jueves, 30 de junio de 2011

Flores de Bach. Beech (Haya) (III) y último


Lo que dice en Dr. Bach acerca de Beech (Haya)

Esta flor está dentro del grupo "sobreprotección y excesiva preocupación por el bienestar de los demás".

Para quienes sienten la necesidad de ver más belleza y bien en cuanto les rodea. Y aunque muchas cosas parecen estar mal, tiene la capacidad de ver el bien en torno a ellos. Para poder ser más tolerantes, indulgentes y comprensivos con las destintas formas en que cada individuo y cada cosa tienden hacia su perfección.


(Extráido del libro "Cúrese Vd. mismo". Autor Dr. Edward Bach)

He decidido poner lo que el propio Dr. Bach dice porque su modo de expresarlo siempre me parece lleno de amor y comprensión.

miércoles, 29 de junio de 2011

Flores de Bach. Beech (Haya) (II)

Para quedarnos con el ejemplo antes citado: el individuo no ha aceptado su papel de extraño y paciente, ni ha superado las experiencias dolorosas de la discriminación. En lugar de ello, la personalidad ha desarrollado un código de conducta propio, en el que ha incorporado determinados mecanismo de defensa destinados a ayudarla a contrarrestar la voz de su Yo Superior. En nuestro ejemplo desarrolla crítica y arrogancia para poder proyectar, con ayuda de ambos, los sentimientos humillantes sobre el medio.

Estas proyecciones negativas no sólo dañan a la personalidad en sí misma. sino también a la gran unidad. Los pensamientos negativos afectan al entorno, repercuten en la personalidad y pueden reflejarse en una cantidad de síntomas somáticos de irritación. La personalidad se endurece y entumece más y más, ya que no intercambia energía con su propio Yo Superior ni con su entorno.

Tan pronto como la personalidad se libera de sus limitadas escalas de valores y se abre respecto a su Yo Superior, se le manifestarán a través de su energía anímica escalas de valores más elevados y mayores posibilidades de conocimiento y conciencia. de la individualidad. Su crítica restringida se transformará en comprensión, su susceptibilidad respecto a otras personas, en auténtica sensibilidad respecto a los impulsos de su Yo Superior. La arrogancia dará paso a un amor genuino y a la tolerancia, esa tolerancia --escribió Bach– que hizo rogar a Jesús, clavado en la cruz, por sus verdugos: "Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen".

Cuando uno se inclina hacia estados Beech negativos, hay varios conocimientos primordiales que deberíamos mover en nuestro corazón. A esto se suma la certeza de que como pequeña ruedecita en un mecanismo de relojería más grande o como pequeña célula, sólo somos capaces de vivir en un ser más grande, cuando vibramos en la corriente respiratorio o la conciencia ser más grande no estamos separados, de él. También debiéramos entender que en calidad de pequeña célula, sólo podemos reconocer de manera muy deficiente las leyes del Gran Ser, y que por esto nada justifica las propias escalas absolutas de dictaminación.

Por último, también debemos saber que todos nosotros no somos, en definitiva, más que reflejos de proyecciones reciprocas. Por esto no se debieran seguir proyectando los propios temores y mecanismos de defensa negativos en otras personas, y tratar de reencontrar en uno mismo las proyecciones positivas de los otros. Así, la delimitación será reemplazada por una sensación de unidad, parentesco de lamas y armonía que en el fondo también busca la persona en estado Beech negativos a pesar de su plan de críticas. Cuando encontramos en nosotros esta sensación de unidad, el entorno también se torna, de pronto, más armónico. Ya no nos irritan las pequeñeces, porque estamos en situación de reconocer más y más la unidad en la multiplicidad.

La flor de Beech ayuda a restablecer este contacto con el Yo Superior y la unidad. Mitiga el rigor interior y, de acuerdo con las manifestaciones de los sensitivos, devuelve el gozo, la jovialidad y el color al sistema energético. En estado Beech positivo somos algo así como "el diagnosticador tolerante": podemos emplear nuestra mirada radiográfica humana y buen caudal de juicio de manera constructiva no sólo para nosotros mismos, sino también para cumplir misiones en la comunidad.

Síntomas clave del estado Beech (Haya)

Afán de crítica, arrogancia, intolerancia. Condenamos a los demás sin intuición alguna.

Síntomas en estado de bloqueo

- La persona repara enseguida en los errores de los demás.

- Carece de compresión e indulgencia para con las deficiencias de otras personas.

