miércoles, 30 de octubre de 2013

El movimiento y la quietud

haideé iglesias

Si intentas atrapar el Zen en el movimiento, se quedará quieto. Si pretendes alcanzarlo en la quietud, comenzará a moverse. El Zen es como un pez oculto en un arroyo que chapotea en la corriente y se mueve con entera libertad. 
El movimiento y la quietud son dos estados. El maestro Zen, que no depende de nada, utiliza a su antojo tanto el movimiento como la quietud. 

Maestro Linji

lunes, 28 de octubre de 2013

Entallada

haideé iglesias

Dientes coronan tus pétalos
que de cinco en cinco asoman.
Entallada, aupada,
entre la fronda encontré
el color que me atrajo
desde toda tu forma.

viernes, 25 de octubre de 2013

Colisión de paradigmas, la llamada "Terapia de aceptación" y los títeres que creen estar mandando

Leo en un artículo titulado "Colisión de paradigmas" de varios autores, entre ellos Wilber (discúlpenme que no ponga los otros nombres, las disculpas son para los autores que no menciono), en el que se dice en uno de los párrafos (Evaluaciones adecuadas de las disciplinas de la conciencia): 
 "¿Qué deben hacer, pues, los científicos occidentales de la conducta si han de llevar a cabo investigaciones verdaderamente adecuadas de las disciplinas de la conciencia? Primero y principalmente tendrán que reconocer que la tarea qeu emprenden es considerablemente más ardua de lo que hasta ahora habían pensado. Una vez admitida la posibilidad de choques entre paradigmas, el primer paso –esencial– exigirá un examen minucioso de las creencias, modelos y paradigmas que los propios investigadores aportan a la investigación. Junto con esto, será necesario estar dispuestos a abrirse a la posibilidad de que estas disciplinas representen sistemas y paradigmas que en muchos aspectos, y además muy diferentes, pueden ser tan complejos y refinados como los nuestros. Es decir que no se ha de suponer inmediatamente que los fenómenos que parezcan poco familiares o incomprensibles sean prueba de inferioridad intelectual ni de psicopatología. La primera reacción debe ser, más bien, indagar si tanto el investigador como el proceso de investigación son adecuados a la  tarea. 
Por ejemplo, será especialmente importante tener presente factores tales como el aprendizaje dependiente de los estados de conciencia, los diferentes modos de adquisición de conocimientos y la diferencia entre conocimiento íntimo y simbólico. Los investigadores han de disponer, por ende, a examinar directamente, tanto la bibliografía como las prácticas de estas disciplinas, y reconocer la necesidad de tales prácticas. 
Quizá sea necesario adoptar nuevos paradigmas para la investigación, tal como sugiere Tart (1972, 1975a). En este plan el sujeto sería un experimentador/participante o un "científico-yogui", formado tanto en las ciencias de la conducta como en las disciplinas de la conciencia. Evidentemente se trata de una condición sumamente rigurosa pero que puede ser necesaria para alcanzar una comprensión lo más cabal posible de estas prácticas."
El libro en el que leo el artículo –y que no mencionaré por el momento (cansada ya de tantas personas que leen y no se enteran de nada de lo que leen, usándolo para presumir de que saben y entienden sin saber ni entender nada)–, se ha publicado en 1982. ¿Qué ha sucedido desde entonces aquí? No parece que se haya hecho mucho caso de lo que en este extracto se menciona. No, no se ha hecho. De toda la información que hasta mi ha llegado desde que pisé una facultad los que menos se han acercado a esas sugerencias han sido los investigadores de la conducta. Y en cuanto a la facultad en la que estuve, sólo lo observado durante la estancia y después de abandonarla, es muy poco halagüeño para varios de los que la dirigen o en la que están enseñando. No señores y señoras, no vale de nada vestirse con trapos nuevos cuando uno no se ha quitado aún el viejo, porque acaba por asomar siempre. Palabras muy bonitas, o no tanto, pero sólo eso, palabras. 
