales, como las del sonido o el agua, sino más bien fenómenos ondulatorios de probabilidad. Las ondas de probabilidad no representan las probabilidades de las cosas, sino más bien probabilidades de interconexión. En un concepto difícil de entender, pero, en esencia, lo que afirman los científicos es que no existe lo que llamamos “cosa”. Lo que solíamos llamar “cosas” son, en realidad, “sucesos” o procesos que podrían convertirse en sucesos.
Nuestro viejo mundo de objetos sólidos y leyes deterministas se ha disuelto ya en un mundo de pautas de interconexiones ondulantes. Conceptos tales como “partícula elemental”, “sustancia material” u “objeto aislado” han perdido su significado. El universo entero se nos presenta como una trama de pautas energéticas inseparables. Así, definimos el universo como un todo dinámico que incluye siempre de forma esencial al observador.
Desde luego, si el universo está compuesto por una trama semejante, no existe (lógicamente) eso que denominamos parte. Por tanto, no somos partes separadas de un todo. Somos un todo.
El doctor en física David Bohm afirma en su libro “La totalidad y el orden implicado” que las leyes físicas primarias no pueden ser descubiertas por una ciencia que intenta fragmentar el mundo en sus diversas partes. Bohm ha escrito acerca del un “orden plegado implícito” que existe en estado no manifiesto y que constituye la base sobre la que descansa toda realidad manifiesta. A esta última la denomina “el orden desplegado explícito”. “Se considera que las partes presentan una conexión inmediata, en la que sus relaciones dinámicas dependen irreductiblemente del estado de todo el sistema… Así somos conducidos a una nueva noción integridad no fragmentada que niega la idea clásica de la analizabilidad del mundo en partes existentes de forma separada.
El doctor Bohm afirma que el punto de vista holográfico del universo es el trampolín que facilita la comprensión de los órdenes pegado implícito y desplegado explicito. El concepto de holograma especifica que cada pieza es una representación exacta del todo y se puede utilizar para reconstruir el holograma completo.
En 1971. Dennos Gabor recibió un premio Nobel por la formación del primer holograma. Era una fotografía captada sin objetivo en la que se registró un campo de onda de luz dispersa por un objeto, en forma de pauta de interferencia sobre una placa. Cuando se sitúa el holograma o registro fotográfico en un haz de láser o de luz coherente la pauta de onda original se regenera para formar una imagen tridimensional. Cada pieza del holograma es una representación exacta del todo y reconstruirá la imagen completa.
El doctor Karl Pribram, afamado estudioso del cerebro humano, ha acumulado a lo largo de una década numerosas pruebas de que la estructura profunda del cerebro es esencialmente holográfica. Afirma que los estudios de muchos laboratorios, realizados mediante complejos análisis de frecuencias temporales y/o espaciales, demuestran que las estructuras cerebrales ven, oyen, gustan, huelen y tocan holográficamente. Seguidamente, la información es distribuida por todo el sistema de manera que cada fragmento puede reproducir el informe completo. El doctor Pribram emplea el modelo de holograma para describir no sólo el cerebro, sino también el universo. Afirma que el cerebro emplea un proceso holográfico que trasciende el tiempo y el espacio. Los parapsicólogos han investigado las energías susceptibles de generar telepatía, psicocinesis y curación. Desde el punto de vista de un universo holográfico, esto efectos surgen de frecuencias que trascienden el tiempo y el espacio, no tienen que ser transmitidas. Son potencialmente simultáneas y están en todas partes.
Cuando nos refiramos en este libro a los campos energéticos utilizaremos términos que pueden resultar arcaicos desde el punto de vista de los investigadores especializados. El fenómeno del aura se encuentra claramente dentro y fuera del tiempo lineal y del espacio tridimensional. […] Yo “vi” los sucesos de la pubertad de Ed cuando se rompió el cócixx, porque llevaba consigo esta experiencia en su campo energético. La “flecha” del amante se puede percibir en el campo energético actual, aunque el clarividente puede retrotraerse aparentemente en el tiempo y ser testigo del acontecimiento en el momento de producirse. […]
Al emplear el concepto de los campos para describir el aura nos encontraremos impregnados de dualismo, es decir, separaremos de nosotros y “lo” observaremos como un fenómeno que existe como “parte” nuestra. Utilizaremos términos como “mi campo” y “su aura”, etc. Ello obedece a pautas dualistas. Debo disculparme por ello y decir que, francamente, a estas alturas soy totalmente incapaz de impartir estás experiencias sin recurrir a los viejos moldes.
Desde el marco holográfico de la realidad, cada parte del aura no sólo representa el todo, sino que, además, lo contiene. Así, lo único que podemos describir es nuestra experiencia con en fenómeno que observamos y creamos a un tiempo. No somos una simple parte de dicha pauta; somos la pauta. Ella es nosotros y nosotros somos ella; sólo que ahora es preciso abandonar el término “ella” y sustituirlo por algún otro, más apropiado, para derribar el bloqueo que experimentamos en nuestro cerebro cuando tratamos de comunicarnos.
Los científicos han utilizado términos como “probabilidades de interconexión” o “trama dínámica de pautas inseparables”. Cuando empezamos a pensar en términos de trama dinámica, todos los fenómenos aurales descritos en este libro dejan de parecer particularmente inusuales o extraños.
Toda experiencia está inteconectada. Por tanto, si tomamos conciencia de ello y acogemos esa interconectividad en nuestros procesos cognitivos, podemos ser conscientes de todos los acontecimientos con independencia del tiempo. Pero tan pronto como decimos “nosotros”, hemos vuelto a caer en el dualismo. Es difícil experimentar esta interconectividad cuando nuestra experiencia más importante de la vida es dualista. La conciencia holística estará fuera del tiempo lineal y del espacio tridimensional y, por tanto, no será reconocida fácilmente. Hemos de practicar la experiencia holística para ser capaces de reconocerla.
La meditación es una forma de trascender los límites de la mente lineal y permite que la interconectividad se convierta en una realidad experiencial. Es muy difícil comunicar dicha realidad con palabras, ya que utilizamos éstas en forma lineal. Necesitamos desarrollar un vocabulario mediante el cual podamos conducirnos mutuamente a estas experiencias. En la meditación Zen japonesa, los maestros ofrecen una breve frase a sus discípulos para que se concentren en ella. La frase denominada koan, está concebida para ayudar a los estudiantes a trascender su pensamiento lineal. He aquí una de mis favoritas:
¿Cuál es el sonido de una mano que golpea?
Mi reacción ante esta conocida koan es encontrarme a mi misma extendiéndome hacia el interior del universo en una pauta de sonidos nunca oídos que parece fluir eternamente.

