jueves, 23 de julio de 2009

La arrogancia

El menor vestigio de superioridad u orgullo por tu capacidad te conducirá al desastre.

Maestro Yuanwu

Mirar bien dentro de uno mismo antes de decir que no se tiene arrogancia. Por ello: humildad, humildad, humildad,... Y cuidado, porque hasta la humildad puede estar prendida en la arrogancia...

Buscando un atajo

Apenas aparezca la menor intención de encontrar un atajo para llegar al Zen, será como su hubieras metido la cabeza en un bote de cola.

Maestro Dahui

Los aficionados al Zen

Hay intelectuales de profesión que creen saberlo todo acerca del Zen. Reúnen a algunos monjes incompetentes, les dan de comer y comienzan a hablar de lo primero que se les ocurre. Luego, toman nota de toda esta palabrería y la utilizan para juzgar a los demás, denominando "debate Zen" a esta forma de especular y creyendo vencer si pronuncian la última palabra.
Sin embargo, si tuvieran la ocasión de tropezar con alguien realmente perceptivo, serían incapaces de reconocerlo y, aún en el caso de que pudieran hacerlo, nunca estarían seguros y desaprovecharían la oportunidad de beneficiarse de sus enseñanzas. Lo único que les preocupa es su reputación y si un maestro les revelara cómo se aplica realmente el Zen en toda clase de situaciones, huirían despavoridos.

Maestro Dahui

La práctica de antaño

Los maestros de la antigüedad fueron personas que se caracterizaron básicamente por su flexibilidad.
Bastaba su sola presencia para que los cielos se derramaran sobre la tierra.
¿Cómo podían actuar así?
Porque su mente escapaba a todo sectarismo, porque trascendían los parámetros convencionales, porque su objetivo final era el correcto y porque no se habían dejado engañar por falsos maestros, los charlatanes y los embaucadores.
No se asociaban al azar con cualquiera ni se aferraban a nada efímero.
Para ellos lo más importante era la vida y la muerte, a pesar de que no creían que, en realidad, hubiera lago que naciera o muriera realmente.
Así se comportaban nuestros antepasados. Es esencial que comprendamos esto claramente y evidenciemos esta comprensión en todas las circunstancias de nuestra vida.
Después de eso podremos someternos a un riguroso tratamiento Zen, a menos que todavía nos sintamos perdidos y cuando nos veamos implicados en procesos de cambio y desarrollo.
Es necesario añadir que, si uno permanece en un estado en el que la mente se halla "medio clara y medio oscura, medio despejada y medio lluviosa", todavía no puede "pasear solo por la inmensidad" aunque desee hacerlo.

Maestro Ying-an

Yo misma estoy en un proceso de cambio, así pues, me retiraré por un tiempo. Gracias a todos-as por ser y por estar.

miércoles, 22 de julio de 2009

Simplicidad natural (A)


Hoang-ti reinaba desde hacía quince años, gozando de su popularidad, preocupándose por su salud y dando placer a sus sentidos, hasta el punto de estar macilento y como perdido. Después de reinar durante treinta años, haciendo continuos esfuerzos intelectuales y físicos para organizar el imperio y mejorar la suerte del pueblo, se encontró todavía más flaco y más fatigado. Entonces se dijo suspirando: "Debo haberme excedido. Si no soy capaz de hacerme bien a mi mismo, ¿cómo voy a ser capaz de hacérselo a todos los seres?". Tras lo cual, Hoang-ti abandonó las preocupaciones del gobierno, dejó el palacio, se deshizo de su circulo de allegados, se privó de toda música, se redujo a una alimentación frugal, y se confinó en unas habitaciones apartadas, donde se aplicó durante tres meses únicamente a poner en orden sus pensamientos y a controlar su cuerpo. Durante esta reclusión, un día, mientras hacía la siesta, soñó que se paseaba por el país de Hoa-su-she. "Este país está al oeste de Yen-cheu, al norte de T'ai-cheu, a no sé cuantas miríadas de estadios de este país de Ts'i. No se puede ir allí ni en barca ni en carro; sólo llega allí el vuelo del alma. En ese país no hay ningún jefe; todo funciona espontáneamente. El pueblo no tiene deseos ni codicia, sino tan sólo su instinto natural. Nadie ama la vida ni teme a la muerte; cada uno vive hasta su término. No hay amistades ni odios. No hay ganancias ni pérdidas. No hay intereses ni temores. El agua no los ahoga, el fuego no los quema. Ningún arma puede herirlos, ninguna mano puede dañarlos. Se elevan por los aires como si subieran escalones, y se tienden en el vacío como sobre un lecho. Nubes y nieblas no interceptan su vista, el ruido del trueno no afecta su oído, ninguna belleza ni ninguna fealdad conmueve su corazón, ninguna altura ni ninguna profundidad obstaculiza su marcha". Al despertar, se hizo una luz apacible en el espíritu del emperador. Llamó a sus principales ministros, T'ien-lao, Li-mu y T'ai-shan-ki, y les dijo: "Durante tres meses de retiro he puesto orden en mi mente y he domado a mi cuerpo, pensando que tenía que hacer para gobernar sin fatigarme. En el estado de vigilia no encontré ninguna solución; esta me ha venido mientras dormía. Ahora sé que el Principio supremo no se alcanza mediante esfuerzos positivos (sino por la abstracción y la inacción). En mi mente se ha hecho la luz, pero no puedo explicaros más". Después de este sueño Hoang-ti reinó todavía durante veinticinco años (aplicando el método de dejar que las cosas funcionaran solas). Por eso el imperio si hizo próspero, casi tanto como el país de Hoa-su-she. Luego el emperador ascenció a las alturas, y al cabo de dos siglos el pueblo (que lo echaba de menos) todavía lo recordaba.

