miércoles, 29 de enero de 2014

Felicidad Interior Bruta


"Los Estados contemporáneos no consideran que su papel sea hacer felices a los ciudadanos: se ocupan más de garantizar su seguridad y su propiedad".
Luca y Francesco Cavalli-Scorza

Durante un Foro del Banco Mundial que se celebró en febrero de 2002 en Katmandú, en Nepal, el representante de Bután, reino himalayo de las dimensiones de Suiza, afirmó que, si bien el índice del Producto Interior Bruto (PIB) de su país no era muy elevado, en cambio el índice de la Felicidad Interior Bruta era más que satisfactoria. Su observación fue acogida con sonrisas divertidas en público, y entre bastidores se burlaron de él. Pero los mandamases de los países "superdesarrollados" no se imaginaban que los delegados bhutaneses sonreían con una mezcla de diversión y desolación. Se sabe que, si bien en Estados Unidos el poder adquisitivo ha aumentado en 16 por ciento en los treinta últimos años, el porcentaje de personas que declaran ser "muy felices" ha bajado del 36 al 29 por ciento. 
¿No es una singular muestra de falta de perspicacia pensar que la felicidad sigue en índice de Dow Jones de Wall Street? Los bhutaneses mueven la cabeza con incredulidad cuando les hablan de personas que se suicidan porque han perdido parte de su fortuna en la Bolsa. ¿Morir a causa del dinero? Si sucede eso, es que no se ha vivido para gran cosa.
Buscar la felicidad en la simple mejora de las condiciones exteriores equivale a moler arena esperando extraer aceite. 
Recordemos la historia del náufrago que llega a una playa desnudo y proclama: "LLevo toda mi fortuna conmigo", pues la felicidad está en uno mismo, no en las cifras de producción de las fábricas de automóviles. Así pues, no es de extrañar que nuestros amigos butaneses consideren zafios a quienes sólo tienen ojos para el crecimiento anual del PIB y se sienten unos desgraciados cuando baja unas décimas. Y no estaría mal que las eminencias del Banco Mundial olvidando u poco su soberbia, examinaran más detenidamente las decisiones que Bután ha tomado tras maduras reflexiones, y no simplemente porque no tenía otra elección. Entre dichas decisiones figura la de dar prioridad a la preservación de la cultura y del entorno sobre el desarrollo industrial y turístico.
Bután es el único país del mundo donde la caza y la pesca están prohibidas en todo el territorio; los bhutaneses han renunciado, además, a talar árboles, todavía muy abundantes en sus bosques. Un gran contraste con los dos millones de cazadores  franceses y con la avidez de los países que acaban destruyendo sus bosques después de haberlos reducido considerablemente, cuando no devastado, como en Brasil, Indonesias y Madagascar. Bután es considerado por algunos un país subdesarrollado (sólo hay tres pequeñas fábricas en todo el país=, pero ¿desde que punto de vista es subdesarrollado? Por supuesto, hay cierta pobreza, pero no miseria ni mendigos. Menos de un millón de habitantes dispersos en un paisaje sublime de quinientos kilómetros de largo, con una capital, Timbu, que cuenta con sólo treinta mil habitantes. En el resto del país, cada familia tiene sus tierras, ganado y un telar con los que cubren prácticamente todas sus necesidades. Sólo hay dos grandes almacenes en todo el país, uno en la capital y el otro cerca de la frontera india La educación y la sanidad son gratuitas. Como decía Maurice Strong, una persona que en su tiempo ayudó a Bután a ingresar en las Naciones Unidas: "Bután puede llegar a ser como cualquier otro país, pero ningún país puede volver a ser como Bután". Seguramente le gustaría preguntarme en un tono dubitativo: "Pero, ¿está contenta de verdad esa gente?" Siéntese en la ladera de una colina y escuche los ruidos del valle. Oirá a la gente cantar en la época de la siembra, en la de la cosecha, mientras va de un sitio a otro. "¡Déjese de imágenes edulcoradas!". exclamará. ¿Imágenes edulcoradas? No, simplemente un reflejo del índice de la FIB (Felicidad Interior Bruta). ¿Quién canta en Francia? Cuando alguien canta en la calle, o es para pedir dinero o es porque le falta un tornillo. Si no, para oír cantar, hay que ir a una sala de espectáculos y pagar la entrada. Interesarse exclusivamente por el PIB no hace que a nadie le entren muchas ganas de cantar. 

Si, aquí donde vivo también parece que canten o toquen un instrumento para sacar provecho de ello. Mas, si se observa con atención, también está el gusto por hacerlo. No todos se pueden meter en el mismo cajón de una opinión. Habrá tantas circunstancias y tanto que no sabemos, que mejor no ponerse a juzgar. Libre se es de no aportar dinero si no se siente uno bien haciéndolo, pero se siente uno mucho mejor no juzgando. Siempre mirar para adentro antes de emitir cualquier juicio u opinión. Muy saludable. Así también se enriquece la Felicidad Interior Bruta, de cada uno de nosotros y de la ciudad, región, país... 
La felicidad de un bebé nos ayuda a entender, si :))). 

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