El método fundamental utilizado por el Dalai Lama para transformar la actitud ante los enemigos supone llevar a cabo un análisis sistemático y racional de nuestra respuesta habitual cuando nos causan daño.
-Empecemos por examinar la actitud característica hacia nuestros enemigos -explicó-. En términos generales, es evidente que no les deseamos lo mejor. Pero aunque nuestro adversario se hunda a consecuencia de nuestras acciones, ¿a qué viene alegrarse por ello? ¿Puede haber algo más lamentable que esos sentimientos de animadversión? ¿Desea uno ser realmente tan mezquino?
-Vengarse no hace sino crear un círculo vicioso. La otra persona no lo va a aceptar y, entonces, la cadena de venganzas es interminable. En ciertas sociedades, esa dinámica, puede transmitirse de una generación a otra. El resultado es que ambas partes sufren y la vida se envenena; puede comprobarse en los campos de refugiados, donde se cultiva el odio hacia el enemigo desde la infancia. Es muy triste. La cólera o el odio son como el anzuelo de un pescador. Es de vital importancia no morder ese anzuelo.
_Algunas personas consideran que el odio es bueno para el interés nacional, lo cual me parece muy negativo y de miras muy estrechas. Contrarrestar esta forma de pensar constituye la base del espíritu de la no violencia y la compresión.
Tras haber rechazado nuestra actitud característica frente al enemigo, el Dalai Lama ofreció una opción, una nueva perspectiva que podría revolucionar nuestra vida.
-En el budismo -explicó- se presta mucha atención a las actitudes que adoptamos ante nuestros enemigos. Ello se debe a que el odio puede ser nuestro mayor obstáculo para el desarrollo de la compasión y la felicidad. Si se aprende a ser paciente y tolerante con los enemigos, todo lo demás resulta mucho más fácil, y la compasión fluye con naturalidad.
-Así pues, para alguien que practica la espiritualidad, los enemigos juegan un papel crucial. Tal como veo las cosas, la compasión es la esencia de la vida espiritual.Y para alcanzar una práctica cabal del amor y la compasión, es indispensable la práctica de la paciencia y la tolerancia. No hay fortaleza similar a la paciencia, no hay peor aflicción que el odio. En consecuencia, no debemos ahorrar esfuerzos en la erradicación del odio al enemigo, y aprovechar el enfrentamiento como una oportunidad para intensificar la práctica de la paciencia y la tolerancia..
"De hecho, el enemigo es el elemento necesario para practicar la paciencia. Sin su oposición no pueden surgir la paciencia o la tolerancia. Normalmente, nuestros amigos no nos ponen a prueba ni nos ofrecen la oportunidad de cultivar la paciencia; eso es algo que sólo hacen nuestros enemigos. Así pues, desde este punto de vista, podemos considerar a nuestro enemigo un gran maestro, y reverenciarlo incluso por habernos proporcionado esa preciosa oportunidad.
"En el mundo son relativamente pocas las personas con las que interactuamos y todavía menos las que nos causan problemas. Por tanto, encontrarse ante la oportunidad de practicar la paciencia y la tolerancia debería suscitar nuestra gratitud, porque se da raras veces. Del mismo modo que si hubiéramos tropezado con un tesoro en nuestra propia casa, deberíamos sentirnos felices y agradecidos al enemigo por proporcionarnos esa preciosa oportunidad. Porque para alcanzar éxito en la práctica de la paciencia y la tolerancia, que son factores esenciales para contrarrestar las emociones negativas, además de nuestros esfuerzos hemos de tener la oportunidad aportado por un enemigo.
Muchos argumentaran:"¿Por qué debo venerar a mi enemigo, reconocer sus aportaciones, se él no tuvo intención de ofrecerme esa oportunidad para practicar la paciencia, ni tampoco de ayudarme? Y no sólo no tuvo intención alguna de ayudarme, sino que abriga el propósito deliberado y malicioso de causarme daño. Es apropiado detestarlo, porque no merece mi respeto". En realidad, es precisamente esta animosidad del enemigo, su intención de causarnos daño, lo específico; si sólo se trata de daño, deberíamos odiar a todos los médicos considerarlos enemigos, porque a veces adoptan métodos que pueden ser dolorosos. Sin embargo, no juzgamos esos actos dañinos ni propios de un enemigo, porque la intención del médico has sido la de ayudarnos.En consecuencia, es precisamente la intención de causarnos daño lo que singulariza al enemigo y nos ofrece una preciosa oportunidad de practicar la paciencia.
