Una bonita historia que escuché hace tiempo. Me disculpáis si no es la original.
En una región con gran tradición en la guerra había un castillo que era un fortín, una gran guarnición de soldados y un polvorín bien abastecido para resistir cualquier combate, además de un buen abastecimiento de víveres.
Un día se acercó un hombre paseando tranquilamente hacía el castillo. Fue avistado por los vigías rápidamente que se pusieron en alerta.
El hombre se sentó a unos metros del castillo y allí permaneció tranquilamente. Llegada la noche el hombre se dispuso a dormir allí mismo.
Al día siguiente el hombre seguía allí. Nada nuevo hizo, solo caminaba un rato atrás y adelante, y luego se sentaba. Así todo el día. Los soldados no sabían muy bien que hacer. El dueño del castillo mandó preparar las defensas por si acaso.
Al día siguiente el mismo hombre allí seguía. Nada nuevo hizo, caminaba y se sentaba. Poco a poco los soldados iban acostumbrándose a la presencia silenciosa y pacifica de aquel hombre.
Así durante una semana, en la que uno de los soldados salió del castillo y se acercó al hombre. Después de un buen rato de conversación se puso a caminar con él y se sentaron juntos.
Pasaron dos semanas y otros dos soldados salieron del castillo intrigados. Hablaron un buen rato entre ellos y al final se pusieron a caminar y también se sentaron con el hombre y el soldado.
Así poco a poco iban pasando las semanas. Ya pasado el mes, eran 10 los soldados que habían salido del castillo y no habían regresado.
Al cabo de los meses no quedaba ningún soldado en el castillo. Aquel hombre había conseguido sin arma ninguna que los soldados se sintieran seguros y dejaran de pensar en guerrear como siempre a través de la armas y no del dialogo. Aquel hombre había ganado una guerra sin más gesto que sentarse a dialogar y dejando que se aproximaran a él a través de la paciencia y la amabilidad. Una guerra ganada sin violencia.
No habría guerras si realmente hubiera voluntad de dialogo escuchando lo que tiene que decir el otro. Una sana autoestima genera siempre un buen dialogo. No se tiene necesidad de herir al otro y si me quiere herir le comprendo -sin falsa empatía o masoquismo, parto de que he aprendido a quererme-, con lo cual, es más fácil apagar la llama de la violencia. Inteligencia emocional y social lo llaman ahora. Los valores éticos de siempre, que se están o se estaban dejando de usar y enseñar. Y otra vez hago hincapié en que no estoy hablando de religión, ni de sectarismos o gregarismos. A mayor autoestima y libertad personal, mayor capacidad para conseguir una mejor sociedad. En ocasiones se nos escapa lo que tenemos delante de los ojos por estar completamente ofuscados.
Los seres humanos no somos complicados, nos hacemos complicados. Queremos ser tenidos en cuenta y esto nos obliga a estar constantemente inventando argucias que en su momento dieron resultado, pero que no necesariamente tienen que darlo siempre. Esto hace que no cambie nada, exactamente eso es lo nefasto. Se enreda de tal manera el dialogo que este si da un sólo paso hacia el cambio, es puesto en una situación tal de violencia silenciosa que decide optar por no moverse, generando así un estado de ansiedad y desequilibrio que acaban haciéndole complicado sólo por pura supervivencia. A través de miles de conflictos sin resolver satisfactoriamente se van generando una y otra vez más frustración. Así terminamos proyectando sobre nosotros o sobre los otros. Sobre nosotros enfermando. Sobre los otros, en aquellos que vemos más débiles o más fuertes que nosotros, marginándolos. Creando de esta manera una espiral de hábitos adversos a una fluida comunicación.
Ver esto requiere tiempo y esfuerzo, algo que con lo ajetreados que nos tienen parece un hito imposible. Cada uno debe escoger por si mismo: o vivir esclavo, o vivir en libertad. Salud o enfermedad, tanto para uno como para la sociedad.
A mi esta pequeña historia me ha ayudado en la mayoría de los casos. Todo depende del color del cristal con el que se mire. ¿Quién decía esto?
Muy cierto.