¿Qué han hecho algunas de esas personas que dicen estar en la investigación de la conducta? Pues inventarse una terapia que denominan "de aceptación". ¿Cómo voy a ayudar a nadie si no tengo noción alguna de lo que significa la aceptación más que de modo conceptual? No se sabe enseñar porque no se ha aprendido. Y no se aprende porque para aprender uno ha de abandonar los viejos hábitos y condicionamientos más allá de las palabras. No será por las veces que lo llevo repitiendo. Mas, no sólo no se ha querido escuchar lo que digo, leer si, para luego usarlo como propio más de uno, pero ni uno sólo ha preguntado que quiero decir, o por qué lo digo. Precisamente por hacer eso ya se han descubierto de modo flagrante. Es lo que sucede cuando en la ignorancia se afana uno en hacer acopio de más y más información –no vaya a ser que me pillen en renuncios o sin saber que decir–, pues, esto no sirve para nada. Señores y señoras, está cambiando el mundo ¿se han enterado ustedes? Si, pero no del modo en el que están acostumbrados a pasar como títeres por él (por cierto, títeres que creen estar mandando, anda que...) sino realmente, profundamente, inevitablemente. Y todo lo que han hecho no les va a servir de nada. De lo cual se van a dar cuenta no a mucho tardar. Morir para renacer, ¿recuerdan? Su dios es el dinero, el ego les confunde el entendimiento, y ni siquiera se están dando cuenta de ello. Luego presumen y escriben montones de palabras en libros que leen aquellos que ante ustedes se presentan a recibir clases... que despilfarro y gasto de energía en balde. Absolutamente en balde. Si. Llenos de palabras que no sirven para nada, como el montón de páginas que han borrado de un libro acerca de la salud en el que se hablaba de modo destructivo del efecto placebo. Así viven. Ahora dice fulanito tal cosa, pues hala, a estudiar esto porque lo dice el de renombre –que vete tú a saber lo que significa ese renombre–. Espera, ahora no, ahora dice esto menganito, hala, a estudiar como locos para hacerme una idea de que se dice y, entonces, repetir como un loro lo memorizado para salir del paso. ¿Por qué se llaman ustedes a si mismos científicos? Digo yo que porque se lo imaginan y les hace ilu :))) como a los niños pequeños. Pero ustedes ya no son niños, ¿verdad? Al menos, se venden como profesores, catedráticos y... científicos, pero son ustedes unas personas que no han salido aún del estado infantil. Que no del estado de niño, tan diferente, aunque haya usado esa palabra. 
Siento la contundencia (o más bien no) mas, en vista de la mucha basura que se han dedicado a echarme encima, parece que les resulte molesta a pesar de la suavidad,  sensibilidad, delicadeza y respeto que he manifestado. Y si, también sentido del humor. Pero, ¿ por qué les resulto molesta? ¿No dicen ustedes que son científicos? ¿Por qué se va a molestar una persona que está acostumbrada a que le desmantelen el chiringuito cada dos por tres? :))) Si, porque así sucede en el mundo de lo que llaman ciencia, que lo hoy se llama verdad, mañana se llama mentira. En este estado de cosas deberían saber bien lo que es vivir en incertidumbre. Pues no. No lo saben. Precisamente por ese afán de acumular y acumular información para seguir creyendo que tienen algún control de algo. Lo dicho: títeres que creen dar órdenes. Raro ¿eh? ¿Cómo es que un títere puede dar ordenes a nadie? 

