haideé iglesias
Por la suave ondulación del agua
que lo mece, se adentra en un sueño
deliciosamente dulce.
Nada pide
Nada quiere
Dejarse mecer
en total y entregada confianza.
Todo cuanto necesita
ahí lo tiene.
Joven cisne negro,
el plumaje que te cubre
aún no se atreve a ser tan oscuro
y de gris plateado,
en el que casi se adivina el color del cielo
por el que navegarás,
teje suaves plumas.
Redondeados contornos
y cortas alas.
Crecerás,
y el cielo recortará tu silueta
así como esta ahora se refleja en el agua.
Dejarse mecer
en el aire
o en el agua.
Sólo eso,
dejarse mecer...
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