sábado, 27 de febrero de 2010

El arte de la paz V


La economía es la base de la sociedad. Cuando la economía es estable, la sociedad se desarrolla. La economía ideal combina lo espiritual y lo material, y los mejores activos que pueden intercambiarse son sinceridad y amor.

Morihei Ueshiba

viernes, 26 de febrero de 2010

Para comprender la esperanza


Creada originalmente por Haideé Iglesias

Para comprender la esperanza tan sólo tienes que ser capaz de ver la esencia pura del amor en aquel que te parece necio, malvado, irresponsable y todos aquellos adjetivos que sean sinónimos de maldad... entonces, sólo entonces podrás sentir dentro de ti la fuerza de la esperanza. Mientras tanto tan sólo serás uno más de los que se creen por encima de los demás, algo bastante alejado de la esperanza.
Comprende algo esencial: mientras sigas ciego no podrás ver en los que acusas más que lo que tú reflejas pero no quieres, no sabes y/o no puedes aceptar.
Los opuestos son la vida misma, si ves el bien es porque conoces el mal. No hay llave sin cerradura, ni nube sin cielo, ni río sin cauce, ni hombre sin mujer, ni bosque sin tierra, ni yin sin yang...
Cuando hayas entendido esto desde el espíritu, tú serás la esperanza. Esto es lo importante, pues entonces y sólo entonces, habrás comprendido cual es la esencia de la esperanza y no la confundirás con un sentimiento de frustración ante lo que no aceptas y por lo tanto no entiendes.

La humildad, esa compañera tan desestimada, es la mejor aliada para aclarar el entendimiento.

Comencemos por ponernos nosotros en el lugar más bajo, es posible que entonces seamos capaces de dar el amor que queremos ver en el mundo, a todos sin excepción... incluidos nosotros mismos...

"Reconocer nuestra propia invisibilidad significa encontrar por fin el camino hacia la visibilidad"
Mitsuye Yamada.

jueves, 25 de febrero de 2010

¿Forma parte esto de mi?

Creada originalmente por Haideé Iglesias

Cuentan que un hombre sufría con gran frecuencia ataques de ira y cólera, así que decidió un día abordar esta situación. Para ello se fue al encuentro de un viejo sabio con fama de conocer la naturaleza humana. Cuando llegó a su presencia, habló de este modo:
-Señor, quiero solicitar tu ayuda, ya que tengo fuertes arranques de ira que están haciendo mi vida muy desgraciada. Yo sé que soy así, pero también sé que puedo cambiar si usted me aconseja.
Lo que me cuentas es muy interesante -dijo el anciano-. De todas maneras, para poder tratar bien el problema es necesario que me muestres tu ira y así pueda saber de qué naturaleza es.
-Pero ahora no tengo ira -argumentó el hombre.
-Bien - contestó el anciano-, lo que tendrás que hacer en este caso es que la próxima vez que la ira te invada, has de venir lo más deprisa posible a enseñármela.
El hombre iracundo se mostró de acuerdo y regresó a su casa. Pero pocos días después se encontró de nuevo con otro ataque de cólera y marchó rápidamente a ver al anciano. Sin embargo, ocurría que el viejo habitaba en lo más alto de una colina muy alejada, así que cuando por fin alcanzó la cima y se presentó al sabio...
-Señor, estoy aquí de nuevo como me dijiste.
-Estupendo, muéstrame tu ira.
Pero al pobre hombre se le había pasado la ira durante la subida.
-Es posible que no hayas venido lo suficientemente rápido-dijo el anciano-. La próxima vez corre mucho más deprisa y así llegarás todavía con ira.
Pasados unos días, al hombre le asaltó otro fuerte ataque de cólera y recordando la recomendación del sabio, comenzó a correr cuesta arriba todo lo rápido que pudo. Cuando media hora después llegó completamente agotado a casa del viejo, éste le reprendió severamente:
-Esto no puede continuar así, otra vez llegas sin ira. Creo que debes esforzarte aún más y tratar de subir las cuestas mucho más deprisa. De otro modo no voy a poder ayudarte.
El hombre se marchó entristecido, jurándose a sí mismo que la próxima ocasión correría con todas sus fuerzas para llegar a tiempo de mostrar su ira.
Pero no ocurrió así. Una y otra vez subía la cuesta, y a cada ocasión llegaba más y más fatigado y desde luego sin un asomo de ira.
Un día que llegó especialmente extenuado, el maestro, por fin, le dijo:
-Creo que me has engañado. Si la ira formara parte de ti, podrías enseñármela. Has subido a mi casa veinte veces y nunca has sido capaz de mostrarla. Esa ira no te pertenece. No es tuya. Te atrapa en cualquier lugar y con cualquier motivo y luego te abandona. Por tanto, la solución es fácil: la próxima vez que quiera llegar a ti, no la recojas.

