miércoles, 21 de abril de 2010

La flecha envenenada


Creada originalmente por Haideé Iglesias

En cierta ocasión se acercó un monje a Buda
y le dijo: "¿Sobreviven a la muerte las
almas de los justos?".

Como era propio de él, Buda no respondió.

Pero el monje insistía. Y todos los días
volvía a hacerle la misma pregunta; y un
día tras otro recibía el silencio como
respuesta. Hasta que no pudo soportarlo
y amenazó con abandonar el monasterio
si no le era respondida aquella pregunta
de vital importancia para él; porque
¿a santo de qué iba él a sacrificar todo
para vivir en el monasterio si las almas
de los justos no iban a sobrevivir?

Entonces Buda, compadecido, rompió su
silencio y le dijo: "Eres como un hombre
que fue alcanzado por una flecha envenenada
y al poco tiempo estaba agonizando. Sus
parientes se apresuraron a llevar a un
médico junto a él, pero el hombre se negó
a que le extrajera la flecha o se le
aplicara cualquier otro remedio mientras
no le dieran respuesta a tres importantes
preguntas: Primero, el hombre que le
disparó ¿era blanco o negro? Segundo,
¿era un hombre alto o bajo? Y tercero,
¿era un bracmán o un paria? Si no le
respondían a estas tres preguntas
el hombre se negaba a recibir todo
tipo de asistencia".

El monje se quedó en el monasterio.

Es mucho más placentero hablar del camino que recorrerlo; o discutir acerca de las propiedades de una medicina que tomarla.
Anthony de Mello

Y por la boca se nos va la fuerza...

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