Continúa el artículo:
"Parece prudente atender a las advertencias de los practicantes adelantados de estas tradiciones y, por lo menos inicialmente concentrarse en los fenómenos que ellos consideran más importantes. También será necesario distinguir entre las auténticas disciplinas de la conciencia y la popularización degenerada con que tan frecuentemente se las confunde. 
Una de las tareas más sutiles –y al mismo tiempo– más importantes– que espera a los investigadores puede ser el reconocimiento de que pueden encontrar en sí mismos resistencias a algunas de las ideas y experiencias que nos ofrecen estas disciplinas, porque pueden sentir cuestionados los aspectos más fundamentales de sus creencias y de su visión del mundo.

Por eso es tan difícil explicar el camino a alguien que no lo ha recorrido; no verá más que su punto de vista de hoy, o mejor dicho, la perdida de su punto de vista. Y sin embargo, si supiéramos que cada pérdida del propio punto de vista es un progreso, y cómo cambia la verdad abierta; una verdad que es como la vida misma, demasiado grande par ser capturada por los puntos de vista, porque abarca todos los puntos de vista […] una verdad lo suficientemente grande para negarse a si misma y pasar interminablemente a una verdad superior. (Satprem, 1968, p. 84)

Este consejo de los místicos tiene una curiosa similitud con la solución que sugería William James (1910), quien proponía que la clave del progreso hacia perspectivas más amplias, tanto para el individuo como para la psicología en general, residía en reconocer que: 

[…] hay "siempre más", la superación de las restricciones de la autolimitación actual para la aprehensión de la realidad presente y desarrollo de una apertura en virtud de la cual las potencialidades germinales –o que no lo son todavía– de nuevas realidades pueden tener acceso a la existencia […] no sólo con lo real cuya realidad se puede mostrar independientemente mediante […] modelos ahora mesurados, sino con lo real que va llegando a la existencia a medida que progresa la evolución.

Esta apertura hacia el "siempre más", está disposición a ir, por lo menos temporalmente, más allá del propio punto de vista actual, es lo que, cuando se combina con lo mejor del rigor conceptual y empírico de las ciencias de la conducta, nos permitirá realizar un examen óptimo del paradigma de las disciplinas de la conciencia, y quizá también del nuestro."

Y bien, yo me pregunto ¿cómo es que W. James escribía estas palabras y a la vez hacía comentarios acerca de los homosexuales poco tolerantes? Quizá porque fue otro de los muchos que escribía pero no sentía nada de lo que escribía, de ahí tan contundente contradicción. Esta es una de las que ha llegado hasta mí. Si hay más aún no lo sé.

En cuanto a caer en las falsas metodologías que hablan, y hasta practican, algo llamado meditación, ya son muchas las entradas hablando de ello. Claro que es más cómodo para no moverse de la baldosa ¿verdad? Con lo que se sigue sin cambiar nada y atados a la locura creyendo que esto es ser normal. Y luego colocan etiquetas y drogan –unas veces con suavidad, otras más contundentemente– a quienes no "son normales" según ellos. He aquí otra de las muchas paradojas tontas. En este caso muy dañina.

Y no, no concuerdo con quienes queriendo barrer para su causa escriben libros ocultando datos relevantes (datos que contradecían lo que se afirmaba) que no dejan en buen lugar aquello que en ellos argumentan, ni al autor, claro. Luego se permiten acusar a los que sólo usan pastillas, cuando ellos mismos hacen aguas respecto a las terapias que defienden, en este caso de la conducta. ¿Primero psicoanalistas y luego pasan a ser conductistas?
Porque así fue ordenado. Si, ciertamente: títeres que creen estar mandando. Ciertamente, uno  es su peor enemigo. ¿Para que buscarlos fuera? ¿No tienen ya bastante? :)))

Y ya que estoy: en España se podía estudiar Homeopatía en la Universidad, pero esto cambió al cambiar el régimen político. De hace pocos años para acá, algunos han querido volver a implantarlo con el rechazo de otros algunos. A día de hoy no estoy siguiendo el proceso. Pero si me he de enterar, ya llegará a mi. No hay problema. Confianza en la vida. Mejor vayan aprendiendo, en vez de estar constantemente manipulando a quienes no se ciñen a sus creencias-patrones-moldes-modelos-ideas. Todo ello: ilusión.

*** *** ***
Pido disculpas al hombre de la imagen, ya que está siendo usada en este caso para reflejar un estado de cosas. Lo verá bien quien sepa mirar con los ojos del alma.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Movimiento impasible

haideé iglesias

Las palabras soltadas con pretensión de ofender siempre caen en el lugar menos esperado, uno mismo. Por esto el movimiento impasible es la respuesta a la incomprensión del que sufre por la ceguera emocional en la que vive. Tan ilusoria... Propiciada por no saber escuchar; así se acaba encontrando uno consigo mismo, inevitablemente. Agarrado a un sufrimiento totalmente imaginario y por tanto evitable... Si, paradójico...

lunes, 21 de octubre de 2013

Tao Te Ching XLV

La gran perfección, parece imperfecta,
pero su efecto es eficaz.
La gran plenitud, parece vacía,
pero su efecto no se agota.

La gran rectitud parece torcida.
La gran sabiduría parece torpeza.
La gran oratoria parece tartamudez.

El movimiento vence al frío,
la calma vence al calor.
La pureza y la quietud son las normas del mundo.

