lunes, 30 de noviembre de 2009

La magia del lenguaje (1a)


"El poder de la palabra" trata de la magia de las palabras y del lenguaje. El lenguaje constituye uno de los componentes fundamentales a partir de los cuales construimos nuestros modelos mentales del mundo, y puede ejercer una tremenda influencia sobre el modo en que percibimos la realidad y respondemos ante ella. El lenguaje verbal constituye una característica exclusiva de la especie humana, siendo considerado como uno de los principales factores que nos distinguen de las demás criaturas El gran psiquiatra Sigmund Freud, por ejemplo, opinaba que las palabras son el instrumento básico de la conciencia humana y que, como tal, tienen poderes muy especiales. Como él mismo expuso:
"Palabras y magia fueron al principio una y la misma cosa, e incluso hoy las palabras siguen reteniendo gran parte de su poder mágico. Con ellas podemos darnos unos a otros la mayor felicidad o la más grande de las desesperaciones, con ellas importe el maestro sus enseñanzas a sus discípulos, con ellas arrastra el orador a quienes le escuchan, determinando juicios y sus decisiones. Las palabras apelas a las emociones y constituyen, de forma universal, el medio a través del cual influimos sobre nuestros congéneres."
Los patrones de "El poder de la palabra" proceden del estudio del modo en que el lenguaje ha sido y puede ser utilizado para influir sobre la vida de las personas. Consideremos, por ejemplo, los casos siguientes:

Una agente de policía recibe orden de acudir urgentemente a una vivienda para atender un incidente de violencia doméstica. Sabe que es precisamente en esta clase de situaciones en las que más peligra su integridad física. A la gente no le gusta que la policía se meta en sus asuntos familiares, sobre todo si se trata de personas violentas e irritadas. Al aproximarse a la vivienda en cuestión, la agente escucha voces y chillidos procedentes del interior de aquella. Un hombre está gritando fuertemente y se oye el ruido de objetos al ser arrojados contra la pared, junto con los chillidos de terror de una voz femenina. De repente sale volando a través de la puerta de entrada un televisor, que va a estrellarse contra el suelo para hacerse añicos ante los pies de la agente. Esta se precipita hacia la puerta y comienza a golpearla con todas sus fuerzas. Del interior de la vivienda surge una voz de trueno que pregunta:
-¡¿Quién demonios es?!
La agente echa una mirada de reojo a los restos del televisor, esparcidos por el lugar donde ella estaba tan sólo un par de segundos antes, y responde:
-Servicio de reparación de televisores.
Tras unos segundos de silencio sepulcral, el hombre de dentro estalla en una sonora carcajada y abre la puerta, permitiendo que la agente haga su trabajo sin más violencia ni entrentamientos. Como más tarde comentaría, aquellas afortunadas palabras le sirvieron a la agente mucho más que meses de preparación física para el combate cuerpo a cuerpo.

Un joven se halla internado en el ala de psiquiatría de un hospital mental, donde está siendo tratado de su creencia de ser "Jesucristo". Pasa sus días sin hacer nada, deambula por la sala y predica a los demás pacientes, que lo ignoran sistemáticamente. Hasta el momento, ni los psiquiatras ni los cuidadores has tenido el menor éxito en sus intentos por persuadirle de que abandone su ofuscación hasta que un buen día, llega un nuevo psiquiatra. Tras observar discretamente al paciente durante un tiempo, el recién llegado se acerca al joven y le dice:
-Tengo entendido que tienes experiencia como carpintero.
Al que el otro le responde, sorprendido:
-Bueno... si... más o menos.
Entonces el psiquiatra le explica que están construyendo una nueva instalación en la sala de recreo y que necesitan a alguien que sepa manejar la madera.
-Tu ayuda nos sería de gran utilidad -prosigue el psiquiatra-. Bueno, si es que eres de la clase de personas que gusta de ayudar a los demás.
Incapaz de negarse, el paciente decide prestarse al juego. Se implica en el proyecto y establece nuevas amistades con otros pacientes y con los obreros que trabajan en la construcción. Finalmente consigue establecer relaciones sociales normales, dejar el hospital y conseguir un empleo estable.

Un paciente despierta de la anestesia en la sala de recuperación de un hospital, tras una intervención quirúrgica. El cirujano va a verlo para informarle del resultado de la operación. Medio aturdido aún por los efectos de la anestesia y en cierta medida ansioso, el paciente le pregunta al médico cómo ha ido su intervención. Este le responde:
-Lamento tener malas noticias. El tumor que hemos extirpado es canceroso.
Enfrentándose a sus peores temores, el paciente le pregunta_
-¿Y ahora qué?
A lo que el cirujano le responde:
-Bueno, las buenas noticias son que hemos extirpado todo el tumor, en la medida de lo posible... El resto es ahora cosa suya.
Espoleado por el comentario del médico, el paciente comienza a reevaluar su estilo de vida y las posibles alternativas. Hace cambios en la dieta y comienza a hacer ejercicio con regularidad. Reflexionando acerca de lo estresante y poco gratificante que ha sido su vida en los años precedentes tras la intervención, se embarca en un proceso de crecimiento personal clarificando sus creencias, sus valores y su propósito vital. Su vida cambia espectacularmente para mejor y años más tarde, se siente feliz, libre de su cáncer y más sano de lo que nunca antes había estado.
(Texto extraído del libro "El poder de la palabra" Autor: Robert Dilts)

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