En disculpas me pierdo, para expresar lo que siento. El mundo va al revés, pero quiero pedir disculpas por no andar como él. Disculpas por querer un mundo mejor a fuerza de comprender. Disculpas por obligar a los otros a odiarme, o a sospecharme, o a despreciarme… pueden ser tantas cosas a las que los obligo… y también disculpas por hacerme querer, dando lo mejor de mi. Mas, otra vez disculpas, porque entonces se me puede considerar manipuladora. Y otra vez disculpas por no querer admitir que se me juzgue a la ligera. Disculpas por obligar a los otros a sentenciarme. Y de nuevo disculpas porque evidentemente con mi forma de ser, predispongo a los otros a replantearse su existencia, forma de vivir, sentir y decir. Soy culpable con lo que bien me merezco ser juzgada y sentenciada por aquellos a quienes hoy quiero pedir disculpas. Disculpas por tener que sentir que afloran mis lágrimas y no querer que esto sea así. Disculpas por no escribir de lo que escribe todo el mundo. Disculpas por amar a la humanidad y a todos los seres que habitan este humilde planeta. Disculpas por entender y no poder decir más. Disculpas por no querer ser de otro modo. Y como no, de nuevo disculpas por molestar a aquellos que quieren lo mejor para mí y luego escupen contra otros. Disculpas por llegarme su odio, aunque no venga contra mi, pues -y disculpas también por esto- yo soy el otro, el despreciado, el humillado, el asesino, el violador, la santa, el psicópata, el terrorista, la rana, la rata, el caballo, la lombriz... a todos estos también les pido disculpas por que no sé qué y cómo hacer para poder explicar a los otros que con tanto odio, venganza, desprecio, frustración… sólo alimentan más ignominia para todos y cada uno de nosotros. Disculpas por no hablar del hambre en el mundo, del cáncer, de los fallecidos, de los accidentes, de la pederastia, del maltrato físico, de la violación, del suicidio, de la crisis, de las guerras, de la ablación, del desamor, de la tristeza… (y deduciendo de estas dos últimas que si me dejo llevar por ellas soy más creativo y podré realizar mejores obras de arte, admirando como admiro a tantos y tantos que no hablan de otra cosa, erigiéndolos en dioses, en vez de ser uno mismo para si su mejor admirador y no por otra cosa que por ser el mismo, y no otro). Cómo no, otra vez disculpas por ser rara, pero al estar todos aferrados a tal convencimiento, como si de la verdad absoluta se tratara, admirando siempre a quienes hablan de lo negativo y el sufrimiento, sólo alimentamos una y otra vez el mismo espejismo, sin tan siquiera plantearse que puede ser incierto… ¿o es que nos gusta regodearnos en el sufrimiento porque eso es lo que nos han dicho que tiene que ser desde bien pequeñitos? Disculpas en un intento de no parecer muy dura y tratar a los demás como pueriles inmaduros. Disculpas por no encender la ira de la jauría humana para hacerme más importante y que me lean más, convirtiendo en mediático todo lo que digo y así ser famosa y llegar a todo el mundo. Disculpas por no lloriquear haciéndome la víctima o inventándome historias o diciendo palabras robadas e imitadas de otros que me adornen y así poder obtener toda la atención, esa que no soy capaz a conseguir siendo honesta, mostrándome tal cual soy, sin máscaras, en mi pura desnudez y otra vez disculpas, porque me estoy dejando llevar por mi dolor. Disculpas por estar equivocada y por ello no ser escuchada. En disculpas me pierdo por haber sufrido tanto, para nada. En disculpas me pierdo por ser envidiada y percibirlo antes, que aquel que lo siente en si mismo. Y otra vez las disculpas, pues no sé cómo hacer para que no se sienta por mí esa admiración equivocada. Y disculpas, en definitiva, por hacerme ver que yo aquí no pinto nada, pues ya todo el mundo lo sabe todo, de todo y, por eso mismo, en las sociedades que constituyen este mundo, todo va tan bien. De nuevo pido disculpas, ahora por expresarme tan abiertamente, haciendo pensar a los demás que yo sé más que muchos otros. En disculpas me desenvuelvo de nuevo, pidiéndoselas a los que me leen comprendiendo, por estar pidiendo disculpas. Disculpas de nuevo, por hablar con tanta seguridad nacida de la experiencia, pues puedo parecer y de hecho parezco dogmática y proselitista. Enredándome de nuevo en disculpas por haber tenido tal experiencia y no necesitar seguidores ni adeptos, a pesar de ello.