lunes, 22 de febrero de 2010

Viento

Creada originalmente por Haideé Iglesias

Viento,
viento que arranca rastrojos,
viento que moviliza ramas,
viento entre pajas, entre zarzas,
viento que traspasa vallas,
viento lleno de suaves aromas, y por ello,
viento pleno, vigoroso,
viento que cruza invisible, en constante danza,
viento aleteando en cornisas, sus enamoradas.
Viento,
amado viento,
de ti he aprendido lo más importante,
que no hay tiempo,
que se es nada,
y sin embargo,
se es Todo.

viernes, 19 de febrero de 2010

El perdón (II) y último


No fuimos, sin más, arrojados al azar sobre un mar de rocas. Tenemos una misión, que es salvar al mundo mediante el poder del amor. El mundo tiene una desesperada necesidad de sanar, como un pájaro con un ala rota. La gente lo sabe, y los que han rezado son millones.
Dios nos ha oído. Y envió ayuda. Te envió a ti.
Convertirte en un obrador de milagros significa tomar parte en un movimiento espiritual, clandestino que está revitalizando el mundo, participando en una revolución de sus valores en el nivel más profundo posible. Esto no quiere decir que hayas de anunciárselo a nadie. Un miembro de la resistencia francesa no iba a enfrentarse con un oficial del ejército alemán que había ocupado París para decirle: " Hola, soy Jacques, de la Resistencia francesa". De la misma manera, tú no le cuentas a gente que no tiene la menor idea de lo que estás diciendo que has cambiado, que ahora trabajas para Dios, que Él te ha enviado con una misión de sanador y que el mundo ha de prepararse para grandes cambios. Los obradores de milagros aprenden a guardar silencio. Es importante saber que cuando se habla de la sabiduría espiritual en un momento o lugar inadecuado, o con una persona inadecuada el que habla más parece un necio que un sabio.
El Curso, cuando habla del plan de Dios para la salvación del mundo, lo llama "el plan de los maestros de Dios". El plan llama a los maestros de Dios a sanar el mundo valiéndose del poder del amor. Esta enseñanza tiene muy poco que ver con la comunicación verbal, y todo que ver con una cualidad de la energía humana. "Enseñar es demostrar" Un maestro de Dios es cualquiera que opte por serlo. "Los maestros de Dios proceden de todas partes del mundo y de todas las religiones, aunque algunos no pertenecen a ninguna religión. Los maestros de Dios son los que han respondido.". La frase "Muchos son los llamados , pero pocos los escogidos" significa que "a todos se los llama, pero pocos se preocupan por escuchar" . La llamada de Dios es universal, se emite para todas las mentes en todo momento. Sin embargo, no todos optan por atender a la llamada del propio corazón. Como demasiado bien lo sabemos todos, poco les cuesta a las voces chillonas y frenéticas del mundo exterior sofocar la tímida vocecita interior del amor.
Nuestro trabajo como maestros de Dios, si decidimos aceptarlo, consiste en buscar constantemente en nuestro interior, una mayor capacidad de amor y perdón. Hacemos esto mediante una "forma selectiva de recordar", mediante una decisión consciente de recordar únicamente los pensamientos atemorizantes. Este es el significado del perdón, una importante piedra angular de la filosofía de "Un curso de milagros". Como muchos de los términos tradicionales usado en el Curso, también éste se utiliza de una manera nada tradicional.
Tradicionalmente, pensamos que perdonar es algo que debemos hacer cuando creemos que alguien es culpable de algo. En el Curso, sin embargo, se nos enseña que nadie es culpable, que no hay culpa, porque sólo el amor es real. Nuestra función consiste en ver, a través de la falsa idea de la culpa, la inocencia que está más allá. "Perdonar no es otra cosa que recordar únicamente los pensamientos amorosos que diste en el pasado, y aquellos que se te dieron a ti. Todo lo demás debe olvidarse." Lo que se nos pide es que extendamos nuestra percepción más allá de los errores que nuestras percepciones físicas nos revelan -lo que alguien hizo, lo que alguien dijo-, para captar la santidad en ellos que sólo el corazón nos revela. Entonces, de hecho, no hay nada que perdonar. Lo que tradicionalmente se ha entendido por perdón -lo que en el "Canto de la oración" se llama "perdón -para destruir"- es, por lo tanto, un acto de enjuiciamiento. Es la arrogancia de alguien que se ve a sí mismo como mejor que otra persona, o quizá como igualmente pecador, lo que sigue siendo una percepción errónea y una expresión de la arrogancia del ego.
Como todas las mentes están conectadas, que alguien rectifique su percepción es, en algún nivel, una sanación de la mente de la raza humana como tal. La práctica del perdón es la contribución más importante que podemos hacer a la sanación del mundo. De personas enfadadas no se puede esperar que creen un planeta pacífico. A mi me divierte recordar cómo me enojaba cuando la gente no quería firmar mis escritos en petición de la paz.
El perdón es un trabajo de dedicatoria completa, y a veces muy difícil. No conseguimos perdonar siempre, pero hacer el esfuerzo es nuestra vocación más noble. Es la única probabilidad real que podemos ofrecer al mundo de volver a empezar. Un perdón radical es una liberación completa del pasado, tanto respecto a las relaciones personales como respecto a las tragedias colectivas.

