Jung cree, así parece, que lo masculino y lo femenino es como una reserva determinada de sustancias. El varón consume en la primera mitad de tu vida la mayor parte de su potencial varonil de tal modo que le queda luego casi totalmente sustancia femenina.
Esto se pone de manifiesto en el cambio psíquico el varón y de la mujer en la mitad de la vida:
"Cuántas veces sucede, por ejemplo, que el varón entre los cuarenta y cinto y cincuenta años ha perdido sus cualidades de organización y que la mujer se pone los pantalones y abre una tiendecita en la que quizá el varón presta servicios menores. Hay muchas mujeres que despiertan después de los cuarenta años a la conciencia social en general. […]
Soy testigo de esto mismo que cree Jung. Así pues, no es sólo una creencia sino un hecho. Se repite exactamente así. Y no es por una interpretación arbitraria que yo haya hecho, sino que las palabras y la interacción entre ellos de cara al público lo confirma.
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