- No logra introducirse afectivamente en los otros, pues los propios sentimientos están bloqueados.

- Interiormente, se sitúa ante los demás como un juez, ve sus faltas y las condena.

- Sólo ve lo digno de objeción y lo precario de una situación, pero no percibe lo positivo que podría surgir de ella.

- La estupidez de otras personas les fastidia.

- Reacciona en determinados momentos con mezquindad, pedantería e inflexibilidad.

- Le molestan los pequeños ademanes y las muletillas en el lenguaje de otras personas; la magnitud de la irritación no guarda relación con alguna con el motivo.


- Interiormente muestra tensión y endurecimiento.

- Se aísla de los demás debido a su postura crítica exagerada.

Potencial en estado transformado

- Perspicacia intelectual, comprensión para los diversos patrones de conducta humana y caminos de desarrollo individual.

- Buenas aptitudes para el diagnóstico.

- Actitud tolerante, reconocimiento de la unidad en la multiplicidad.

Recomendaciones para la persona en estado Beech (Haya)

- Ser más agradable y cariñosa para consigo misma a fin de poder ser agradable y cariñosa con los demás.

- Realizar ejercicios de yoga que estimulen la tiroides y el corazón.

- Buscar el equilibro físico frente a la rigidez interior: movimientos juguetones, bailar y actividades semejantes.

Frases de programación positiva

"Celebro la paz conmigo mismo y los demás";

"Yo estoy en el otro; el otro está en mí".

"Detrás de todo reconozco el proceso de crecimiento positivo";

"Sólo sé que nada sé".

(Texto extraído del libro “La terapia floral de Bach". Autora Mechthild Scheffer)

martes, 28 de junio de 2011

Flores de Bach. Beech (Haya) (I)


Principio

Beech está ligada a la capacidad anímica de la compasión y la tolerancia. En estado Beech negativo se reacciona con ofuscación, dureza e intolerancia.

No se ilusione. Todo ser humano cae una y otra vez en el estado Beech negativo. ¿Quién no ha condenado alguna vez, con dureza, el acto de otro y luego ha tenido que reconocer que obró injustamente porque desconocía las circunstancias o no las tuvo en consideración?

En estado Beech negativo nos inclinamos a juzgar las cosas de manera muy crítica, de acuerdo con escalas subjetivas, a menudo estrechas. Las demás personas son radiografiadas según criterio rigurosos e interiormente condenadas, sin que uno se haya puesto en su lugar o en el de sus sentimientos.

"¡No se puede tratar con una persona que tiene ese acento!" o "¡Cuándo oigo decir "protector de medio ambiente" me basta!". Los prejuicios se agudizan e interiormente se siente desprecio. Rara vez una persona es más arrogante que cuando está en estado Beech negativo.

El profesor Higgins de Pigmalion, ligeramente esnob, empeñado en convertir en un portento del buen hablar a la primitiva florista Eliza, es una divertida variante del estado Beech negativo. Desprovisto de experiencia y del todo incomprensivo respecto a los sentimientos de una mujer pregunta desorientado a su amigo Pickering: "¿Why can a woman not be like man?" (¿Por qué una mujer no puede ser como un hombre?) Como ha reprimido enteramente sus propios sentimientos, no puede comprender la situación de Eliza y sólo sabe herirla con su ironía.

Otra faceta del estado Beech negativo se refleja en la caricatura de la maestra pedante y rigurosa que, vestido de gris e imperativa exige orden incondicional, exactitud y disciplina y ha perdido de vista por completo que no todos vienen al mundo con las mismas dotes ni comienzan con las mismas posibilidades.

Hay un dicho que le va como anillo al dedo al estado Beech negativo: "Siempre vemos la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio". En el estado Beech, la persona se proyecta de manera muy acentuado hacia fuera y tiene extremas dificultades para volver hacia adentro y asimilar las experiencias. Esta postura se puede manifestar con transtornos gástricos y del tracto intestinal.

Con frecuencia el estado Beech negativo se desarrolla en personas que provienen de familias pertenecientes a grupos minoritarios discriminados que hubieron de asimilar mucho odio, humillaciones, decepciones y lesiones de su amor propio. Como medida de compensación interior, estas familias han optado por apartarse conscientemente de los demás y erigirse en un sistema de valores propio, en el que son superiores respecto a los otros. Los sentimientos de irreverencia y humillación afectas menos entonces, porque se proyecta al mundo exterior en la actitud, la crítica y la arrogancia. Para estar menos expuestos a vivencias sensitivas dolorosas, los propios sentimientos se reprimen en la medida de lo posible y por lo tanto, también la posibilidad de entender los sentiemientos de otras personas.