(Idem)

martes, 6 de enero de 2009

La paradoja


En los años veinte, la física se desplazó hacia una extraña e inesperada realidad, la del mundo subatómico. Cada vez más los científicos interrogaban a la naturaleza en un experimento, la respuesta que recibían era paradójica, y cuanto más pretendían resolver la situación, más fuerza cobraba la paradoja. Los físicos terminaron por comprender que la paradoja forma parte de la naturaleza intrínseca del mundo subatómico sobre el que se fundamenta toda nuestra realidad física.
Por ejemplo, realizar un experimento que demuestre que la luz es una partícula. Pero si se introduce en él un pequeño cambio, se demostrará que la luz es una onda. Por tanto, para describir el fenómeno de la luz hay que emplear ambos conceptos, el de onda y el de partícula. De este modo pasamos a un universo basado en la dualidad de conceptos. Los físicos la denominan complementariedad. Es decir, para describir el fenómeno (si seguimos pensando en términos tales como partículas y ondas) es necesario emplear ambos tipos de descripción. Estos tipos son complementos mutuos, más que opuestos, según el viejo concepto de lo uno o lo otro.
Por ejemplo, Max Planck descubrió que la energía de la radiación térmica (como la de un radiador casero) no es de emisión continua, sino que se presenta en forma de discretos “paquetes de energía” denominados quanta. Einstein postuló que todas las formas de radiación electromagnética pueden aparecer no sólo en forma de ondas, sino también como cuantos. Estos cuantos luminosos, o paquetes de energía, han sido aceptados como auténticas partículas. Llegados a este punto, una partícula, que es la definición más afín a la de una “cosa” ¡es un paquete de energía!
A medida que penetramos más a fondo en la materia, la naturaleza no nos muestra ningún tipo de “bloques básicos” aislados, como sugería la física newtoniana. La búsqueda de los bloques fundamentales de la materia hubo de ser abandonada cuando los físicos encontraron un gran número de partículas elementales que apenas podían calificarse como cuerpos materiales. Por medio de experimentos realizados durante las últimas décadas, los físicos han descubierto que la materia es totalmente mutable y que, a nivel subatómico, no hay certidumbre de que la materia exista en lugares definidos sino que, más bien, muestra cierta “tendencia” a existir. Todas las partículas se pueden transmutar en otras. Se pueden crear a partir de la energía y convertirse en otras partículas. Se pueden crear a partir de la energía y desvanecerse en energía. Cuándo y cómo sucede esto es algo que no podemos determinar con exactitud, pero sabemos que ocurre continuamente.
A nivel personal, a medida que nos internamos en el mundo de la moderna psicología y el desarrollo espiritual descubrimos que las viejas formas disyuntivas también se disuelven en la forma dual (lo uno y lo otro). Ya no somos malos o buenos; ya no nos limitamos a odiar o a amar a alguien. Encontramos capacidades mucho más amplias en nuestro interior. Podemos sentir amor y odio, con todas las emociones intermedias, por una misma persona. Actuamos responsablemente. Vemos que la vieja contraposición Dios/Demonio se disuelve en un todo en el que nos encontramos que el Dios/Diosa interior se funde con el Dios/Diosa exterior. Un mal no es lo opuesto al Dios/Diosa, sino la resistencia a la fuerza de Dios/Diosa. Todo está compuesto con la misma energía. La fuerza del Dios/Diosa es, a un tiempo, blanca y negra, masculina y femenina. Contiene ambas cosas, la luz blanca y el vacío negro.
Como puede ver el lector, seguimos usando conceptos impregnados de dualismo, pero estamos en un mundo de “aparentes” opuestos que se complementan entre sí, no de opuestos “reales”. En este sistema, el dualismo se utiliza para impulsarnos al interior de la unidad.

