jueves, 19 de noviembre de 2009

El santo y el ladrón


Era un hombre de gran pureza, incapaz de dañar a ningún ser, y por el contrario, siempre dispuesto a beneficiar a los otros. Su intención y su comportamiento eran impecables. Pero tenía un problema: su mente era vacilante, indócil, saltarina como una liebre, desconcentrada y frágil. Aunque se esmeraba en penetrar lo esencial de los textos sagrados y había escuchado las más sublimes enseñanzas espirituales de grandes guías místicos, no lograba poner paz en su mente y sujetar sus pensamientos. Había desarrollado en si mismos una ética genuina, pero fracasaba en el intento de disciplinar la mente y mantenerla bajo control.
Cierto día al anochecer, después de dar un paseo por la ciudad, al llegar a su casa vio a un ladrón que intentaba abrir la puerta, con la intención, obviamente de robar. Desde la distancia y con detenimiento observó al ladrón, y comprobó hasta qué grado el hombre estaba concentrado, como si nada más hubiera en el mundo que abrir aquella puerta con su ganzúa. Entonces se le acercó y le dijo:
-Amigo, desde ahora te nombro mi maestro.
El ladrón, boquiabierto, no daba crédito a lo que escuchaba.
-¿Yo maestro de algo? Pero si soy un miserable ladronzuelo. Nada sé, de nada puedo ejercer como maestro.
-Te equivocas -afirmó el hombre puro-. tú eres un gran maestro. Un gran maestro de la concentración.Tú serás mi maestro de concentración y a cambio también yo seré tu maestro...
-¿De qué? -interrumpió intrigado el ladrón.
-De pureza -repuso el santo-. Si nos ayudamos el uno al otro, conseguiremos gozar de las dos grandes gemas: concentración y pureza. ¿Qué más podemos pedir?
Hay amistades muy bellas y además, fecundas. La amistad nació entre el ladrón y el santo. Cada uno se convirtió en maestro del otro. Como resultado, el santo logró dominar el arte de la concentración y el ladrón dejo de robar.

Los opuestos son necesarios. Es en ellos donde podemos ver el contraste en este mundo de dualidad, el blanco no existe sin el negro. Aprendamos del que se nos opone, al que vemos como diferente o molesto, él es el portador de lo que nos falta, pudiendo, de este modo, aprender el uno del otro. Si nos aferramos a lo similar estamos perdiendo la oportunidad de entender, crecer, y por ello, poder transformarnos.

4 comentarios:

  1. Hmm, interesting title for this piece. I do like your write up .. two great forces not only between you and another but within one. Thank you.

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  2. Bom dia Haideé

    É verdade que sim, que na diferença está a riqueza, porque alarga o nosso campo de percepção. Mas eu também gosto muito da empatia, daquilo que me reflecte, do que eu posso reflectir dos outros.

    Um abraço "empático".

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  3. ¡Hola! kyungmee: gracias, me alegra que te guste :) esa dualidad se deshace cuando comprendes que están en tu naturaleza, por ello no te resistes, tan sólo fluyes... hermoso, si...
    Un cariñoso abrazo

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  4. ¡Hola! margaridaa: si, también yo gusto de la empatía, pero como señalo, sin aferrarte... sin apegos... amas y comprendes... :)
    Un abrazo lleno de armonía :)

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