¿Dónde esta el error en este caso? En el estado Beech negativo la personalidad comprendió mal el programa de enseñanza de su alma, no lo aceptó y rechazó las experiencias negativas.

(Texto extraído de libro "La terapia floral de Bach". Autora Mechthild Scheffer)

lunes, 27 de junio de 2011

Los apoyos de la práctica


Uno de los principales apoyos consiste en la existencia de muchas personas comprometidas con la práctica de la atención y con la vida consciente. En cualquier momento, siempre hay millones de personas que están sentadas meditando, de modo que nunca hay motivo para sentirse solo. Usted está "conectado" con una "presencia" silenciosa ilimitada que no carece de centro y de periferia, la comunidad de quienes comparten su misma pasión por el despertar y la liberación, una comunidad engrosada a diario por quienes emprenden los miles de caminos que conducen a la práctica.
[...] el término con el que el budismo se refiere a esta comunidad de personas comprometidas con el dharma se denomina "Sangha", con ese mayúscula, como Dharma que, en el entorno budista, se refiere a la enseñanza del Buda. Originariamente, el término "Sangha" se refería a la comunidad de monjes y monjas que renunciaban a la vida cotidiana para seguir las enseñanzas del Buda, una acepción que todavía sigue siendo importante. Con el paso del tiempo, sin embargo, el término ha llegado a cobrar un significado nuevo y mayor, que incluye a todas las personas que han asumido una vida entregada a la práctica de la atención y de la no violencia. Por ello, en éste último sentido, todos nosotros, lo sepamos o no y por más leve que sea el impulso que nos conduce hasta la práctica, formamos parte del sangha, con ese minúscula. Y no se trata de una organización a la que pertenezcamos, sino de una comunidad de la que formamos parte en virtud de nuestro compromiso, pasión y cuidado. Y esa conexión, en sí misma, puede ser un extraordinario apoyo para la práctica.
Me parece muy interesante, en este sentido, la imagen de que todos somos hojas del mismo árbol. Cada uno tiene, en función del lugar en que se encuentre, una ubicación y una perspectiva única, cada uno es total y, del mismo modo que nuestra vida depende del árbol, la vida del árbol también depende de nosotros. Somos totalidades que formamos parte de una totalidad mayor, niveles anidados en una totalidad que carece de fronteras.
Independientemente del camino que hayamos seguido para llegar a la práctica, el caso es que nosotros no la hemos inventado. Nos ha sido transmitida para que experimentemos y veamos por nosotros mismos y para que lo hagamos con la mayor integridad y reverencia por lo que nos ha sido dado y por el sufrimiento, la pasión y el genio que hay detrás de ella. Existe un largo linaje de miles de años de antigüedad de hombres y mujeres que se han comprometido con el dharma, con la sabiduría y la compasión, como también lo han hecho quienes hoy en día deciden practicar. Ésos son los "instructores desconocidos" de los que hablaba Yeats, un antiguo linale de mujeres y de hombres comprometidos con el Dharma, con la sabiduría y con la compasión hacia los que muy probablemente, en un momento u otro, estaremos agradecidos por su legado y por sus dones. Muchos de ellos dejaron registro de su experiencia en lenguajes y culturas muy diferentes y otros no lo hicieron pero, en cualquier de los casos, su herencia nos proporciona la oportunidad de beneficiarnos del espíritu, los métodos, los andamios y la vacuidad o, dicho en otras palabras, del dharma que tan amorosamente cultivaron y nos legaron. Ésta es la herencia de las especies y para las especies que jamás ha estado tan viva y ha sido más necesaria que ahora.
Podemos considerarnos afortunados por vivir en un momento extraordinario, un momento en el que las distintas manifestaciones del dharma universal resultan más accesibles que nunca. Nunca habíamos tenido, como ahora, la posibilidad de acceder a los libros escritos por los grandes maestros, practicantes y eruditos de la meditación. Pero hoy en día disponemos de un auténtico tesoro de oportunidades que siempre, por cierto, está creciendo, para aprender lo que tiene que enseñarnos los grandes maestros de los diferentes linajes. [...]
Pero lo más importante, en última instancia, consiste en sentarse en el cojín. (o acostado, o erguido, o caminando). Por más valiosas que que sean las lecturas, por más inspiradores que sean los grandes maestros y por más interesante que sea la práctica con otras personas (sobre todo lo último), cada uno debe practicar por sí mismo, con su propio cuerpo, con su propia mente y en su propia situación. A fin de cuentas, los libros, por más auténticos, inspiradores y útiles que sean, pueden alentar el deseo insaciable de más información y más pensamiento. Cualquier buen libro sobre el dharma puede ser leído y estudiado repetidas veces con gran beneficio, una página o dos o un capítulo o dos en cada ocasión, seguido de la reflexión y el intento sincero de llevar a la práctica lo que se haya leído. Ésta es una empresa que puede durar toda una vida.
La información no es pues lo más importante y su abundancia puede resultar abrumadora. Cada uno debe cartografiar su propio recorrido, encontrar su propio camino y leer atentamente de vez en cuando para verificar si el camino que sigue -los maestros que ha encontrado y la comunidad con la que está practicando (si es que ha encontrado una)- adecuado para su situación y sus aspiraciones y, en caso contrario, deberá buscar otro camino para ascender la montaña.

