viernes, 4 de marzo de 2011

Zen y depresión. El camino intermedio


"El camino intermedio abre los ojos, produce conocimiento y conduce a la paz, le visión profunda y la iluminación."


Buda

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En la depresión da la impresión de que el color ha desparecido del mundo. Todo parece mostrarse en blanco y negro .

La depresión aumenta nuestra tendencia habitual a pensar en extremos de blanco y negro. Los matices evaden nuestro entendimiento. Las cosas o son o no son. Aunque pueda llevarnos algo de tiempo tomar una decisión, cuando hemos elegido, suele tratarse de una decisión tipo ni sí ni no (de hecho, parte de nuestra dificultad al tomar decisiones deriva del hecho de que pensamos en términos estrictos y experimentamos dificultades a la hora de lidiar con las sutilezas de las múltiples posibilidades que tienen lugar en nuestras mentes).

Pero aunque los extremos pueden resultar reconfortantes, rara vez describen la manera en que son las cosas. No tenemos más que echar un vistzo a las guerras por motivos étnicos, políticos o religiosos para ver dónde nos aprietan las opiniones extremas. Aunque resulte reconfortante descansar en los extremos, ya que nos ofrecen una cierta certidumbre, dicha certidumbre es, en último extremo, una dolorosa ilusión.

El Buda habló de sus enseñanzas como de un camino intermedio entre los extremos que él percibió en el mundo de su tiempo. Eran los extremos de buscar la paz en los placeres sensuales o en las prácticas ascéticas. El camino intermedio discurre entre el egoísmo y la entrega entre considerar la existencia como real y el hecho de verla como una ilusión.

Este camino intermedio es difícil, porque es dinámico en esencia. A menudo requiera que sostengamos al mismo tiempo dos ideas contradictorias en nuestra mente. Significa tratar de mantener el equilibrio en el filo de la navaja, evitando la tentación de las repuestas fáciles.

Hace poco asistí al funeral de un hombre bondadoso con el que había trabajado. Durante el servicio, el pastor pidió a los asistentes que hablasen de sus recuerdos sobre Michael. Muchas personas hablaron de lo bondadoso y desinteresado que era, de cómo solía animar a la gente: "Deberías poder tener lo que quieres", afirmaba.

Durante unos momentos no hubo nadie que hablase y dio la impresión de que no había nada más que decir. Entonces, mi amiga Elaine, una mujer muy afectuosa y cariñosa, se levantó lentamente y se puso en pie. En medio de ambiente reverencial imperante, su voz retumbó: "Por otra parte...", empezó diciendo, y continuó explicando una historia sobre cómo Michael la había animado a comprarse un abrigo que no podía permitirse, diciéndole: "Deberías poder tener lo que quieres". Adoraba a Michael, dijo, pero quería que supiese que todavía estaba pagando el abrigo.

Al recordarnos a todos el otro lado de las cosas, Elaine nos devolvió sabiamente al medio, donde se encuentra el camino hacía la verdad.

Seguir el camino es aceptar la tensión entre perspectivas y posibilidades diferentes. Es saber que ambas pueden ser correctas. Practicar el camino intermedio requiere que nos tomemos todas las creencias e ideas con cierta holgura, y que permanezcamos abiertos a las posibilidad de cambios en lo que creemos o pensamos.

En nuestra lucha con la depresión, eso puede significar mantenernos firmes en medio de la incertidumbre. La incertidumbre entre solucionar todos los problemas con medicación, y rechazar el considerar la medicación como una opción.

La incertidumbre entre considerar la depresión como una mera dolencia física, o bien verla como una condición provocada por factores psicológicos y unas escasas aptitudes para hacer frente a la vida. La incertidumbre entre trabajar duro para sanar, o abandonar y dejar de intentar el forzar una solución.

El camino intermedio requiera que consideremos todas nuestras acciones y elecciones a la luz de su uso práctico. También exige que no perdamos de vista la espiritualidad que debe reforzar nuestra decisión. En última instancia, debemos evitar tanto el fanatismo como la indecisión, y tener en cuenta lo que es necesario hacer en ese momento.


Exploración suplementaria


Identifique una situación con la que ha tenido ciertas dificultades. No tiene por qué estar relacionada con su depresión; puede ser un problema laboral, una dificultad en una relación o en casa.

A continuación, permita que el problema se asiente en su mente durante unos instantes. Deje que se asiente a través de las capas de pensamiento, que flote hacia abajo, hundiéndose por su propio peso hasta que se asiente en el vientre. Perciba los pensamientos que surgen sobre qué hacer.

Imagine el problema como algo duro y difícil de abrir, sin rendijas. Deje que se convierta en el objeto de su atención.

A continuación, mientras examina el problema, deje que se parta en dos como si fuera una naranja. Obsérvelo. Separe esas dos mitades entre sí tanto como pueda, al mismo tiempo que polariza sus dos enfoques de la situación. Si se sorprende a sí mismo pensando acerca de ello de una manera, lleve esa opinión hasta un extremo casi absurdo, y luego considere lo que sería lo opuesto.

Continúe reflexionando de la misma manera, hasta que haya empujado ambas mitades tan lejos de usted como crea posible. Imagine que sostiene una en cada manos, equilibrando su verdad y realidad en sus manos. ¿Puede ver la verdad

que encierra cada una de las mitades?

Tome una semilla de verdad de cada una y colóquelas frente a usted. Permita que signa ahí durante unos minutos.

¿Puede hallar una manera de avanzar que evite ambos extremos y que no obstante contenga la semilla de verdad que existe en cada una de ellas? Continúe sosteniéndolas por separado mientras avanza por el sendero que serpentea en equilibrio entre ellas.

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Observe su reacción o respuestas frente a situaciones difíciles durante unos cuantos días. Antes de responder o de actuar en una de esas situaciones, deténgase a considerar su opuesto como otra forma válida de respuesta. ¿Puede utilizar el opuesto para templar su enfoque habitual? ¿Existe un camino intermedio que pueda utilizar para considerar el problema?


Realizar la exploración sólo si te sientes cómodo haciéndola. Recomendación del propio autor.


(Extraído del libro "El camino del Zen para vencer la depresión". Autor Philip Martin)

2 comentarios:

  1. Muy, muy interesante el planteamiento inicial y el ejercicio subsiguiente. Lo he hecho con un problema que me está afectando anímicamente y no sé si encontraré el camino intermedio o no pero me ha gustado la visualización y me ha tranquilizado.
    Ahora que lo he puesto en práctica acudiré a él cuando me vea desbordada con situaciones que valore así.
    Besos,

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  2. ¡Hola! amaya: la vida siempre nos acompaña en nuestras lecciones, unas veces son más fáciles que otras, pero son lecciones que si sabemos entender que nos quieren decir se irá mostrando el camino.
    De corazón espero que puedas lograr aquello que necesitas para evolucionar.
    Un cariñoso abrazo -.-

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