(Continuo con el libro de Barbara Ann Brennan)

lunes, 5 de enero de 2009

¿Para qué juguetes caros?

El título lo traía el propio vídeo. Comparto la opinión del que lo realizó (supongo que es él mismo); no puedo saber su nombre ya que me enviaron el vídeo tal cual lo presento. Noche de Reyes, ilusiones y risa -esta que tanto me alegra la vida- que traen la alegría. Esto es lo que considero más importante. Así qué, ¿para qué juguetes caros y sofisticados?

domingo, 4 de enero de 2009

Incierto Amor Rendido


Buscar Deshojado
Y un deshojar marchito
Comparte la sincera verdad

Las puertas viven en el tejado
Pero no sienten el frío
Un frío que sin perder su débil surco
Marca al ser incierto, perdido

No escribir de amoríos
Sinrazón de los amantes
Pudiera ser la llave
La llave del puente
Puente que lleva a la fuente
Fuente que comprende el infinito

Todos repitiendo la sinfonía
Como piélagos hambrientos
Diciendo siempre la palabra
Que quiere comprender la gente
Gente que pierde el sentido
Sentido incoherente
Incoherentes pasivos
Delirios perdidos
En amantes torcidos

Buscar, buscar, buscar,
Afán agónico del herido
Viviendo la duda comida, carcomida
Carcomida de salitre
Salitre que humedece el sarmiento
Y así viviendo
Todos en la oscura vida
Vida de ciegos
Ciegos en el miedo, mundo
Mundo de ciegos

Llenar la vertida huella
Llenarla de vida
Una vida sentida entera
Entera y rendida
Rendida al amor comprensivo
Amor en alas subido

jueves, 1 de enero de 2009

Vivo

La relatividad de la vida se reconoce en un solo instante acontecido en su devenir. El apego a lo material atrae aquello que tanto temes. Desvincularse de los miedos para afrontar con decisión y valentía la vida. El fuego quema lo inútil de nuestra vida; el agua, apaga el fuego si se sabe como hacerlo, pero la experiencia vivida enciende un fuego inapagable.
Vive la vida, vive el momento, será tu revolución interior.
Somos puras carcasas, quebradizas y débiles, y precisamente es aquí donde reside nuestra grandeza: la fuerza nace de nuestra vulneravilidad.
Espíritu, que no materia.
Madrugada de Año Nuevo, nueva confirmación de la existencia de Dios en mi vida. Aquí estoy: aún viva, si, me siento agradecida por todo lo acontecido en este comienzo de camino hacia lo que acontezca, poco a poco…
Vivo
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