Tratado del perfecto vacío. Lie Tse.

Armoniza tu espíritu con la naturaleza, confía en que esta armonía es el estado del perfecto vacío y todo comenzará a transformarse.

martes, 21 de julio de 2009

Vuélvase asertivo: las técnicas asertivas (Décima parte, y última)


La autoafirmación positiva

Este procedimiento le será de gran utilidad cuando le hagan cumplidos. Usted piensa más a menudo en sus defectos que en sus cualidades, habla más gustosamente de los fracasos que de los éxitos, por eso los cumplidos le incomodan. Tiende a negarlos, a pensar que los demás los merecen y usted no. Cuando le hacen algún elogio, se ruboriza, desearía que le tragara la tierra, baja la cabeza, contesta apurado y acaba descorazonando al desdichado cumplimentero que no comprende su actitud. Este comportamiento negativo le priva del placer que debería sentir en esta circunstancia. Se diría que confunde la adulación excesiva con el cumplido sincero. Por lo general, este último se expresa de manera natural y sencilla, en términos breves y claros, con la intención de complacer. Por el contrario, el adulador intenta manipular y "vivir a costa de quien le escucha".
La autoafirmación consiste en indicar al otro que poseemos ésta o aquella cualidad y que nos alegra ver que él también la aprecia. Acepte escuchar los cumplidos y responderlos. Si le dicen que lleva un vestido bonito, no conteste siempre: " Es un vestido viejo"; sonría y diga por ejemplo: "Me alegro de que te guste; es mi vestido favorito". Si le aplauden su conferencia, no diga: "He estado fatal"; en cambio, responda: "Gracias yo también creo que no me apañado mal del todo".
Practique

Adquirir nuevas maneras de ser, de pensar, de actuar, requiere paciencia y tiempo. Sepa aceptarlo, no se desanime al primer fracaso, no abandone a la primera contrariedad o al menor desaire. Proceda de modo gradual, a su ritmo. No se consigue aprender cosas nuevas sin esfuerzo, lo mismo el violín que el tenis o un idioma extranjero. Entrene estás técnicas de autoafirmación como si estuviera realizando ejercicios de gimnasia, fáciles y cortos al principio, y más adelante cada vez más difíciles y largos. Así, estas conductas se irán haciendo más naturales de manera progresiva.
Asimile estos procedimientos, hágalos suyos. Pruébelos en circunstancias diversas y en sucesivas ocasiones. Escoja los métodos que le parezcan más adecuados para su caso. No se contente con sacar conclusiones negativas y definitivas tras un único intento. Antes de declarar: "Soy un incapaz, no lo consigo, no obtengo resultado alguno", pruebe los métodos en situaciones diversas, con personas diferentes. También puede combinarlos. Está a orillas del mar con una pandilla de amigos que van todos a navegar. Decide quedarse en la playa, solo. Cuando uno carece de confianza en sí mismo, no es precisamente fácil apartarse de un grupo sin sentirse culpable.
Aporte información sobre usted: "Me apetece acabar el libro, me reúno con vosotros al final del día". Si sus amigos insisten en que les acompañe, ponga el disco rayado: "Es muy amable por vuestra parte (gratificación), pero prefiero quedarme en la arena", o "No me apetece mucho navegar, prefiero leer el libro". Si le tratan de rajado, active la pantalla de niebla: "Si, a veces me entran ganas de estar solo".