Más allá de lo que limitadamente concebimos como realidad, se mueve incesante la perfección. 

viernes, 18 de octubre de 2013

Otoñales

haideé iglesias

Algas. ¿Hojas? No. Mas, en otoño están. Arrancadas y depositadas en la arena a merced de cualquier boca, pico o mano que las recoja, picotee o muerda. Mundo de ilusión, si. Una bella ilusión. Otoñales orondeles verdes, jugosos y húmedos. Quietas algas, ya no sujetas a las piedras, viven su particular otoño, entregadas.

miércoles, 16 de octubre de 2013

A oídos necios...

Se cuenta que en el monasterio donde residía un monje, un hombre anciano pero de gran lucidez mental, había una buena cantidad de novicios, además de otros monjes. Todos, casi sin excepción, se dedicaban a recitar las escrituras, practicar meditación y efectuar ciertas ceremonias litúrgicas. Sin embargo, dos novicios rompían la regla. 
Estos dos monjes a menudo se ausentaban de estas actividades, e incluso se mofaban de sus compañeros. El abad era un hombre muy paciente y, aunque conocía perfectamente la actitud de sus discípulos, nada decía. Prefería dejar pasar el tiempo para ver si ellos mismos comprendían su equivocada actitud. Como era de prever, el tiempo pasó y nada cambió.
Entonces el abad hizo llamar a los dos jóvenes y les atendió en su propia celda. Sin intención de reprenderlos, les dijo:
–Aunque cdad persona debe responsabilizarse por sus actitudes, soy vuestro maestro y tengo que advertiros de que la indolencia se ha apoderado de vuestras vidas. Es evidente que estáis consumiendo vuestro tiempo sin siquiera acercaros a la iluminación. 
Los jóvenes se quedaron pensativos durante unos instantes. El monje estaba mostrándoles su compasión. Entonces dijeron: 
–Tú nos iluminaste al entrar en este monasterio, nos diste la iniciación. Estamos seguros de que podremos evolucionar sólo con ese poder que nos transmitiste.
Sin hacer ningún comentario sobre ese poder de la iniciación, el lama se limitó a dar a cada uno de los estudiantes un frasquito herméticamente cerrado que contenía sándalo. Les pidió que lo colocaran en sus celdas. Los discípulos siguieron las instrucciones.
Días más tarde, el abad se acercó a sus alumnos que, como ya era habitual en ellos, estaban perdiendo el tiempo. Les dijo:
–Me habéis decepcionado una vez más. 
Los jóvenes sin comprender del todo a qué se refería, le preguntaron:
–¿Por qué?
–Porque no oléis a sándalo.
–¿A qué sándalo?
–Si, a sándalo. Hace días os di un esenciero con sándalo y, sin embargo, vuestra piel y vuestras ropas no huelen a sándalo.
–Pero, ¿cómo vamos a oler a sándalo si hemos dejado los frasquitos cerrados en nuestras celdas?
–Además de holgazanes, sois unos necios. Os he obsequiado con un esenciero cerrado del mismo modo que os di la iniciación, pero en lugar de utilizarlo y desplegar su poder en vosotros mediante le meditación y las prácticas monásticas, os habéis abandonado a esa vida sin sentido. ¿De qué sirve que os haya obsequiado con el más puro sándalo si no lo habéis usado? So os hubiera dado la iniciación (iluminación), su llama se habría apagado con vuestra desidia. 

¿Estaré perdiendo el tiempo? 
No hay tiempo, una vez que has comprendido, no hay tiempo. Mas no es así para quien inconsciente de que la vida se le consume, no pone todo el empeño en desenmascarar la ilusión mental que le asfixia. Creyendo así en todo lo que por la corriente del pensamiento le pasa, y, que precisamente deja ese todo para asirse sólo a lo conocido, esa ilusión mental, insisto. Paradójico, ¿verdad?. De ahí que tome por verdad unos pensamientos que no pone jamás en cuestión, probando así si es cierto o no lo que luego utiliza para hablar, o escribir, que no para comunicarse, aunque esté convencido de que sí. Por esta razón la comunicación resulta deficiente, y comienza lo que llamamos problema de relación con los demás, (y que tan fácilmente proyectamos en los demás, por ejemplo, "contigo no hay quien hable" acusando, o, "yo no dije eso" defendiéndose) cuando sólo es falta de atención y consciencia de como usamos el lenguaje verbal, en contraposición al no verbal, este que forma parte, inevitable, del "todo" que menciono.  Pararse. Si. Pararse. Pararse para tomar contacto con  tu interior. ¿Te escuchas? Si no escuchas a los demás malamente te puedes escuchar a ti mismo. Ese afán por demostrar cuanto sabemos nos aboca a la desdicha porque no estamos conectados con nosotros mismos. Sólo hablamos de oídas. Si. ¿Cuántas veces nos repiten esto? Y ¿cuántas lo tomamos en cuenta? 
Mas, yo también percibo esa pérdida de tiempo. No en mi, sino en quienes así lo viven sin saber que lo están viviendo. Esa paradoja que se puso a viajar por la poca consciencia /mejor diría sabiduría) de quién partió, ha causado mucho desequilibrio cuando más necesario es el equilibrio y la armonía.