Disculpas por no poder estar con cada uno de aquellos que se quejan o protestan, en la habitación de un hotel (por ejemplo, puede ser aún más drástico) encerrada –sin teléfono, sin televisión, sin poder salir y con los menos alimento posibles- durante al menos cuarenta y ocho horas para así tener que entendernos por imperiosa necesidad. Y tendré que pedir disculpas de nuevo pues se me acusará de dictadora, extremista o vete tú a saber…
Atomos somos… en un espejo reflejados, reflejo a su vez de otros átomos, y a su vez el mismo espejo átomos y de nuevo átomos… pido perdón por sentirme diferente y apartada ya que yo no soy sino átomos, por lo tanto igual a todos y todo. Así nos sentimos todos los seres de este planeta, solos e incomprendidos y sin nadie que nos pueda ayudar, ¿será esto una condición humana? ¿Un espejismo que nos refleja a nosotros mismos y nos da miedo? ¿Una soledad que no es tal? Si somos un todo atómico, ¿dónde está esa soledad? Pero he de pedir de nuevo perdón, pues aún a pesar de ser un compendio de átomos intentando comunicar que todos somos el Todo, no parece que me sepa explicar, ya que los demás se sienten presos de una soledad en la que me quieren encerrar, pero que no existe; presos de un mundo que no existe; presos de todo cuanto existe. Por mucho que queramos ser diferentes, siempre acabamos siendo tanto y menos que todo y todos.
Ahora no pido disculpas, pues me hablo a mi misma: La única que me puede ayudar soy yo misma, no me pido disculpas, pues sé que si yo no me doy amor, nunca podré recibirlo. Y con odio camuflado -y la indiferencia es parte del odio- pretenderán cambiar el mundo sin obtener resultados. Parece ser que la ecuanimidad es cosa de Dios y, así vivimos, en medio de una paradoja, que es: hay que hacer algo, movilicémonos todos; pero antes no aprendimos a sacar de dentro de nosotros mismos el odio, que cosido puntada a puntada nos hace creer que los acertados somos nosotros y no los otros, aquellos a quienes juzgamos y tan alegremente sentenciamos, como si nosotros no fuéramos parte del universo, como si no fuéramos parte de Dios y de esos mismos contra los que de algún modo luchamos, como si nosotros fuéramos inocentes en todo, sin macula y perfectos, y esta es la paradoja: siempre poniendo fuera de nosotros lo que está dentro de nosotros, puesto que somos lo que pensamos; todo es lo que pensamos, por eso mejor ir a favor, no en contra. Mejor entonces hagamos un Todo lleno de Amor. Nos sentiremos mucho mejor, y disculpas de nuevo, porque claro, ahora seré etiquetada de ilusa, utópica… pero todos queremos ser amados, más no se de dónde va a salir un Amor que no tengamos muchos dentro de nosotros… la desconfianza no es Amor… si cada vez que vaticino una desgracia, acierto, también puedo vaticinar la mejoría de toda la sociedad, porque voy a acertar. Pues insisto -anteponiendo las disculpas (y no son cuento, otros lo llamaran retórica, ¡hay que ver!)- somos aquello que pensamos y el universo es un espejo. “No hagas a los demás aquello que no quieras que los demás te hagan a ti” Pero esto no vale como excusa pues, si soy bondadoso solo con unos, ya no estoy cumpliendo lo que digo, sino lo que pienso y lo que pienso queda reflejado en cada uno de mis actos, tanto de los que expreso como de los que no. Ya digo: átomos, pero me toca envolverme de nuevo en las disculpas, pues parece que quiera enseñar a los demás algo, y esta muy lejos de mi intención ser maestra. Otra vez disculpas, pues, hasta en esto me estoy equivocando.
