La mayoría de nosotros accederíamos a reconocer que hacer un cambio en la vida para mejor –así como la ayuda al prójimo- es parte de la razón de nuestra presencia en el Tierra. Sin el potencial para aprender, evolucionar y hacer el bien, la vida sería algo bastante inamovible. Conocer tu Contrato Sagrado te permite entender cómo los acontecimientos y encuentros en apariencia aleatorios –ya sean para bien o para mal-, en realidad forman parte de un guión vital que te da numerosas oportunidades de transformación espiritual.
Una falsa creencia muy extendida sobre la transformación espiritual es que ésta se inicia a partir de un trauma o tragedia de algún tipo: una enfermedad grave, la pérdida de un ser querido o una catástrofe económica o personal. A la mayoría nos resulta difícil creer que un cambio de dirección vital importante pueda estar motivado por el simple contenido de un libro o por una conversación sostenida con los amigos a la hora del almuerzo. Pero, tal como aprendí hablando con Sharon, una periodista cuya especialización eran las noticias de gran carga emocional, los cambios vitales pueden ocurrir por los acontecimientos en apariencia más casuales.
“Los periodistas somos cínicos por naturaleza –me comentó-. Hay que serlo si no quieres que te afecten demasiado las historias que te cuenta la gente. Cuando empecé a trabajar, mi ambición era escribir historias de gran interés humano. Pero las que más me gustaban eran las relacionadas con los dramas y la política. Pues bien, un día me enviaron a cubrir una noticia de un agente de policía que se había ofrecido voluntario para hablar en las escuelas de los barrios marginales sobre los peligros de las armas y las drogas. Mi primera impresión fue que le habían asignado una misión de relaciones públicas financiada por el Departamento de Policía local para salir en el periódico. Me reuní con él una mañana y fuimos a tres escuelas. Su sinceridad y su verdadero interés por los niños me puso nerviosa, porque me di cuenta de que me estaba enamorando de él. Al mediodía, lo que menos me importaba era la historia. Sólo quería saber si estaba casado.
En algún momento durante la entrevista con Hill, Sharon le preguntó que opinaba su mujer sobre el trabajo como voluntario. “Cuando me dijo que no estaba casado, me costó mucho sostener la grabadora sin temblar –dijo Sharon-. Me aterrorizaba exteriorizar mis sentimientos, así que le pregunté sobre sus motivaciones. Entonces me dijo que se sentía en la obligación de ayudar a los niños para que tuvieran la oportunidad de disfrutar una vida positiva y productiva”.
Cuando Sharon le preguntó a Bill si los motivos que le impulsaban a realizar aquella labor eran espirituales, él eludió la pregunta. “Supongo que puede pensarse que lo hago por esa razón, pero no veo por qué -contestó-. Me interesa más saber por qué una persona que invierte cinco horas a la semana en un trabajo voluntario resulta tan “extraordinaria” y “única” que incluso merece ser la protagonista de una noticia. Eso indica lo raro que nos parece que alguien dedique de forma voluntaria una parte de su vida a los demás”.
Sharon decidió escribir su artículo desde ese punto de vista e indagó sobre el tema tal como lo había expuesto Hill. Su historia generó una respuesta tan entusiasta por parte del público lector que, un programa de debate de la televisión local primero, y diversos programas de radio más tarde, la llamaron, junto con Hill, para participar en ellos.
Poco después empezamos a celebrar foros de debate abiertos al público sobre qué impulsa a la gente a ayudar al prójimo –comentó Sharon-. Esa respuesta tan abrumadora de los lectores cambió mi visión sobre la misión como periodista. Decidí que quería especializarme en las historias sobre las personas que forman lo que yo llamo la “minoría sagrada”. Entrevisto a personas que entregan su tiempo y a personas que tienen motivos para creer que el hecho de dar o ayudar a los demás no puede cambiar su vida. No admitiría jamás ante mis compañeros que concibo lo que hago en la actualidad como una misión espiritual, pero así es. Informo sobre cómo se relacionan los espíritus de los seres humanos entre sí y sobre su poder para provocar el cambio.
