viernes, 20 de junio de 2008

La playa, otra realidad

Estaba caminando por la orilla de la playa, con los pies en el agua absorta en el disfrute de esa acción; cómo iban y venían los olas; la fuerza que ejercía el agua si caminaba sacando los pies de ella o si los deslizaba a través de ella; si ora estaba más fría ora más caliente, el deleite del agua, tan relajante. No estaba sola, no. Esta saludable acción la realizaban otras muchas personas y como el día al fin había decidido mostrar su cara veraniega íbamos con traje de baño unos; con ropas ligeras otros; vestidos otros pero arremangados para no mojarse, en definitiva una amalgama de personas cada una disfrutando de estar en la playa. Y bien digo: disfrutar. Así de pronto me dio por pensar: yo no veo aquí que estas personas estén tan preocupadas por la imagen de su cuerpo. Entonces deje de mirar al agua y comencé a observar ese flujo de personas yendo y viniendo. Cada uno, si iba solo, y cada cual, si iban acompañados, estaban en el acto de caminar por la orilla de la playa, cuerpos altos, bajos; gordos, delgados; jóvenes, viejos; arrugados, turgentes; bien hechos, contrahechos; con todo, sin algo, y todos tan contentos y tranquilos disfrutando del sólo hecho de caminar por el agua en la orilla de la playa. Qué grata sorpresa ver que no importaba lo más mínimo el aspecto de nadie en particular. Todos estábamos en la playa, no había más. Tuve la sensación de que algo no encajaba, no en ese momento, sino en muchas de las cosas que nos dicen al respecto del culto al cuerpo, de la obsesión por adelgazar, las dietas, los complejos, todo, todo había desaparecido allí mismo en la orilla de la playa. Fui consciente del condicionamiento. Esa otra realidad que un sinfín de estudios estadísticos (socialización diría yo), más la publicidad, más los medios de comunicación se empeñan en hacernos ver como una verdad insoslayable casi (o no tan casi) como obligandonos a pensar que no existe más que lo que ellos dicen.
No existe la realidad. La realidad es la que lleva cada uno consigo mismo día tras día y a lo largo de su vida. Ni más ni menos. Lo demás son otras realidades que algunos nos quieren vender como ciertas, y si por supuesto que son ciertas en la medida que son inciertas también, pues son sólo una realidad más. Juntar muchas realidades da un conjunto de ellas no una realidad única. Por eso cuestiono y me cuestiono en muchas ocasiones, por saber que pretencioso resulta decir o vender que uno tiene la verdad de su lado. Yo soy yo en el mundo pero no el mundo.
En todo caso para mi la playa hoy ha sido un estupendo lugar para darme cuenta de que todos somos más libres de lo que se nos supone. Ello me hace ser aún más positiva si cabe.

5 comentarios:

  1. Me has tocado la fibra sensible.
    Mi realidad cada vez me hace menos daño.
    Un saludo

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  2. ¡Enhorabuena!
    Me gustaría encontrar otra palabra para cambiar la percepción de todo...

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  3. la realidad es que no existe mas realidad que la que cada uno quiere ver como bien dices yo soy mi mundo pero no el centro del de los demas. Nos condicionan desde que nacemos pero la cuestion es si tu te quieres dejar condicionar.
    Mañana voy yo a la playita a ver si se me pega la mitad del bienestar que has descrito tu.
    un beso

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  4. ...que observación más preciosa...es lógico que te haya reportado ese bienestar...me lo has comunicado a mi...y no solo porque me sobren unos cuantos kilos de más jajaja...un abrazo...

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  5. ¡Qué bien mimundo por aquí también!

    El alma es lo que cuenta, para mi, ella se expresa en todo.

    Un afectuoso saludo de bienvenida.

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