Pero en disculpas me pierdo de nuevo, pues me gustaría no sentir lo que siento, que es dolor. Es aún dolor, no compasión. En mi corazón aún anidan temores, temores que me llevan a juzgar a otros y por ello, hacerles daño, pues no son otra cosa que yo misma. Dolor que me lleva a querer proteger a esos otros del odio de estos unos, haciéndoles a su vez daño, ya que en mi afán por ayudar, lo único que consigo es hacer más daño a aquellos que quiero proteger, proyectando mi miedo en ese espejo llamado universo. Mi pensamiento es la espada que atrae hacia el que quiero proteger, aquello de lo que pretendo protegerlo. Cada pensamiento es un cincel que deja grabado todo lo que pienso y siento en todo lo que soy, en cada una de mis células y en todo lo que me rodea, absolutamente en todo. Y disculpas de nuevo por ser tan reiterativa.
Si quiero paz, yo seré paz. Si quiero curar, yo seré medicina. Si quiero que el ser confundido comprenda, yo seré confusión, así sentirá que le comprendo. Si quiero que un niño inocente este a salvo, yo seré ángel de la guarda, pensando que nada malo le va a ocurrir y atrayendo hacia él bondad y amor, así como para aquel que quiera hacer daño a otros, yo podré ser dañino, entonces entenderé al ponerme en su lugar por qué lo quiere hacer y pondré en el la semilla de la comprensión, comprendiéndolo a mi vez, no haciéndole sentirse aislado y mezquino por sus fallos, actitudes o comportamientos al no ser iguales a los de la mayoría, algo que le reforzará más aún en su comportamiento dañino –bien para él mismo, bien para los otros-, pues se está vengando del dolor que siente dentro de si mismo, al ver el desprecio en las miradas que recibe. Y hasta del más ruin y vil, pues la compasión verá más allá y podrá comprender En definitiva: Amor. Si, por eso pido disculpas, pues aún no he llegado a ese estado en que ni un solo ser quede fuera de mi amor por mí. Volviendo a las disculpas para no caer en el narcisismo, enemigo mortal del Amor Universal.
Cuando dos personas están sujetando una cuerda, si las dos tiran cada una hacia si misma, la cuerda se tensará y si es débil romperá, no produciéndose ningún cambio. Si uno de ellos cede toda la fuerza se desplazará hacia el otro. Es tan sencillo como esto. Pero de nuevo en las disculpas me veo, pues no logro que no se sienta ofendido por haberle sorprendido, dándole toda responsabilidad sobre si mismo, produciéndose entonces un cambio que le asusta.
En disculpas estoy para poder comprender que: El Amor Siempre Gana, aún a pesar de estar anegada en lágrimas…
Disculpas por no poder estar con cada uno de aquellos que se quejan o protestan, en la habitación de un hotel (por ejemplo, puede ser aún más drástico) encerrada –sin teléfono, sin televisión, sin poder salir y con los menos alimento posibles- durante al menos cuarenta y ocho horas para así tener que entendernos por imperiosa necesidad. Y tendré que pedir disculpas de nuevo pues se me acusará de dictadora, extremista o vete tú a saber…
Atomos somos… en un espejo reflejados, reflejo a su vez de otros átomos, y a su vez el mismo espejo átomos y de nuevo átomos… pido perdón por sentirme diferente y apartada ya que yo no soy sino átomos, por lo tanto igual a todos y todo. Así nos sentimos todos los seres de este planeta, solos e incomprendidos y sin nadie que nos pueda ayudar, ¿será esto una condición humana? ¿Un espejismo que nos refleja a nosotros mismos y nos da miedo? ¿Una soledad que no es tal? Si somos un todo atómico, ¿dónde está esa soledad? Pero he de pedir de nuevo perdón, pues aún a pesar de ser un compendio de átomos intentando comunicar que todos somos el Todo, no parece que me sepa explicar, ya que los demás se sienten presos de una soledad en la que me quieren encerrar, pero que no existe; presos de un mundo que no existe; presos de todo cuanto existe. Por mucho que queramos ser diferentes, siempre acabamos siendo tanto y menos que todo y todos.