jueves, 18 de febrero de 2010

El perdón (I)


"Los milagros ocurren naturalmente como expresiones de amor". Reflejan un cambio en nuestra manera de pensar un cambio que libera el poder de la mente hacia procesos de sanación y rectificación.
Esta sanación asume muchas formas. A veces, un milagro es un cambio en las condiciones materiales, como puede ser una curación física. Otras veces es un cambio psicológico o emocional. Y no tanto en cambio en una situación objetiva -aunque con frecuencia también eso ocurre- como en la forma en que nosotros la percibimos. Lo que cambia es, principalmente, la manera como se nos aparece en la mente una experiencia, es decir, la vivencia que tenemos de ella.
El mundo humano con nuestra absoluta concentración en el comportamiento y en todo lo que acontece fuera de nosotros es un mundo engañoso. Es un velo que nos separa de un mundo más real, un sueño colectivo. El milagro no consiste en disponer de otra manera las imágenes del sueño. El milagro es despertarnos.
Al pedir un milagros, lo que buscamos es un objetivo práctico un retorno a la paz interior. No pedimos que cambie nada externo a nosotros, sino algo que está en nuestro interior. Vamos en busca de una perspectiva vital más suave, más tierna.
La vieja física newtoniana sostenía que las cosas tienen una realidad objetiva independiente de cómo las percibamos. La física cuántica, y más especialmente el principio de incertidumbre de Heisenberg, nos revela que a medida que nuestra percepción de un objeto cambia, el objeto mismo, literalmente, también cambia. La ciencia de la religión es la ciencia de la conciencia., porque en última instancia toda creación se expresa por mediación de la mente. Así pues, tal como se afirma en "Un curso de milagros", nuestra herramienta más eficaz para cambiar el mundo es nuestra capacidad para "cambiar la mentalidad con respecto al mundo"
Como el pensamiento es el nivel creativo de las cosas, cambiar la mente es la potenciación personal fundamental. Aunque escoger el amor en vez del miedo sea una decisión humana, el cambio radical que está produce en toda las dimensiones de nuestra vida es un regalo de Dios. Los milagros son unas "intersecciones en nombre de nuestra santidad", procedentes de un sistema de pensamiento que se encuentra más allá del nuestro. En la presencia del amor, las leyes que rigen el estado normal de las cosas quedan superadas. El pensamiento que ya no tiene ningún límite nos aporta una experiencia que ya no tiene ningún límite.
Nuestra herencia son las leyes que rigen el mundo en que creemos. Si nos consideramos seres de este mundo, entonces nos regirán las leyes que lo rigen: las de la escasez y la muerte. Si nos consideramos hijos de Dios, cuyo verdadero hogar se encuentra en un nivel de conciencia allende este mundo, nos percataremos entonces de que "no nos gobiernan otras leyes que las de Dios".
Nuestra percepción de nosotros mismos determina nuestro comportamiento. Si creemos que somos criaturas pequeñas, limitadas, inadecuadas, tenderemos a comportarnos de esa manera, y la energía que irradiaremos reflejará esa creencia, no importa lo que hagamos. Si pensamos que somos criaturas magníficas, con una abundancia infinita de amor y de capacidad de dar, entonces tenderemos a conducirnos de esa manera, y la energía que nos rodee reflejará nuestro estado de conciencia.
"Los milagros, como tales, no se han de dirigir conscientemente". Se producen como efectos involuntarios de una personalidad amorosa, de una fuerza invisible que emana de alguien cuya intención consciente es dar y recibir amor. A medida que nos libramos de los miedos que bloquean el amor que llevamos dentro, nos convertiremos en instrumentos de Dios, en Sus obradores de milagros.
Dios, en cuanto amor, se expande constantemente, floreciendo y creando nuevas pautas para la expresión y el logro del júbilo. Cuando a nuestra mente, centrada en el amor, se le permite que sea un canal abierto por el que Dios se expresa, nuestra vida se convierte en el medio de expresión de ese júbilo. Este es el significado de nuestra vida. Estamos aquí como representaciones físicas de un principio divino. Decir que estamos en la tierra para servir a Dios significa que estamos en la tierra para amar.