Expresado en términos de lenguaje simbólico: Sharon reconoció que todo su trabajo y todas las personas que conocía representaban el contrato de su vida. Ese contrato también afectaba a Hill, ya que su encuentro “casual” dio como fruto un matrimonio con dos hijos.
Del libro “El Contrato Sagrado” de Caroline Myss.
Como se puede apreciar en este texto, la incertidumbre se puede presentar en cualquier situación, lo importante es saber verlo y actuar en consecuencia ante aquello que te hace sentir que es el momento, oportunidades habrá muchas –hasta que comprendas-, dependerá de la evolución de la persona y de lo que necesita aprender para cumplir su contrato. Mas también está el poder de elegir: el libre albedrío.
También Víctor E. Frankl habla del sentido último del ser humano –pero desde la perspectiva del sufrimiento- en su libro: “El hombre en busca de sentido”
Una falsa creencia muy extendida sobre la transformación espiritual es que ésta se inicia a partir de un trauma o tragedia de algún tipo: una enfermedad grave, la pérdida de un ser querido o una catástrofe económica o personal. A la mayoría nos resulta difícil creer que un cambio de dirección vital importante pueda estar motivado por el simple contenido de un libro o por una conversación sostenida con los amigos a la hora del almuerzo. Pero, tal como aprendí hablando con Sharon, una periodista cuya especialización eran las noticias de gran carga emocional, los cambios vitales pueden ocurrir por los acontecimientos en apariencia más casuales.
“Los periodistas somos cínicos por naturaleza –me comentó-. Hay que serlo si no quieres que te afecten demasiado las historias que te cuenta la gente. Cuando empecé a trabajar, mi ambición era escribir historias de gran interés humano. Pero las que más me gustaban eran las relacionadas con los dramas y la política. Pues bien, un día me enviaron a cubrir una noticia de un agente de policía que se había ofrecido voluntario para hablar en las escuelas de los barrios marginales sobre los peligros de las armas y las drogas. Mi primera impresión fue que le habían asignado una misión de relaciones públicas financiada por el Departamento de Policía local para salir en el periódico. Me reuní con él una mañana y fuimos a tres escuelas. Su sinceridad y su verdadero interés por los niños me puso nerviosa, porque me di cuenta de que me estaba enamorando de él. Al mediodía, lo que menos me importaba era la historia. Sólo quería saber si estaba casado.
En algún momento durante la entrevista con Hill, Sharon le preguntó que opinaba su mujer sobre el trabajo como voluntario. “Cuando me dijo que no estaba casado, me costó mucho sostener la grabadora sin temblar –dijo Sharon-. Me aterrorizaba exteriorizar mis sentimientos, así que le pregunté sobre sus motivaciones. Entonces me dijo que se sentía en la obligación de ayudar a los niños para que tuvieran la oportunidad de disfrutar una vida positiva y productiva”.
Cuando Sharon le preguntó a Bill si los motivos que le impulsaban a realizar aquella labor eran espirituales, él eludió la pregunta. “Supongo que puede pensarse que lo hago por esa razón, pero no veo por qué -contestó-. Me interesa más saber por qué una persona que invierte cinco horas a la semana en un trabajo voluntario resulta tan “extraordinaria” y “única” que incluso merece ser la protagonista de una noticia. Eso indica lo raro que nos parece que alguien dedique de forma voluntaria una parte de su vida a los demás”.
Sharon decidió escribir su artículo desde ese punto de vista e indagó sobre el tema tal como lo había expuesto Hill. Su historia generó una respuesta tan entusiasta por parte del público lector que, un programa de debate de la televisión local primero, y diversos programas de radio más tarde, la llamaron, junto con Hill, para participar en ellos.
