La doctora Dora Kunz, presidenta de la sección estadounidense de la Theosphical Society, lleva muchos años trabajando en la profesión médica y como sanadora. En “The Spiritual Aspects of the Healing Acts” dice que “cuando el campo vital es saludable hay un ritmo autónomo natural en su interior”,y añade: “Cada órgano del cuerpo tiene su ritmo energético correspondiente en el campo etéreo. Los distintos ritmos interactúan entre las esferas de los diversos órganos como si se estuviera produciendo una función de transferencia; cuando un cuerpo es saludable, estos ritmos se transfieren fácilmente de un órgano a otro. Sin embargo, en estado patológico los ritmos cambian, como sucede con los niveles energéticos. Por ejemplo, en el campo se puede percibir el residuo de una apendicectomía: los tejidos físicos adyacentes ahora entre sí tienen una función de transferencia energética distinta de la previamente modulada por el apéndice. Es lo que en física se denomina equiparación de impedancia o falta de equiparación. Cada tejido adyacente esta “equiparado en impedancia”, lo que significa que la energía puede fluir fácilmente por todo el tejido. La cirugía o la enfermedad cambian la equiparación de impedancia, de manera que, hasta cierto punto, la energía se disipa en vez de transferirse”.
El doctor John Pierrakos ha desarrollado un sistema de diagnóstico y tratamiento de las alteraciones psicológicas basado en observaciones visuales y operaciones con péndulo sobre el CEH. La información a partir de sus observaciones de los cuerpos energéticos, se combina con los métodos psicoterapéuticos corporales desarrollados en el ámbito de la bioenergética y con el trabajo, que se denomina energética de núcleo, es un proceso unificado de curación interna que se concentra en las defensas del ego y la personalidad para desbloquear las energías corporales. La energética de núcleo busca el equilibrio de todos los cuerpos (físico, etéreo, emocional, mental y espiritual) para llevar a cabo la curación armónica de la persona en su totalidad.
De lo anterior, y de otros trabajos, deduzco que las emisiones de luz del cuerpo humano, están íntimamente relacionadas con la salud. Subrayo que es muy importante hallar la forma de cuantificar estas emisiones luminosas por medio de instrumentos de medición lumínica fiables y normalizados, ya que así es posible poner esta información al alcance de la profesión médica para sus diagnósticos clínicos y hacer que la propia energía sea útil para el tratamiento.
Mis colegas y yo hemos realizado una serie de experimentos para medir el CEH. En un de ellos, las doctores Richard Dobrin y John Pierrakos midieron conmigo en un cuarto oscuro el nivel de luz de una longitud de onda de unos 350 nanómetros, antes, durante y después de la estancia en él de varios individuos. Los resultados muestran un ligero aumento de la luminosidad en el cuarto oscuro cuando hay personas presentes. El nivel lumínico descendió realmente en un caso: en el cuarto oscuro había una persona muy cansada y llena de desesperación. En otro experimento, realizado en colaboración con el ParaPsychology Club de las Naciones Unidas, pudimos mostrar, en un televisor en blanco y negro, parte del campo aural utilizando un artilugio denominado colonizador. Este aparato permite amplificar en gran medida las variaciones de intensidad lumínica que se producen cerca del cuerpo. En un nuevo experimento, esta vez realizado en la Universidad Drexel con el doctor William Eidson y Karen Gestla (una sensitiva que trabajó durante años con el doctor Rhine en al Universidad Duke), logramos alterar con energía aural, doblándolo o atenuándolo, un pequeño rayo láser de dos milivatios. Aunque no fueron concluyentes, todos estos experimentos contribuyeron a confirmar la evidencia de que existen campos energéticos. Los resultados se dieron a conocer en Estados Unidos por la cadena televisiva NBC, pero no se pudo continuar la investigación por falta de fondos.
En Japón, Hiroshi Motoyama ha logrado medir niveles bajos de luz producidos por personas que han practicado yoga durante muchos años. Realizó este trabajo en un cuarto oscuro con ayuda de una cámara cinematográfica de bajo nivel lumínico.
El doctor Zheng Rongliang, de la Universidad de Lanzhou (Republica Popular China), midió la energía (denominada “Qi” o “Ch’i”) irradiada del cuerpo humano mediante un detector biológico formado por la nerviación de una hoja conectado a un dispositivo de fotocuanto (aparato para medir la luz de baja intensidad). Estudió las emanaciones del campo energético de un maestro de qigong (un antiguo método chino de ejercicios para conservar la salud), así como las del campo de un vidente. El resultado de sus estudios demuestra que el sistema detector responde a la radiación en forma de impulso. La que emana de la mano del maestro de qigong es muy distinta a la del vidente.
En el Instituto Nuclear Atómico de La Academia Sinica, en Shanghai, se demostró que parte de las emanaciones de fuerza vital de los maestros de qigong parece tener una onda sónica de muy baja frecuencia que se presenta como una onda portadora que fluctua a baja frecuencia. En algunos casos, también se detectó la energía qi como flujo de micropartículas, con un tamaño de unas 60 micras de diámetro y una velocidad de unos 20-50 cm/seg.
Hace algunos años, un grupo de científicos soviéticos del Instituto de Bioinformación de A.S. Popow anunció el descubrimiento de que los organismos vivos emiten vibraciones de energía a una frecuencia de entre 300 y 2.000 nanómetros. Los científicos soviéticos denominaron a dicha energía biocampo o bioplasma. Descubrieron que las personas capaces de realizar con éxito la transferencia de bioenergia poseían un biocampo mucho más ancho y fuerte. Estos hallazgos han sido confirmados por la Academia de Ciencias Médicas de Moscú y están refrendados por las investigaciones realizadas en Inglaterra, los Países Bajos, Alemania y Polonia.