Experimente el acto gratuito

Este tipo de conducta está destinada al novicio que todavía es usted. Ofrece un interés particular: los riesgos son mínimos y los resultados tienen una importancia muy limitada para usted.

Poco le importa:

-el carnicero que acaba de venderle carpaccio de oferta.
-la dependienta que quiere obligarle a comprar unos zapatos demasiado pequeños.
-el peluquero que quiere convertirlo en punk.
-el restaurador que le trae un vino picado.
-el cirujano que quiere hacerle estiramiento de piel.
Autoafírmese: DIGA QUE NO.

Poco le importa:

-el fontanero que refunfuña cuando le pide que compruebe el nivel del agua.
-el camarero que gruñe cuando usted le pide que cambie un vaso sucio.
-el taxista que masculla cuando le indica el camino.
-el vendedor que parece molesto porque vacila antes de comprar un artículo.
-el cajero que se niega a darle cambio.
Autoafírmese: PERSEVERE.

Todavía no tiene suficiente confianza en usted mismo y vive los trámites descritos anteriormente como experiencias penosas. Sin embargo, no entrañan mayores peligros y tienen unas consecuencias insignificantes para usted. Si debe hacer frente a situaciones similares, aplique los procedimientos asertivos y cambiará rápidamente de opinión sobre el tema. Aproveche las oportunidades sin riesgo que le ayudarán a entrenarse "de veras"; se sentirá recompensado cuando lo consiga. A continuación, pase a situaciones más difíciles, como las que hemos presentado como un ejemplo un poco más arriba.
Estos métodos ampliarán su abanico de respuestas eficaces, pero no solucionan todas las dificultades que surgen en la vida cotidiana. La actitud asertiva es un preámbulo para acceder a técnicas complementarias más complejas. Estás últimas le aportarán otras soluciones, facilitarán y fundamentarán su evolución hacia la confianza.


Como colofón voy a añadir algo de mi cosecha que considero relevante:
Llevar una máscara de autosuficiencia, encontrada en conocimientos leídos (y bien memorizados), no nos hace personas seguras de nosotras mismas. Esta actitud de falsa seguridad tan sólo nos lleva a vivir una mentira en la que se involucra a los demás, aquellos que fiándose de esta aparente seguridad se apoyan en nosotros imitándonos por la admiración que sienten e incluso considerándonos un maestro en el cual apoyarse o al que seguir.
Bien, esta máscara no es sino la necesidad de encontrar ese reconocimiento ajeno para sentirse válido (que hablaría de un ego muy débil), un bastón endeble que nos hará caer en cuanto nos enfrentemos a hechos reales que se escapan de nuestras manos, pues no hemos integrado ese conocimiento dentro de nosotros mismos con lo cual no podremos ayudar a entenderse y/o encontrarse a los otros para que encuentren la confianza en sí mismos, de este modo estaremos proyectando, inconscientemente, nuestra inseguridad soterrada y sutil que le hace al otro sentirse confuso, pudiendo acabar por pensar que el equivocado es él en vez de aquel al que admira (o sea nosotros), pues bien nos guardaremos de mostrar nuestra ignorancia por miedo a que se descubra que no somos aquello que aparentamos ser.
Nada malo hay en ser un ignorante, pues esto se puede subsanar, lo que resulta pernicioso es esconder la ignorancia tras una fachada de aparente cultura, hablando siempre dogmáticamente y con una autosuficiencia llena de arrogancia y/o llena, también, de falsa modestia.
Este tipo de actitud puede muy bien acabar convirtiéndose en un comportamiento manipulador, si, y pueden haberse aprendido técnicas de asertividad, pero tan sólo se utilizarían para conseguir fines muy alejados de lo que es la asertividad.
En caso de encontrase con este tipo de persona (y que no seamos nosotros) es tomar en cuenta lo que nos dicen las "tripas" como se dice vulgarmente, cuando no encaja lo que veo y oigo con lo que siento. Como he señalado más arriba al decir que uno puede sentir que el equivocado es él mismo en vez de aquel al que admira, quiere o respeta, haciéndole sentir confusión; esta confusión nos puede hacer llegar a pensar que somos estúpidos por desconfiar de él.
A algunos se les cae la máscara con más rapidez que a otros, dependerá del grado de confianza que hayan logrado adquirir y de lo inseguros que seamos nosotros. A más seguridad, más rápidamente se le podrá desenmascarar.
Así pues, aprendamos sobre todo a ser honestos, base principal para una buena, por no decir excelente, comunicación.