(Texto extraído del libro "Volver al amor". Autora Marianne Williamson)

martes, 16 de febrero de 2010

Alma desnuda

Creada originalmente por Haideé Iglesias

¿Y qué mejor que un alma desnuda?

Los caminos andados se fueron gastando

los caminos desandados quedaron

en ese olvido inagotable

del amor por lo eterno.

Un fuego acelerado,

vivo,

vive,

peregrino de si mismo,

encontrado,

liberado.


Alma en esencia elevada,

soñando, ha despertado

llenando de cristal, tronco y madera,

una quimera.

domingo, 14 de febrero de 2010

Hoy el universo me ha regalado un corazón y soy feliz por ello

Creada originalmente por Haideé Iglesias

Un regalo totalmente inesperado... encontrarme con un corazón perfectamente dibujado en un postre que preparé hoy, el día de San Valentín, sin pensar que era este día y si Carnaval, ya que estuve paseando y las personas disfrazadas que lo están celebrando así me lo recordaron. Perfectamente dibujado, si. Me he quedado fascinada por este hecho. Qué el calor que ha recibido este dulce (un frixuelo) al prepararlo haya conseguido dibujar tan bien un corazón, tal como si lo hubiera hecho la mano de una persona, es algo que me parece un milagro. El universo es sabio y la sincronicidad hace tiempo que tengo constancia de ella, pero esto ha sido una sorpresa enorme. Y eso que yo he tenido constancia, digo, de estos hechos en más de una ocasión. Pero que haya sido hoy, precisamente hoy, que se celebra el día de San Valentín... me ha dejado llena de gozo... es algo tan hermoso... y tan lúcido... no sé... que estoy, y soy feliz, muy feliz :)
Amar Siempre Gana y hoy ha sido confirmado...

El arte de la paz IV


El arte de la paz empieza contigo. Trabaja en tu ser y en la tarea asignada en el arte de la paz. Todo el mundo cuenta con un espíritu que puede refinarse, un cuerpo que puede adiestrarse en cierto modo, y un camino adecuada que seguir. Estás aquí con el propósito de realizar tu divinidad interior y manifestar tu iluminación interior. Alienta la paz en tu propia vida y luego aplica el arte a todo lo que encuentres.