Ahora no pido disculpas, pues me hablo a mi misma: La única que me puede ayudar soy yo misma, no me pido disculpas, pues sé que si yo no me doy amor, nunca podré recibirlo. Y con odio camuflado -y la indiferencia es parte del odio- pretenderán cambiar el mundo sin obtener resultados. Parece ser que la ecuanimidad es cosa de Dios y, así vivimos, en medio de una paradoja, que es: hay que hacer algo, movilicémonos todos; pero antes no aprendimos a sacar de dentro de nosotros mismos el odio, que cosido puntada a puntada nos hace creer que los acertados somos nosotros y no los otros, aquellos a quienes juzgamos y tan alegremente sentenciamos, como si nosotros no fuéramos parte del universo, como si no fuéramos parte de Dios y de esos mismos contra los que de algún modo luchamos, como si nosotros fuéramos inocentes en todo, sin macula y perfectos, y esta es la paradoja: siempre poniendo fuera de nosotros lo que está dentro de nosotros, puesto que somos lo que pensamos; todo es lo que pensamos, por eso mejor ir a favor, no en contra. Mejor entonces hagamos un Todo lleno de Amor. Nos sentiremos mucho mejor, y disculpas de nuevo, porque claro, ahora seré etiquetada de ilusa, utópica… pero todos queremos ser amados, más no se de dónde va a salir un Amor que no tengamos muchos dentro de nosotros… la desconfianza no es Amor… si cada vez que vaticino una desgracia, acierto, también puedo vaticinar la mejoría de toda la sociedad, porque voy a acertar. Pues insisto -anteponiendo las disculpas (y no son cuento, otros lo llamaran retórica, ¡hay que ver!)- somos aquello que pensamos y el universo es un espejo. “No hagas a los demás aquello que no quieras que los demás te hagan a ti” Pero esto no vale como excusa pues, si soy bondadoso solo con unos, ya no estoy cumpliendo lo que digo, sino lo que pienso y lo que pienso queda reflejado en cada uno de mis actos, tanto de los que expreso como de los que no. Ya digo: átomos, pero me toca envolverme de nuevo en las disculpas, pues parece que quiera enseñar a los demás algo, y esta muy lejos de mi intención ser maestra. Otra vez disculpas, pues, hasta en esto me estoy equivocando.
Pero en disculpas me pierdo de nuevo, pues me gustaría no sentir lo que siento, que es dolor. Es aún dolor, no compasión. En mi corazón aún anidan temores, temores que me llevan a juzgar a otros y por ello, hacerles daño, pues no son otra cosa que yo misma. Dolor que me lleva a querer proteger a esos otros del odio de estos unos, haciéndoles a su vez daño, ya que en mi afán por ayudar, lo único que consigo es hacer más daño a aquellos que quiero proteger, proyectando mi miedo en ese espejo llamado universo. Mi pensamiento es la espada que atrae hacia el que quiero proteger, aquello de lo que pretendo protegerlo. Cada pensamiento es un cincel que deja grabado todo lo que pienso y siento en todo lo que soy, en cada una de mis células y en todo lo que me rodea, absolutamente en todo. Y disculpas de nuevo por ser tan reiterativa.