Al principio me resultó un tanto difícil aceptar la sugerencia del Dalai Lama de venerar al enemigo por las oportunidades de crecimiento que nos depara. Pero la situación es análoga a la persona que trata de tonificar y fortalecer el propio cuerpo mediante el levantamiento de pesas. Claro que, al principio, la actividad de levantar las pesar resulta incómoda. Uno se esfuerza y suda. Y, sin embargo, es el acto mismo de esforzarse por superar la resistencia lo qeu en último término nos fortalece. Se aprecia el buen equipo de pesas no por el inmediato que nos aporta, sino por el beneficio último que se deriva de él.
Quizá hasta las expresiones del Dalai Lama sobre la "rareza" y "valor precioso" del enemigo sean algo más que simples racionalizaciones de algo imaginario. Mientras escucho a mis pacientes describir sus dificultades con los demás, eso queda bastante claro; en el fondo la mayoría de la gente no tiene legiones de enemigos y antagonistas a los que enfrentarse, al menos personalmente. Habitualmente, eso queda limitado a unas pocas personas. Quizá un jefe o un colaborador, una ex esposa, un hermano. Desde ese punto de vista, el enemigo es realmente "raro", de modo que nuestro "suministro de enemigos" es limitado. Y es la lucha, el proceso de resolver el conflicto con el enemigo, a través del aprendizaje, el examen, el descubrimiento de formas alternativas de afrontar los conflictos, lo que en último término da como resultado el verdadero crecimiento como una terapia acertada.
Imaginemos cómo serían las cosas si pasáramos por la vida sin encontrarnos jamás con un enemigo u otros obstáculos, si desde la cuna hasta la tumba todo el mundo nos halagara y mimara, nos abrazara y alimentara (con comida suave y blanda, fácil de digerir), si nos divirtiera con carantoñas y ocasionales arrullos. Si nos llevaran desde la infancia en un cestillo (más tarde, quizá en una silla de manos); si no tuviéramos que enfrentarnos nunca a ningún desafío, si nunca nos viéramos sometidos a prueba, en resumen, si todos continuaran tratándonos como a bebés. Quizá eso parezca conveniente al principio. Sería incluso apropiado durante los primeros meses de vida. Pero si la situación persistiera tendría como resultado convertirnos en una masa gelatinosa, en una verdadera monstruosidad, con el desarrollo mental y emocional de una ternera. Es la lucha misma la que nos hacer ser lo que somos. Y son nuestros enemigos los que nos ponen a prueba, los que nos oponen la resistencia necesaria para el crecimiento.
(Texto extraído del libro "El arte de la felicidad". Autores: Dalai Lama con Howard C. Cutler)
Bom dia, Haideé
ResponderEliminarFiquei a pensar neste texto que aqui puseste, que fala do "inimigo". Antes do mais, seria preciso definir o que é um inimigo. Porque...bem, não tenho muita experiência nesse campo, acho que nunca senti ninguém como um inimigo.Mas já cruzei imensa gente que pensa de maneira diferente da minha.E que por isso tem atitudes que chocam com a minha maneira de ser.Quando falo de mim quero falar do geral, ou seja : um inimigo pode ser alguém que tem as suas convicções, a sua maneira de ser que resulta de uma história, de uma escolha, e que também pensa que está a agir bem, segundo os seus valores. A leitura tem que ser feita a englobar tudo. Mesmo os países que lutam uns com os outros, uns pensam que estão a agir bem, senão não agiriam assim. (É complicado explicar, mas sinto que o estado de "inimigo" é apenas o de uma linguagem e valores diferentes.)
Um beijinho amigo
Gracias Haidée Iglesias por compartir con nosotros estos interesantes conceptos.
ResponderEliminarEn lo personal te diré a ti y a los visitantes de este sitio web, que mis enemigos son la corrupción y la especulación.
Recientemente hice un trabajo personal sobre este tema, pero bueno, no veo medio de enviarlo por esta vía.
Si alguien se interesa, favor pedirmelo directamente a: anselmijuanc@yahoo.es
Mi nombre completo es Juan Carlos Anselmi Elissalde
¡Hola!margaridaa: tienes razón en todo cuanto dices... aquí se habla de aquel que te causa sufrimiento, que aún tu viéndolo como persona igual a ti, pero que tiene sus propios pensamientos, el no te ve así, e intenta por medios poco amables convencerte de los suyos. O bien, te trata mal, muy mal... por ejemplo los torturadores... A estos son a los que hay que ver como maestros...
ResponderEliminarMe alegra saber y sentir que no tienes enemigos :)
Un cariñoso abrazo
¡Hola! juan: gracias a ti por compartir leyendo y dejando un comentario :) te lo agradezco y te doy la bienvenida :)
ResponderEliminarRespecto a los enemigos que dices, mi personal opinión es que serán tus maestros si eres capaz de ver porqué las personas se comportan así, cuales son sus motivaciones. Pero haré por saber lo que dices en tu trabajo.
Un cordial saludo :)