A medida que aparece cada acción (o nacimiento), existen fuerzas que la sostienen y fuerzas que finalmente, la conducen a un fin. Estas fuerzas kármicas se describen mediante la imagen de un jardinero. La semilla plantada es el karma causativo. Fertilizar y regar la semilla, cuidarse de las plantas, se denomina karma de sostenimiento. Cuando se presentan problemas, se trata del karma a la contra ilustrado por una sequía: incluso si plantamos una semilla viable y la fertilizamos, si no hay agua, se secará. Por último, el karma destructivo es como el fuego o las ardillas en el jardín, que lo quema todo o se lo comen todo.
Esta es la naturaleza de la vida en todo ámbito, en cada circunstancia creativa. Una condición sigue a la otra, pero todo está sujeto a cambios. El karma de nuestras circunstancias externas puede variar con el vuelo de una mosca. Cualquier día, una suerte maravillosa o la muerte pueden llegar a cada uno de nosotros.
Lo que aporta los resultados kármicos de los patrones de nuestros actos, no son únicamente nuestros actos. Puesto que primero existe la intención y luego actuamos, creamos karma: por lo que, otra clave para comprender la creación de karma es ser consciente de la intención. El corazón es nuestro jardín, y junto a cada acto existe una intención que se planta como una semilla. El resultado de los patrones de nuestro karma es el fruto de estas semillas.
Por ejemplo, podemos utilizar una navaja afilada para cortar a alguien, y si nuestra intención es la de hacer daño, podemos convertirnos en asesinos. Lo que conduce a ciertos resultados kármicos. Podemos llevar a cabo una acción prácticamente idéntica, utilizando una afilada navaja para cortar a alguien, pero si somos unos cirujanos, la intención es la de curar y salvar una vida. La acción es la misma, pero según sea el propósito o la intención, puede ser un acto terrible o un acto compasivo.
Podemos estudiar el poder de la intención para crear karma en nuestra vida cotidiana. Podemos empezar prestando atención a las numerosas acciones que se producen a lo largo del día en respuesta a los problemas. De forma automática, podemos ignorar las circunstancias difíciles o responder de un modo crítico o duro. Podemos intentar proteger o defender nuestro propio estilo. En todos estos casos, la intención de nuestro corazón estará atada con el apego, la aversión o la ilusión, creando karma o sufrimiento en el futuro, que tendrá como respuestas algo equivalente.
Cuando estas circunstancias problemáticas se presentan si, por el contrario, les apartamos el deseo de comprender, aprender, soltar o envolverlas con armonía y crear paz, hablaremos y actuaremos con una intención distinta. Nuestros actos pueden ser muy semejantes, nuestras palabras pueden ser similares, pero si nuestra intención es crear paz y aportar armonía, puede crear una clase muy distinta de resultado kármico. Esto es fácil de ver en los negocios o en las relaciones personales. Podemos decir la misma frase a nuestra pareja o amigo y si el espíritu no manifestado al decirlo es:"Te amo y quiero que entendamos lo que pasa", obtenemos un tipo distinto de respuesta. Si decimos lo mismo con una actitud de crítica o defensa por debajo, con el ligero tono de: "¿Qué pasa contigo?", creará una dirección totalmente distinta en la conversación y puede conducir fácilmente a una pelea.
Dos breves diálogos de Do I Have to Give Up Me To Be Loved by You de los psicólogos Jordan y Margaret Paul lo ilustran:
DIALOGO Nº 1:
JIM: (distante, tono ligeramente enfadado) "¿Qué hay de malo...?"
MARY: "Nada."
Jim se apoltrona frente a la tele y no se hablan más. La distancia entre ambos prosigue, incluso aumenta.
DIALOGO Nº 2:
JIM: (realmente dulce y cariñoso) "Pareces molesta. ¿Pasa algo malo?"
MARY: (todavía cerrada y enfadada) "Nada."
JIM: "Escucha, cariño, odio esta distancia. Hace que me sienta mal. ¿He hecho algo que ta ha molestado?
MARY: (enfadada y acusadora) "Si, ¿Por qué le has dicho a Sam y Annie que saldremos con ellos el sábado si nunca me has preguntado o me has dicho nada?..."
JIM: "Mary, quería hablar contigo, pero es difícil entender cual es el problema cuando me gritas. ¿No crees que podemos hablar un rato?"
MARY: Si, creo que deberíamos hablar."
La intención o actitud que demos a cada situación de la vida, determina el tipo de karma que creamos. Día a día, momento a momento, podemos empezar a ver la creación de patrones de karma basados en las intenciones de nuestro corazón. Cuando estamos atentos, es posible ser más conscientes de nuestras intenciones y del estado de nuestro corazón a medida que se presentan, junto a nuestros actos y palabras que conforman nuestras respuestas. Normalmente no somos conscientes de ellos.
(Texto extraído del libro "Camino con corazón". Autor Jack Kornfield)
(Texto extraído del libro "Camino con corazón". Autor Jack Kornfield)
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