haideé iglesias
El cristiano se halla, por lo visto, demasiado consciente de Dios, puesto que dice que vive, se mueve y es en El. El Zen quisiera borrar, dentro de lo posible, esta última huella de esta conciencia de Dios. De ahí que el maestro del Zen nos indique que no permanezcamos donde se encuentra Buda y que pasemos raudos a donde él no esté. Toda la formación, tanto práctica como teórica, de los monjes en el Zendô, está estructurada sobre el fundamento de la "acción sin mérito". Esta idea se recoge poéticamente en los siguientes versos:
"La sombra del bambú cae sobre los peldaños de
piedra,
los acaricia, pero ni una sombra de polvo se levanta;
En el fondo del estanque se refleja la luna,
mas el agua por sus rayos no se agita."
En resumen: el Zen es –lo cual se ha de acentuar sobremanera– un asunto de experiencia personal. Si hay algo en el mundo que se pueda calificar de experiencia pura, esto es el Zen. Ni una montaña de libros, ni un sin número de maestros hacen de un hombre maestro del Zen. La vida misma tiene que ser aprehendida en medio de su devenir, detenerla para estudiarla y analizarla equivale a matarla, y no nos queda más que un cadáver yerto en nuestros brazos.
Daisetsu Teitaro Suzuki