¿Estaré perdiendo el tiempo? 
Wu-wei... He abierto un libro y apareció este cuento... wu-wei...


lunes, 14 de octubre de 2013

Derroche sin derroche

haideé iglesias

Placida mirada
encuentro descansado
en el mar acostado
de remanso ondulante
y pleno.
Derroche sin derroche
encubre el cielo
sin alejarme del sustento
que lo llena en intensa
plenitud.

viernes, 11 de octubre de 2013

El arte de la paz XIX


En el arte de la paz nunca atacamos. Un ataque es la demostración de que uno ha perdido el control. Nunca huyas de ningún tipo de desafío, pero no intentes suprimir ni controlar a un oponente de manera poco natural. Permite que los atacantes vengan en la dirección que quieran y luego fúndete con ellos. Nunca persigas a tus oponentes. Redirige todos los ataques con firmeza. 

miércoles, 9 de octubre de 2013

Mente limpia

haideé iglesias

En el norte de la India, junto al río Ganges, vivían dos maestros, uno de ellos era un erudito versado en todas las escrituras sagradas; el otro no había estudiado y dedicaba horas a la contemplación de la madre divina. Las necesidades y problemas cotidianos hacían que los campesinos y aldeanos de todas las regiones fueran a ver a los sabios para pedir consejos e instrucciones. No obstante, apenas se acercaba la gente a ver al erudito, sus consejos y citas no les servían de mucho; en cambio, el otro maestro recibía múltiples visitas. 
Un día el erudito, un poco molesto, fue a visitar a su convecino. 
–Me pregunto cómo es que viene tanta gente a verte –le dijo–. ¿Cuál es la escritura en que basas tus consejos? Debe ser verdaderamente grandiosa.
El otro maestro le miró extrañado, él sabia poco de libros y manuscritos.
–Sólo hago lo que me dijo mi maestro –contestó–. Los observo con la mayor atención de que soy capaz hasta que veo quién me pregunta. Sólo entonces sé qué necesita saber.
El erudito se dio cuenta de que sus conocimientos intelectuales le impedían mirar a los demás. Le faltaba atención y desde entonces, se dedicó a despertarla. 

Una vez te has llenado de conceptos, deshazte de todos ellos... entonces quedará espacio para mirar y captar en profundidad, tanto dentro de tí mismo como dentro de los demás... 
Atención, atención, atención. Humildad, humildad, humildad.

lunes, 7 de octubre de 2013

Estúpido idiota


haideé iglesias

Un día, un filósofo,que quería discutir de filosofía con Nasrudín concertó una cita con él. Cuando se dirigió a su casa se encontró con que no había nadie. Furioso, tomó un trozo de tiza y escribió sobre la puerta de la casa: "Estúpido idiota". Cuando Nasrudín regresó a su casa, leyó estas palabras y se fue rápidamente hacia la casa del filósofo para pedirle perdón.
–Lo siento -le dijo- me había olvidado completamente de nuestra cita, pero en cuanto vi tu nombre escrito en la puerta de repente me acordé y por eso he venido a excusarme. 

viernes, 4 de octubre de 2013

Buscar a Dios o deshacerse del yo

haideé iglesias


Un amigo a preguntado: Nos has mostrado el método de la negación para conocer la verdad o lo divino: el método de excluir todo lo demás para conocer el yo. ¿Es posible conseguir el mismo resultado haciendo lo contrario? ¿No podemos intentar ver a Dios en todo? ¿No podemos sentirlo en todo?

