miércoles, 22 de julio de 2009

Simplicidad natural (A)


Hoang-ti reinaba desde hacía quince años, gozando de su popularidad, preocupándose por su salud y dando placer a sus sentidos, hasta el punto de estar macilento y como perdido. Después de reinar durante treinta años, haciendo continuos esfuerzos intelectuales y físicos para organizar el imperio y mejorar la suerte del pueblo, se encontró todavía más flaco y más fatigado. Entonces se dijo suspirando: "Debo haberme excedido. Si no soy capaz de hacerme bien a mi mismo, ¿cómo voy a ser capaz de hacérselo a todos los seres?". Tras lo cual, Hoang-ti abandonó las preocupaciones del gobierno, dejó el palacio, se deshizo de su circulo de allegados, se privó de toda música, se redujo a una alimentación frugal, y se confinó en unas habitaciones apartadas, donde se aplicó durante tres meses únicamente a poner en orden sus pensamientos y a controlar su cuerpo. Durante esta reclusión, un día, mientras hacía la siesta, soñó que se paseaba por el país de Hoa-su-she. "Este país está al oeste de Yen-cheu, al norte de T'ai-cheu, a no sé cuantas miríadas de estadios de este país de Ts'i. No se puede ir allí ni en barca ni en carro; sólo llega allí el vuelo del alma. En ese país no hay ningún jefe; todo funciona espontáneamente. El pueblo no tiene deseos ni codicia, sino tan sólo su instinto natural. Nadie ama la vida ni teme a la muerte; cada uno vive hasta su término. No hay amistades ni odios. No hay ganancias ni pérdidas. No hay intereses ni temores. El agua no los ahoga, el fuego no los quema. Ningún arma puede herirlos, ninguna mano puede dañarlos. Se elevan por los aires como si subieran escalones, y se tienden en el vacío como sobre un lecho. Nubes y nieblas no interceptan su vista, el ruido del trueno no afecta su oído, ninguna belleza ni ninguna fealdad conmueve su corazón, ninguna altura ni ninguna profundidad obstaculiza su marcha". Al despertar, se hizo una luz apacible en el espíritu del emperador. Llamó a sus principales ministros, T'ien-lao, Li-mu y T'ai-shan-ki, y les dijo: "Durante tres meses de retiro he puesto orden en mi mente y he domado a mi cuerpo, pensando que tenía que hacer para gobernar sin fatigarme. En el estado de vigilia no encontré ninguna solución; esta me ha venido mientras dormía. Ahora sé que el Principio supremo no se alcanza mediante esfuerzos positivos (sino por la abstracción y la inacción). En mi mente se ha hecho la luz, pero no puedo explicaros más". Después de este sueño Hoang-ti reinó todavía durante veinticinco años (aplicando el método de dejar que las cosas funcionaran solas). Por eso el imperio si hizo próspero, casi tanto como el país de Hoa-su-she. Luego el emperador ascenció a las alturas, y al cabo de dos siglos el pueblo (que lo echaba de menos) todavía lo recordaba.

Tratado del perfecto vacío. Lie Tse.

Armoniza tu espíritu con la naturaleza, confía en que esta armonía es el estado del perfecto vacío y todo comenzará a transformarse.

6 comentarios:

  1. … con la mirada en el pensamiento…

    Sería ideal despertarse con esa luz apacible que nos permitiese ver con claridad el orden de las cosas... tan a nuestro alcance.

    ... ramitas de acebo y florecillas

    CristalRasgado & LaMiradaAusente
    ____________________________

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  2. Bonito cuento, con un gran mensaje
    Es verdad para transmitir algo bueno a los demás, lo primero es estar bien con un@ mism@

    un abrazo

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  3. Para transmitir cosas nuevas hay que estar tranquilo con uno mismo y muy positivo con los demas...
    saludos.

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  4. ¡Hola! algial: meditación y humildad...
    Un abrazo lleno de flores de acebo :)

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  5. ¡Hola!kandy: siempre...
    Un cariñoso abrazo

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  6. ¡Hola! mª ángeles y josé: compasión, amor, ...
    Un abrazo

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