lunes, 30 de agosto de 2010

La confianza en uno mismo (XI) Conocerse. Restricción del modo de vida y renuncia a uno mismo


Le da miedo decir cosas fuera de lugar y estúpidas o no ser capaz de contestar a una pregunta. Por consiguiente, evita las actividades sociales, profesionales o amistosas que impliquen contactos importantes con los demás.
Irene ha sido escogida para un puesto administrativo en la embajada francesa en Berlín. Habla alemán normalmente y tiene la suerte de contar con una amiga en la delegación. Pero cuando ésta le propone organizar una velada para presentarla al resto de los miembros de la embajada, Irene encuentra mil pretextos para escabullirse: "Es demasiado pronto, acabo de llegar, tengo trabajo por la noche, mi vestuario no es lo bastante elegante, estoy mal peinada". Así, no conoce a nadie.
Usted tiende a encerrarse en una reserva prudente y a vivir en un mundo de imaginación, del que obtiene algunas satisfacciones. Por eso es más bien solitario, recogido en sí mismo. Cuando Aurelie entra en casa por la noche, descuelga el teléfono. Lee novelas románticas, se identifica apasionadamente con los protagonistas y se aísla del mundo. Esta huida de los demás no está hecha para mejorar la comunicación, que cada vez le cuesta más trabajo y le resulta más penosa.
En compensación, se pasa el tiempo buscando la aprobación de sus escasos amigos o de su familia, o buscando reconocimiento por su gesto, su acto más nimio. Ante todo, desea que le avalen y le aseguren que se está comportando correctamente. Anhelar que le quieran de esta manera le coloca en una situación de dependencia. Acaba pareciéndose al propietario de un automóvil que deja siempre el volante a otro: usted es el eterno pasajero.
Se esfuerza por ser amable, educado, mostrarse agradable, allanar las dificultades, no causar molestias. "¿Qué opina?" parece ser su frase preferida. Evita confrontar sus verdaderos sentimientos con los demás, elude todo conflicto, todo altercado. Su voluntad está atenta para saber qué quiere el otro y esto en perjuicio de sus propias necesidades. De este modo, ya no sabe muy bien lo que quiere. Se trata de gustar a cualquier precio.
René, traductor en una editorial, trabaja diez horas al día, se afana por sustituir a Laurent, por traer el correo, los informes, enviar los faxes, hacer fotocopias, echar monedas al parquímetro.
Para disipar sus dudas, se somete a la voluntad de los demás, depende de su aceptación. "No puedo apañármelas solo, no tengo la suficiente confianza en mí mismo como para ser eficiente." Se muestra pasivo, influenciable, acepta todo de los demás, sin exigir nada a cambio. Les deja decidir por usted y nunca toma iniciativas ni decisiones. Para sentirse confortable, es dócil, deferente, correcto, disciplinado, dulce, humilde, pero también resignado, humillado, subordinado, oprimido.
Desempeña un papel conforme a los que piensa que los demás esperan de usted, disimula la falta de seguridad detrás de una apariencia sonriente o de neutralidad benévola. A pesar de todo, sigue existiendo un desacuerdo entre lo que deja ver y lo que siente; una vez más, sufre.
Antes de abordar las técnicas que le proporcionarán medios para cambiar vamos a interesarnos por las enfermedades vinculadas a la falta de confianza en uno mismo.

2 comentarios:

  1. En este apartado me siento un poco identificado. Soy de los que prefieron decir que SI aunque quieren decir que NO por no molestar, aunque eso haga que yo sea el que se rebaje. Y siempre he creido que es un punto que tengo que cambiar, tengo que aprender a decir NO cuando toca decirlo.

    Haideé gracias por tus respuestas en tu blog de las cuales aprendo mucho a ver las cosas desde otro punto de vista, sin ser como habitualmente pasa una imposicion o un intento de hacerme ver que lo que se me esta contando es una verdad absoluto. Mil gracias.

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  2. ¡Hola! soseki: ¿te rebajes? pienso que no es bueno que sientas que tú te rebajas por hacer lo que mencionas. Te estás juzgando y negativamente además. Procura verlo como algo que tú haces pero que no eres. Tan sólo te comportas así porque aún no has aprendido a hacerlo de otro modo, pero si te juzgas, te sentirás fatal, y eso te puede llenar de malestar psicológico, la culpa, por ejemplo. Pregúntate a que es debido que tú pienses que si dices que si no molestas, y que si dices que no si lo haces. ¿Cuál es el miedo que subyace tras esta acción? ¿Qué sientes que puedes perder? ¿El afecto, alguna otra cosa que necesites? ¿Qué? No lo fuerces, después de hacer la pregunta deja que la respuesta surja por si misma. Poco a poco irás dándote cuenta porque te observas y así le pondrás remedio desde el corazón. Siempre es esta la mejor opción, porque entonces uno es sincero consigo mismo, y ayuda también a entender el porqué de los demás.
    Aquí he sido un poco más "impositiva" :)), es que se cuan necesario es dejar de juzgarnos y si aceptarnos para poder transformarnos en aquello con lo que no nos sentimos satisfechos.
    Gracias a ti por darme la oportunidad de aportarte otro punto de vista, siempre tan necesario para poder comprender la vida. Tú también me sirves a mi de contrapunto y reflexión para no olvidarme de mi misma :) en cuanto a ser menos severa conmigo misma :)), que en ocasiones también lo soy, menos cada vez, pero aún lo soy. Cada uno llega a su verdad según el camino que haya recorrido, por esto es tan importante respetar la de los demás, sin dejar de aportar la tuya, eso si, si la aceptan. Me di cuenta hace mucho tiempo de algo importante, para mi, que no se puede ayudar a quien no quiere ser ayudado.
    Más abrazos llenos de mucho cariño :)))

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