En 1905, Albert Einstein publicó su teoría especial de la relatividad, con la que invalidó todos los conceptos principales de la visión newtoniana del mundo. Según la teoría de la relatividad, el espacio no es tridimensional y el tiempo tampoco es una entidad aparte, sino que ambos están íntimamente conectados y forman un continuo tetradimensional, el “espacio-tiempo”. Por tanto, nunca podemos hablar de espacio sin tiempo, y viceversa. Además, no existe flujo universal de tiempo; es decir, el tiempo no es lineal ni absoluto. El tiempo es relativo. Ello significa que dos observadores ordenarán los acontecimientos en el tiempo de forma distinta si se mueven con velocidades diferentes en relación con los acontecimientos observados. Por tanto, las mediciones que impliquen espacio y tiempo pierden su importancia absoluta. Tanto tiempo como espacio se convierten simplemente en elementos para describir los fenómenos.
Según la teoría de la relatividad de Einstein, en determinadas condiciones dos observadores pueden, incluso, ver dos acontecimientos en tiempos inversos; es decir, para el observador 1 el acontecimiento A se producirá antes que el B, mientras que para el observador 2 el acontecimiento B tendrá lugar antes que el A.
Por tanto, el tiempo y el espacio son tan básicos para la descripción de los fenómenos naturales y para la de nosotros mismos que su modificación implica un cambio en todo el marco que empleamos en la percepción de la naturaleza. Todavía no hemos integrado esta parte de la relatividad de Einstein en nuestras vidas. Por ejemplo, cuando captamos la señal psíquica de un amigo que se haya en dificultades comprobamos la hora y llamamos a dicha persona para ver si está bien. También deseamos saber si sufrió un determinado accidente a fin de dar validez a nuestra visión. Cuando nos dice que no ha sucedido nada, llegamos a la conclusión de que la imaginación nos ha hecho una mala pasada, e invalidamos nuestra experiencia. Esta es la filosofía newtoniana.
Tenemos que comprender que el fenómeno que estamos experimentando no puede ser explicado por mecánica newtoniana, y que estamos haciendo uso de esa mecánica para dar validez a nuestra experiencia suprasensorial. Dicho de otro modo, lo que vivimos fue una experiencia real. Como el tiempo no es lineal, puede haber sucedido ya, o estaba ocurriendo en el momento en que lo vimos, o quizá se produzca en el futuro. Puede, incluso, que se trate de una probabilidad que no llegue a manifestarse. Pero el hecho de que no haya sucedido en el tiempo en el que tratamos de relacionarlo no demuestra, en modo alguno, que nuestro discernimiento sobre la posibilidad estuviera equivocado. Sin embargo, si en la visión que tuvimos sobre nuestro amigo vimos también un calendario y un reloj con hora newtoniana, nuestra percepción sería tal que incluiría la información sobre el continuo espacio-tiempo del suceso. De este modo sería más fácil de verificar la realidad física newtoniana.
Ha llegado el momento de dejar de invalidar la experiencia que queda fuera de nuestra forma newtoniana de pensar, y de ensanchar nuestro marco de la realidad. Todos hemos sentido el paso del tiempo o la pérdida de la noción del mismo. Si logramos la suficiente eficacia en la observación de nuestros estados de ánimo, podemos comprobar que nuestro tiempo varía con los cambios de humor y con la experiencia por la que estamos pasando. Por ejemplo, nos damos cuenta de que el tiempo es relativo cuando experimentamos un periodo muy largo y aterrador justo antes de que se estrelle nuestro coche o de que se aparte, por milímetros, de choque con otro que viene en dirección opuesta. Este tiempo, medido en el reloj, es de unos cuantos segundos; sin embargo, para nosotros, parece como si el tiempo se hubiera hecho más lento. El tiempo experimentado no es susceptible de ser medido con un reloj. […]
Nuestra experiencia existe fuera del sistema newtoniano. Muchas veces se nos ha presentado el caso de encontrarnos con alguien después de varios años de separación y sentir lo mismo que si le hubiéramos visto ayer. […] También descubrimos que nuestra memoria ha ordenado los acontecimientos en una secuencia distinta a la de alguna otra persona que también los haya vivido.
La cultura nativa americana, que carecía de relojes para crear un tiempo lineal, dividía éste en dos aspectos: al ahora y todos los demás momentos. Los aborígenes australianos también tienen dos clases de tiempo: el tiempo que está pasando y el Gran Tiempo. Lo que ocurre en el Gran Tiempo tiene secuencias, pero no se puede fechar.