Morihei Ueshiba

miércoles, 10 de febrero de 2010

Una grieta en la pared

Creada originalmente por Haideé Iglesias

Una grieta en la pared encontrada
Cual llama u hoja prendida, prendada
Forma original que me habla

Un sonido roto
Un ala silenciosa
Una mirada encontrada
Un beso regalado
La brisa de tus abrazos
Un jardín de rumores sosegados
Y el aire engalanado
Del susurro aquietado
Para ese amor que grana
Forjando en los senos
Dulces mieles doradas

Aquí escribo para no olvidar que
No es más fuerte quien hace
Sino quien deja de hacer

Las grietas que se abrieron entonces
Ya son pasto del pasado
Ahora esas grietas han encontrado
Una pared delgada y sutil
La cual construye día a día
El bálsamo que cerrará
Cada grieta dejada,
Cada dibujo desdibujado

No es más fuerte quien hace
Sino quien sabe dejar de hacer

martes, 9 de febrero de 2010

Las cosas también tienen vida. (Introducción) III y último


Cuando uno empieza a pensar en esas cosas, se hace cada vez más evidente que todos los aspectos de nuestra relación con los dispositivos y las máquinas están rodeados por una suerte de chamanimo suburbial, que en algún momento fue creado con la expresa intención de dar vida a lo inanimado. Los relojes tienen manos y los robots poseen brazos y piernas, cuando habría sido mucho más apropiado que tuviesen ruedas. Tal antropomorfismo es fácil de entender, puesto proporciona a las máquinas que actualmente rigen gran parte de nuestra vida un tranquilizador aspecto humano. Pero es el momento de valorar hasta que dónde ha llegado esta costumbre de delegar poder y responsabilidad; es el momento de retroceder miles de años y analizar cuándo empezó esto y de mirar también una o dos décadas hacia el futuro y ver hacia donde parece dirigirse todo.
"Vida secreta de las cosas inanimadas" trata sobre estas cuestiones. Es un vistazo a la transformación que hemos producido en el mundo de los objetos, el primer borrador de una historia natural de los fenómenos inusitados, e incluye unas palabras de advertencia sobre las consecuencias que acarrea convertirse en aprendices de brujo.
Se trata de un libro atípico, especialmente para mí, porque carece de la matríz biológica y de la descripción de descubrimientos que abundan en anteriores obras mías. Esta vez el carácter de la investigación me ha obligado a depender en gran medida de fuentes que, como el News of the World y el National Enquirer, no se caracterizan por ser publicaciones académicas, pero la información que necesito aún no se encuentra en otros medios. Pocos científicos y ninguna revista erudita tratan el problema en serio. Yo sí, y para hacerlo he tenido que utilizar un recurso que, en el mejor de los casos, es casuístico y me deja con cierta sensación incómoda de estar desprotegido, propenso a caer en ocasionales lapsos de ligereza.
Sin embargo, pese a las inevitables carencias de esta base de datos, sigo impresionado por su coherencia y estoy convencido de la necesidad de divulgar esta historia. Hay grandes lagunas en la narración y relaciones que aún no se pueden establecer, pero creo que sin darnos cuenta nos hemos transformado en "comadronas" de la materia, que participamos en el nacimiento de una nueva forma de vida con necesidades e ideas propias, lo cual constituye una posibilidad que todos deberíamos tomar en serio.

