viernes, 31 de agosto de 2012

Zen y depresión. La verdad del gozo


Vivamos felices, sin poseer nada; 
alimentémonos del gozo como los dioses resplandecientes.
Buda, Dhammapada

Cuando era joven desarrollé una filosofía que creí que me protegería del dolor de la vida. Es una variación de lo que muchos de nosotros tratamos de hacer. A la mía la llamé "una orientación vital de cara a lo externo". Al igual que los participantes de esos ejercicios de supervivencia en solitario, que parten equipados únicamente con un hilo de pescar, un imperdible y cerillas, me decidí a pasar por la vida únicamente dependiendo de mí mismo.

Aunque existe un gran valor en el hecho de ser autosuficiente, me da ahora la impresión de que en mi vida no había lugar para el gozo. MI objetivo era sólo evitar el sufrimiento. Pero la vida trata de algo más que de mera supervivencia y de tratar de evitar el dolor. 

Muchas veces, en la oscuridad y la desesperación de la depresión, decidimos que lo que tenemos que hacer es deshacernos de nuestro intenso dolor. De vez en cuando tenemos periodos en los que no sentimos nada, ni alegría ni pesar. Ésas, claro están, son temporadas de intensa tristeza, duda y miedo. Pero en nuestra vida hay poco espacio para la alegría y el gozo.

Algunas personas no familiarizadas con el budismo lo consideran como un camino espiritual, seco, carente de alegría, que conduce a una especie de terreno neutro; el fin del sufrimiento. Las enseñanzas del Buda surgieron en el marco del hinduismo, que considera la vida como un intenso sufrimiento y poco más, y en comparación debió dar la impresión de que lo que el budismo tenía que ofrecer era al menos algo mejor que toda una vida de dolor.

No obstante, lejos de ser un ejercicio intelectual de repudio del dolor, seco, carente de gozo e intelectual, el sendero que el Buda ofreció apunta y avanza hacia el gozo. Aunque las prácticas budistas señalan hacia el cese de duhkha, o sufrimiento, también nos dirigen hacia sukha, o gozo. En el lugar de un árido desierto, podemos hallar un bosque repleto de vida, lleno de plantas, animales, arroyos y manantiales. 

A veces puede resultar algo difícil de creer cuando nos encontramos en medio del intenso dolor de la depresión, pero resulta de gran ayuda recordar que  nuestro objetivo es apartarnos del dolor y de la muerte,  para acercarnos al gozo de la vida. Nosotros también podemos descubrir una vida en la que no sólo sobrevivimos. 

Cuando estaba pasando lo peor de la depresión y me di cuenta de que necesitaba algún tipo de ayuda, me dirigí a nuestro médico de cabecera. Le conocía desde hacía dos años. Fue justo después de Año Nuevo, y le conté que me había estado sintiendo irritable, abatido, cansado, desesperado e inútil.

Me miró y me dijo: "Eso es que te lo debes de haber pasado en grande durante las fiestas". Me reí por primera vez en meses. Durante un instante vi la posibilidad de que podía aceptar mi depresión y soltarla. Incluso inmerso en ese dolor podía reír.

Lejos de limitarnos y tratar de abrirnos camino en la vida sólo con un hilo de pescar, un imperdible y cerillas, podemos hallar muchas herramientas y ayudas. Podemos contar con personas a las que amamos y que nos aman. Podemos utilizar todas las herramientas que tenemos al alcance. Y lo que es más importante, podemos hallar el gozo y el sentido que siempre han estado ahí para que los descubriéramos. 

Exploración complementaria

Un verso para recordar:

Cuando el sufrimiento me sobrepasa
inspiro
y dejo una rendija en esta momento
para el gozo que se oculta tras él.

Realizar la exploración sólo si te sientes cómodo haciéndola. Recomendación del propio autor.

(Extraído del libro "El camino del Zen para vencer la depresión". Autor Philip Martin)

2 comentarios:

  1. Gassho. ¿Llegaste a tomar antidepresivos en aquella época?

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  2. ¡Hola! en 25 años hubo de todo :))) Lo que si puedo decir es que todo cuanto hacía de modo farmacológico no ayudaba... en el comienzo... en otro periodo si hubo ingesta de medicación... por eso digo en ocasiones si puede ser necesario... No siempre. Dependiendo de la persona, de como está sufriendo, de como lo entiende... en fin... tantas y tantas posibilidades como seres humanos que las viven... Y, desde que conocí las flores de Bach, entiendo que son una opción liberadora... mas, también, atendiendo a la persona.
    Si fuera tan fácil como dicen quienes quieren medicar siempre, ya estarían todos curados ¿no? y no, no lo están. Están deshechos, atontados, y muy gruesos o deteriorada su salud física, que no sólo la mental (aunque no me gusta llamarla así) Y si fuera tan fácil como dicen lo que no quieren medicar, también ya estaría todo solucionado, pero no... sigue siendo no. No vale arrimar el ascua a la sardina. Y la meditación, pues, cuando hay apoyo cercano al que la realiza, esto en cuanto a personas que no tienen problemas serios mentales. Cuando el deterioro es grave, mejor varias formas terapéuticas y con meditación también, pero aquí con mayor motivo guiada.
    En mi caso sucedió de otro modo. Cada uno vive su vida, mas cuando vives tan intensamente llegas a ver si, eso que algunos llaman cinestesia... otro darsana...(me parece recordar que así la llaman) en fin... nombres que hablan de ese ver que mucho niegan. Allá ellos.
    A día de hoy voy comprobando como los condicionamientos pueden cerrarnos de tal manera el entendimiento que se dan vueltas y más vueltas sin ver que ya has llegado :)

    No sé si te aclaré algo :) en realidad ¿tienes serio interés en saberlo? :) Y si es así, ¿por qué?

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