Comprender esto será beneficiosos para vosotros. 
El que no es capaz de conocer a Dios dentro de su propio yo nunca puede conocerlo de ningún modo. El que no ha reconocido todavía a Dios dentro de su propio yo no es capaz de reconocerlo en los demás. El yo es lo más próximo que tenéis cualquiera que esté a cierta distancia de vosotros estará más lejos de vosotros que el yo. Y si no sois capaces de ver a Dios en vuestro propio yo, que es lo que tenéis más próximo, tampoco podréis verlo de ninguna manera en los que estén lejos de vosotros. Deberéis conocer a Dios en primer lugar en vuestro propio yo; el que conoce tendrá que conocer, primero lo divino; es la puerta más próxima.
Pero, recordadlo: es muy interesante que el individuo que entra de pronto en su yo encuentra de pronto la entrada de todo. La puerta que conduce al propio yo es la puerta que conduce a todo. En cuanto una persona entra en su yo, descubre que ha entrado en todo, porque, aunque somos diferentes, externamente, internamente no lo somos.
Externamente, todas las hojas son diferentes entre sí. Pero si una persona fuera capaz de penetrar en una sola hoja, llegaría a la fuente del árbol, donde todas las hojas están en armonía. Cada hoja, vista por separado, es diferente; pero cuando hayáis conocido una hoja en su interioridad habréis llegado a la fuente de la que emanan todas las hojas y en la que se disuelven todas las hojas. El que entra en su yo entra simultáneamente, en todo. 
La diferencia entre "tú" y "yo" sólo se mantiene mientras no hayamos entrado en nuestro propio yo. El día en que entremos en nuestro yo, desaparece el yo, y también el tú. Lo que queda entonces es el todo. 
En realidad, "el todo", no significa la suma del tú y el yo. El todo es donde nos hemos disuelto tú y yo, y lo que queda después de el todo. Si el yo no se ha disuelto todavía, entonces podemos sumar "yos" y "tús", pero el total no será igual a la verdad. Aunque sumemos todas las hojas, no aparece un árbol, aunque se la hayan sumado todas las hojas. El árbol es algo más que la suma de todasa las hojas. Cuando sumamos una hoja a otra, estamos suponiendo que cada una es independiente. Pero un árbol no está compuesto de hojas independientes, en absoluto. 
Así pues, en cuanto entramos en el yo, éste deja de existir. Lo primero que desaparece cuando entramos en el interior es la sensación de ser una entidad independiente. Y cuando desaparece esa "yo-idad", también desaparecen la "tú-idad" y la "otridad". Lo que queda entonces es el todo. 
Ni siquiera es correcto llamarlo "el todo", porque "el todo" tiene también, la connotación del viejo "yo". Por eso, los que saben no quieren siquiera llamarlo "el todo". Ellos dirían: "¿De qué se suma ese todo? ¿Qué es lo que estamos sumando?" Además, ellos afirmarían que sólo queda el uno. Aunque quizás dudasen en decir eso siquiera, porque la afirmación de "el uno" de la impresión de que hay dos: da a entender que "el uno" no tiene significado por sí solo, sin la noción correspondiente del dos. El uno sólo existe en el contexto del dos. Por lo tanto, los que tienen una comprensión más profunda no dicen siquiera que queda el uno; dicen que queda el advaita, la no dualidad. 
Esto ea muy interesante. Estas personas dicen: "No quedan dos." No dicen: "Queda uno", sino que dicen: "No quedan dos." Advaita significa que no hay dos. 
Podríamos preguntarles: "¿Por qué habláis con tantos rodeos" ¡Decid, simplemente, que sólo hay uno!" El peligro de decir "uno" es que hace surgir la idea del dos. Y cuando decimos que no hay dos, se deduce que tampoco hay tres: se da a entender que no hay uno, ni muchos, ni todos. En realidad, esta diferenciación no fue más que una consecuencia de la visión basada en la existencia del yo. Así, con la cesación del yo, queda lo que es entero, lo indivisible. 
Pero, para conocer esto, ¿podremos hacer lo que nos sugiere nuestro amigo?, ¿no podemos visualizar a Dios en todos? Hacerlo así no es lo mismo que percibir la verdad. 