lunes, 20 de julio de 2009

Vuélvase asertivo: las técnicas asertivas (Novena parte)


La escucha activa

Claro que sin ejercer de inquisidor, solicitar información sobre el otro, sus experiencias, su vida y el interés que le demuestre suscitan el acercamiento, refuerzan la calidad de la relación y facilitan la comunicación. Así, puede descubrir que comparten las mismas emociones, los mismos sentimientos, reconocerse y acercarse. De igual modo solicitar información consiste en comprobar que ha entendido bien lo que el otro quiere decir. Muchas veces los malentendidos son producto de una incomprensión del mensaje del otro. Durante una conversación, no vacile en confirmar el tenor del mensaje que expresa el interlocutor, reformulando el contenido de sus palabras: esto también puede ayudar al interlocutor a ser más claro.

HIJO: Creo que estoy perdiendo el tiempo con las clases de mates.
PADRE: Si te he entendido bien, quieres dejar las clases de mates.
HIJO: No exactamente, es que creo que el profesor vive demasiado lejos.
PADRE: ¿Quieres encontrar otro profe más cerca de casa?
HIJO: En realidad, quisiera encontrar un profesor cerca del instituto.

En el ejemplo, el padre vuelve a definir las frases del hijo para cerciorarse de que son correctas, una conducta que evita malentendidos y conflictos.

Solicitar y dar información ayuda a entablar y proseguir una conversación más fácilmente... siempre que el otro también quiera. En ese caso, más vale plantear preguntas abiertas que dan pie a respuestas libres, en lugar de preguntas cerradas, que dan pie a respuestas en términos de sí o no. En general, las preguntas abiertas empiezan por pronombres y adverbios interrogativos: quién, qué, cómo, dónde, por qué, cuándo, cuánto. Si pregunta a alguien "Te gusta el deporte?", la respuesta será más breve que si le pregunta "¿Cuál es tu deporte favorito?", o incluso "¿Tienes hijos?", es preferible a "¿Cuántos hijos tienes?". Por otra parte, no se limite a preguntar, hable también de usted y conteste a las preguntas del interlocutor de modo directo y sencillo.
En una fiesta de aniversario donde usted no conoce a nadie, excepto a la señora de la casa, está sentado junta un señor que tampoco parece conocer a nadie. Intenta entablar conversación:

-Hola, ¿conoce a alguien aquí?
-No, no conozco a nadie.
-Vaya, no conoce a nadie; yo tampoco. ¿Quién le ha invitado?
-La señora de la casa.
-A mi también. La conocí en un seminario en Bayona. ¿Usted dónde la conoció?
-Juego a tenis con ella.
-Me gusta mucho el tenis. Lo practicaba hace algún tiempo.
-Hace mucho que no juego.
Etc.

domingo, 19 de julio de 2009

Vuélvase asertivo: las técnicas asertivas (Octava parte)


La oferta de compromiso

Un muchas ocasiones este procedimiento mitiga las tensiones y allana las dificultades. También puede aliviarte cuando se siente culpable (¡aunque sea un poco!) por haber negado algo a alguien.
Esta técnica consiste en acceder a la petición del otro hasta cierto límite, o bien proponer una solución de recambio que le implique personalmente.
Pero hay que tener cuidado: el compromiso debe ser aceptable para ambas partes la solución, satisfactoria, equitativa y realista. No se trata de encontrar un compromiso sólo por quedarse con la conciencia tranquila y en paz; en este caso, tiene muchos números para que el acuerdo se resuelva en detrimento suyo y salga trasquilado. Un equilibrio justo entre dos posiciones evita frustraciones: los que usted gana, el otro no lo pierde forzosamente y viceversa.
Su hermana le pide que cuide al perro el domingo por la tarde. Ya ha rehusado tres veces y se siente vagamente culpable, sobre todo porque el boxer es encantador y le quiere mucho. Si no tiene ninguna obligación a primeras horas de la tarde, puede hacer una oferta de compromiso. "Me quedaré con gusto a Poogy el domingo si te hago un favor, pero cuento con que vendrás a recogerlo a las cinco y media porque tengo un bautizo a las seis".
Otra posibilidad: encuentra una solución de recambio y da a su hermana la dirección de un cuidador de perros excelente, con referencias fenomenales, o incluso pide a su portero, que le encantan los animales que cuide al famoso Poogy.