lunes, 8 de febrero de 2010

Las cosas también tienen vida. (Introducción) II


En ocasiones, las máquinas tienen problemas de funcionamiento más significativos. Por ejemplo, en una ocasión una linea telefónica se convirtió virtualmente en un salvavidas. En 1985, Kris Tamer marcó mal un número o bien su llamada se cruzó y en vez de comunicarse con un colega suyo oyó en el otro extremo de la línea una voz jadeante. El "número equivocado" correspondía a Alex Johnson, quien en ese momento tenía graves problemas cardíacos. Era tal la gravedad que no tenía fuerzas para llamar y pedir ayuda, pero alcanzó a decir donde vivía. Esa mala conexión le salvó la vida, pues Kris supo exactamente qué hacer, ya que era directora de un centro para convalescientes de Detroit. (Cronicle (Houston), 2 de noviembre de 1985)
De vez en cuando la coincidencia conspira y hace que objetos de uso diario den al impresión de tener voluntad propia. En el verano de 1979, Robert Johansen, un joven de quince años, estuvo pescando infructuosamente en un fiordo de Oslo. Una noche sacó un bacalao de cinco kilos y con gran orgullo se lo regaló a su abuela Thelka Aanen, que vivía en Larkollen. Thelka se puso a limpiar el pescado para la cena y cuando le abrió el vientre de su interior cayó un valioso anillo de brillantes, reliquia de familia que ella misma había perdido tres años antes, un día en que nadaba en el fiordo. (Evening News (Harrisburg), 19 de julio de 1979)
Este tipo de cosas me desconcierta, pero no como hecho aislado, sino como parte de un espectro de sucesos insólitos que, tomados en conjunto, adoptan un aspecto fascinante y perturbador.
Soy biólogo de profesión y como tal me enseñaron a diferenciar un ser vivo de algo que no lo es, a reconocer los parámetros de la vida y a estudiar los sistemas orgánicos de cierta complejidad. El resto pertenecía a la geología o a la química inorgánica, materias que se enseñaban en otros edificios y que en general no eran de mi incumbencia. Sin embargo, ya no es posible limitarse de ese modo, pues al parecer no es tan fácil definir lo que es vida. Las "cosas", incluso las que son completamente inorgánicas e innegablemente inanimadas, a veces se comportan como si estuvieran vivas y, en ocasiones, como si tuvieran sentimientos.
Estos temas me inquietan desde hace mucho tiempo, inquietud que se manifiesta en esta obra. Las palabras que escribo son mías, pero fueron iluminadas pro pensamientos de otro origen: la extraordinaria mente de Ion Will, a quien conocí en un bar de Madagascar. Es una de esas raras personas capaces de mirar las cosas de siempre con ojos nuevos, sorprendentes. Pronto descubrí que salir a caminar con él era como entrar en un universo paralelo, en el cual las palabras y los objetos se contagian de vitalidad y nada de da por seguro. Ion da vida a las cosas.
Entre él y yo tramamos la forma de este libro, que puede tener sus momentos fantásticos, pero que en el fondo es una aventura filosófica, de ideas centradas en la hipótesis de que el hombre consiguió, en gran medida inconscientemente, crear una nueva forma de vida rival. Los órganos de estas nuevas criaturas son inorgánicos, pero en todos los demás aspectos parecen satisfacer las necesidades habituales de los seres vivos. Son de uso fácil y fueron creados con esa intención. El resultado es que ahora consideramos "personales" a nuestros ordenadores y les ponemos nombres como Pet (mascota) Y Appel (manzana). También los hacemos nacer en generaciones y los alimentamos con el equivalente eléctrico del oxígeno, equivalente que es "generado" en centrales hidráulicas. Y después nos asombra que esos extraños instrumentos tengan el "periodo" y tiendan a portarse mal en época de luna llena o cuando el sol está desusadamente activo.
Hasta cierto punto fomentamos esta interdependencia, sembramos la semilla de la evolución inorgánica al realizar inconscientemente ritos arcaicos que hacen posible oro tipo de percepción. El gran rabino de Israel bendice los tanques antes de enviarlos a luchar al Sinaí. El dragón de papel de Hong Kong yace inerte hasta que, en un acto simbólico de creación, llega un miembro de la familia real y le pinta los ojos. El barco que se encuentra en el astillero del río Clyde no es más que un casco de acero hasta que cobra vida en el momento en que lo bota una "comadrona" ataviada con sombrero de flores. No es casualidad que dicho bautismo se haga con vino, que simboliza la sangre o el semen.

domingo, 7 de febrero de 2010

Las cosas también tienen vida. (Introducción) I


Rompimos el molde. Aplicando el pensamiento, el ser humano encontró formas de aumentar en mucho más de un codo su estatura.
Comenzó a hacerlo sencillamente, quizá con un cristal o una herramienta, pero poco después su cuerpo se embelleció con una asombrosa variedad de nuevos apéndices, órganos cuyo fin era satisfacer todas las necesidades.