Hace mucho tiempo algunas personas me presentaron a un hombre religioso. Me dijeron que aquel hombre veía a Dios en todas partes, que desde hacía treinta años había visto a Dios en todo: en las flores, en las plantas, en las piedras, en todo. Yo pregunté al hombre si veía a Dios en todo por una cuestión de práctica; pues, si era así, sus visones eran falsas. No entendía. Volví a preguntarle:
–¿Tuviste alguna vez fantasías o deseos de ver a Dios en todo?
Él respondió:
–Si, en efecto. Hace treinta años empecé a practicar un sadhana en el que yo intentaba ver a Dios en las piedras, en las plantas, en los montes, en todo. Y empecé a ver a dios en todas partes.
Yo le pedí que pasara tres días conmigo y que, durante ese tiempo, dejase de ver a Dios en todo.
Accedió. Pero al día siguiente me dijo: 
–Me has hecho mucho daño. Sólo han pasado doce horas desde que abandoné mi práctica habitual y ya he empezado a ver las rocas como rocas y los montes como montes. ¡Me has arrancado a mi Dios! ¿Qué clase de persona eres?
–Si puedes perder a Dios con sólo doce horas que dejas de practicar –dije yo–, entonces es que lo que veías no era Dios: no era más que  una consecuencia de tu ejercicio habitual.
Es como cuando una persona se repite algo sin cesar y se forja una ilusión. No: no es preciso ver a Dios en una piedra; es preciso, más bien, alcanzar un estado en el cual en la piedra no queda nada más que ver sino Dios. Son dos cosas diferentes. 
Empezaréis por ver a Dios en una piedra por medio de vuestros esfuerzos por verlo allí, pero ese Dios no será más que una proyección mental. Ése será un Dios  que habréis proyectado sobre la piedra: será fruto de vuestra imaginación. Ese Dios será una creación vuestra: será un producto de vuestra imaginación. Ese Dios no es más que un sueño vuestro, un sueño que habéis consolidado reforzándolo una y otra vez. No hay ningún problema en ver así a Dios, pero es vivir una ilusión, no es entrar en la verdad. 
Un día sucede, por supuesto, que el individuo mismo desaparece y que en consecuencia, no ve nada más que a Dios. Por tanto, uno no siente que Dios está en la piedra; lo que siente es: "¿Dónde está la piedra? ¡Sólo está Dios!". ¿Comprendéis la diferencia que estoy estableciendo?. Por tanto, uno no siente que Dios existe en la planta ni que existe en la piedra; que la planta existe y que, en la planta, también existe Dios. No, nada de eso. Lo que uno llega a sentir es: "¿Dónde está la planta? ¿Dónde está la piedra? ¿Dónde está el monte?"... porque , en todo lo que nos rodea, en todo lo que vemos, lo único que existe es Dios. Así, ver a Dios no depende de un ejercicio por vuestra parte, depende de vuestra experiencia personal. 
El mayor peligro en el terreno del sadhana, de la práctica espiritual, es el peligro de la imaginación. Podemos fantasear verdades que, de otro modo, debían convertirse en experiencias  personales nuestras. Conocer por experiencia personal es diferente de tener fantasías. Una persona que ha pasado hambre todo el día como en sueños por la noche y se siente muy satisfecho. Quizás no le agrade tanto comer cuando está despierto como comer cuando está soñando: en el sueño puede comer el plato que desee. Pero a la mañana siguiente sigue teniendo el estómago vacío, y la comida que ha consumido en su sueño no lo alimenta. Si un hombre decide vivir sólo de los alimentos que come en sueños, no cabe duda de que se morirá tarde o temprano. Por muy satisfactoria que sea la comida que come en el sueño, en realidad no es comida. No puede pasar a formar parte de su sangre, ni de su carne, ni de sus huesos ni de su médula. Un sueño no puede causar más que engaños.
No sólo hay comidas hechas de sueños. También hay un Dios hecho de sueños. Y, del mismo modo, hay una moksha, una liberación hecha de sueños. Hay un silencio hecho de sueños, y hay verdades hechas de sueños. La mayor capacidad de la mente humana es su capacidad para engañarse a sí misma. Pero nadie puede alcanzar la alegría y la liberación cayendo en un engaño de este tipo. 

Osho

miércoles, 2 de octubre de 2013

De regreso del Camino de Santiago

haideé iglesias

Y regalo de un verano tardío al comienzo del otoño. Tan agradable todo... :)
Gracias por la naturalidad mostrada al saber que te estaba fotografiando :) 
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