jueves, 22 de enero de 2015

Autocurarse, automedicarse y la publicidad engañosa

haideé iglesias

Los animales encuentran siempre el modo de curarse a si mismos. Nosotros también sabemos hacerlo, ¿no nos dicen que somos animales? Hace unos años nos decían que no nos automedicaramos. Sabio consejo. Pero automedicarse no es autocurarse. 
Ayer mirando la televisión en una secuencia de anuncios publicitarios ahí que estaban con las mismas consignas repetitivas y falaces. Un niño que aparentaba estar enfermo, y si digo aparentaba porque era evidente, de una enfermedad que le convenía a determinado laboratorio farmacéutico. Y el consejo: tomando ese medicamento te pones inmediatamente bien para poder jugar. Y ahí que estaba ya sonriente, del mismo modo aparente que en las tomas anteriores. Eso si, de mencionar los efectos adversos, las contraindicaciones, los efectos a largo plazo, las habituación del organismo que merma el efecto de dicho medicamento, y demás apartados que todo medicamento lleva añadido, nada. De todo eso nada. Un niño, señores. Abusan, y como abusan. Y cada vez más. Esto es la valentía del que se cree todopoderoso, si. Y la que les deja al descubierto. En otro anuncio decían (que por cierto, era visual, con palabras escritas, y auditivo, verbalizando las mismas palabras, por si no miras, claro, ya se suele escapar de los anuncios en cuanto aparecen) que el 99 %, eso me pareció entender, de las mujeres recomendaban ese producto para que la belleza estuviera a tu alcance, como la de la modelo que lo presenta, para eso le pagan, y la usan (el caso es saber porqué se presta esa persona a ello, a ser usada; se puede decir que no ¿verdad?). ¡Anda ya! Podría pensar que sólo yo no lo sé, ya que es el 99%, pero quia, más bien es el 80% las que no lo saben (y soy muy generosa en la cifra). Añadía al final: pruébalo gratis. ¿En qué quedamos? ¿En que el 99% lo recomienda, o en que como casi nadie lo conoce, entonces te doy la prueba para que piques? Así que el mensaje es: se dependiente. Compra. Todo lo demás fuegos de artificio. Eso si, muchísimo dinero gastado. Muchísimo. Todo para contar mentiras. Vaya, vaya. 
Señores, y señoras. Ustedes no se han dado cuenta de que el mundo está cambiando. ¿Tan desesperados están que no se dan cuenta de que mentir, pretender engañar y perder el tiempo les lleva a ustedes a la ruina? Bueno, he aquí una de las paradojas a las que tan afectos son, ya que la dependencia es de ellos mismos hacia los que les compran, algo que parecen no estar percibiendo, entendiendo. Cuiden con amor a todos aquellos que sean posibles compradores, son su futuro. De otro modo irán a la quiebra, de un modo u otro. El sistema se mantiene porque hay quienes compran. Si ustedes no los cuidan, ellos aprenderán a cuidarse solos. O del modo más saludable y fructífero para todos nosotros, incluidos ustedes. 

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