La información sobre si mismo

Al dar información sobre si mismo nuestra persona, revelamos nuestros sentimientos y problemas con franqueza, lo que nos hace más humanos ante los interlocutores, excepto si tenemos delante a un autócrata pendenciero. Poder hablar de uno mismo con sinceridad, por supuesto sin minusvalorarse, eso nos acerca a los demás. ¿Quién puede presumir de ser perfecto (aparte del pendenciero y autócrata)? ¿Quién no ha sufrido decepciones alguna vez y ha vivido momentos difíciles?
Decirle a una amiga que no puede pasar el fin de semana en casa porque "Tengo que terminar un trabajo urgente; lo siento", o que usted no puede participar en su mudanza porque "Tengo una ciática que me está haciendo sufrir mucho; lo siento en el alma"., o que le apetecería mucho ir al restaurante esta noche porque "Estoy cansada y no tengo muchas ganas de cocinar", es una manera de implicarse, de mostrar que uno tiene límites y, de ese modo, conmover al interlocutor.

viernes, 17 de julio de 2009

Vuélvase asertivo: las técnicas asertivas (Séptima parte)


Algunos ejemplos le ayudarán a familiarizarse con esta técnica.
Algunas veces, su tía cuida de su hija Criselle. Y también a veces tiene que aguantar sus reflexiones moralistas y fastidiosas. Esta vez, su tía le indica en tono melodramático que el abrigo de Criselle le va estrecho:

-Sigue llevando el mismo abrigo del año pasado.
-Exacto.
-Tiene dificultades para moverse, por lo estrecho que es.
-Si, es cierto.
-¿No te has dado cuenta?
-Si, probablemente.
-Me da pena verla con esa ropa demasiado pequeña para ella.
-Es verdad.
Esta niña parece una mendiga.
-Es posible.
Deberías tener cuidado.
-Tienes razón.

Mantiene una actitud impermeable ante una mujer que busca culpabilizarla y da por sobrentendido que es usted una mala madre, poco atenta a la apariencia y a las necesidades de su hija. De este modo, la pantalla de niebla evita una pelea y posibles represalias de un familiar que le saca de un apuro cuando lo necesita.
Paul participa de un taller de pintura. Lisa, su vecina de caballete, a menudo critica su trabajo:

-La perspectiva no es exacta.
-Es tu opinión.
-No has copiado exactamente el modelo.
-Es verdad, no he copiado exactamente el modelo.
-Podrías fijarte más.
-Es cierto.
-Eres un atolondrado.
-Exacto.
-No ganarás el premio de pintura.
-Puede ser.
.-Mira, hazlo como quieras.
-Tienes razón.

Paul no se ha dejado arrastrar a una controversia que no le interesa. Admite los hechos, pero da por sobrentendido que considera su actividad como un pasatiempo y no pretende ser un nuevo Picasso. Por eso las observaciones descorteses de Lisa no le han afectado en absoluto. Se mantiene tranquilo y sereno, y no se deja desestabilizar ni humillar.

jueves, 16 de julio de 2009

Vuélvase asertivo: las técnicas asertivas (Sexta parte)