Si quiero paz, yo seré paz. Si quiero curar, yo seré medicina. Si quiero que el ser confundido comprenda, yo seré confusión, así sentirá que le comprendo. Si quiero que un niño inocente este a salvo, yo seré ángel de la guarda, pensando que nada malo le va a ocurrir y atrayendo hacia él bondad y amor, así como para aquel que quiera hacer daño a otros, yo podré ser dañino, entonces entenderé al ponerme en su lugar por qué lo quiere hacer y pondré en el la semilla de la comprensión, comprendiéndolo a mi vez, no haciéndole sentirse aislado y mezquino por sus fallos, actitudes o comportamientos al no ser iguales a los de la mayoría, algo que le reforzará más aún en su comportamiento dañino –bien para él mismo, bien para los otros-, pues se está vengando del dolor que siente dentro de si mismo, al ver el desprecio en las miradas que recibe. Y hasta del más ruin y vil, pues la compasión verá más allá y podrá comprender En definitiva: Amor. Si, por eso pido disculpas, pues aún no he llegado a ese estado en que ni un solo ser quede fuera de mi amor por mí. Volviendo a las disculpas para no caer en el narcisismo, enemigo mortal del Amor Universal.
Cuando dos personas están sujetando una cuerda, si las dos tiran cada una hacia si misma, la cuerda se tensará y si es débil romperá, no produciéndose ningún cambio. Si uno de ellos cede toda la fuerza se desplazará hacia el otro. Es tan sencillo como esto. Pero de nuevo en las disculpas me veo, pues no logro que no se sienta ofendido por haberle sorprendido, dándole toda responsabilidad sobre si mismo, produciéndose entonces un cambio que le asusta.
En disculpas estoy para poder comprender que: El Amor Siempre Gana, aún a pesar de estar anegada en lágrimas…
Hola Haideé. ¿Y si las cosas no son tan complicadas?. Tanta búsqueda, tanta investigación, tanto querer saber o comprender lo que hay detrás.....
ResponderEliminarEs mas fácil, como estas?, como te sientes? necesitas apoyo?, puedes contar conmigo......
El silencio nos habla, recuerdas?________ _____ ___ ___ __ _ _ _
Un abrazo.
Vaya, "disculpa" ufff mira que me cuesta leer comentarios largos... pues disculpas yo también.
ResponderEliminarNo hay culpa, yo pienso que no hay culpa, son elecciones, experimentación mas acertada o menos. Cambien yo creo que nadie debe juzgar a nadie,pero lo bello es que cada ser actuá de un modo. Pienso que tu expresas lo que sientes, porque es tu verdad, es tu momento, y si así lo sientes es natural que lo hagas, los demás, los otros pueden leer o no. Todos tenemos sabiduría que no es lo mismo que conocimiento, Todo depende mucho del concepto que tenga cada uno de quien es y quien quiere ser. No importa lo que digan los demás yo se quien soy y quien quiero ser. Nunca podremos saber la verdad final hasta que no lleguemos a ella. El pensamiento es creación, así lo siento. Bueno creo que todo se resume en amor, y que todos formamos parte de la misma fuente.
Besos y amor
je
Comparto el mensaje de Chencho. Si necesitas apoyo, sabes que puedes contar conmigo, Haideé.
ResponderEliminarUn beso.
Lo habitual es que las miradas tengan otras perspectivas... Y el alma más posos... Preceptos y resentimientos se impregnan fácil. Todavía más si cuando el bien común es tan difícil de conjugar, sobretodo desde nuestra propia individualidad.
ResponderEliminarQuerida Haidée;
ResponderEliminarseré muy simple dentro de mi complejidad emocional,pero creo que nuestro principal deber como individuos es eliminar la angustia.
Si no fuera así, yo no podría ejercer ni como persona con el derecho y el deber de ser feliz y tampoco sería una buena madre.
No estoy diciendo que lo sea, sólo que lo intento;
en tu texto, que he leído entero y con gran atención , veo mucha inteligencia y sensibilidad pero una dosis demasiado grande de angustia.
Nadie puede cargar con una cruz demasiado pesada.
Te mando un beso enorme , y no pidas más disculpas.
Soy Reyes , que no pude acceder con mi cuenta.
¡Hola!chencho: en ocasiones es bueno preguntar lo que no se comprende, ¿recuerdas?
ResponderEliminarEl cielo está empredrado de buenas intenciones. No es lo mismo querer ayudar que saber ayudar, me repito de nuevo.
