viernes, 20 de julio de 2012

Zen y depresión. Fe


No hay nada que pueda convencernos, empujarnos o forzarnos a crear la fe. La fe significa tranquilidad y la tranquilidad completa es la fuente de nuestra naturaleza y nuestra existencia.
Dainin Katagiri Roshi

Resulta difícil tener fe en algo cuando el momento presente resulta tan doloroso. Si la fe sólo estuviese basada en la esperanza no existiría ninguna base para ella cuando la esperanza desapareciese. Pero ¿qué nos queda una vez que estamos más allá de la esperanza?
Nos tenemos a nosotros mismos, a nuestra mente y nuestro cuerpo. Y nos queda la fe de que en nuestra vida, y en nuestra experiencia, podemos hallar las respuestas que buscamos.
En el budismo, la fe debe hallarse en la comprensión de que el Buda halló soluciones al problema del sufrimiento en nuestras vidas. Pero ni siquiera este punto de partida debe ser aceptado a ciegas, sino que debe ser confirmado por nuestra propia experiencia.
En nuestra depresión podemos tener fe en las respuestas que otros han encontrado antes que nosotros. Podemos darnos cuenta de que hay otras personas que se han recuperado de la depresión y tener fe en que nosotros también podemos hacer lo mismo. Y en el interior de nuestra experiencia, de nuestro propio cuerpo y de nuestra mente, podemos descubrir las respuestas necesarias para curarnos de nuestra depresión.
Por extraño que resulte, también podemos tener fe en una de las cosas que originan nuestro dolor Podemos confiar en la impermanencia que tan clara nos resulta durante la depresión. En lugar de ser un motivo de desesperanza, la impermanencia puede ofrecernos cierta esperanza.
Sólo el hecho de que todas las cosas sean impermanentes hace posible cualquier cambio. Las cosas pueden resultar difíciles en el momento presente, pero podemos estar seguros de que cambiarán. Aunque no estamos seguros del giro que darán el siguiente momento, es precisamente en esa incertidumbre donde radica nuestra oportunidad.
En la depresión parece que siempre hemos estado deprimidos y que siempre lo estaremos. Pero es entonces cuando la impermanencia puede ayudarnos. La mayoría de las depresiones acaban al cabo de un cierto tiempo, aunque no hagamos nada al respecto.
Aunque durante la depresión podemos sentirnos bloqueados, como sin nos hallásemos en medio de un mundo que gira con inusitada rapidez, nosotros también formamos parte de ese mundo cambiante. Así que debemos tener fe en la posibilidad de cambiar y en la posibilidad de un fin de nuestro sufrimiento. Esta fe está esencialmente basada en la fe en nosotros mismos.
A veces nos sentimos más allá de toda esperanza. Pero la esperanza implica no hacer nada, no tomar ninguna iniciativa, y aguardar a que suceda un cambio que nos cure. En lugar de ello, podemos tener fe, una fe que nos conduce al esfuerzo. Esta fe y este esfuerzo pueden acercarnos a lo que buscamos, y en el proceso, tanto la fe como el esfuerzo pueden crecer y reforzarse.

(Extraído del libro "El camino del Zen para vencer la depresión". Autor Philip Martin)

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