(Texto extraído del libro " La práctica de la atención plena" Autor Jon Kabat-Zinn)

Este libro estaba conmigo desde el año 2008 y no fue hasta hace pocos meses que lo comencé a leer. No lo he leído de un tirón, sólo cuando sentía que debía hacerlo. Y en ocasiones, también sin sentirlo debido a las circunstancias que estaba viviendo, mas, siempre que lo leía había un mensaje en él que necesitaba para ese momento preciso en el que lo abría... Así pues, tal como yo lo he ido viviendo antes -y sobre todo después de este proceso de cambio que ya hace unos años sentí que comenzaba-, en mi camino todo y todos son maestros. Tanto los que aparentemente no parecen ser, como los que pudieran ser o aquellos que son... no es un galimatias aunque lo pueda parecer.Todo lo que ha sucedido ha sido para mi una valiosa experiencia, de la cual nace la sabiduría...
Si, así es como se pueden ver a la vez los árboles y el bosque... Uno y todo. Todo y todos :)

He de decir también que no he practicado la meditación al uso. Mi apertura ha sido de otro modo, tan válido como la meditación, pues no es más que plena consciencia de todo cuanto me iba sucediendo a lo largo de los años en los que estaba sufriendo. El mundo y la vida están llenos de oportunidades. Aprende a reconocerlas, ello también es meditación. No nos apeguemos a nada, ni a la propia meditación como palabra o técnica y vivamos conscientemente; es entonces que irás viendo como encuentras tu modo de liberarte. Te va la vida en ello así pues, que menos que poner todo a disposición de descubrirlo para liberarte de todas las esclavitudes...

Todo llega en el momento en el que lo necesitas y sabes escuchar con el corazón. O como otros dicen: estás preparado...
¡Gracias! -.-

viernes, 24 de junio de 2011

Pasos

Creada originalmente por haideé iglesias

Pasos en la mañana,
con el fresco aún pegado al rocío
que se evapora...

Todo está bien
si uno sabe agradecer
todo aquello que acontece en la vida.

Mágica sombra
que alarga la silueta
para recordarnos
quizá
que todo ya está ante nuestros ojos
si sabemos mirar
con el alma.

Pasos en la mañana
¡Feliz Día!

miércoles, 22 de junio de 2011

Tiembla el pulso

Creada originalmente por haideé iglesias

Tiembla el pulso.
Perece la esfera.
Un poder se aúna
en las noches
en vela.
Sueños resueltos
de pasados lejanos
que ahora son
presente.
Si, tiembla el pulso.
Mas,
ya no es por miedo.

lunes, 20 de junio de 2011

Lo que no se puede nombrar

Creada originalmente por haideé iglesias

Una Vía sobre la que se puede hablar no es la Vía eterna; un nombre que puede ser nombrado, no es un nombre permanente. Lo que puede ser escrito o comunicado a otros son las heces.