¿Te has preguntado si tú puedes estar dentro de aquellos que son egoistas y no lo saben? Yo si, por eso he escrito esto.El camino de la evolución es doloroso, para llegar al Amor primero se ha de deshacer uno de muchas confusiones y convencimientos internos. Pero cada uno ha de hacerlo a su manera, y con la herramienta que le sea propicia. Algo que ya te he dicho,me parece recordar. Se libre de hacer lo que quieras, pero dejame a mi estar en mi momento, por favor.
Cariños
¡Hola!sedemiusque:bonita, la emaptia y la compasión conllevan este tipo de momentos, y si no es lo mismo sabiduria que conociemiento, así como no se puede conocer el Amor si antes no has conocido lo contrario. Hasta que los opuestos se encuentren. No hay confusión, sólo hay dolor, que aún aflora y puede que aflore de nuevo hasta que no quede nada más que Amor. Las palabras son faciles, entender es dificil, y sobre todo para algunos.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo
¡Hola!cornelius:vanas palabras...mejor mirar hacia adentro...
ResponderEliminarCariños
¡Hola!gabi: tanto desprecio acumulamos dentro que ya hasta nos desperciamos a nosotros mismos y no nos hacemos conscientes de ello, por eso escupimos veneno hacia el otro, el diferente, el chivo expiatorio... de la individuación a lo social, ya que nos da tanto miedo lo religioso, miremos hacia la fisolofía o la psicología, encontrar que uno puede mejorar es un grandisimo paso. Deja, dejemos ya de envenar el ambiente, por el bien de todo y todos.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Hola!reyes: no es eliminar, así no se consigue nada, es comprende porque está. Nunca en contra,sino a favor.
ResponderEliminarEs bueno que pongas el mejor de tus deseos siempre en lo que haces, así se genera mucha más positividad y bienestar en ti y en los que están en tu entorno, además de a todo lo demás.
En cuanto a vivir así con ese peso, te digo que si se puede, ahora que ya pasó en su mayoría te lo puedo decir. Cuando lo vivia no, pero así a tenido que ser, para ver más allá, para aprender y puede que para poder ayudar a otros si ellos quieren ser ayudados.
No hay nada malo en pedir disculpas si sabes porque lo haces y ello no te lleva a lastimarte. No es este el caso, soy totalmente consciente de todo ello, aunque llore, o aunque duela, es parte del proceso de curación y liberación. A mi me ha tocado vivirlo así :)
Gracias por lo de inteligente y sensible, jejeje, muy amable, ahora me ha salido mi sentido del humor, este ya vuelve a acompañarme desde hace unos pocos años, y es una bendición.Gracias de nuevo :))
Un fuerte abrazo
La provocación como una forma didáctica de hacer ver al otro cosas que tiene ocultas o simplemente no ve, me puede parecer loable hasta cierto punto. Lo que no veo tan claro es que halla que infligir dolor para aprender. Cierto es que del dolor se aprende pero no considero ético usar el dolor para enseñar el camino. Entre otras cosas porque el que crea que tenga la verdad se creerá en el derecho de dañar por razones humanitarias. No creo que sea correcto, otras formas, quizás menos directas pueden ser más efectivas.
ResponderEliminarPides disculpas por que nos obligas a odiarte, a sospecharte, o a despreciarte… Pero lo haces como que si los demás te tengamos que pedir perdón. ¿Quién provoca a quién? ¿Que está pasando aquí?
Entiendo que en tu proceso de realización personal pasas por malos momentos, respeto tu momento, pero entiende que yo también tengo mi momento y que cuando no entiendo, pregunto, y cuando veo a alguién expresándose libremente con ese dolor profundo, me sale intentar ayudar, desde mi Atalaya, que puede que este más baja que otras pero es la mía.
Siento que tienes un gran corazón pero no entiendo porque me provocas para sospecharte.....
Yo también te pido disculpas porque queriendo aportar también meto la pata.
Un abrazo.
OK. Tomo nota. Muchas gracias.
