Un joven que ha estado en una cena con sus amigos y se ha tomado varios vasos de vino, coge el coche para volver a casa en medio de la helada noche invernal. Al tomar una curva, se encuentra delante de él con una persona que cruza la calle. Pisa el freno a fondo, pero el coche patina, golpea al peatón y éste muere. Durante semanas el joven se siente paralizado por el desasosiego y la confusión, sabe que ha acabado con una vida y que ha destrozado una familia de forma irreparable. Si no hubiera bebido tanto, probablemente habría visto antes a aquel peatón y habría podido responder con mayor rapidez y precisión. Sintiéndose cada vez más deprimido, considera incluso la idea de suicidarse. Su tío va a visitarle y, al ver el lamentable estado del muchacho, se sienta a su lado y permanece en silencio unos minutos. Luego, colocando su mano sobre el hombro del sobrino, el hombre le dice con sinceridad y sencille:
-Seamos o no conscientes de ello, todos corremos peligro constantemente.
De repente el joven siente como si una nueva luz comenzara a iluminar su vida. Cambia por completo sus hábitos, estudia psicología y se convierte en consejero de víctimas de conductores ebrios y en terapeuta para personas que han sido arrestadas por conducir bajo los efectos del alcohol. De este modo consigue transformarse en una fuerza positiva de cambio y sanación para la vida de muchas personas.
Una muchacha se esta preparando para acceder a la universidad. Ha barajado diversas opciones, y lo que más le gustaría sería entrar en la facultad de ciencias empresariales de una de las universidades más presitigiosas de su entorno. Sin embargo, teme que, habida cuenta de la cantidad de solicitudes, no tenga la menor oportunidad de ser aceptada. Tratando de ser más "realista" y de evitar el desengaño, decide presentar solicitudes únicamente para otras opciones más modestas. Mientras rellena los formularios, le explica su razonamiento a su madre, diciéndole:
-Segro que esa universidad estará inundada de solicitudes.
A lo que su madre le responde:
-Siempre hay sitio para alguien bueno.
Esta sencilla verdad anima a la joven a mandar también su solicitud a esa universidad de sus sueños. Para su sorpresa y deleite, es aceptada y acaba convirtiendose en una prestigiosa consultora.
Un muchacho trata deseperadamente de aprender a jugar a beisbol. Quiere estar en el equipo con sus amigos, pero parece incapaz de atrapar bien la pelota y ésta le asusta. A medida que el curso y los entrenamientos avanzan, se siente cada vez más desanimado. Finalmente, le dice a su entrenador que piensa dejarlo porque se considera un "mal jugador". El hombre le responde:
-No hay malos jugadores, tan sólo hay personas que no confian en su capacidad para aprender.
Poníendose de pie frente al chaval, le pone la pelota en su guante y le pide que se la lance. Luego da un paso atrás y se la devuelve con suavidad al muchacho. Paso a paso va aumentando la distancia entre ambos, hasta que el chico recibe y lanza con seguridad a una distancia respetable. Imbuido de la sensación de que si puede aprender, el chaval vuelve a entrenar hasta convertirse en un miembrio valioso para su equipo.
Todos estos ejemplos comparten una característica común: unas pocas palabras cambian para mejor el curso de la vida de alguien, convierten alguna creencia limitadora en una perspectiva más rica, que permite más opciones. Ilustran hasta qué punto las palabras adecuadas en el momento oportuno tienen poder para generar efectos poderosos y positivos.
Por desgracia, también las palabras puden confundirnos y limitarnos. Las palabras inadecuadas en el momento inoportuno pueden resultar dañinas y destructivas.
Este libro trata del poder benéfico o perjudicial de las palabras y de las distinciones que determinan el tipo de impacto que estas palabras van a tener, así como de los patrones de lenguaje a través de los cuales podemos transformar afirmaciones perjudiciales en declaraciones positivas.
La prestidigitación consiste en el arte de practicar la "magia" a corta distancia, a la vista de todos. Esta clase de magia se caracteriza por la experiencia "ahora lo ves, ahora no lo ves". Por ejemplo, un espectador coloca el as de espadas sobre la baraja pero, cuando vuelve a mirar la carta, esta se ha "ransformado" en la reina de corazones. Los patrones verbales de "El poder de la palabra" tienen una cualidad "mágica" en cierto modo parecida, puesto que consiguen a menudo provocar cambios espectaculares tanto en la percepción como en las presuposicones sobre las que se basa cada percepción en particular.
" no princípio era o Verbo..."
ResponderEliminarA palavra tem um potencial imenso. Tu sabes e eu sei.
Hola Haidee:
ResponderEliminarYa que no se muy bien como funciona el facebook, apenas lo toco...te dire que me parece muy bien lo que tu decidas.
Solamente queria animarte simplemente.
Un beso
¡Hola! margaridaa: así es... además he estado leyendo estos días sobre ello :) y tú lo mencionas :) me encanta, si :)
ResponderEliminarSabemos.
Un cariñoso abrazo :)
¡Hola! mª ángeles: está bien, no lo guardes en la memoria, no tiene mayor importancia que la que se le de... La importancia de vivir en el ahora... la memoria es nuestra amiga o nuestra enemiga, depende de nosotros. Gracias por todo. Se agradecen tus ánimos.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo :)