miércoles, 11 de julio de 2012

Somos lo que pensamos


Existe una conocida historia hindú de dos reinos: ambos estaban empezando a ser gobernados en nombre de Krishna. Observando desde el cielo, Krishna decidió visitarlos y comprobar lo que se estaba haciendo en su nombre. Así que apareció en la corte de uno de los reyes. Este rey era conocido por perverso, cruel, miserable y celoso. Krishna apareció en su corte rodeado de luz celestial. El rey se postró ante él y dijo: "Señor Krishna, has venido a visitarme". Krishna dijo:"si, quería darte una tarea. Me gustaría que viajaras por las provincias de tu reino y comprobaras si puedes encontrar una persona buena." Este rey viajó por todas sus provincias. Habló con las castas superiores y las castas inferiores, con sacerdotes y campesinos, con artistas y sanadores. Finalmente, regresó a su trono y esperó a que reapareciera Krishna. Cuando llegó Krishna, el rey se postró y dijo: "Mi Señor, he hecho lo que me pedías, he ido de arriba abajo por todo el reino, pero no he encontrado realmente a ninguna persona buena. Aunque algunas de ellas habían hecho muchas buenas obras, cuando he conocido a cada persona en particular, incluso sus mejores actos eran egoístas, interesados, de conveniencia, fruto del engaño. No pude encontrar a una sola buena persona."
Entonces Krishna fue a la otra corte gobernada por una famosa reina, llamada Dhammajara. Esta reina era conocida por su bondad, amabilidad, amor y generosidad. De nuevo Krishna le puso una tarea: "Desearía que viajaras por tu reino y me encontraras alguien malo." Así que la reina Dhammajara viajó por las provincias, hablando con las castas superiores y las castas inferiores, campesinos, carpinteros, enfermeras y sacerdotes. Tras una larga búsqueda, regresó a la corte, donde se volvió a aparecer Krishna. Se postró y dijo: "Mi Señor, he hecho lo que me has pedido, pero he fracasado en mi tarea. He recorrido el país y he hallado a muchas personas que actuaban inadecuadamente, que estaban mal dirigidos y actuaban de modo que producían sufrimiento. Pero, cuando realmente les he escuchado, no he podido encontrar a ninguna persona mala, sólo personas mal aconsejadas. Sus actos siempre eran fruto del temor, la ilusión y la incomprensión."

haideé iglesias

En ambos países, las circunstancias de la vida eran regulas por el espíritu de los gobernantes y lo que encontraron era el reflejo de su propio corazón. Si prestamos atención y comprendemos nuestro corazón y crecemos en las respuestas adecuadas de sabiduría y compasión, participamos en que la tierra goce de paz. Mediante nuestra creatividad y nuestro trabajo, podemos crear exteriormente circunstancias benéficas para nuestras vidas. Sin embargo, la mayoría de las grandes cosas que nos suceden, dónde nacemos, dónde morimos, los grandes cambios que cruzan nuestras vidas y el mundo que nos rodea, son el fruto de antiguos poderosos patrones kármicos. No podemos cambiarlos. Caen sobre nosotros como el viento y el tiempo. Lo único que podemos garantizar, es que las condiciones seguirán cambiando. 
Para comprender el karma, hemos de responder a una sencilla pregunta: ¿Cómo nos relacionamos con estas condiciones cambiantes? El tipo de universo que creamos, lo que elegimos plantar, lo que llevemos en adelante en el jardín de nuestro corazón, creará nuestro futuro. Buda inició sus enseñanzas en el gran Dhammapada diciendo: 

Somos lo que pensamos.
Todo lo que somos es fruto de nuestros pensamiento. 
Con nuestros pensamientos creamos el mundo.
Si hablas o actúas con una mente impura
tendrás problemas.
Como la rueda sigue al buey que conduce el carro.
Somos lo que pensamos.
Todo lo que somos es fruto de nuestro pensamiento.
Con nuestros pensamientos creamos el mundo.
Si hablas o actúas con una mente pura
le seguirá la felicidad
como si fuera tu inamovible sombra.

Texto: Jack Kornfield

2 comentarios:

  1. Aunque nunca he estado muy conectada con las teorías del Karma, ni con ninguno de los tópicos del pensamiento Zen, me han parecido estos cinco textos sobre "Karma: el corazón de nuestro jardín", sumamente interesantes. Leyéndolos he visto, más claro que nunca, por qué tienden a pasarnos, de modo individual o grupal, generalmente las mismas cosas. Son verdaderas historias de vida.

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    1. Somos lo que pensamos, valtuilles, "ni con ninguno de los tópicos del pensamiento Zen",.. Con esta frase ya estas dejando de manifiesto como construyes el pensamiento. El karma, se dice que es acción, por lo tanto en nuestras manos está transformar la vida que vivimos. Por ejemplo, ¿por qué haces ese tipo de afirmación acerca del Zen? El Zen no es pensamiento, precisamente es no-pensamiento, asi pues, ¿cómo es que tienes grabada esa frase en la memoria? ¿De dónde ha salido? Cuando todo lo tocamos superficialmente todo queda en la superficie, y así no hay comprensión, y si no hay comprensión ¿de qué estamos hablando? En realidad de nada, sólo palabras, muchas palabras. Pero para descubrir esto, para descubrir como nos engañamos a nosotros mismos, observando con atención, y con mucha humildad, la verdad se manifiesta. Ciertamente, así como hablamos así es como parece que somos, digo parece porque eso no es lo que somos, tan sólo los condicionamientos en los que vivimos presos sin apercibirnos de ello. Sólo pensamientos, no verdades.
      Cambio yo, cambia el mundo -.-
      Un abrazo :)

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