"El Tao de la política"

viernes, 17 de junio de 2011

Profunda

Creada originalmente por haideé iglesias

Como la esencia de nuestro ser.
Sólo la siente
y la ve aquel que ha traspasado
el umbral de lo sensorial.
Profunda.
Sin eco.
Como el silencio interior
sólo accesible a la ausencia de miedo.
Verde y profunda,
con esa creatividad tan efímera
y por ello,
profunda...

miércoles, 8 de junio de 2011

El auténtico gurú

Creada originalmente por haideé iglesias

Ahora hay que decir una cosa muy importante a propósito del gurú, y es que el gurú no es alguien que conoce unos ejercicios, las leyes de la psicología o que comprende bien la enseñanza de los Upanishads o del Vedantaa y que puede transmitir dicha enseñanza: decir "tápese la nariz, respire durante unos segundo, concentre su atención en tal parte del cuerpo". Es alguien cualificado para tener una visión total, completa del discípulo que se encuentra frente a él, que ejercicios son los más indicado para él ahora y cuáles no se le deben aconsejar todavía, hasta dónde puede forzar al discípulo en sus temores, en sus miedos, en sus rechazos, en sus resistencias, sin matarlo, por supuesto. Como un buen cirujano que sabe hasta donde puede cortar, amputar, cercenar, abrir, hacer sangrar a su paciente en la mesa de operaciones, sin matarlo. Por consiguiente, un maestro que se contenta con enseñar unos ejercicios no sería en ningún caso un gurú. El gurú debe poseer esa visión total, completa sobre todos los planos, de quien está frente a él. Verlo con una lucidez absoluta, una visión despierta, ser absolutamente uno con sus problemas. Seguirlo paso a paso y atreverse a hacerle superar etapas interiores que contienen algo –todas las enseñanzas lo dicen– que, en un momento dado es terrorífico. Algo terrible. Donde se siente verdaderamente que se trata de una muerte y una resurrección como el grano que sucumbe para convertirse en retoño o incluso en un árbol inmenso. La oruga muere para convertirse en mariposa. La transformación se produce a través de una agonía. Una parte del discípulo acepta y el resto lucha, resiste, forcejea, por lo que el gurú debe haber resuelto completamente todos sus problemas individuales. Ser absolutamente claro, que descienda con el discípulo a las tinieblas de éste para obligarlo a que proyecte su propia luz. Por consiguiente, vemos hasta que punto el empleo de la palabra gurú a tontas y a locas tiene algo, con relación a la auténtica tradición, absolutamente abusivo, falso, engañoso, donde todo es cuento.

Arnaud Desjardi

miércoles, 1 de junio de 2011

Hacia el silencio. Requisitos

Creada originalmente por haideé iglesias


¿Cómo conseguimos ir hacia el silencio?
Hay unos requisitos que son esenciales. Estos requisitos dimanan de la misma naturaleza nuestra, de nuestro modo actual de funcionar.

Mientras yo esté teniendo interiormente problemas de deseos, de emociones, de conflictos, me será muy difícil vivir en el silencio, porque estos deseos, estos miedos, estas complicaciones que están reprimidas en mi interior, buscan constantemente solución y huida. Así, mi mente, está siendo empujada constantemente a pensar a soñar, a imaginar. La gran dificultad que tenemos para poder estar en paz es la propia guerra que está en marcha en nuestro interior.

Por ello, para conseguir el silencio, es necesario primero que solucionemos ese estado de guerra. Y esto sólo lo lograremos cuando aprendamos a vivir la actividad, la acción, la lucha, el esfuerzo. Tan sólo la lucha, el esfuerzo, la vida, en el sentido corriente, vivida de un modo más pleno, más generoso y, sobre todo, mucho más consciente, es lo que va permitiendo que yo vaya liquidando todas estas cuentas pendientes que mantengo con la vida en mi interior. Sólo después de esta expresión total, sólo después de esta lucha total, viene la paz. De otro modo, la paz no la podemos buscar, porque toda paz que buscamos es un artificio, no es la verdadera paz. La paz viene cuando yo lucho, movilizo, entrego, liquido todo lo que en mi mente me reservaba para mi, mis miedos, mis problemas, mis dificultades; la paz llega cuando yo liquido estas situaciones a través de una vida intensa, inteligente. Entonces la paz no hay que buscarla, se presenta sola.

La paz está siempre ahí; lo único que nos impide vivirla es precisamente todas las cargas que tenemos dentro de fuerzas, de problemas, de emociones.

Por lo tanto, el primer requisito para llegar a descubrir el silencio es que el silencio sea consecuencia de una acción total, donde yo no huya de las cosas, donde yo no esté jugando al escondite conmigo mismo, ni con algún aspecto de la vida, donde yo afronte las dificultades y movilice todos mis recursos mentales, afectivos, vitales, morales, de todo orden. Sólo una vida vivida en intensidad es la que luego va acompañada por la auténtica paz.