Poco después empezamos a celebrar foros de debate abiertos al público sobre qué impulsa a la gente a ayudar al prójimo –comentó Sharon-. Esa respuesta tan abrumadora de los lectores cambió mi visión sobre la misión como periodista. Decidí que quería especializarme en las historias sobre las personas que forman lo que yo llamo la “minoría sagrada”. Entrevisto a personas que entregan su tiempo y a personas que tienen motivos para creer que el hecho de dar o ayudar a los demás no puede cambiar su vida. No admitiría jamás ante mis compañeros que concibo lo que hago en la actualidad como una misión espiritual, pero así es. Informo sobre cómo se relacionan los espíritus de los seres humanos entre sí y sobre su poder para provocar el cambio.
Expresado en términos de lenguaje simbólico: Sharon reconoció que todo su trabajo y todas las personas que conocía representaban el contrato de su vida. Ese contrato también afectaba a Hill, ya que su encuentro “casual” dio como fruto un matrimonio con dos hijos.
Del libro “El Contrato Sagrado” de Caroline Myss.
Como se puede apreciar en este texto, la incertidumbre se puede presentar en cualquier situación, lo importante es saber verlo y actuar en consecuencia ante aquello que te hace sentir que es el momento, oportunidades habrá muchas –hasta que comprendas-, dependerá de la evolución de la persona y de lo que necesita aprender para cumplir su contrato. Mas también está el poder de elegir: el libre albedrío.
También Víctor E. Frankl habla del sentido último del ser humano –pero desde la perspectiva del sufrimiento- en su libro: “El hombre en busca de sentido”
Muy interesante.
ResponderEliminarQuién entrega su vida, o parte de ella, a los demás, no suele saber de razones, ni creo que le preocupen. Tal vez sea un impulso vital inevitable
Abrazos
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Estos cambio (o giros) suelen responder a ese principio de accion-reacción ante esas grandes incidencias que marcan nuestra vida. Si, es evidente que ‘esas acciones’ no deberían ser solo reacciones, si no síntomas de evolución, de ‘darse cuenta de algo’... Ser consciente de ello es la ‘rutina’ que a veces no encontramos...
ResponderEliminarUn abrazo.
Basta que tu entorno mas cercano se beneficie de esa benevolencia ,sean dos personas o sean tres ,para que el mundo se mueva.
ResponderEliminarPero ¿dónde quedan los sacrificios y los favores?¿ dónde la gratitud?
¿Cuándo los convertimos en egoísmo?
Mucho cariño para tí
¡Hola!algial: es un impulso vital...
ResponderEliminarUn abrazo :)
¡Hola!gabi: entonces habrá que buscar con más empeño, merece la pena. Por uno mismo y por todos, que al final es lo verdaderamente importante.
ResponderEliminarUn abrazo :)
¡Hola!deva:si estamos en negatividad, sólo aparecerá negatividad, por mucho que digamos palabras que aparentan lo contrario, es algo que tiene que nacer desde dentro, desde lo más profundo que tiene cada ser humano, es así como se moverá el mundo, no con sucedaneos: "el cielo está empedrado de buenas intenciones", dicen,y pienso que dicen correctamente.
ResponderEliminarCariños :)
Deje el periodismo despues de 15 años, aunque a lo mejor no lo he dejado del todo, no me sentí cínico
ResponderEliminarsaludos brujos
¡Hola!santiago: cada ser humano es único, lo que para uno es valido, para otro no lo es. Supongo que esta persona habla así por lo que conoce y por lo que siente en si misma. Yo conocí a una chica, estudiante de periodismo, que tal y como iba, era más cinismo que otra cosa, y era jovencita. Después de comentarme un sueño e interpretarselo, y también de una experiencia para ella muy trascendental después de eso, cambió completamente su vida. No es una cuestión de juzgar, sino de comprender cada uno lo que ha venido a hacer aquí. Me alegraría saber que lo retomas si sientes que es lo que debes hacer, si realmente te vas a comprometer y sentirte lleno y pleno en ello... estarías cumpliendo tu contrato sagrado... pero has de verlo y sentirlo tú así...
ResponderEliminarUn abrazo brujo :)