miércoles, 25 de enero de 2012

Zen y depresión. Sentarse


¿Por qué no te sientas y cierras la boca?
Dainin Katagiri Roshi

En la depresión parece que existe una barrera entre nosotros y nuestra vida. La meditación se ocupa de atravesar esa barrera, de manera que puede ser una práctica muy apropiada para nosotros. La meditación es una de las pocas cosas que pueden realizarse en medio de la depresión, porque todo lo que nos pide es que nos sentemos, permanezcamos quietos y pongamos atención.

Cuando tenemos la sensación de que no hacemos nada a derechas, y de que hacer cualquier cosa requiere de un esfuerzo extremado, la meditación puede convertirse en una práctica maravillosa, porque es, a la vez, rigurosa y suave. El vasto cielo abierto que es la meditación es lo suficiente grande para incluir nuestra depresión. No tenemos que sentir que hay que dejar la depresión fuera; podemos llevarla con nosotros a la meditación.

En la meditación sentada enseñada por Dogen no hay pensamiento de ganancia o pérdida, ni de progreso que deba ser realizado, o de iluminación que deba ser alcanzada. Se lleva a cabo simplemente para explorar el momento de forma tan completa como sea posible.

Realizamos un esfuerzo total, pero se trata de meditación, no de un campo de entrenamiento de comandos. Llega el dolor y podemos esforzarnos al máximo para que no nos sobrepase ni sea la causa de que abandonemos. Por otra parte, tampoco buscamos el dolor al sentarnos, y si es muy intenso podemos descansar.

No es necesario sentarse en meditación durante un tiempo determinado, sólo mientras pueda. No hay una manera adecuada ni equivocada de practicarla. Si puede mantener la atención en la respiración aunque sólo sea durante dos segundos, eso es precisamente lo que hay que hacer. Regañarse o juzgarse no forma parte de la meditación, (puede ser parte de la depresión, pero la meditación puede ayudar a suavizar esa voz crítica).

Sólo necesita parar, sentarse, respirar y poner atención con todas sus fuerzas. No comparar este momento con la meditación de ayer, o de la semana pasada, o de hace dos minutos. Ahora, en este preciso momento, hágalo lo mejor que pueda.

La meditación no es nada especial o exótico. Simplemente es disminuir la velocidad para escuchar lo que hay en nuestro interior y lo que nos rodea. ES poner atención en cuerpo y mente a cada momento tal como éste ser presenta.

La meditación se realiza con mente y corazón, pero también con el cuerpo. Ponga atención a cómo se halla sentado. Mantenga la espalda estirada, en lugar de doblada o ladeada. Y si permanecer sentado le provoca un dolor insoportable, cambie de posición o pare.

Cuando fue por primera vez a ver a mi maestro zen después de empezar a meditar, tenía todo tipo de preguntas filosóficas, sobre todo de las cosas fantásticas que había leído. Pero a Katagiri Roshi no pareció interesarle mucho. Quería saber cómo iba mi respiración, si mi postura era sólida y equilibrada. Mencioné el dolor que sentía en las piernas y él me sugirió que empezase a probar sentándome en la postura de medio loto, aunque sólo fuera un poco. Sugirió que empezase a probar en la bañera.

Así fue. Nada de elevadas discusiones filosóficas, sólo preguntas acerca de mis rodillas y mi respiración.

La manera ideal de practicar meditación es hacerlo cada día. Algo tiene lugar con la práctica regular de la meditación, con el compromiso de meditar tanto en los días buenos como en los malos.

En primer lugar, la práctica diaria nos permite empezar a ver que de hecho no hay meditación buena ni mala. Simplemente lo hacemos lo mejor que podemos. Algunos días nuestra mente está tranquilla, nuestro cuerpo se siente a gusto, y nos encontramos en un periodo de silencio y alegría renovadores. En otras ocasiones no resulta tan fácil. Pero seguimos sentándonos y viendo lo que hay en nuestro interior y a nuestro alrededor, en este momento.

Podemos tratar con nuestra depresión de la misma forma. Cada día, sea bueno o malo, lo hacemos lo mejor que podemos. Ponemos atención en cómo nos sentimos. Nos reunimos con la depresión y la vemos tal como es, en éste y en cada momento.

Exploración complementaria

Sentado cómodamente y sintiendo la respiración en el vientre, practique el asentarse en la meditación.
Imagine que es un canto asentándose en un arroyo que corre deprisa, que cae con la corriente hasta que se asienta con todo su peso en el fondo arenoso. Sienta el peso de su cuerpo presionando en el asiento, así como las piernas y rodillas. Concéntrese en la respiración mientras ésta se asienta en su cuerpo y le sujeta al terreno sobre el que se halla sentado.
Si siente necesidad de levantarse o siente una corriente de energía que le levanta, piense en ella como en la corriente, que le levanta temporalmente del fondo del arroyo. A continuación asiéntese de nuevo en el fondo.
Al llenarse con la inspiración fíjese en cómo la energía le empuja hacia abajo, asentándole donde está. Al vaciarse con la respiración, sienta cómo se hace más pesado y vuelve a asentarse.
Mantenga la atención en el vientre y en el asiento. Si sus pensamientos le arrancan del asiento, piense: "Asentarse", y regrese al vientre y a su asiento. Fíjese cómo su intención de mantenerse asentado le ancla al fondo.
-------
Practique andar muy lentamente con atención, concentrándose en el pensamiento y la sensación de asentarse. Al inspirar y levantar el pie, sienta de nuevo la energía descendente que le empuja de nuevo hacia la tierra. Al espirar y posar el píe en el suelo, sienta todo el peso sobre ese píe.
Muévase igual que un canto se ve empujado por el fondo de un arroyo, demasiado pesado para elevarse, pero empujado por el fondo. Fíjese en ello cuando se olvide de poner atención. Si sus pensamientos vuelan y le alejan del fondo, vuelva a sentir la ener´gia descendente que existe en su andar, y suavemente vuelva a sentarse.
..........
Al menos una vez cada pocas horas, a lo largo del día, piense: "Asentado". Fíjese en cuándo se eleva, saliendo de sí mismo. Déjese asentarse en su vida y en quien es, y observe cómo la respiración fluye hacia el vientre, atándole y asentándole.

Realizar la exploración sólo si te sientes cómodo haciéndola. Recomendación del propio autor.

(Extraído del libro "El camino del Zen para vencer la depresión". Autor Philip Martin)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts with Thumbnails