miércoles, 11 de febrero de 2015

Nada que asir

haideé iglesias

En el Zen no hay nada a lo que aferrarse. Quienes no lo comprenden así son víctimas de su propia ambición.
Si quieres entender el Zen fácilmente, debes dejar a un lado tu mente dondequiera que te halles durante las veinticuatro horas del día. Sólo entonces podrás fundirte espontáneamente con la Vía. 
Cuando seas uno con la Vía desaparecerán todos los límites internos, externos e intermedios, y experimentaras una vacuidad desapasionada e independiente. 
Esto es lo que un viejo denominó: "La mente que no toca las cosas, los pasos que no dejan huella". 

Maestro Ying-An

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