lunes, 24 de febrero de 2014

Sorpresa momentánea

haideé iglesias

Salta el agua, que no cesa de danzar.
El visitante, la contempla en la sorpresa momentánea.

Dejando de mirar, el sol nos acaricia sin dañar.
Pero miro y percibo la intensa vitalidad irradiada.
Un regalo tras otro, incalculables en su inmensidad.

Luego... la noche.
El descanso necesario. 

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