lunes, 21 de enero de 2013

Zen y depresión. Fin del sufrimiento


¿Cuál es la Noble Verdad sobre la extinción del sufrimiento? Es la completa desaparición y extinción de este deseo, su abandono y abstención. la liberación y el desapego de él.
Buda

Cuando estamos deprimidos podemos llegar a sentirnos como si siempre lo hubiéramos estado y como si ése fuese a ser nuestro estado para siempre. Estamos atascados en el dolor y el sufrimiento y no vislumbramos ningún fin a esa situación. Ni siquiera parece servirnos de mucho alivio observar las maneras en las que tratamos de huir de nuestro sufrimiento para correr en busca de placer con el que tapar nuestro dolor.
Pero la posibilidad de que exista un final de nuestro sufrimiento es algo real. La pesadez que sentimos durante la depresión puede aligerarse. El calor opresivo puede dar paso a una brisa refrescante, al igual que un caluroso día de verano da paso al suave anochecer. Este calor puede ser aliviado mediante la brisa fresca de la comprensión. 
La tercera verdad fundamental que enseño el Buda es que es posible poner fin al sufrimiento. Comprendiendo los mecanismos por los que surge el sufrimiento podemos dejar de crear más sufrimiento. 
El fin del sufrimiento viene a través del cese de nuestra avidez, de nuestro apego, de dejar de aferrarnos, al igual que un adicto a las drogas deja de consumirlas. Dejamos ese apego y extinguimos nuestra sed no mediante un elixir mágico, sino observando cómo surge esa sed. 
El camino para acabar con nuestro sufrimiento es soltar el apego que tenemos a la vida, abandonar nuestra desesperada búsqueda del placer. Dejar de ir en pos de experiencias más nuevas, más grandes y más intensas. En lugar de ello, dejamos que nuestra vida sea lo que es, y al hacerlo podemos, por fin, experimentarla en lo que es. Al soltar presa, empezamos a ver el fin del sufrimiento.
Puede que dar este nuevo paso conlleve mucho miedo, porque es exactamente lo contrario de lo que estamos acostumbrados a hacer. Queremos reafirmar nuestro control y volver a agarrarnos con fuerza. Pero a fin de acabar con nuestro sufrimiento debemos permitir el dolor en nuestra vida. Sorprendentemente, cuando así lo hacemos, empezamos a reducir el sufrimiento que creamos en respuesta a nuestro dolor. 
Esta solución no es complicada, aunque de ninguna manera eso signifique que vaya a resultar fácil. Pero cuando sabemos que existe la posibilidad de poner fin a nuestro sufrimiento, entonces podemos llegar a sentir esa brisa refrescante, y podemos iniciar el sendero que conduce a una nueva manera de ser y vivir. Para la mayoría de nosotros será un proceso lento, pero también será un proceso que puede ayudarnos a curar nuestra depresión. Podemos salir del sufrimiento y del miedo que pesa sobre nosotros. El proceso nos ofrece la posibilidad de una vida satisfactoria y gozosa, hasta si estamos deprimidos como si no, una vida en la que las circunstancias no son lo que importa.
Ya no seguimos sintiendo que no somos suficientemente capaces, y que nada nos colma. Tal vez por primera vez en nuestra vida, sentimos que hacemos todo lo que nos hace falta.
Mi maestro zen decía que este proceso no es nada extraordinario. Es como encontrar una habitación cómoda para pasar la noche al final de un largo viaje.
Ese lugar está esperándonos a todos nosotros. Siempre ha estado ahí. Todo lo que tenemos que hacer es dejar nuestro apego y nuestra búsqueda de respuestas. 

Exploración suplementaria

Examine sus creencias sobre el sufrimiento. ¿Piensa que es algo inevitable? ¿O que ayuda en la formación de un carácter fuerte? ¿Está para usted el sufrimiento relacionado con luchar? ¿Considera que no habría vida sin sufrimiento?
¿Distingue entre dolor y sufrimiento? ¿Es posible sentir dolor sin sufrir? ¿Puede imaginarse la vida sin sufrimiento? 
 ¿Distingue entre dolor y sufrimiento? ¿Es posible sentir dolor sin sufrir? ¿Puede imaginarse la vida sin sufrimiento? 

Realizar la exploración sólo si te sientes cómodo haciéndola. Recomendación del propio autor.



(Extraído del libro "El camino del Zen para vencer la depresión". Autor Philip Martin)

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