"Observemos -dijo Samuel Butler- a un hombre que cava con una pala. Su antrebrazo derecho se prolonga artificialmente y su mano se convierte en una articulación. El mango de la pala se asemeja a la cabeza con la que se remata el húmero, la vara de madera es el hueso adicional y la placa rectangular de hierro es la nueva mano que le permite remover la tierra como nunca pudo hacerlo con la suya." (Butler, S., Erewhon. Londres, 1872)

Nos liberamos de las limitaciones de la evolución orgánica y pasamos a participar, en cambio, de una evolución distinta, mucho más rápida. Reforzamos los dientes y las garras con cuchillos y misiles, la piel y el pelo con órganos tan extraordinarios como abrigos y paraguas. Hoy en día modificamos nuestra forma y apariencia para no desentonar con la edad y la estación; también aumentamos la percepción de los sentidos a nuestro gusto. Hemos inventado extremidades que, en vez de ir adheridas a nuestro cuerpo, andan sueltas por el mundo. No es nuestra aptitud natural la que nos limita el acceso a ellas, sino circunstancias accidentales como el nacimiento y la riqueza. En consecuencia, poseemos una extraordinaria capacidad de "remover tierra", pero lamentablemente estamos perdiendo el control sobre tal facultad.
Hace más de un siglo, Butler advirtió del peligro. "El hombre -señaló- es un mamífero maquinando", tan dependiente de sus herramientas, que "si algún día se destruyeran todas las máquinas, nos extinguiríamos en unas pocas semanas." Según él, la propia alma es algo manufacturado y está sometida a mecanismos "capaces de servir a quienes las manejan"
Por el momento, las maquinas sirven sólo si se las sirve a ellas y a estas alturas hay más seres humanos cuidando de las máquinas que ocupándose de sus congéneres.
Estamos perdiendo el control sobre las cosas, a veces con consecuencias graves, WIMEX es la sigla de Worldwide Military Comand and Control System (Sistema Mundial de Control y Mando Militares), una imponente red informática que abarca veintisiete centros de la Comandancia de Defensa norteamericana. El Pentágono se ocupa directamente del WIMEX, pero el sistema es tan complejo que su verdadero potencial no sólo se desconoce, sino que probablemente es imposible conocerlo. En varias ocasiones, sin que nadie lo pueda explicar, WIMEX decidió que Estados Unidos estaba siendo atacado por la Unión Soviética. Fue así como el 3 de junio de 1980 declaró la guerra unilateralmente, envió la señal de alerta a los centros de mando nuclear norteamericano diseminado por el mundo entero y puso en marcha los mecanismos con que podrían haberse iniciado acciones de represalia, hasta que fue detenido por mentes y manos humanas cuando ya habían pasado 3 minutos y 14 segundos de una cuenta que quizá habría desembocado en una tercera guerra mundial. (Sunday Times, 22 de junio de 1980)
No sólo los ordenadores dan la impresión de tener mente propia. En 1978 la inspectora de tráfico Patty Jackson notó que un coche estacionado en Bloomington (Illinois) Tenia las luces delanteras encendidas y se acercó con la intención de apagarlas. Pero no bien tocó la puerta, el coche dio un brinco, saltó sobre una pequeña barrera de cemento y se lanzó como bólido por el aparcamiento. En ese momento las llaves del arranque se hallaban en la mano de Sandra Zikus, que acababa de salir de una peluquería cercana y pudo observar azorada a su Chevrolet que, sin conductor, se precipitaba por la calle principal de Bloomingdale. Durante los minutos siguientes el coche zizgzagueó en medio del tráfico y volvió a entrar tres veces en el aparcamiento perseguido por un coche de la policía, hasta que dio la impresión de suicidarse estrellándose contra un camión que avanzaba en sentido contrario. "Parecía una escena de esas películas diabólicas" comentó el policía Edwin O'Farrell, quien finalmente tuvo que desconectar la batería para poder apagar las luces. Su acompañante, el oficial Michael Leary, confiscó el vehículo y, como precaución, le advirtió al conductor de la grúa de remolque que lo cuidara bien, no se le fuera a escapar antes de que llegaran los detectives. Jamás se pudo determinar la causa de estos extraños hechos. (Sun Times (Chicago), 7 de febrero de 1978)

