jueves, 28 de mayo de 2009

Primer chakra:La lealtad (IV) Segunda parte


Tony continuó en la tienda de caramelos hasta los trece años. Los efectos de ese abuso influyeron en su vida escolar. Le costó mucho aprobar el primer curso de enseñanza secundaria, y a los quince años abandonó los estudios. Para seguir aportando dinero, entró a trabajar como aprendiz de peón de construcción y al mismo tiempo comenzó a beber. 
El alcohol servía para olvidar las horribles experiencias de abuso sexual y le calmaba los nervios. Comenzó a beber todas las noches después del trabajo. A los dieciséis años ya era un experto en peleas callejeras y alborotador del barrio. La policía lo llevó a casa varias veces por provocar peleas y cometer actos de vandalismo no graves. Su familia trató de obligarlo a que dejara de beber, pero no lo consiguió. Una vez que sus amigos lo llevaron a casa después de una noche de borrachera, les gritó enfurecido a sus padres y hermanos por no haberlo rescatado del "hombre de los caramelos". Sabía que  su madre le había contado a su padre lo de los acosos porque, aunque no lo dijeron que dejara el trabajo, prohibieron a sus hermanos que fueran a esa tienda. Después se dio cuenta de que sus hermanos también sabían lo sucedido, pero lo comentaban como si fuera un chiste, insinuando a veces que el disfrutaba. 
A los veinticinco años, Tony montó una pequeña empresa de albañilería por su cuenta; él y su equipo de cuatro hombres realizaban pequeñas obras de reparación en las casas del barrio. Consiguió mantener bastante próspera su empresa hasta los veintiocho años. A esa edad, su problema con el alcohol se agravó tanto que empezó a sufrir ataques de paranoia, durante los cuales creía estar rodeado por demonios que le ordenaban que se suicidara. A los veintinueve ya había perdido su empresa y su hogar, y se entregó totalmente al alcohol para resistir la situación. 
Yo le conocí un mes después de que comenzara a trabajar nuevamente. Lo habían contratado para hacer reparaciones en una casa cercana a la mía, y nos conocimos allí por casualidad. Aunque se las arreglaba para dirigir a su pequeño equipo, bebía durante el trabajo. Yo le hice un comentario al respecto. 
-Usted también bebería si tuviera mis recuerdos- me contestó.
Lo miré y, al observar el modo en que sostenía su cuerpo, supe al instante que habían abusado sexualmente de él cuando era niño. Le pregunté si deseaba hablar sobre su infancia. Algo lo motivó a abrirse y sacó fuera ese capítulo oscuro de su vida. 
Después de eso nos encontramos unas cuantas veces para hablar de su pasado. Al escucharlo me di cuenta de que el dolor de saber que su familia no había querido ayudarlo era mayor que el dolor causado por el abuso sexual. De hecho, sus familiares lo consideraban un borracho y estaban convencidos de que fracasaría una y otra vez en la vida. El dolor causado por la traición de su familia lo estaba  destruyendo. Curiosamente, ya había perdonado al hombre de los caramelos. El asunto inconcluso era con su familia. 
Dos meses después de conocernos, Tony decidió, él solo, entrar en un programa de tratamiento del alcoholismo. Cuando lo terminó fue a visitarme y me contó el efecto sanador de las sesiones de terapia. Sabía que tendría que tratar sus sentimientos negativos hacia su familia. 

9 comentarios:

  1. Pffff, nuestras vidas son un misterio y nuestro cuerpolo recoge todo sin nosotros darnos cuenta.
    Aunque yo creo que nuestro yo interno, ese que duerme cuando algo nos causa dolor o no nos interesa, ese lo sabe todo y lo refleja de diferentes manera.
    saludos.

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  2. El final de la historia era predecible.

    Es muy lógico que la lealtad traicionada por parte de su propia familia, torturara incluso más al protagonista de la historia que los abusos sexuales a los que fue sometido de niño.

    Si la historia es cierta, espero que el protagonista haya vencido su dolor y haya conseguido salir adelante.

    Un abrazo.

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  3. Lo que más impresiona, es saber que fácil es destrozar la vida a un hijo y lo frecuente que es. Y lo más triste aún, es que el niño depende en todos los aspectos de la tribu.
    Siempre he pensado, que detrás de un tirano, un déspota, un violador.....hay una infancia rota por su propia famila.

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  4. Es una historia triste, pero con un final Feliz lo mejor de todo es que siempre hay un rayo de luz que nos puede guiar al final del camino por una buena senda. Saludos Haideé

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  5. ¡Hola! hasta que uno aprende a ser consciente, entonces puede darse cuenta, claro que cuando se es pequeño es mucho más difícil defenderse...
    Si, las enfermedades son ese reflejo, entre otros muchos.
    Un abrazo

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  6. ¡Hola! m. ángeles este anterior era para contestaste a ti, un despiste :)

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  7. ¡Hola! jota ele: no siempre ocurre así, hay múltiples formas para expresar el sufrimiento causado por sentirse traicionado... pero aún queda un poquito más de la historia, que corres mucho :) Al fin y al cabo el otro era un extraño...
    ¿Y por qué no iba a ser cierta? La desconfianza también es un tipo de creencia, por ejemplo: a que te puedan engañar...
    Un abrazo

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  8. ¡Hola! maria: generalmente así es, pero no siempre ocurre así. No siempre es un maltratado el que se convierte en maltratador, puede ser un consentido también. Pero es bueno tener en cuenta esto que comentas para no caer en la crítica fácil a la hora de juzgar casos concretos. Y si, no nos queda otra que depender, sobre todo por la necesidad de cariño, tan importante, aunque hay niños más resistentes unos que otros.
    Tomémoslo en cuenta en nuestras propias vidas, tanto desde el lado de padres como el de hijos.
    Un abrazo

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  9. ¡Hola! andrés: el final aún no es este, es más feliz aún, al menos para mi. Cada uno a de encontrar la suya, aunque esta senda no siempre será del gusto de todos, si cada uno ha de encontrar la suya.
    Un abrazo

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