ResponderEliminarLa mejor de las guerras es una salvajada al lado del peor de los diálogos.
Gracias por tu visita y tus palabras.
Un saludo.
Lamentablemente las guerras siempre estarán al acecho mientras que el ser humano no comprenda el entendimiento y el raciocinio que se nos ha concedido...
ResponderEliminarBesitos...
tendremos guerras siempre que haya personas que se piensen que pueden estar por encima de los demas, mientras no empecemos por comprender que cada uno es libre de pensamiento y de actos nunca habra paz.
ResponderEliminarun besito
ybris: para llegar a esa conclusión se tiene que haber pasado por muchas...
ResponderEliminarGracias también a tí.
Un afectuoso saludo.
ayshane: según lo veo yo, es la capacidad de ponerse en el pellejo del otro. Una cuestión emocional más que racional.... Por supuesto parte del entendiminto.
Gracias. compartiremos... Besos...
xeixa:hoy se te olvido un poquito esa sonrisa que me encanta. Si, es verdad lo que dices, pero (ay, este siempre aparece) cuesta tiempo y esfuerzo comprender esto, y conseguir hacerselo entender a los demás. Por eso la autoestima es tan importante...
Un afectuoso abrazo.
Es cierto, nos hacemos complicados. "Bonita" historia. Un abrazo
ResponderEliminarUn abrazo ego, que bien tú por aquí. Gracias por la visita.
ResponderEliminarJooooo es que tengo mucha calor para reirme estoy tan pegajosa que no puedo ni pensar jejejejeje da gracias que e podido leerte y escribirte pero va te dare mil sonrisas :))))
ResponderEliminar:))))).... ademas mi autoestima esta un poco baja pero si estas triste sonrie porque llorar es demasiado facil no?? un beso
haideé, es un bonito relato que ojala todos llevaramos marcado en el corazón, lo que pasa es que la mayoria de las guerras surgen por lo que se piensa y se mantienen por lo que se tiene...cuando las guerras se dan en sitios potencialmente muy ricos en lo que sea, tardan poco los grandes en intervenir para que terminen pronto y estar los primeros en el disfrute de la riqueza...cuando se trata de paises infinitamente pobres...las guerras duran años años años...y parece que nadie interviene ni habla...
ResponderEliminar...a parte de las guerras, estan los conflictos de la vida cotidiana, esos se nos presentan más frecuentemente...cada uno es cada cual...cada quien tiene su visión de las cosas y es interesante no olvidarlo, para saber adoptar la postura más pertinente en cada caso...ya me enrollé...ufff...un abrazo...
¡Qué bien! xeixa, así me gusta que a pesar de todo salga el buen humor y miles de sonrisas... Remedio para la autoestima baja, leer chistes, muy, pero qué muy recomendable. La risa hace que se libere más serotonina, ya sabes la de la felicidad, así que a ello...
ResponderEliminarcomo a mi me gusta contar chistes he puesto un blog con un monton de ellos. Muchas gracias, muchos besos y muchas sonrisas.
mimundo: ¡hala! así me gusta que se explaye la gente. Tema candente la guerra, si, donde los haya...
Se dice que uno sólo no puede cambiar el mundo, si pero uno sumado a otros muchos hacen más que los que hacen las guerras, ¿no te parece? diariamente tomamos decisiones que nos parecen poco importantes, y no lo son. Cada decisión afecta al todo, pero básicamante a uno mismo. Esto es lo que me pareció más relevante señalar. Hasta donde puedo intento ser tolerante pero no caer en la permisividad, son polos opuestos de la capacidad de comprensión del otro... Pos si qué yo también le doy... estoy segura de que las dos sabemos distinguir bien para adoptar la postura pertinente en cada momento, como bien dices. Besos,besos, besos...
Gracias Haideé , ya sabes el porque, prefiero escribirtelo a tu correo luego, pero quiero que sepas que te lo agradezco mucho.
ResponderEliminarWilliam
¡Hola!william: no me habia percatado que habias dejado un comentario, siento el retraso en contestarte, aún así lo haré también por correo. Gracias a ti por leer y comprender :)
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo