viernes, 23 de septiembre de 2011

El narcisismo ¿qué es? (X y último) Luces. Pistas y alternativas para romper el espejo


"Doble trabajo el de Narciso: disolver su ego y el apego de su ego, o al revés. De todas maneras doble tarea"

M. Luque


El trastorno narcisista ha sido interpretado de diversas maneras. Unos lo presentan como un mecanismo de defensa, que refleja la inseguridad que el sujeto tiene. Al mismo tiempo, desde otra perspectiva se plantea como una vuelta o bien una fijación a etapas inmaduras en el desarrollo humano.

Por tanto, antes de comenzar a describir lo que hay que potenciar como alternativa al modo de vida narcisista, es conveniente describir dos premisas sobre lo que debe entenderse por persona madura:


a) La persona madura es la que es capaz de disponer de todos sus recursos personales, de toda su energía vital, y es capaz de usar ese potencial personal del modo que le hace más libre.


b) La madurez es un proceso, no una meta, que pasa por la sucesiva integración de experiencias. Un proceso de encuentros y experiencias en los que el sujeto aprende a ser persona integrando la realidad. Nadie puede decir que ha llegado al culmen de la madurez, todos somos "fincas manifiestamente mejorables" y por tanto, estamos en vías de actualización de nuestras potencialidades hasta el mismo día de nuestra confrontación plena con el Otro.


¿Qué habría que potenciar? La respuesta sería muy fácil: desarrollar una buena autoestima. Sin embargo, ¿en qué consiste la autoestima? Exponemos a continuación las características de un quererse a sí mismo sanamente, o lo que es lo mismo, una sana autoestima.


1. La aceptación gozosa de uno mismo


"Conozco una sola definición de la felicidad: ser un buen amigo de sí mismo"

P. Solignac)


Se suele acusar a la cultura cristiana, aunque más bien habría que decir a una mala interpretación del mensaje cristiano, como la responsable de una mentalidad que anula al sujeto. A lo largo de los siglos se ha mantenido la idea de que amar a los demás era una virtud y amarse a sí mismo un vicio. Para E. Fromm (1966) tal punto de vista se remonta a los comienzos del pensamiento occidental, siendo Calvino y Freud dos buenos representantes de dicha postura. Calvino calificará de "peste" el amor a ´si mismo y Freud planteará el quererse a sí mismo como narcisismo y, por tanto, será una vuelta a etapas tempranas del desarrollo.

Por ser fieles a esta idea, no es extraño que muchos se hayan lanzado compulsivamente a amar a otros olvidándose de sí mismos. Nos comentaba un paciente que su madre se murió en el momento en que no "pudo servir a nadie". Es decir, de tal manera había configurado su vida desviviéndose por los demás, que cuando no tuvo a nadie directamente que servir, no tenía sentido su existencia ya que no era capaz de gozar siendo servida. A lo largo de las sesiones, él cayó en la cuenta de que estaba repitiendo el mismo esquema: participaba en todas las organizaciones sociales existentes y por crear; se desvivía por los otros, y sin embargo, ¿por qué no estaba bien? Ya la edad no le permitía el activismo atroz que había mantenido anteriormente, por tanto, ya carecía de sentido su vida, si no podía realizar diversas actividades.

Habría que preguntarse si muchos de esos activismos se realizan como servicio al prójimo, o como huida de sí mismo. Actualmente en la investigación psicológica se describe una nueva patología o trastorno, se ha acuñado el término workaholic para describir la realidad de aquellos sujetos "adictos al trabajo". Tales sujetos de tal manera se sienten dependientes de su actividad que son incapaces de dejar de trabajar y poder vivir momentos de ocio. El trabajo se convierte en una droga que les ayuda a no pararse. Con ello, entre otras evasiones, evitan el encuentro consigo mismo, ya que temen las consecuencias de dicho encuentro. ¿Qué hacer cuando no tienen nada que hacer?

En definitiva, nadie puede dar lo que no tiene y difícilmente podrá dar amor aquel que no lo conoce o experimenta hacia si mismo. No está lejos de esta idea el mensaje evangélico que afirma: "ama al prójimo como a tí mismo". Fromm (1966) insistirá en esta idea, al expresar que, quien sólo puede amar a otro es, sencillamente, incapaz de amar.

Aceptarse es aprender a responsabilizarse de lo que uno es, desde su verdad. Hemos descrito al narcisismo como aquello persona que presenta una imagen distorsionada, "infla su imagen", porque necesita parecer y que se le reconozca de una manera especial. Al mismo tiempo, el individuo narcisista no sólo siente excesivo amor por sí mismo sino que ese amor suele ser bastante pobre y a menudo autodegradante, es decir, no se trata a sí mismo mejor de lo que trata a las demás personas con las que tiene relaciones. Su convicción de que carece de autenticidad, su escepticismo frente a la posibilidad de que de una honesta autoimagen puede surgir algo bueno o valioso, etc., son maneras muy pobres de amarse.

¿Cuáles serían las características de una buena aceptación? La persona con una sana aceptación propia:


a) Se conoce sin máscaras con sus miserias y sus grandezas.


"Es imposible la salud psicológica a no ser que lo esencial de la persona sea fundamentalmente aceptado, amado y respetado por otros y por ella misma".

A. Maslow


Aquel, que se conoce sin máscaras, presenta una aceptación gozosa de sí, ya que , de lo contrario, el infierno no son los otros, sino uno mismo. De los años vividos compartiendo experiencias con alcohólicos, hemos podido ver cómo muchas personas han pasado de tutear a la muerte, a volver a recuperar la ilusión por la vida. Sin embargo,. tal cambio sólo es posible a través de un reconocimiento de la propia realidad y de una aceptación de la misma.: "Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, por lo que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables".

Sólo desde la aceptación propia sin autoengaños, se puede pasar por la experiencia que manifiestan muchos alcohólicos, de "tocar fondo", sin quedarse atrapados en ella. Sólo desde la sinceridad personal se puede asumir, por ejemplo, el paso diez de los "Alcohólicos Anónimos", que consiste en realizar un intervalo personal, sin vivirlo como culpa y castigo. En consecuencia, sólo el que es capaz de aceptarse, será capaz de amar y aceptar a otro.


b) Vive el "darse cuenta".


"El loco dice: "Yo soy Abraham Lincoln, y el neurótico: me gustaría ser Abraham Lincoln, y la persona sana: "Yo soy yo y tú eres tú"

F. Perls


El enfoque psicológico denominado Psicología Gestalt hace de este concepto, traducción del término inglés awareness, el centro de su teoría. Darse cuenta es ser "consciente de su propia realidad. El objetivo es que el sujeto aprenda a "enfocar el darse cuenta", y descubra lo que él es y no lo que el debería ser, o lo que podría haber sido. A su vez, tome conciencia de lo que fue y evite caer únicamente en el ideal de lo que pueda llegar a ser. Así, aprenderá a confiar en sí mismo y obtendrá un desarrollo óptimo de su personalidad.


Desmenucemos tal objetivo:


"Ser consciente" no es lo mismo que ser "conciente". El que racionalmente conozcamos algo no quiere decir que auténticamente lo hayamos asimilado. De hecho vivimos una separación radical entre mente y cuerpo. Normalmente funcionamos con un esquema :; por un lado va lo racional (pensamientos, ideas, proyectos teóricos, etc.) por otro lado lo vivencial (sentimientos, afectos, etc.).

Sin embargo, el hombre es una unidad psicosomática. Si nos duele una pierna, es normal que nos sintamos mal y estemos tristes y molestos. A su vez, si tenemos problemas laborales o familiares podemos desarrollar un buen insomnio o tener alteraciones gastrointestinales. Por ello, ser "consciente" es integrar cuerpo y mente. Hay que intentar no quedarse sólo en lo racional. La idea moviliza el sentimiento y éste a su vez, transforma el pensamiento. De lo contrario "se sabe" pero no se "conoce" auténticamente. A veces, se suele experimentar el "darse cuenta" cuando uno tiene que volver a recuperar la movilidad de un miembro tras un accidente. Cuando alguien comienza una rehabilitación, por ejemplo una pierna que ha estado inmovilizada algún tiempo, tras su accidente de circulación, se hace "consciente" del proceso neurofisiológico del caminar. Normalmente se camina sin sentir los propios pies, sin embargo, al tener que recuperar la movilidad nos hacemos "conscientes" de aquello que anteriormente realizábamos sin ser "conscientes" de ello.


(Texto extraído del libro "¿Qué es el narcisismo?" Autor José Luis Trechera)

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