ResponderEliminar¡Hola! chencho: Interpretamos según nuestras percepciónes del mundo. Dime ¿por qué te sientes provocado?
ResponderEliminarNo estoy en un proceso de evolución, aunque toda la vida se sigue aprendiendo gracias a Dios, estoy curando de una atroz experiencia que fue la que me hizo evolucionar, aprender y saber (fenomenología), y por ello soy un ser transparente al que le llegan todas las vibraciones de todo. Vamos que percibo el mundo amplificado, y durante mucho tiempo he sufrido lo indecible, hasta que aprendí como protegerme, que es mediante la compasión. Por eso aún duele porque hay dolor en mi y ello me provoca estos momentos. Es en algún momento puntual que me viene el aluvión encima, y lo expulso fuera, no estaba pidiendo ayuda. Si así fuera la pediría directamente, mi nivel de asertividad es alto.
He escrito esto porque yo me he visto a mi misma también egoísta y lo digo cuando hablo de que el dolor me hace juzgar a los otros aún, por eso pido disculpas. No estaba hablando de ti, a ti te pregunto si has hecho el mismo ejercicio, y lo hago por cómo te has expresado.
No es que se inflija dolor, es que duele cuando uno descubre donde están sus conflictos, no es algo premeditado. La meditación es un medio mediante el cual salen a relucir todos los nudos irresueltos, por eso siempre se recomienda hacerla con alguien que sepa, alguien que de verdad sepa, por su propia experiencia, que sepa que acontece y pueda ayudar entonces al otro. Y hacer meditación y/o cualquier otra práctica para evolucionar, sobre todo a nivel espiritual puede conducir al narcisismo o a la locura, algo que también parecen desconocer muchos. Algo, que he visto constantemente en los últimos años en los que deambulé por muchos lugares, hasta que comprendí que hay mucho gurú suelto, que sólo perjudican porque están llenos de ego y narcisismo, y por ello ciegos, y buscan seguidores y adeptos, algo que como digo yo no quiero. Espero que esto conteste a tu pregunta, yo sé mi verdad, pero es la mía, no la impongo aunque en ocasiones al hablar así lo parezca, algo que suelo aclarar en el momento de escribirlo.
Esta reacción por tú parte tiene su porqué pero has de ser tú el que la descubra, aunque tú mismo ya eres consciente de algo.
De nuevo una pregunta ¿por qué crees que yo estoy obligándote a que me pidas perdón?
No me sentí comprendida por ti, por eso te dije que en ocasiones es bueno preguntar. Y la verdad, me gustaría saber el porqué de esta tu reacción posterior, tanto como la anterior, que aunque algo me has dicho, no llego a comprenderlo del todo. Si lo consideras oportuno o te apetece hacerlo, por mi parte te lo agradecería, aunque también respetaría tu silencio.
De nuevo cariños
¡Hola!cornelivs: gracias a ti por tu rápida respuesta.
ResponderEliminarUn cordial saludo
hola Haideé: he aprendido algo con esta pequeña discusión que hemos tenido y es que, a veces, sigo juzgando sin conciencia.
ResponderEliminarYo también pido disculpas.
Un saludo.
¡Hola!chencho: El Amor Siempre Gana. El Amor Siempre Gana. El Amor Siempre Gana...
ResponderEliminarLa paciencia es nuestro mejor maestro :)
¡Un fuerte abrazo!
No pidas tantas disculpas. Solo siente y deja que sientan.
ResponderEliminarEl agua del río corre y en cada momento es distinta... pero río. Y algún día, todas las aguas serán mar para recomenzar el ciclo.
Un beso
_______
_______
¡Hola!algial: eso es lo que está expresado aquí, mi sentir y el aquellos a los que pido disculpas, es bueno hacerlo, libera del dolor y te hace tomar contacto contigo mismo, y con aquello que aún está por cerrar o liberar, y si, fluyo, yo soy la corriente :)
ResponderEliminarDe este día en que escribí esto a hoy hay todo un oceano de diferencia...
Un abrazo