El doctor John Pierrakos ha desarrollado un sistema de diagnóstico y tratamiento de las alteraciones psicológicas basado en observaciones visuales y operaciones con péndulo sobre el CEH. La información a partir de sus observaciones de los cuerpos energéticos, se combina con los métodos psicoterapéuticos corporales desarrollados en el ámbito de la bioenergética y con el trabajo, que se denomina energética de núcleo, es un proceso unificado de curación interna que se concentra en las defensas del ego y la personalidad para desbloquear las energías corporales. La energética de núcleo busca el equilibrio de todos los cuerpos (físico, etéreo, emocional, mental y espiritual) para llevar a cabo la curación armónica de la persona en su totalidad.
De lo anterior, y de otros trabajos, deduzco que las emisiones de luz del cuerpo humano, están íntimamente relacionadas con la salud. Subrayo que es muy importante hallar la forma de cuantificar estas emisiones luminosas por medio de instrumentos de medición lumínica fiables y normalizados, ya que así es posible poner esta información al alcance de la profesión médica para sus diagnósticos clínicos y hacer que la propia energía sea útil para el tratamiento.
Mis colegas y yo hemos realizado una serie de experimentos para medir el CEH. En un de ellos, las doctores Richard Dobrin y John Pierrakos midieron conmigo en un cuarto oscuro el nivel de luz de una longitud de onda de unos 350 nanómetros, antes, durante y después de la estancia en él de varios individuos. Los resultados muestran un ligero aumento de la luminosidad en el cuarto oscuro cuando hay personas presentes. El nivel lumínico descendió realmente en un caso: en el cuarto oscuro había una persona muy cansada y llena de desesperación. En otro experimento, realizado en colaboración con el ParaPsychology Club de las Naciones Unidas, pudimos mostrar, en un televisor en blanco y negro, parte del campo aural utilizando un artilugio denominado colonizador. Este aparato permite amplificar en gran medida las variaciones de intensidad lumínica que se producen cerca del cuerpo. En un nuevo experimento, esta vez realizado en la Universidad Drexel con el doctor William Eidson y Karen Gestla (una sensitiva que trabajó durante años con el doctor Rhine en al Universidad Duke), logramos alterar con energía aural, doblándolo o atenuándolo, un pequeño rayo láser de dos milivatios. Aunque no fueron concluyentes, todos estos experimentos contribuyeron a confirmar la evidencia de que existen campos energéticos. Los resultados se dieron a conocer en Estados Unidos por la cadena televisiva NBC, pero no se pudo continuar la investigación por falta de fondos.
En Japón, Hiroshi Motoyama ha logrado medir niveles bajos de luz producidos por personas que han practicado yoga durante muchos años. Realizó este trabajo en un cuarto oscuro con ayuda de una cámara cinematográfica de bajo nivel lumínico.
El doctor Zheng Rongliang, de la Universidad de Lanzhou (Republica Popular China), midió la energía (denominada “Qi” o “Ch’i”) irradiada del cuerpo humano mediante un detector biológico formado por la nerviación de una hoja conectado a un dispositivo de fotocuanto (aparato para medir la luz de baja intensidad). Estudió las emanaciones del campo energético de un maestro de qigong (un antiguo método chino de ejercicios para conservar la salud), así como las del campo de un vidente. El resultado de sus estudios demuestra que el sistema detector responde a la radiación en forma de impulso. La que emana de la mano del maestro de qigong es muy distinta a la del vidente.
En el Instituto Nuclear Atómico de La Academia Sinica, en Shanghai, se demostró que parte de las emanaciones de fuerza vital de los maestros de qigong parece tener una onda sónica de muy baja frecuencia que se presenta como una onda portadora que fluctua a baja frecuencia. En algunos casos, también se detectó la energía qi como flujo de micropartículas, con un tamaño de unas 60 micras de diámetro y una velocidad de unos 20-50 cm/seg.
Hace algunos años, un grupo de científicos soviéticos del Instituto de Bioinformación de A.S. Popow anunció el descubrimiento de que los organismos vivos emiten vibraciones de energía a una frecuencia de entre 300 y 2.000 nanómetros. Los científicos soviéticos denominaron a dicha energía biocampo o bioplasma. Descubrieron que las personas capaces de realizar con éxito la transferencia de bioenergia poseían un biocampo mucho más ancho y fuerte. Estos hallazgos han sido confirmados por la Academia de Ciencias Médicas de Moscú y están refrendados por las investigaciones realizadas en Inglaterra, los Países Bajos, Alemania y Polonia.
Increible, siempre se habla de ello, pro la ciencia sigue avanzando y se esta haciendo realidad gran parte de lo que los humanos suponiamos, en relación a la energia que tenemos. segun L. Rampa solo usamos el 5 % o menos de nuestras capacidades.
ResponderEliminarBeso
buena semana!
Muy interesante.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Hola!roxana: todavía queda mucho por caminar para que algunas personas dejen de entorpecer el avance de las investigaciones que quedan fuera del paradigma dominante, pero todo camina,si :)
ResponderEliminarDespertar a nosotros mismos y en nosotros mismos la conciencia de unidad, pero sin movimiento ninguno...
Un abrazo y buena semana para ti también!
¡Hola!celia: me alegra que te parezca interesante :)
ResponderEliminarUn abrazo
Con la mirada en el pensamiento...
ResponderEliminarSiempre asombrado... parece que te escucho
...ramitas de energía
CristalRasgado & LaMiradaAusente
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¡Hola! algial: eso es tu merito, el ser capaz de escuchar o leer con tanta atención que lo percibes como si lo oyeras :)
ResponderEliminarUn abrazo, y flores de acebo, si.