La pantalla de niebla o edredón

Este procedimiento, de principios sencillos, también resulta fácil de aplicar. Comparte algunas propiedades con la niebla: es tenaz, opaco, al tiempo que no ofrece resistencia (en principio). Si tira una piedra, desaparece, no la volverá a encontrar, aunque este gesto no habrá alterado la niebla. Todos los esfuerzos por intentar transformarla resultarán inútiles. Igual que la niebla, usted puede mostrarse tenaz en los reproches y, al mismo tiempo, no presentar resistencia alguna, de modo que el interlocutor acabe desanimado, o incluso desconcertado. El edredón, por su parte, es flexible y se adapta perfectamente al contorno de los objetos sobre los que reposa. Del mismo modo, usted amoldará las respuestas a las críticas del interlocutor para sofocarlas mejor.
Esta técnica resulta especialmente útil en situaciones en que el otro formula reproches y se muestra agresivo hacia usted. Usted le sorprende, sobre todo porque parece que le esté escuchando con atención, pero reacciona de modo pasivo o incluso con indiferencia, como un pez que se escurre entre las manos del pescador. De esta manera, desactiva el conflicto.
Puede optar entre diferentes proposiciones: "Es posible, sin duda, es cierto, exacto, es probable, seguramente tiene(s) razón, no lo dudo, estoy seguro, es su (tú) opinión, es su (tú) punto de vista", a los que se añade la reformulación. "Algunas veces sucede que no soy servicial". Muy sencillo, ¿no? Mediante estas frases típicas, usted admite el hecho que le están reprochando, pero da por sobreentendido que rechaza juzgarlo de modo negativo, sentiendose culpable. Impiden que le manipulen y que el otro le subestime. Habrá oído lo que le quieren decir sin verse obligado a cambiar de opinión o de comportamiento.
Las observaciones que le hacen pueden ser justificadas o injustificadas.
En el primer caso, distinga las críticas positivas formuladas con tacto de las críticas justas pero formuladas con torpeza o agresividad. Por ejemplo, una amiga le indica amablemente que ha escrito mal un nombre propio en un artículo:se trata de una crítica justa que le hacen para ayudarle. Conteste: " Es cierto", sin sentirse humillado por ello; tiene derecho al error y puede subsanarlo perfectamente. No se hunda, no es un desastre ni un débil por equivocarse; una vez más, no confunda el acto con la persona. Pero si una compañera de trabajo le sermonea porque opina que lleva la falda demasiado corta -que es cierto- no precise, conteste: "Por supuesto". Es usted quien debe reflexionar luego sobre la longitud de los dobladillos en el trabajo y decidir un posible cambio.
En el segundo caso, el carácter hostil o erróneo del reproche únicamente suscita una respuesta: "Es muy posible". Si durante una velada un desconocido le acusa de haberle empujado, saque el edredón y ... ¡dé media vuelta! Este procedimiento evita que caiga en una polémica interminable y mantiene a distancia a un interlocutor injusto y agresivo.
Sea como fuere, no intente contraatacar, ni responder a la crítica con la crítica, a la agresividad con la agresividad, ni desencadenar una escalada de violencia, insultos, amenazas donde cada uno hiere al otro, lo que no mejora las relaciones.

domingo, 12 de julio de 2009

Vuélvase asertivo: las técnicas asertivas (Quinta parte)

  • Formular una petición
Examinaremos otra situación peligrosa: pedir algo a alguien. Siempre concede prioridad a los deseos ajenos en perjuicio de los suyos propios. Hace mucho que sustituyó los "Quiero, querría, deseo, me gustaría" por "Como tú quieras" Evita decir qué quiere de modo directo, si formula una petición, a menudo lo hace de manera confusa, embrollada y apurada.
Utilice el "yo" y sea claro. Prepárese las frases; en concreto, si capta la reacción del interlocutor, anticípese empezando con frases como "Te va a sorprender mi petición" o "Tal vez creas que exagero, pero...". Es de sobra conocido que los hombres de negocios utilizan con buenos resultados este tipo de entrada en materia durante negociaciones delicadas. Abandone su tono melodramático, su aspecto serio y disgustado, sonría. Y no centre la atención únicamente en el rechazo, piense que no le están rechazando a usted, sino a su petición.
En el restaurante, el bistec que le traen está duro como una piedra. Llama al camarero:

-Lo que voy a decirle no le va a gustar, pero acabo de probar la carne que me ha servido y la encuentro tan dura que me resulta incomestible. ¿Podría cambiármela?
-Pero si he servido a diez personas y nadie me ha dicho nada.
-Seguro que el resto de filetes eran tiernos, pero el mío está como una suela de zapato.
-Pero esta carne viene del mismo proveedor.
Ya sé que por lo general tienen muy buena carne, pero la mía no lo es. ¿Podría ponerme otra?
-Señor, en un restaurante como el nuestro es imposible.
-Conozco la reputación de su restaurante, precisamente por eso he venido a cenar aquí. A pesar de todo, preferiría que me cambiara el entrecot, de todos modos no conseguiría comérmelo.
-Es la primera vez que me sucede una cosa así. Bien, se lo voy a cambiar.
-Se lo agradezco, es muy amable.

La música que escucha el vecino está muy alta y le molesta. Es la una de la madrugada y tiene muchas ganas de dormir. Le llama por teléfono:
-Buenas noches, soy el señor X. Es la una y quisiera dormir. Me está molestando mucho el ruido de la radio.
-No hace tanto ruido.
-Considero que hay mucho ruido y me gustaría que bajara el volumen del aparato de radio.
-Ya había avisado a los vecinos de que habría un poco de ruido.
-Ya sé que había avisado, pero ya es tarde y me gustaría que el ruido fuera menos fuerte.
-No voy a echar a mis invitados.
-No le estoy pidiendo que eche a sus invitados. Simplemente puede bajar el sonido de la música.
-No hago ruido casi nunca.
-Ya lo sé, pero es tarde y el ruido no me deja dormir.
-Voy a ver qué puedo hacer.
-Sería muy amable si bajara el sonido para que pudiera dormir.

La persistencia de la petición, la claridad del mensaje, ejercen presión sobre el interlocutor. No podrá escurrir el bulto y tendrá que responder al momento. Así, aunque la respuesta sea positiva o negativa conocerá sus intenciones y no quedará sumido en al incertidumbre.

viernes, 10 de julio de 2009

Vuélvase asertivo: las técnicas asertivas (Cuarta parte)


En este capítulo vamos a desarrollar determinadas técnicas de autoafirmación: en primer lugar, las más sencillas y fáciles de utilizar: el disco rayado, la pantalla de niebla o edredón, la oferta de compromiso, la escucha activa, la afirmación positiva.
Estas cinco técnicas se pueden emplear en muchas circunstancias. Gracias a ellas, progresará con rapidez, sobre todo porque puede aplicarlas directamente y observar sus efectos positivos en plazos muy breves. Le ayudarán a defenderse, resistir, liberarse de sus contradicciones y resolver situaciones conflictivas.
En definitiva, logrará adquirir una mayor seguridad para decir lo que piensa, lo que siente, sin herir a su interlocutor. Por fin dará respuestas eficaces y adoptará un comportamiento gratificante.

El disco rayado
Esta técnica está al alcance de todos. Es sencilla, fácil de poner en práctica y, algunas veces, divertida. Consiste en repetir con calma, claridad y firmeza lo que se quiere o no se quiere. Precisa cierto dosis de paciencia, perseverancia , un poco de arrojo y voluntad. Elaborada por Zev Wanderer, psicólogo norteamericano, la técnica del disco rayad adopta las características del objeto de igual nombre. Efectivamente, un disco de vinilo lleno de polvo o rayado repite siempre la misma frase musical.
Esta metáfora traduce la constancia que hay que demostrar muchas veces durante las conductas de asertividad. Esto no significa que haya que repetir con machaconería las mismas palabras durante horas, sino que hay que insistir en expresar una opinión, un deseo, un sentimiento, sin desviarse del punto de vista que se quiere exponer y defender, haciendo caso omiso de los aspectos secundarios.
En efecto el interlocutor se verá inducido a percatarse de que no usted tiene una idea bien firme y que no está dispuesto a abandonarla. Como barco que prosigue la ruta a pesar de las corrientes, repite su posición con calma, y la vuelve a repetir más veces hasta que el otro entienda que su resistencia es más importante y su resolución, más fuerte de lo que pensaba. Puede modificar la forma del discurso, el estilo, los giros, variar el timbre de voz, pero no puede cambiar el fondo: con contenido del mensaje debe seguir siendo el mismo. Además, como se muestra cortés, calmado, sonriente, sosegado, no le tomarán por un individuo obstinado y de poco entendimiento. En definitiva, el disco rayado permite aguantar, no retroceder. Gracias a este procedimiento, ya no se verá obligado a encoger los seudópodos en cada paso, a la mínima alerta.
Después de la teoría, pasemos a la práctica.
  • Negarse a una petición
Vamos a examinar una situación que a menudo debe afrontar y que le incomoda: le formulan una petición que no consigue rechazar. Hay numerosos ejemplos, desde cuidar a sus sobrinos, prestar dinero, dejar el coche a un allegado, terminar el informe de un compañero de oficina, comprar un objeto que no necesita ni le apetece, hasta invitaciones a cenar, a pasar un fin de semana en el campo, etc.
Siempre acaba cediendo, porque no se atreve a decir que no, ¡muchas veces ni siquiera hay que insistirle demasiado!
¿Cómo le será de utilidad el disco rayado?
  • Se encuentra con un amigo al que no ha visto desde hace mucho tiempo. Van a la cafetería a tomar algo juntos y en ese momento su viejo amigo le pide:
-¿Podrías prestarme dinero? Llevo más de tres meses en números rojos.
-Entiendo tu problema, pero no será posible.
-Sabes que te lo devolveré enseguida.
-Me fastidia, pero no voy a poder prestarte el dinero.
-Pensaba contar contigo, eres un verdadero amigo.
-Lo siento, pero no puedo prestarte dinero.
-Me decepcionas mucho.
-Comprendo que estés decepcionado, pero no puede prestarte dinero.
  • Una amiga le invita a cenar:
-Estoy segura de que te va a gustar.
-Eres muy amable por tu parte haber pensado en mí (complacer al otro), pero no puedo ir.
-Estoy decepcionada, quería presentarte a unos amigos muy agradables.
-En otra ocasión, es que ese día no puedo.
-Tenía ganas de verte...
-Sabes que siempre me alegra verte, pero esa noche no, es imposible.

