Por un instante temí, por un instante dudé, por un instante escuché, y ahí terminó todo. Engaño de los sentidos, maya jugando de nuevo. Convencimientos ajenos, prendidos, cosidos a doble puntada tan perfectos que se hacen invisibles pero evidentes. Evidentes en la estridencia del pregonero, que convencido de su misión, alborota alegremente la consigna del que manda. Cuanto más se grita más se calla. Las almas secuestradas arrastran su desasosiego impertérritas ante el estallido de fulgor asombrado del viento que las despierta. Despertad, dormidas querencias, despertad al frescor del nuevo día impregnado de aroma fresco que inunda ese alma trémula ante la grandeza del infinito. Sed en vosotras mismas el todo. No os quedéis prendidas del instante que corrompe la vida. El Amor os llama.
viernes, 13 de junio de 2008
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algunos instantes son definitivos.
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