Lawrence Le Shan, a través de sus experiencias con clarividentes, ha definido dos tiempos: el tiempo normal y el tiempo del clarividente. Así se denomina la calidad de tiempo experimentado por lo videntes cuando emplean sus dones. Es similar al Gran Tiempo. Lo que sucede tiene una secuencia, pero sólo se puede ver desde la posición de ser o experimentar dicho flujo secuencial. Tan pronto como el clarividente trata de interferir de forma activa en la secuencia de acontecimientos de la que es testigo se ve arrojando inmediatamente de vuelta al tiempo lineal, y ya no vuelve a presenciar sucesos que se salgan del marco del aquí y ahora. A continuación debe centrar de nuevo su atención en el Tiempo del Clarividente. No entienden muy bien las reglas que regulan ese movimiento de un marco de tiempo a otro. En su mayoría, los clarividentes son inducidos a “leer” un marco de tiempo determinado de la vida actual o pasada de una persona de acuerdo con las necesidades de ésta. Algunos clarividentes pueden centrarse en cualquier marco de tiempo que se les solicite.
El continuo espacio-tiempo de Einstein indica que la aparente linealidad de los acontecimientos depende del observador. […]
Otra consecuencia importante de la relatividad de Einstein es la comprensión del hecho de que materia y energía son intercambiables. La masa no es más que una forma de energía. La materia es simplemente energía que ha perdido velocidad o se ha cristalizado. Nuestros cuerpos son energía.
Según la teoría de la relatividad de Einstein, en determinadas condiciones dos observadores pueden, incluso, ver dos acontecimientos en tiempos inversos; es decir, para el observador 1 el acontecimiento A se producirá antes que el B, mientras que para el observador 2 el acontecimiento B tendrá lugar antes que el A.
Por tanto, el tiempo y el espacio son tan básicos para la descripción de los fenómenos naturales y para la de nosotros mismos que su modificación implica un cambio en todo el marco que empleamos en la percepción de la naturaleza. Todavía no hemos integrado esta parte de la relatividad de Einstein en nuestras vidas. Por ejemplo, cuando captamos la señal psíquica de un amigo que se haya en dificultades comprobamos la hora y llamamos a dicha persona para ver si está bien. También deseamos saber si sufrió un determinado accidente a fin de dar validez a nuestra visión. Cuando nos dice que no ha sucedido nada, llegamos a la conclusión de que la imaginación nos ha hecho una mala pasada, e invalidamos nuestra experiencia. Esta es la filosofía newtoniana.
Tenemos que comprender que el fenómeno que estamos experimentando no puede ser explicado por mecánica newtoniana, y que estamos haciendo uso de esa mecánica para dar validez a nuestra experiencia suprasensorial. Dicho de otro modo, lo que vivimos fue una experiencia real. Como el tiempo no es lineal, puede haber sucedido ya, o estaba ocurriendo en el momento en que lo vimos, o quizá se produzca en el futuro. Puede, incluso, que se trate de una probabilidad que no llegue a manifestarse. Pero el hecho de que no haya sucedido en el tiempo en el que tratamos de relacionarlo no demuestra, en modo alguno, que nuestro discernimiento sobre la posibilidad estuviera equivocado. Sin embargo, si en la visión que tuvimos sobre nuestro amigo vimos también un calendario y un reloj con hora newtoniana, nuestra percepción sería tal que incluiría la información sobre el continuo espacio-tiempo del suceso. De este modo sería más fácil de verificar la realidad física newtoniana.
Ha llegado el momento de dejar de invalidar la experiencia que queda fuera de nuestra forma newtoniana de pensar, y de ensanchar nuestro marco de la realidad. Todos hemos sentido el paso del tiempo o la pérdida de la noción del mismo. Si logramos la suficiente eficacia en la observación de nuestros estados de ánimo, podemos comprobar que nuestro tiempo varía con los cambios de humor y con la experiencia por la que estamos pasando. Por ejemplo, nos damos cuenta de que el tiempo es relativo cuando experimentamos un periodo muy largo y aterrador justo antes de que se estrelle nuestro coche o de que se aparte, por milímetros, de choque con otro que viene en dirección opuesta. Este tiempo, medido en el reloj, es de unos cuantos segundos; sin embargo, para nosotros, parece como si el tiempo se hubiera hecho más lento. El tiempo experimentado no es susceptible de ser medido con un reloj. […]
Nuestra experiencia existe fuera del sistema newtoniano. Muchas veces se nos ha presentado el caso de encontrarnos con alguien después de varios años de separación y sentir lo mismo que si le hubiéramos visto ayer. […] También descubrimos que nuestra memoria ha ordenado los acontecimientos en una secuencia distinta a la de alguna otra persona que también los haya vivido.
La cultura nativa americana, que carecía de relojes para crear un tiempo lineal, dividía éste en dos aspectos: al ahora y todos los demás momentos. Los aborígenes australianos también tienen dos clases de tiempo: el tiempo que está pasando y el Gran Tiempo. Lo que ocurre en el Gran Tiempo tiene secuencias, pero no se puede fechar.
