haideé iglesias
"La tradición budista tibetana instruye a los principiantes en una práctica conocida como Convertir las Dificultades en el Camino. Lo cual implica aceptar conscientemente los sufrimientos no deseados, las penas de nuestra vida, las luchas con nosotros mismos y el mundo exterior, y utilizarlas como base para alimentar nuestra paciencia y compasión, la herramienta para desarrollar una mayor libertad y nuestra verdadera naturaleza de Buda. Las dificultades se consideran de tanto valor, que la oración tibetana que se recita antes de cada pasa de la práctica realmente pide:
Concédeme en este viaje las dificultades y sufrimientos apropiados para que mi corazón pueda despertar realmente, y mi práctica de liberación y compasión universal pueda ser realmente satisfecha.
En el mismo espíritu, el poeta persa Rumi escribió sobre un sacerdote que rezaba por los ladrones y los pillastres de la calle. ¿Por qué?
Porque me han hecho favores tan generosos
Cada vez que doy la espalda a lo que quieren
Acudo a ellos. Me golpean y me dejan
en el camino, y vuelvo a comprender, que lo que quieren
no es lo que quiero.
Aquellos que te hacen volver, por cualquier razón,
al espíritu, agradéceselo.
Preocúpate por aquellos que te dan
deliciosas comodidades que te alejan de la oración.
La mayoría de las veces, lo que alimenta nuestro espíritu es lo que nos pone cara a cara con nuestras mayores limitaciones y dificultades. Millarepa fue un famoso yogui tibetano que, de joven, hizo daño a mucha gente usando sus poderes psíquicos. Pero después, cuando encontró a un maestro auténtico, éste le hizo trabajar durante años sin utilizar sus poderes, construyendo y derribando a mano, piedra a piedra, tres grandes casas de piedra. Mediante este esfuerzo aprendió a ser paciente, humilde y agradecido. Estas dificultades lo prepararon para recibir, y comprender, las enseñanzas más elevadas.
Mi maestro Achaan Chah lo denominaba: "práctica contra el hilo" o "afrontar las propias dificultades"- Cuando consideraba que estaban preparados, enviaba a mojes miedosos a meditar al cementerio durante toda la noche, y los perezosos eran inevitablemente destinados a tocar la campana para despertar a las 8:00 A.M., por todo el monasterio."
Jack Kornfield
Cómo me recuerda Millarepa, de joven, al que fue mi maestro... Espero que también logre iluminarse.
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