viernes, 11 de noviembre de 2011

La aceptación


¿Está estresado? ¿Está tan preocupado por el futuro que el presente se convierte en un mero medio para llegar hasta allí? El stress aparece por estar "aquí", pero querer estar "allí", o por estar en el presente, pero querer estar en el futuro. Pero esa situación, por más que afecte a casi todo el mundo, es una ruptura que nos desgarra internamente, una excisión muy dolorosa.

Eckhart Tolle ("El poder del ahora")

La de Tolle es la formulación más exacta del stress psicológico que he oído, la lamentable consecuencia de no aceptar las cosas tal y como son en el único momento que tenemos para vivirlas.
Pero debemos ser cuidadosos porque la aceptación no tiene nada que ver con la resignación. La aceptación de las cosas tal como son, muy al contrario, requiere una fortaleza y una motivación extraordinarias, –especialmente en el caso de que no nos gusten– y una disposición a trabajar sabia y eficazmente como mejor podamos con las circunstancias en las que nos encontremos y con los recursos, tanto internos como externos, de que dispongamos para mitigar, curar, reorientar y cambiar las cosas que podamos cambiar.
Cuando decimos que la aceptación es "radical" queremos decir que va a la raíz de las cosas, es decir, que asume y responde a las cosas tal como son, más allá de lo que parecen y de cualquier preferencia o aversión que alberguemos sobre lo que "deberían" ser o sobre el modo en que "deberían" ser o de quién o de qué es culpa de que sean de otro modo. Así es como nos abrimos a una verdad más profunda que nos revela un modo más sabio y compasivo de ver las cosas y de actuar en consecuencia. Y cuando adoptamos una forma más sabia y adecuada de ver, conocer y aceptar lo que es, se modifica también la dinámica de lo que es y tiene lugar una transformación de conciencia que suele ir acompañada de cosas muy interesantes que sólo son posibles cuando descubrimos una verdad más profunda que antes nos pasaba inadvertida debido a las historias, habitualmente falsas, que solíamos contarnos e impedían que nuestros sentidos se ocupasen de otras cosas.
Aunque siempre podemos, hablando en términos generales, "conocer mejor", solemos sucumbir a la incesante, frenético y no examinada necesidad de creer que , para poder descansar, primero debemos alcanzar tal o cosa y que, antes de poder ser felices, tenemos que lograr tal otra... por más que culpemos de nuestra ocupación e infelicidad a circunstancias externas tales como fechas de entrega, presiones laborales, exceso de trabajo y hasta el tráfico. que puede frustrar nuestro deseo de lograr lo que queremos en el mismo momento en que lo queremos.
¿No se ha descubierto nunca diciendo cosas tales como "¡No tengo tiempo ni para respirar"" para referirse a una ocasión en que se hallaba agotado de ir frenéticamente de un lado a otro, de no llegar a tiempo al aeropuerto o de caer desfallecido en la cama?
Es muy fácil decir: "¡No tengo tiempo ni para respirar!" pero ¿realmente es cierto?
¿No sabemos acaso que siempre podemos tomarnos un tiempo para orientarnos, escuchar a nuestro cuerpo, recuperar el aliento y relajar nuestras tensiones corporales y mentales? Siempre podemos, si nos damos cuenta de lo que realmente estamos haciendo y sintiendo en un determinado momento, modificar el tipo de realción que establecemos con lo que ocrurre en el mismo instante o cuesión de instantes en que está ocurriendo. Luego podemos decidir seguir moviéndonos al mismo ritmo o dar un paso atrás y estar más presentes, y de ese modo aumentar nuestra eficacia. También podemos cobrar conciencia de la locura implícita al deseo de hacerlo todo, de la precipitación y de la confusión emocional que todo ello implica y de que, si no renunciamos a algunos de nuestros compromisos, lo único que haremos será aumentar nuestro sufrimiento.
Quizás no advirtamos entonces la posibilidad de detenernos o tal vez creamos que lo que nos jugamos es demasiado importante. Pero, en cualquiera de los casos, siempre podemos estar un poco más atentos y, de ese modo, alejarnos de la locura en que nos hallamos inmersos y de la "seriedad" de la situación y despojarnos así de parte del stress. Si realmente estamos demasiado ocupados, convendrá insistir en que hay muchas cosas en juego como para seguir moviéndonos de un modo irreflexivo y reconocer la locura en las que estamos inmersos. La atención y la bondad pueden ayudarnos a tomar decisiones y cambiar, cuando tal cosa sea posible, nuestro modo de actuar. Cuando nuestra prioridad fundamental consista en habitar el momento presente independientemente de las circunstancias, porque sepamos que eso es todo lo que tenemos y que la conciencia es nuestro recurso más valioso, tendremos la oportunidad de recuperar la salud en un mundo que cada vez parece más enloquecido y en el que, muy a menudo, la locura (en el sentido que habla Tolle) es tomada erróneamente como salud y la salud considerada equivocadamente como locura y aburrimiento.
Este cambio puede ocurrir en cualquier momento, ya que, de hecho, sólo puede suceder en el momento presente. Para ello basta con reconocer la ocasión, recordar que el mundo no es lo que creemos y traicionarnos a nosotros mismos en el presente. Siempre podemos trabajar lo más atentamente que podamos, con las cosas tal como son.
Sólo así podremos cobrar conciencia de nuestra respiración y, por ello mismo, del instante presente y de las posibilidades que todo ello entraña.
¿Está dispuesto a ser lo suficientemente loco como para estar cuerdo?

(Texto extraído del libro "La práctica de la atención plena". Autor Jon Kabat–Zinn)

1 comentario:

  1. Te he enlazado desde http://unbosqueinterior.blogspot.com/2011/12/aceptacion.html

    Saludos

    ResponderEliminar

Related Posts with Thumbnails