viernes, 14 de enero de 2011

El atajo espiritual


No es la primera vez que menciono el peligro de creerse autorrealizado, iluminado, elegido o llamado a realizar una misión cuando aún no se han curado los estados emocionales que tanto nos limitan. Tanto pueden ser neurosis como psicosis. Sigo insistiendo. Es necesario tomar conciencia del daño que se causa a otros –y a nosotros mismos– con estas confusas actitudes.
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Uno de los mayores problemas en las primeras etapas de la recuperación o del proceso de transformación es la inflación del ego. Muchas personas oyen hablar de la literatura espiritual oriental, o la leen o la estudian, y pueden identificarse en gran medida con los maestros, gurús o autores. Pero, al ser occidentales, es posible que los resulte difícil traducir algunas metáforas y principios orientales porque nuestras culturas son diferentes.
Algunas personas en recuperación pueden desarrollar también habilidades psíquicas y creer que ése es el "poderoso" resultado final. Pueden obsesionarse con ser clarividentes, lo cual , por otro lado, podría acabar produciendo una inflación del ego. Nuestra recompensa por resolver la inflación del ego es la humildad: la sólida base de un ser humano auténticamente espiritual, sano y entero. Gracias a la humildad, estamos dispuestos a continuar aprendiendo durante toda la vida. Al mantener esta actitud abierta, somos libres, no sólo para evitar cualquiera de los escollos de la inflación del ego, sino también para experimentar una conexión con nuestro Yo Superior y con el Poder Superior. en este estado de humildad y "segunda inocencia", podemos experimentar más fácil y conscientemente cualquier sosa que se nos presente.
Algunas personas experimentan una inflación del ego más débilmente mientras que otras pueden quedarse estancadas en ella. El secreto es trabajar en nosotros mismos psicológica, así como espiritualmente. Creer que podemos ser sanados, instantáneamente es intentar lo que se denomina un atajo espiritual. Intentamos pasar por alto o ignorar los niveles inferiores para llegar a niveles de consciencia superiores. Tarde o temprano, sin embargo, nuestro yo falso nos hará retroceder hasta que resolvamos nuestros asuntos pendientes particulares. Otros nombres para el atajo espiritual son negación de alto nivel y transcendencia prematura. Esto puede verse en una serie de situaciones, desde "renacer" prematuramente en la "Luz", o desde centrarse en una habilidad psíquica como la parte más importante de tu identidad, hasta apegarse a un gúru o a un "camino" de una forma nociva.
Las consecuencias de tomar un atajo espiritual suelen ser la codependencia activa o el conflicto; la negación de la riqueza de tu vida interior, intentar controlarte a ti mismo o a los demás, tener una forma de pensar y de comportarte de "todo o nada"; sentimientos de miedo, vergüenza y confusión, alta tolerancia del comportamiento inapropiado, frustración, adicción, compulsión, recaída y un dolor y un sufrimiento innecesarios.
Si vivimos a partir de nuestro ego o nuestro yo falso, nos sentimos separados y alineados, vacíos y sin ningún significado. Sólo podemos conectar con Dios, con los demás y con nosotros mismos a través de la experiencia se desarrollamos nuestro Yo Verdadero. La inflación del ego y el atajo espiritual son experiencias más cognitivas o intelectuales, o "viajes mentales". Ser nuestro Yo Verdadero y conectar espiritualmente con Dios es más una experiencia del corazón.

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La manera de salir de esta trampa es utilizando el poder de la humildad (es decir, estando abiertos a aprender más sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre Dios) y resolviendo el dolor de lo que estamos viviendo, o simplemente disfrutando de estar en paz cuando algo ocurre. Las personas que son activamente adictas, nerviosas, o que están trastornadas, pueden realizar una recuperación de la etapa 1 (Nivel 1, en el que se forma un triángulo para resolver problemas emocionales propios y de una segunda persona, introduciendo a una tercera, como, por ejemplo, un hijo). Aquellos que, además, son niños adultos de familias disfuncionales pueden realizar una recuperación de la etapa 2 (es una etapa que muchas personas intentan saltarse. Implica sanar los efectos de los traumas del pasado, a veces llamados problemas del niño adulto o de codependencia). No podemos soltar si no sabemos por experiencia qué es lo que vamos a soltar. No podemos trascender lo que no ha sido sanado. Normalmente, no podemos conectar con la experiencia con Dios de nuestro entendimiento hasta conocer a nuestro Yo Verdadero, nuestro propio corazón.
Si podemos ampliar nuestras creencias y traer nuestra naturaleza superior a la vida cotidiana, podemos experimentar la verdadera humildad. Sintonizar con la energía incondicionalmente amorosa de Dios nos invita a extendernos más allá de los límites de quien creíamos ser y a convertirnos en todo lo que somos. Este proceso nos permite experimentar una unidad sanadora con nosotros mismos, con los demás y con Dios.
(Texto extraído del libro "El poder de la humildad". Varios autores)

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