El gran general japones Nobunaga decidió
atacar, a pesar de que sólo contaba con
un soldado por cada diez enemigos. El
estaba seguro de vencer, pero sus soldados
abrigaban muchas dudas.
Cuando marchaban hacia el combate, se
detuvieron en un santuario sintoísta
Después de orar en dicho santuario,
Nobunaga salió afuera y dijo: "Ahora
voy a echar una moneda al aire. Si sale
cara, venceremos; si sale cruz, seremos
derrotados. El destino nos revelará
su rostro".
Lanzó la moneda y salió cara. Los soldados
se llenaron de tal ansia de luchar que
no encontraron ninguna dificultada para vencer.
Al día siguiente, un ayudante le dijo a
Nobunaga: "Nadie puede cambiar el rostro
del destino".
"Exacto", le replicó Nobunaga mientras le
mostraba una moneda falsa que tenía
cara por ambos lados.
***
¿El poder de la oración?
¿El poder del destino?
¿O el poder de una fe convencida de que algo va a ocurrir?
Anthony De Mello
Ojalá supiéramos la respuesta.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Hola! alas: la respuesta siempre la tenemos, sólo es una cuestión de confianza, de perder esos miedos que llevamos en la memoria desde niños y todo comienza a cambiar. Y el mejor modo de dejar atrás cualquier miedo es haciendo precisamente lo que no lo provoca :)
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo :)))
Gracias por tus palabras, las agradezco de corazón.
ResponderEliminarFuerte abrazo para ti.