Y no olvide que usted no está rechazando la petición, no a la persona que lo expresa.

miércoles, 1 de julio de 2009

Vuélvase asertivo: adoptar la asertividad (Tercera parte)


Ser asertivo, afirmarse, significa comunicarse con mayor soltura, adquirir un dominio más completo de las relaciones sociales, limitar la carga de las presiones externas, ganar una nueva libertad en los intercambios, sentirse responsable, experimentar una satisfacción personal, encontrar o recuperar la confianza en uno mismo. Hay que aprender a que surja expontáneamente, como si fuera una segunda naturaleza. Y ¿cómo hacerlo? Antes de examinar las técnicas asertivas, he aquí algunos consejos para sus primeros pasos:
-Siempre es preferible emplear el "yo" antes que el tú o el "usted", a menudo acusatorios y cercanos a la manipulación.
-Si le ofrecen pastel y está a régimen, no arme una bronca contra la gente que no entiende nada y se zampa cualquier cosa. Simplemente, conteste que quiere adelgazar y ha dejado de comer dulces por el momento.
-Sea claro: elimine las expresiones ambiguas, las alusiones molestas, los silencios embarazosos. La mejor manera de hacerse entender consiste en decir de modo sencillo y claro lo que desea, lo que no quiere. Si su marido le propone ir al cine a ver una película de ciencia ficción y no le cautiva mucho la idea, dígale: "Sinceramente prefiero una policíaca".
-Implíquese, subraye la importancia que tienen para usted determinados hechos. Que no le de vergüenza sentir y expresar emociones "negativas", como irritación, descontento, decepción o pena, si las formula en su nombre y sin animadversión. Es preferible decir a su hijo que está molesto por sus resultados escolares en lugar del "No sirves para nada", una fórmula que le minusvalora.
A este respecto, es importante captar bien la diferencia entre un comportamiento afirmado y un comportamiento agresivo, en particular cuando uno está defendiendo sus derechos o formulando objeciones. El asertivo nunca ocupa la posición de acusador, aunque esté expresando insatisfacción o contrariedad. Respeta al interlocutor. El agresivo siempre se muestra crítico, mordaz, incluso amenazador. Se burla del interlocutor, se lo toma a broma y le humilla. Decir a un amigo que no ha acudido a una cita: " Estoy enfadado, pensaba que vendrías o que , por lo menos, me avisarías" no le sitúa en posición de acusado, no le rechaza igual que haría un : "Eres un cobarde y un rajado".
-Sepa emplear el "Le entiendo, pero...", que defiende su punto de vista, al tiempo que toma en consideración el del interlocutor. Lleva un buen rato en la cola del carnicero. Alguien se cuela. Dígale con calma y firmeza: "Entiendo que tenga prisa, pero yo también la tengo, trate de esperar como los demás".

-Si lo que tiene que anunciar le resulta difícil de expresar, emplee una fórmula introductoria del tipo: "Lo que tengo que decirle no resulta fácil..." o "Le voy a sorprender, pero...", y prosiga con el impulso adquirido. Frases tan sencillas son entradas en materia que le evitan parecer demasiado brusco y contribuyen a hacerle sentir más a gusto. Asimismo, los demás estarán sobre aviso de que tiene algo importante que decir.

-Retroceda ante una petición que suponga un trastorno; tómese su tiempo para contestar; así tendrá la posibilidad de reflexionar y, si quiere negarse, podrá encontrar los argumentos. Cuando su mejor amigo quiere que le preste el coche, contéstele que le causa molestia y que debe pensárselo. Dígale que le vuelva a llamar dentro de unos días.
-No se sienta obligado a justificar siempre sus decisiones y sus actos. Corre el peligro de perderse en explicaciones confusas y se expone a negociaciones interminables. En determinados casos, cuanta menos información ofrezca, menos píe dará al otro. Si no le apetece pasar las vacaciones en casa de su anciano tío, declare: "Lo siento, en este momento no puedo desplazarme. Tengo mis motivos, pero no puedo hablar de ellos".
-Si es posible, dé por terminado el intercambio de modo adecuado, lo que deja una buena impresión. Si pide un aumento de sueldo al jefe, finalice diciendo: "Estoy contento de que me haya escuchado; espero que piense en mí". Este mensaje positivo constituye una apertura y deja una puerta abierta a los dos participantes.
(Idem, tercera parte. Preferí hacerla en un todo, por ello la extensión)
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