Es por lo tanto peligroso el silencio que se pretende hacer estando la persona llena de dificultades, de tensiones y contradicciones. En primer lugar, no podrá conseguirlo. Pero, si se impone, a través de un esfuerzo de voluntad, la inmovilización de todo lo que hay dentro, esto será una paralización de la vida, que ella confundirá con el silencio creador.

El silencio creador se hace sin el menor esfuerzo. Allí donde haya esfuerzo es que hay una resistencia que se opone y, por lo tanto, algo que necesita ser expresado. Por ello es falso el camino que algunos pretenden seguir de una inmovilización forzada.

Esto no significa que no podamos tener momentos de silencio teniendo problemas dentro. Se puede y se debe tener momentos de silencio. Pero el silencio vivido en intensidad, en profundidad y continuidad, es imposible vivirlo de un modo auténtico si no hay esa limpieza interior. Y querer forzarlo, sin haber limpiado, es perjudicial.

Otro aspecto por el cual conviene haber hecho esta limpieza es porque, gracias al esfuerzo de vivir de un modo intenso, la personalidad se organiza, se estructura y se fortalece, es decir, que nuestra mente adquiere la capacidad de controlar sus impulsos y coordinar todas las fuerzas internas en relación con el exterior. Y esta capacidad de organización, de estructuración en nuestra mente consciente de todo, lo interno en relación con lo externo, es un paso previo esencial, porque si la persona se abre al silencio sin tener estructurada, de un modo sólido, su personalidad, como el silencio es dejar de intervenir con la mente crítica y la mente que regula y controla, uno podría ser víctima de las fuerzas incontroladas que hay en los niveles inferiores. Y así, lo mismo pueden irrumpir impulsos reprimidos de hostilidad o de sexualidad, o fantasías emotivas, infantiles, que pueden adquirir enormes proporciones, dando lugar a esos complejos tan frecuentes de mesianismo, de personas que se sienten llamadas a una labor revolucionaria y que viven en un mundo de fantasía, como también puede quedar la persona a merced de fuerzas e inteligencias no físicas, de seres no físicos, que encuentran, en esta disponibilidad incontrolada de la persona, un medio apto para poder expresarse a nivel humano. Y estos existen y es uno de los peligros que se corre en este caso. Muchas mediums son precisamente víctimas de este mismo problema. Por esto, el que la persona llegue a desarrollar de un modo claro, sólido y concreto su personalidad –y esto se demuestra en su capacidad de vivir la vida diaria de un modo inteligente, de un modo constructivo– es una necesidad absoluta antes de pretender llegar a un nivel superior de conciencia. Estamos en esta vida por una razón inteligente. Y la vida, tal como funciona, con todas sus deficiencias, con todas las cosas que necesitan ser arregladas, tiene, a pesar de todo, un fin bueno, necesario, que es el que aprendamos a estructurar nuestra conciencia, que aprendamos a distinguir lo que es superior de lo que es inferior, y aprendamos a hacer que en nosotros lo superior maneja a lo inferior. Y, si esto no se hace, solamente se produce conflicto y perturbación en la vida de la persona. Cuando algunos quieren abrirse a zonas superiores de conciencia, y no tienen una personalidad sólida, equilibrada, una mente clara y coherente, esto puede dar lugar a verdaderos transtornos mentales. Y los hay, los hay con bastante frecuencia.

Por lo tanto, este trabajo concreto de estructuración de la personalidad y esta capacidad de haber luchado, de haber movilizado los recursos que hay dentro, son requisitos previos, absolutamente necesarios, para poder tener acceso al nivel superior de silencio.

Ahora bien, para que el silencio sea un camino positivo, es necesario otra condición: que la persona esté orientada de un modo estable, de un modo regular, hacia el descubrimiento de lo más genuino, de lo más real, de lo más importante, sea o no en una forma religiosa. Lo importante es que la persona esté buscando la verdad, la realidad, lo auténtico. Si no existe esa polarización hacia el objetivo, el silencio puede no producir la transformación, el acceso al nivel trascendente de realidad.

Ahora bien, en la práctica del silencio se imponen también dos requisitos esenciales.

1. Que en todo momento se mantenga la autoconciencia.
2. Que haya una gran lucidez.

Estas condiciones son fundamentales para que la persona no caiga en experiencias de zonas intermedias, o para que no sea absorbida, poseída, por fuerzas que no puede controlar. El silencio practicado de esta manera es siempre esencialmente transformante, renovador y creativo, interna y externamente.

Antoni Blay Fontcuberta
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