martes, 11 de octubre de 2011

Zen y depresión. Gratitud


Un hombre fue a ver a una mujer famosa por su sabiduría y le pidió consejo. Ella le dijo:

–Me pase lo que me pase, siempre digo: "Gracias por todo, no tengo motivos de queja".

El hombre se fue pero regresó algún tiempo después.

–He intentado poner en práctica su consejo, pero no siento ninguna diferencia– dijo.

Ella replicó:

–Gracias por todo, no tengo motivos de queja.

Al oír la respuesta el hombre se iluminó.

Historia Zen


Si la única oración que pronuncias en toda tu vida es "Gracias". Será suficiente. Maestro Eckhart


Cuando estamos deprimidos, tenemos dificultades para encontrar algo por lo que estar agradecidos. Sólo sentimos dolor y desesperanza. Incluso el don de estar vivos nos parece más una maldición que una bendición.

¿Cómo podemos cultivar una auténtica gratitud en nuestros corazones? ¿Se trata sólo de palabras o es un estado mental?

Podemos tratar de sentir gratitud, pero puede acabar siendo lo mismo que cuando éramos niños: una mera formalidad (recuerdo muchas comidas de niño cuando daba las gracias justo para acabar lo antes posible con ello y poder lanzarme sobre la comida. Y cuando recorremos la vida de manera inconsciente, no sólo no apreciamos todo lo que nos ha sido dado, sino que de hecho somos irrespetuosos con todos esos dones.

Con el ritmo más lento que experimentamos durante la depresión, nos llega la oportunidad de experimentar y expresar una gratitud más profunda. Las tareas extensas pueden abrumarnos, pero podemos concentrarnos y permanecer atentos a las cosas pequeñas. En lugar de pasar corriendo por la vida, como hacemos cuando no estamos deprimidos, en la depresión podemos tomarnos el tiempo necesario para estar presentes en cada una de las pequeñas acciones que realizamos. Tal vez seamos incapaces de cocinar una comida de siete platos, pero podemos saborear una lata de judías o un bocadillo que nos hemos preparado. Podemos comer lentamente y paladear cada bocado de la comida.

Estamos acostumbrados a pensar en la gratitud sólo en términos de recibir. Por ello no nos damos cuenta de lo que ya poseemos. La dificultad con la que nos enfrentamos en la depresión para sentirnos agradecidos por lo que nos es dado puede conducirnos a sentir gratitud por las cosas más básicas, por esas cosas de las que todavía podemos ser conscientes, por todas las pequeñas maravillas que constituyen nuestro mundo humano: el saborear las cosas, el respirar, el caminar, el estar vivos.

Podemos hacer uso de esa mente de gratitud en cada momento, con sólo experimentar de manera total todo lo que nos es dado. Podemos usar cada momento de nuestra vida completa. Cuando vivimos de ese modo, recibimos cada instante como una ofrenda, a la vez que hacemos ofrenda de nuestra vida a cada instante.


Exploración complementaria

Encuentre un lugar tranquilo. Piense en todo aquello por lo que se siente agradecido. Ese maravilloso cuerpo que habita, con su capacidad para ver, oír, saborear, tocar, pensar y sentir.

Sea consciente de todos los seres que contribuyen a sustentar su vida. Su familia, sus amigos y sus padres, que le han dado esta vida. Todas esas personas que cultivan la comida de la que se alimenta, que trabajan para confeccionar la ropa que viste, que han construido la casa en la que vive. Al pensar en ellas, acérquese a su corazón. Déles las gracias, y asienta aprendiendo sus vidas.

Piense en la tierra y en sus seres, con todo lo que proporcionan. E, suelo en el que deja sus pisadas, las plantas y animales que ayudan a que su vida exista, los árboles que limpian el aire que respira. El sol estrellas que llenan de belleza a la noche. Dé las gracias a todos.

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De las gracias a sus alimentos. Eso puede hacerlo dando las gracias a Dios, a la tierra o a los mismos alimentos. O tómese un instante de silencio antes de comer. Haga lo que mejor le siente.

Deténgase para dar las gracias, ponga atención en esos momentos, antes de comer. A continuación, coma lentamente, manteniendo ese sentido de gratitud durante toda la comida. Saboree los alimentos, en la conciencia de que hacerlo es sentirse continuamente agradecido.

¿Cómo se siente al decir o llevar a cabo esa acción de gracias? ¿Le resulta raro? ¿Le es más fácil comer lenta y conscientemente cuando realiza una pausa antes para dar las gracias?


Realizar la exploración sólo si te sientes cómodo haciéndola. Recomendación del propio autor.


(Extraído del libro "El camino del Zen para vencer la depresión". Autor Philip Martin)

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