Lawrence Le Shan, a través de sus experiencias con clarividentes, ha definido dos tiempos: el tiempo normal y el tiempo del clarividente. Así se denomina la calidad de tiempo experimentado por lo videntes cuando emplean sus dones. Es similar al Gran Tiempo. Lo que sucede tiene una secuencia, pero sólo se puede ver desde la posición de ser o experimentar dicho flujo secuencial. Tan pronto como el clarividente trata de interferir de forma activa en la secuencia de acontecimientos de la que es testigo se ve arrojando inmediatamente de vuelta al tiempo lineal, y ya no vuelve a presenciar sucesos que se salgan del marco del aquí y ahora. A continuación debe centrar de nuevo su atención en el Tiempo del Clarividente. No entienden muy bien las reglas que regulan ese movimiento de un marco de tiempo a otro. En su mayoría, los clarividentes son inducidos a “leer” un marco de tiempo determinado de la vida actual o pasada de una persona de acuerdo con las necesidades de ésta. Algunos clarividentes pueden centrarse en cualquier marco de tiempo que se les solicite.
El continuo espacio-tiempo de Einstein indica que la aparente linealidad de los acontecimientos depende del observador. […]
Otra consecuencia importante de la relatividad de Einstein es la comprensión del hecho de que materia y energía son intercambiables. La masa no es más que una forma de energía. La materia es simplemente energía que ha perdido velocidad o se ha cristalizado. Nuestros cuerpos son energía.
Pero además...
ResponderEliminarEsta la energia que desprendes cuando te entusiasmas en comunicar!
;-)
Un abrazo.
¡Hola!gabi: desperendes, envias, traspasas... somos energía,entonces, mejor que lo que hagamos sea positivo, mejor para todos :)
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Haideé:
ResponderEliminarMe encanta todo esto que dices. Yo pienso como me lo explicó un libro dictado por un espíritu sabio. El libro se llama LA GRAN SÍNTESIS, de Pietro Ubaldi. Creo que te encantará leelo.
El espíritu que habla a través de Pietro Ubaldi, quien hace de médium, dice que los universos son tridimencionales. Dice que el tiempo no es la cuarta dimención, sino la primera dimención de un universo paralelo, y más que paralelo, contiguo al nuestro.
Es decir, el tiempo vendría a ser como una bisagra entre los dos mundos, y es posible que nuestro tiempo ordinario no lo sea tanto, como esos otros tiempos de los que hablas.
Muy interesante y muy real todo eso que dices.
Para un vidente (yo lo soy) ubicar lo que ve en el tiempo es lo más difícil y es lo que más nos hace equivocarnos en nuestras predicciones.
Una vez conocí a una chica, y lo que sentí al verla, me hizo pensar que la conocía del pasado. Con el tiempo la relación se fortaleció, pero uno de esos seres que me hablan al oído, me dijo que no era alguien de mi pasado, sino que la estaba conociendo en el presente por primera vez. Entonces al meditar sobre lo que yo había sentido al verla, me di cuenta que eso que sentí no era otra cosa que el recuerdo del futuro. Así pasa.
Luego con respecto a la materia y la energía, dice Ubaldi, que luego del big bang la antimateria o espíritu se convirtió en energía, la energia se fue convirtiendo en materia como parte de su ciclo lógico, la materia, nuevamente en energia, y esta nuevamente en espíritu en un ciclo que es eterno. No podríamos saber cuantos big bangs han ocurrido. Algunas culturas atesoran datos al respecto, pero la realidad es que no tiene sentido preguntarse esto, del mismo modo que no tiene sentido preguntarse cuantas veces ha caido en forma de lluvia, esa gota que ha caído sobre nuestras cabezas.
Sabes, al leer tu perfil, veo que te presentas de una manera muy simple, que nada tiene que ver con tu crecimiento. Ya sé que muchas veces es mejor así, pero espero que sepas muy bien quien eres, aunque no lo digas, jejeje.
Besitos:
Tadeo
Como siempre... te sigo con interés.
ResponderEliminarAbrazos
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¡Hola!tadeo: lo intentaré localizar. He leido a otros videntes, uno americano que ahora no recuerdo su nombre, que dijo algo sobre la oración del Padrenuestro que me dejo muy sorprendida, pues lo relacionaba con los chakras, y tiene sentido. Ya desde entonces se sabían tantas cosas, ay que gran arrogancia la de la civilización, nacida del miedo...
ResponderEliminarSi,muchas veces aparecen nuestras partes mentales por el medio, y ya no es pristino el contacto, pienso que es por eso que se puede uno "equivocar"
Respecto a la chica si tu lo sientes así, nada más que añadir...
Pienso como tú, no es entender, sino sentir, así es como se comprende, al menos para mi, bueno y para muchos otros :)
Son palabras tadeo, sólo eso, si para alguien tienen sentido están bien, no hay pretensión de ningún tipo por mi parte, soy y no soy, estoy y no estoy, vivo... eso es todo...
Un poco más de camino para encontrarme contigo :)
Un abrazo
¡Hola!algial: gracias, me gusta sentirte :)
ResponderEliminarUn abrazo