viernes, 26 de abril de 2013

Es peligroso aprender demasiado (IV)


Alexander Astin, autor de este amplísimo estudio, comprobó que en los casos de hombres o de mujeres en que se observó una mayor confianza en la autonomía personal y en la igualdad de capacidades de las mujeres al cabo de los primeros cuatro años de estudios universitarios, esta tendencia era "casi exclusivamente atribuible a los cambios sociales" en el caso de los hombres, y "a una mezcla de influencias sociales y del contexto educativo" en el de las mujeres. Como señala a modo de conclusión: ·Aunque hombres y mujeres presuntamente se enfrentan a un programa común durante esa etapa de sus estudios, estos programas parecen contribuir mas a mantener que a reducir las diferencias estereotípicas entre hombres y mujeres en materia de comportamiento, personalidad, aspiraciones y resultados." Salta a la vista que el programa "común" es más propio de un grupo que del otro.
Evaluar la gravedad de la situación es el objetivo de la investigación que han venido desarrollando en los últimos diez años Terry Denny Y Karen Arnold, de la Universidad de Illinois. En 1981, iniciaron un seguimiento de ochenta valedictorians –alumnos y alumnas elegidos para pronunciar el discurso de fin de curso al completar sus estudios secundarios–: treinta y cuatro varones y cuarenta y seis mujeres, entre los que estaban representados los grupos de población blanca, afroamericana, hispana y chinoamericana y una amplia variedad de categorías económicas. Todo el grupo estudiado había finalizado la enseñanza secundaria con calificaciones que figuraban entre las más altas de su curso y continuaron sus estudios en una amplia gama de centros universitarios y, en algunos casos, los prosiguieron luego en escuelas profesionales y otras universidades. De hecho, las chicas, inicialmente más numerosas, también finalizaron la primera etapa universitaria con calificaciones ligeramente más altas que los varones. 
No obstante, al cabo de dos años de estudios universitarios, se había registrado un marcado descenso en la autoestima intelectual entre las mujeres. En la encuesta realizada en el momento de finalizar la enseñanza secundaria, un 23% de los varones y un 21% de las mujeres describieron su nivel intelectual como "bastante superior a la media"; sin embargo, al final del segundo curso universitario, la proporción seguía siendo del 21% entre los varones, pero se había reducido a un 4% entre las mujeres.
Al completar el primer nivel universitario, un 25% de los varones  consideraban su nivel "bastante superior a la media" y ninguna de las mujeres se valoró en estos términos. 
"La dramática diferencia entre estos hombres y mujeres que fueron elegidos como portavoces de su curso al finalizar la enseñanza secundaria", señala Arnold en sus conclusiones, "no depende de su rendimiento académico. Unos y otras siguieron obteniendo buenas calificaciones, resultados sobresalientes y consiguieron becas por sus méritos académicos. Las mujeres escogieron carreras difíciles y prestigiosas con tanta frecuencia como los varones."
La diferencia parece estar en que a medida que avanzaba su formación universitaria, las mujeres se sentían menos identificadas con sus estudios y veían reducirse sus oportunidades de expresión personal. Su mitad del género humano estaba subrepresentada en términos de autoridad tanto en los programas académicos como en las aulas, a menudo era invisible, a veces era tratada con desdén y en algunos casos como si el éxito fuese "poco femenino", e incluso se le negaba la dignidad de ver reconocido su sufrimiento. Y puesto que la gran mayoría estudiaban en centros mixtos –y los estudios indican que en las aulas masculinas la situación es más "competitiva", mientras que en las aulas femeninas prima la "cooperación"–, y las mujeres de todas las razas se veían obligadas a operar en un entorno cultural extraño y a menudo hostil. 
En estas circunstancias, se entiende que la ampliación de su educación e incluso las buenas calificaciones obtenidas pudieran traducirse en una baja autoestima: la lección que con tanto esfuerzo estaban aprendiendo esas alumnas les enseñaba ante todo cuál era "su lugar"
En palabras de la ilustre historiadora Gerda Lerner: "Hace tiempo que sabemos que la violación ha sido utilizada como un medio para someternos a través del terror. Ahora también sabemos que nosotras mismas hemos colaborado, aunque sea inconscientemente, en la violación de nuestro intelecto."

(Texto extraído del libro "Revolución desde dentro". Autora Gloria Steinem)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts with Thumbnails