(Texto extraído del libro "Las cosas también tienen vida" Lyall Watson. Ed. Tikal. Biólogo sudafricano)

jueves, 4 de febrero de 2010

A cada uno su respuesta


Un joven discípulo solicitó el Maestro Iluminado el asistir en silencio a las entrevistas que éste concedía a aquellas personas que iban en busca de su consejo y sabiduría.
La primera visita fue la de un hombre que preguntó:
-Maestro, ¿Dios existe?
-Si -fue la lacónica respuesta.
En la segunda visita una mujer también preguntó:
-Señor, ¿Dios existe?
-No -fue en esta oportunidad la contestación.
En una tercera visita un joven interrogó:
-Iluminado, ¿Dios existe?
En esta ocasión, el Maestro guardó silencio, el joven se marchó sin una respuesta a la pregunta formulada.
El discípulo, desconcertado por la extraña conducta del Maestro, no pudo por menos que preguntarle:
-Señor, ¿cómo puede ser que a tres preguntas iguales hayas respondido de modo diferente cada vez?
-Lo primero que has de saber -contestó el Maestro- es que cada contestación va dirigida a la persona que pregunta y por tanto no es para ti ni tampoco para nadie más. Y lo segundo es que he respondido de acuerdo con la realidad y no con las apariencias. En el primer caso se trataba de un hombre en el que mora la divinidad pero ahora vive un momento de oscuridad y duda, por eso he querido apoyarlo. El segundo caso se trataba de una mujer beata apegada a las formas externas de la religión que ha descuidado a su familia por atender el templo, y por ese motivo es bueno que aprenda a encontrar a Dios entre los suyos. El tercer caso se trataba sólo de alguien que ha venido a verme por curiosidad y sencillamente ha improvisado esa pregunta como podía haber hecho cualquier otra.

La realidad no es lo que se percibe a simple vista. Cada persona vive la suya y ésta es la que irradia a su alrededor. Como buen Maestro Iluminado supo ver más allá de las apariencias dándole una excelente lección al discípulo. Sobre ella, el discípulo, tendría mucho que aprender y aplicarse para poder alcanzar la comprensión última de las cosas.

martes, 2 de febrero de 2010

Los límites y las trampas

Imagen de autor desconocido para mi

No debes poner límites a lo ilimitado, pero si dices que lo ilimitado no puede ser aprehendido, te habrás atrapado a ti mismo.
Quienes comprenden la vacuidad no se forjan imágenes de ella.
Si utilizas las palabras para designar y describir la mente, jamás llegarás a comprenderla, pero si no utilizas las palabras tampoco la comprenderás.

Maestro Foyan

lunes, 1 de febrero de 2010

El pequeño pez


Creada originalmente por Haideé Iglesias

"Usted perdone", le dijo un pez a otro.
"es usted más viejo y con más experiencia que yo
y probablemente podrá usted ayudarme. Dígame:
¿donde puedo encontrar eso que llaman Océano?
He estado buscándolo por todas partes,
Sin resultado".

"El Océano" respondió el viejo pez, "es donde estás ahora mismo".

"¿Esto?. Pero si esto no es más que agua...
Lo que busco es el Océano", replicó el joven pez, totalmente decepcionado, mientras se marchaba nadando a buscar en otra parte.

-------------

Se acercó al Maestro, vestido con ropas sannyasi y hablando el lenguaje de los sannyasi: "He estado buscando a Dios durante años. Dejé mi casa y he estado buscándolo en todas partes donde Él mismo ha dicho que está: en lo alto de los montes, en el centro del desierto, en el silencio de los monasterios y en las chozas de los pobres".

"¿Y lo has encontrado?", le preguntó el Maestro.

"Sería un engreído y un mentiroso si dijera que sí. No; no lo he encontrado. ¿Y tu?".

¿Qué podría responderle el Maestro? El sol poniente inundaba la habitación con sus rayos de luz dorada. Centenares de gorriones gorjeaban felices en el exterior, sobre las ramas de una higuera cercana. A lo lejos podía oírse el peculiar ruido de la carretera. Un mosquito zumbaba cerca de su oreja, avisando que estaba a punto de atacar... Y sin embargo, aquel buen hombre podía sentarse allí y decir que no había encontrado a Dios, que aún estaba buscándolo.

Al cabo de un rato, decepcionado, salió de la habitación del Maestro y se fue a buscar a otra parte.

* * *
Deja de buscar pequeño pez. No hay nada que buscar. Sólo tienes que estar tranquilo, abrir tus ojos y mirar. No puedes dejar de verlo.

Anthony de Merlo
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